- Esta última semana no hemos salido más... - Katherine se quejó.
- Me gusta estar en su apartamento contigo.
- ¿En el apartamento? - Le preguntó con ironía y sonriendo. Piero se rascó la frente y se echó a reír. - ¡Casi sólo utilizamos dos habitaciones! Si no estamos en mi habitación estamos en...
- ¡Shh! - Puso el dedo en su boca. - No hace falta que me digas, yo estaba allí ¿recuerdas?
- Cómo podría olvidar.
- Y dejas de quejarte, porque ya pasa de dos horas que estamos caminando por la calle. No sé cómo te gusta ver tantas vitrinas de ropas.
- Yo no vivo en Nueva York para nada, Piero. Si no me gustase vivir aquí yo estaría en otro lugar.
- Pero... - se detuvo frente a ella y la abrazó. - Me alegro de que vivas aquí. Aunque vivas lejos de mí. - Ella se echó a reír. - Y me alegro de haberte conocido.
- Así que dé las gracias a su padre por haberme contratado.
Ella le dio un suave beso en los labios y sonrió.
- ¿Qué piensas de ir a cenar a mi casa hoy? – Piero preguntó.
- Te cansarás de mí.
- ¿Por qué dices eso? ¡Por supuesto que no!
- Quédate conmigo de lunes a viernes, los fines de semana, en la empresa. Pronto te aburrirás.
- ¿Te aburres de mí?
- No.
- Así que, yo tampoco. Si no quisiese quedarme contigo no me quedaría. – Ella hizo una mueca pensativa. - Y mi hermana me está haciendo la vida un infierno toda la mañana para invitarte.
- ¡Lo sabía! ¡He dicho! - Ella se echó a reír.
- ¡Pero también quiero que te vayas!
- ¡Mentiroso!
- No te miento.
- No sé si creo. - Se cruzó de brazos y se fingió de seria.
- Bueno, deberías creer.
- Dame una razón para creer en ti.
- Porque estoy completamente y locamente enamorado de ti.
Katherine abrió los ojos y su rostro había sorpresa. No que ella no lo supiera, pero escuchar de su boca era siempre diferente. ¿Entonces él sentía lo mismo? Ella saltó sobre él, lo abrazó y luego lo besó.
- ¡Maldita sea, si yo supiera que ibas a lanzarte así en mí tendría dicho eso en su apartamento!
- ¡No lo estropees, Piero!
- ¡Estoy bromeando!
- Lo sé... - murmuró.
- ¿Así que aceptas mi invitación?
- Está bien, ¡acepto!
Más tarde los dos llegaron a la casa de los Barone, ellos salieron del coche, Piero fue hasta Katherine y le hizo subir en su espalda y la llevó a la casa mientras se reían.
La soltó y le tomó la mano, se miraron y sonrieron, pronto fueron entrando en la sala de estar. Cuando llegaron vieron Adele, Teresa y William, los tres completamente serios.
- ¿Qué pasó? ¿Por qué están todos tan serios? - Piero preguntó preocupado.
- Piero... - Adele comenzó a hablar.
- Buenas noches... - Sophie apareció. - ¡Estaba esperando por vosotros!
**********
Estamos llegando al final de la 1ª temporada y muchas cosas están por venir