Mi salvación.

By SagaMBlackfeather

8.6K 817 268

Dakota Pierce es un exsoldado al servicio del gobierno de los Estados Unidos, cuando termina su servicio mili... More

CAPÍTULO UNO.
CAPÍTULO DOS.
CAPÍTULO TRES.
CAPÍTULO CUATRO.
CAPÍTULO CINCO.
CAPÍTULO SEIS.
CAPÍTULO SIETE.
CAPÍTULO OCHO.
CAPÍTULO NUEVE.
CAPÍTULO DIEZ.
CAPÍTULO ONCE.
CAPÍTULO DOCE.
CAPÍTULO TRECE
CAPÍTULO CATORCE.
CAPÍTULO QUINCE.
CAPÍTULO DIECISÉIS.
CAPÍTULO DIECISIETE.
CAPÍTULO DIECIOCHO.
CAPÍTULO DIECINUEVE.
CAPÍTULO VEINTE.
CAPÍTULO VEINTIDÓS.
CAPÍTULO VEINTITRÉS.
CAPÍTULO VEINTICUATRO.
CAPÍTULO VEINTICINCO.
CAPÍTULO VEINTISÉIS
AVISO
CAPÍTULO VEINTISIETE
CAPÍTULO VEINTIOCHO
CAPÍTULO VEINTINUEVE
CAPÍTULO TREINTA
CAPÍTULO TREINTA Y UNO.
CAPÍTULO TREINTA Y DOS
CAPÍTULO TREINTA Y TRES
CAPÍTULO TREINTA Y CUATRO.
CAPÍTULO TREINTA Y CINCO.
CAPÍTULO TREINTA Y SEIS
CAPÍTULO TREINTA Y SIETE.
CAPÍTULO TREINTA Y OCHO.
CAPÍTULO TREINTA Y NUEVE
CAPÍTULO CUARENTA.
CAPÍTULO CUARENTA Y UNO.
CAPÍTULO CUARENTA Y DOS
CAPÍTULO CUARENTA Y TRES
CAPÍTULO CUARENTA Y CUATRO
CAPÍTULO CUARENTA Y CINCO.

CAPÍTULO VEINTIUNO.

244 18 21
By SagaMBlackfeather

No podía evitar sentirse de esa manera. Lo que sucedió horas antes con Dakota lo tenía en un estado entre el "Besé a mi príncipe azul" y el "Fue un sueño nada más". Sentía como si todo a su alrededor estuviera bien luego de aquello, incluso su cuerpo se sentía raro; jamás había entendido eso de las mariposas en el estómago, ahora lo hacía y creía que no había sensación más incómodamente linda que esa. En pocas palabras sentía que estaba en las nubes, dentro de un paraíso con nombre y con los ojos azules más hermosos que había visto jamás.

Dakota lo había mandado a la habitación que compartían, se acomodó en su cama individual observando al techo, sus brazos descansaban sobre su pecho. La blancura de la pared, sin saber porqué, lo hizo recordar aquel momento, a medida que los segundos pasaban y la imagen era tan clara, sonreía como un idiota, ¡Dakota y él se habían besado! Observó en dirección a la puerta para corroborar que nadie estaba a punto de entrar, cuando supo que estaba completamente solo, pataleó, se sentía tan emocionado que la alegría le desbordaba por cada poro.

Minutos más tarde, el enfermero quien iba cada ciertas horas a revisarlo, entró a la habitación con la caja que usualmente llevaba, lo observó durante unos minutos y se sentó en la esquina de la cama.

— ¿Se puede saber por qué tanta felicidad?

— ¿Ah? —cuestionó, sentiría mucha vergüenza si el chico lo había visto minutos antes.

Andrew lo miró como si estuviera loco y no dijo nada más. Las vendas sucias fueron retiradas y unas limpias fueron puestas. El enfermero le reprochó el que no había hecho los ejercicios que le había indicado desde un inicio y es que él no se sentía seguro. Algo en su interior le decía que si hacía o hablaba de algo relacionado a su dedo, esto sería muy doloroso y él no quería eso. Sonrió, el único momento en el que había podido cargar con ese temor había sido cuando Dakota le había ayudado.

— Deberías darme la receta para sonreír tanto —murmuró Andrew.

— No hay una receta, sólo quiero sonreír.

— Ajá, la receta "Dakota" es una muy buena, mucho —lo miró moviendo las cejas un par de veces.

— ¿Qué? No —negó, aunque por dentro sabía que tenía razón—. Ah... Dakota me dijo que todos se conocieron en la guerra...

El hombre asintió, se recostó de lado sobre la cama de Dakota y lo observó, su cabeza sobre la palma de su mano.

— ¿Ustedes siguieron siendo amigos luego de eso?

— Uhnm... somos amigos pero más que eso, somos sobrevivientes —negó, sonriendo sin gracia—. Creo que luego de salir de la guerra nos unió un sentimiento que no puedo describir, quizás la culpa...

— ¿Por qué culpa? —cuestionó, cruzando sus piernas sobre la cama y colocando un cojín entre el hueco de estas.

— Por vivir —dijo, su mirada directamente sobre la suya—. Sobrevivir luego de estar en una guerra te deja con culpa, durante ese tiempo todos vieron cosas que no queremos recordar y que ciertamente hasta el día de hoy nos atormentan, a eso me refiero...

— ¿O sea que se hicieron amigos porque sienten que algo los une por lo que vivieron?

— Es así... además creo que nos entendemos, estamos todos locos —rió—. Pero tú no quieres preguntar acerca de todos nosotros sino de Dakota, ¿Cierto?

Asintió.

— Siéndote sincero y no hablo sólo por mí, veo a Dakota como un hermano mayor, un héroe... durante el tiempo que estuvimos en ese infierno, era él quien se desvivía por protegernos, él y James son nuestros salvadores —rió.

— ¿Por eso James se quedó con Esteban?

Cuestionó, si el enfermero le hubiera dicho eso semanas atrás cuando Dakota lo había amenazado de muerte, él simplemente no le hubiera creído, pero ahora que había tratado un poco más al hombre se daba cuenta del buen corazón que tenía.

— Por eso y porque el hombre está enamorado de él, eso todo el mundo lo sabe.

— ¿Entonces ambos son pareja?

— No, están en un trío amoroso.

— ¿A qué te refieres?

— James ama a Esteban, pero Esteban quiere a alguien más, así de triste.

— Ya veo —asintió un par de veces sintiéndose mal por James—. ¿Y Dakota?

— Dakota seguramente estuvo en tríos pero no amorosos...

Lo miró, una imagen no muy grata se formó en su mente y, por muy idiota que era, se sintió incómodo de imaginar a Dakota con alguien más, aunque eso fuera en su pasado.

— Me refería a que si Dakota no ha estado con alguien más.

— Bien, ahí tienes que ser claro, con alguien más como pareja o con alguien más en otro sentido...

— Pareja...

— Ah, recuerdo a alguien, pero fue hace algún tiempo ya.

— Entiendo... y, ¿Él generalmente trabaja así?

— ¿Así cómo? ¿Cómo mercenario? Sí, así como actualmente no... de hecho es la primera vez que interferimos en algo suyo, generalmente sólo nos vemos cada cierto tiempo pero no teníamos nada qué hacer...

— ¿Nada qué hacer? ¿Y arriesgan su vida sólo porque están aburridos?

— No, arriesgamos la vida porque Dakota nos necesita aquí.

— ¿Están hablando de mí? —cuestionó Dakota asomándose por la puerta de la habitación.

— No, de otro Dakota —el enfermero rodó los ojos.

Dakota sonrió, se acercó a la cama y se sentó detrás de Andrew quien seguía recostado.

— Espero que no estén hablando mal de ese Dakota, se molestaría mucho de ser así...

— Oh no, nada qué ver, guapo.

El enfermero lanzó un guiño a Dakota, este sonrió y dejó un golpe suave sobre las caderas ajenas. Andrew rió por lo bajo. Él los observaba divertirse y se sentía sorprendido, en ese poco tiempo de conocer a Dakota, no lo había visto siendo "juguetón" con nadie. Le alegraba, quizás eso decía que comenzaba a sentirse en confianza a su alrededor y eso le encantaba.

Minutos más tarde y luego de más bromas y risas, Andrew dejó la habitación. Dakota lo observó desde la cama durante pocos segundos para luego recostarse en donde minutos antes había estado Andrew, el hombre palmeó la cama indicándole que se acercara.

Se puso de pie sintiéndose nervioso, ellos no habían hablado desde el momento que compartieron en aquel callejón y tenía miedo de que comenzara a actuar como si no hubiera pasado nada. Siendo rápido corrió hasta el apagador de la luz, de esa forma sería más cómodo hablar, sin tener que mirar a Dakota a los ojos. Acto seguido se sentó en la cama, observándolo desde su lugar.

Dakota se veía bien, tan varonil como siempre, su mandíbula era fuerte y la sombra de barba lo hacía lucir guapo y le daba cierto toque aterrador que no sabía la causa pero le gustaba, sus brazos descansaban sobre su abdomen y ni tardo ni perezoso le dio una buena mirada con detenimiento, contando con que la poca luz lo mantendría en secreto.

Sus brazos eran gruesos, los músculos resaltaban perfectamente haciendo que la ropa incluso se viera apretada. Había notado muchas veces antes los innumerables tatuajes en el cuerpo del hombre, por lo menos en lugares visibles y una inmensa necesidad de contarlos todos y cada uno surgió en él. Esta necesidad le producía un cosquilleo en los dedos por la necesidad de delinear cada uno, de observar atentamente mientras escuchaba la historia detrás de aquellas obras de arte. Ante dichos pensamientos comenzó a sentirse ligeramente incómodo, podía sentir cómo su miembro se llenaba de vida y lo único que atinó fue a cruzar sus piernas, no deseaba que Dakota se diera cuenta y lo tachara de pervertido.

— Hola.

Habló el hombre después de lo que pareció un siglo, aquella simple palabra le sacó una enorme sonrisa que seguramente no sería vista, como su erección.

— Hola —respondió, su voz baja, ronca por los minutos en los que no habló.

Escuchó la suave risa del hombre vibrando en su pecho, todo su cuerpo tembló con anticipación ante ello, su ego aumentó al saber que con un simple saludo podía causar algo tan hermoso como la risa del soldado.

— Creo que las pláticas con la luz apagada son... un poco...

— Lo siento —interrumpió—. Es que...

— Te da pena —afirmó.

— ¿Qué? No, para nada, sólo lo vi hace tiempo en una novela, decía que si una pareja charla con la luz apagada, la plática se torna interesante al imaginar la forma en la que tu pareja reacciona ante lo que dices.

— Aja... ¿En qué novela viste eso?

— En... —se aclaró la garganta—. No recuerdo su nombre pero...

Volvió a escuchar la suave risa y tal como había inventado, imaginó el rostro de Dakota siendo iluminado por una sonrisa, sus dientes blancos, ese par de hoyuelos o la forma en la que sus ojos brillaban con alegría. Entonces, mientras imaginaba aquello tan bello y su erección aún se apretaba incómodamente contra el cierre de sus pantalones, Dakota encendió la pequeña lámpara de la mesita entre ambas camas. Se sintió aturdido, vio un par de manchas azules, amarillas y blancas y luego enfocó el rostro ajeno, sus ojos no reflejaban la alegría que esperaba sino algo más, algo más intenso, tan intenso que ni siquiera entendía qué era pero la forma en que lo miraba hacía más incómoda su creciente erección.

Se mantuvo quieto, esperando el momento en que las facciones ajenas se distorsionaran en unas de incomodidad por lo que le pasaba. Pero esto nunca sucedió, a medida que pasaban los segundos sin hablar, la mirada de Dakota se hacía más pesada.

— Me intrigas, Dante —escuchó el susurro, su voz ronca.

— ¿Por qué? —cuestionó, no sintiéndose seguro de qué decir.

— No lo sé...

Admitió, su brazo derecho se acomodó sobre la almohada y con un movimiento suave de cabeza le pidió que entrara en ellos. Lo hizo, sintiendo la necesidad creciendo en él. Se movió con mucho cuidado de no rozarse con el hombre, no quería que pensara mal de él, no quería que siquiera cambiara la forma en la que lo miraba.

Se acomodó entre el hueco que formaba su brazo y su costado, su pecho subía y bajaba pues jamás había estado tan cercano a un hombre, no de esa forma; descansó su brazo aún con la venda entre su pecho, resguardándolo sin darse cuenta y con su mano libre comenzó a jugar con los cordones de la sudadera de Dakota.

Permanecieron así por un tiempo, podía escuchar la respiración pausada del hombre y en ese momento sintió que nada le traería más paz que eso, la simple acción de mantenerse cerca de la persona que revolucionaba su interior. Pero también pensó en lo que segundos antes le había dicho, el sentimiento era mutuo, Dante quería saber todo sobre él sin ser omitido algún detalle y al mismo tiempo quería decirle todo sobre su vida, era algo que no entendía pero ahí estaba.

— Cuéntame más sobre ti —dijo sin pensar. Se mantuvo en silencio, esperando a que Dakota comenzara a hablar o en su defecto, que no dijera nada.

— ¿Qué quieres que te cuente? —dijo luego de unos segundos.

— Lo que desees contarme...

Sabía de primera instancia que era bastante difícil abrirse con personas que uno no conocía. Muchas veces el contar cosas sobre su pasado era desnudarse frente a otra persona, él quería que Dakota se desnudara para él.

En todos los malditos sentidos.

— No me siento listo para contar mucho, si te soy sincero —comenzó—. Pero puedo contarte sobre mis amigos... no sé.

— ¿Cómo fue que conociste a mi padre? —cuestionó, llevando el tema a otra dirección, estaba claro que Dakota no quería ser cuestionado sobre su pasado y no iba a obligarlo a eso.

— A Abraham lo conocí cuando aún era soldado, de hecho antes de ir a la guerra.

— ¿Eras soldado de los que usan esos uniformes verdes y sombreritos extraños?

El pecho ajeno vibró nuevamente por la risa, amaba escucharlo, aunque en ese momento se tornó incómodo pues el movimiento en el cuerpo ajeno causaba temblores en el suyo.

— Lo era, usaba uniformes verdes y... sombrerito... —repitió.

— Sigue, sigue —murmuró, sus dedos aún jugaban con el cordón de la sudadera.

— Abraham era buscado, y fui el encargado de dirigir aquella "misión" —formó comillas con su mano libre, mientras observaba al techo—. No sé si siempre has vivido con él pero en ese entonces tenía una propiedad en Texas, un rancho. Durante días estuve tras de él y fue gracias a un adicto que pude dar con su asqueroso trasero.

Sintió una suave risa formándose, Dakota había dicho tal cual lo que siempre había querido decir a su padre. No se sentía muy orgulloso de lo que el hombre hacía, pero aún así le tenía miedo.

— Mi equipo capturó a muchos de sus hombres pero fui yo quien lo persiguió cuando intentó escapar.

— ¿Entonces fuiste tú quien lo llevó a la cárcel?

— Sí, yo mismo lo entregué.

El cuerpo de Dakota giró hasta ponerse de lado y frente a frente con él, sus cejas subían y bajaban con orgullo.

— Por eso el hombre me odia.

— Realmente no sabía sobre eso... pero... ¿Por qué te buscó a ti?

— Porque quise que me encontrara.

— ¿A qué te refieres?

— Mi equipo y yo nos dedicábamos a eso, a buscar. El hombre que trabaja para tu padre lo sabía, así que cuando Álvaro te tomó y ellos no podían encontrarte, recurrieron a mí, independientemente de que Abraham prefería llevarme a su casa para obtener mi cabeza.

Asintió, todavía no quedándole claro.

— ¿A qué te refieres con que pudieron encontrarte?

El hombre lo miró pensativo por unos segundos, su ceño ligeramente fruncido pero aún así habló.

— Mis servicios no son muy baratos, Dante. Arriesgo mi vida cada vez que acepto trabajar para alguien, pero mi precio va más allá que el de cualquiera, por ello no soy tan fácil de encontrar, sólo dejé que lo hicieran porque tenía asuntos con Álvaro.

— ¿Asuntos?

— Preferiría no hablar de eso —negó.

— Está bien, suficientes preguntas, tampoco deseo hablar sobre mi padre.

Sonrió, ahora que la mirada de Dakota estaba fija en él comenzaba a sentirse nervioso.

— ¿Qué tipo de música escuchas? —cuestionó el mayor.

— Me gusta el pop, música que pueda poner de fondo para bailar.

— ¿Te gusta bailar? ¿Las fiestas?

— Bailar sí, las fiestas... prefiero bailar solo —respondió, sintiendo que la conversación fluía más de esa forma.

— Me gustaría ver eso alguna vez...

— ¿Quieres que baile para ti?

Jesucristo, qué había dicho.

— Conmigo y para mí, si estás bien con eso.

Como quieras, cuándo quieras y dónde quieras, sí, sí y doblemente sí.

— Algún día me animaré, algún día —por más que en su interior se moría por gritar que sí, el hecho de imaginar aquello lo hacía sentir... apenado—. ¿A ti qué tipo de música te agrada?

La grande mano se dirigió a él para acomodar sus cabellos, sintió un ligero rubor tiñendo sus mejillas, su erección aún latiendo debajo de sus pantalones a pesar de que no había tocado ningún tema de "ese" índole, rogaba al cielo que no lo notara.

— El rock, me encanta el rock —murmuró mientras sus dedos rozaban la concha de su oreja.

— Oh, ya veo —asintió múltiples veces mientras cerraba los ojos, disfrutando de la caricia.

— Sensible —escuchó.

— No, yo no... —Mientras el pulgar ajeno acariciaba la concha de su oreja, sus dedos acariciaban detrás de esta, era muy bueno el que hubiera cerrado los ojos o de lo contrario Dakota se daría cuenta de que estaba haciendo bizcos.

— Quiero besarte —sintió el calor del aliento ajeno sobre su nariz—. Quiero besarte nuevamente, como hace unas horas.

Asintió, se sentía en el cielo por las caricias y además, ¿Quién era él para negarle algo a una persona?

— Sí, un beso —susurró sin poner demasiada atención a sus palabras—. Uno, dos tres, mil, millones —balbuceo, las caricias no se detenían—. Muchos, muchos besos.

Sintió la suave y ronca risa estallar contra sus labios. Tan cálido, tan... suave.

Separó sus labios sin saber cómo reaccionar, entendía la fórmula de cómo se hacía; mover los labios y disfrutar, pero Dakota parecía haberla estudiado y estudiado y luego repasarla una y otra vez porque aquel beso era perfecto. Fue un beso corto y lento pero cargado de todo lo que Dakota le quería decir o eso había entendido. Sus dedos aún acariciaban suavemente detrás de su oreja y al sentirse un inexperto en los besos, simplemente se dejó llevar. Mientras lentamente los gruesos labios de Dakota se separaron de los suyos, él trató de seguirlo pues aunque no sabía, quería más y más de ellos.

— Te doy una medalla a...

Pero antes de terminar con su frase fue callado por otro beso, uno más rápido, un tanto primitivo y que amenazaba con provocarle un infarto por la forma en la que su corazón latía. Sintió que sus dientes chocaban un par de veces contra los de Dakota pero el hombre no se detuvo, lo besó con disfrute, como esos besos que sólo podías ver en una película no porno pero más reservada porque podía llegar a considerarse para mayores de edad. Se separó nuevamente y gruñó, pero cuando creyó que no lo besaría más, los labios ajenos se aferraron a su inferior y succionaron, provocando en él un audible suspiro. Una cálida y suave lengua trazó el labio que anteriormente había succionado y, sin previo aviso pero siendo completamente bienvenido, esta se adentró entre sus labios. Para ese momento no supo qué hacer; un beso francés, ¿Un beso francés? Él había leído sobre ellos, caray, incluso había visto muchos en su vida, ¿Pero sentirlo, hacerlo? Si al día siguiente lo encontraban derretido en la cama sería por culpa del apuesto y caliente soldado.

Separó los labios diciéndose a sí mismo que no había mejor manera de aprender que intentar. La lengua ajena provocaba a la suya con suaves golpes, la mano de Dakota ya no se movía sobre su oreja, esta ahora lo sostenía por el cuello, acercándolo más.

— Urhnm —gruñó, abriendo los ojos y topándose con la mejor imagen que alguna vez pudo haber visto, ¿Un bosque, montañas cubiertas de la más hermosa vegetación, praderas? ¡No! Ese beso.

Como si lo hubiera presentido, Dakota abrió los ojos también y sin detener el suave golpeteo de su lengua, lo miró directamente a sus ojos, su mirada era muy potente y tan cargada de lo que momentos antes no había podido descifrar pero ahora su lengua golpeando la suya, su beso, le decía. Aquella mirada le hacía entender que estaba bien fuera lo que fuese que hiciera y, sin perder tiempo movió la suya un par de veces, comenzando con un baile que poco a poco lo dejaba sin aliento.

Pero el beso no sólo amenazaba con hacer colapsar sus sentidos, su cuerpo también había reaccionado y la erección pulsante en sus pantalones comenzaba a doler. Él jamás había estado con un hombre pero vaya que lo quería y en ese momento no sólo lo quería, lo exigía casi como su siguiente respiración.

Sin estar consciente de eso, su cuerpo se acercó a Dakota tanto como pudo y entonces pudo sentir las afiladas caderas ajenas moviéndose lentamente, como si quisiera torturarlo.

Mientras comenzaba a volverse loco por el huracán de sensaciones que lo hacían sentir nervioso, incómodo y como jamás se había sentido, recordó los días anteriores a su secuestro y aquella canción que no había podido olvidar.

Like a virgin, touched for the very first time...

Su beso se hizo gradualmente más lento hasta que lo único que el mayor hacía era dejar cortos besos sobre sus labios.

Esa canción, oh, élbailaría esa canción para Dakota.    

***

¡Hola! Lo sé, ¿Qué horas son estas de publicar? Pero creo que como todos, me ocupé con las fiestas y... en fin.

Mientras editaba el capítulo pensé "Es corto" y quizás lo es pero... es el inicio de algo grande, de algo mejor, de... ustedes saben. Así que esperen por el siguiente porque tengo la ligera sospecha de que se pondrá mejor, si saben a lo que me refiero, claro. (¿)

¡Mi salvación obtuvo un premio!

Al principio me sentía con miedo de si quiera inscribir la historia en el concurso, recién comenzaba así que me sentía insegura, al ser "Mi Salvación" la primera novela propia en ser publicada, sentía tanta inseguridad como no se imaginan. Días después de publicarla, sentí unas ganas tremendas de eliminarla, hoy me arrepiento de eso, a su 1K y con votos y comentarios, debo decir que me siento muy feliz con ella porque hay personas que leen, quizás logro sacarles una sonrisa, los hago fantasear con alguna pareja o los hago querer seguir leyendo más sobre mis locas y preciadas ideas. Dios, sí, estoy muy orgullosa y agradezco a quienes dedican unos minutos de su vida a leer mi novela. Publico porque quiero compartir y con una sola persona que me lea me doy por bien servida, pero son más así que agradezco infinitamente el apoyo, GRACIAS, no saben cuán feliz me hacen.

El concurso fue "Premios You Make Up" en donde "Mi Salvación" obtuvo un tercer lugar.

En base a la evaluación y puntajes, me he propuesto mejorar lo que pueda de ella, he tenido comentarios muy buenos donde señalan posibles cosas que se puedan mejorar, los agradezco y me comprometo a actualizar capítulos interesantes, mejorar y hacer que "Mi Salvación" sea más disfrutable. Ya sé, ya sé, sueno como político en campaña, pero les aseguro que yo sí cumpliré, para esta y las demás novelas que pronto compartiré. :)

Y YA, LA EMOCIÓN ME GANA.

¡Muchas, muchas gracias! Jamás me cansaré de decirlo, un hermoso 24 de diciembre. Mis bebés Dante y Dakota les agradecen su apoyo.

Además, como de seguro ya se dieron cuenta, cambié de portada. ♥

Y aprovecho para desearles un muy feliz año nuevo 2017, espero que tengan mucho éxito y sobre todo que sean muy felices, siempre, en cada momento no olviden sonreír.

Gracias por leer yespero que el capítulo sea de su agrado, si les saqué una sonrisa y les gustóel capítulo no se olviden de dejar un voto, a ustedes no les cuesta nada y a míme sirve mucho. Nuevamente, gracias.

Continue Reading

You'll Also Like

15.4K 1.1K 30
Si tenemos suerte aveces en la vida tenemos un amor de oro y un amor de plata, el amor de oro es esa persona a la que vas a amar toda la vida, así se...
46.3M 3.2M 58
YA EN FÍSICO. La irresistible tentación está ahí: para los dos. En medio de todo el desastre, tuvimos que encontrarnos. Lo intentaría, pero no podría...
759K 83.8K 87
Meredith desde que tiene uso de razón, conoce la existencia de Darek Steiner, aunque ha estipulado una regla bien marcada en su vida: NO ACERCARSE A...