Cuando intenté pararme para poder agradecerles correctamente el dolor me atravesó con considerable fuerza, solté un grito ahogado y caí de rodillas de vuelta al suelo.
Mis muchachos me miraron y rápidamente me levantaron entre todos formando una camilla de brazos y manos.
-Llévenselo, nosotros atenderemos a sus heridos-.
Reconocí de inmediato la voz de Logan y aunque quise protestar ante su orden, mis guerreros le obedecieron y me llevaron a mi casa con cuidado de no moverme para evitar que el hueso roto perforara alguno de mis órganos.
Pude alcanzar a ver como otros 20 lobos salían de los alrededores y cada uno se aceraba a una persona tirada y empezaba a atenderla, abrí los ojos desmesuradamente cuando los vi haciendo cortes profundos en su cuerpo y acercarse a donde se encontraban las heridas de mis chicos.
Antes de que pueda entender lo que acabo de ver llegamos a mi casa y a juzgar por las miradas que me dirigían las personas que se encontraban ahí supe que mi aspecto debía ser peor que lo debía.
Me llevaron a mi habitación donde me dejaron todo lo delicadamente que un grupo de guerreros sabía.
Ósea, casi ninguna, por lo que las maldiciones que salían de mis labios eran dirigidas principalmente a él chupasangre que me había roto la costilla.
-Salgan-.
Ordeno una voz decidida y autoritaria, que solo podía pertenecerle a Rae, mis sospechas fueron confirmadas cuando su cuerpo apareció en campo visual, mis guerreros obedecieron dejándonos a solas después de verme una última vez, su ropa estaba hecha jirones, estaba cubierta de sangre espesa y oscura, pero no había ningún signo de alguna herida en su cuerpo, se acercó a donde estaba y su mano paso sobre mi cara, acariciándola sin tocarla.
-Tardaste mucho-.
Ella me miro sin entender.
-En el campo, te mantuviste al margen mientras nos daban una paliza-.
-Ah eso, no podía meterme en una pelea que no era mía, solo estoy aquí para observar-.
-Entonces porque lo hiciste, ¿Por qué nos ayudaste?-.
Pero no contesto mi pregunta, sus manos se posaron por encima de torso y cerró los ojos hacia de todo tipo de muecas, y luego empezó a hablar en otro idioma
-Os fractum, reparatione, tollere dolor, sanitas-. -Os fractum, reparatione, tollere dolor, sanitas-. -Os fractum, reparatione, tollere dolor, sanitas-.
Y cuando sus ojos se abrieron de nuevo me miraron con una mueca ladeada.
-Tienes una costilla rota y astillada, cerca el riñón y el apéndice está dañado por los golpes que te dio ese vampiro.
-Él, él dijo que te conocía y que debías estar muerta-.
Frunció los labios con disgusto y chasqueo la lengua antes de contestar.
-Hay muchos secretos que no sabes Alpha, no deberías husmear en asuntos que no son los tuyos-.
-Debería hacer muchas cosas, pero sinceramente, seguir órdenes jamás ha sido lo mío-.
Ella me sonrió, una sonrisa verdadera que alcanzo sus bellos ojos y que hizo que mi alma temblara.
-De acuerdo, si es tanta tu curiosidad, te voy a revelar por qué nuestra manada alberga a los lobos más grandes y fuertes, porque tenemos más fuerza que los lobos comunes, y sobre todo, porque mi manada es llamada Silver Moon-.
Jason la miro sin entender a lo que se refería, cuando la bella joven saco un largo cuchillo que colgaba en la lateral de su cadera no pudo evitar que su corazón diera un brinco y un jadeo escapara de sus labios.
Por la diosa de la Luna.
¿Acaso iba a matarlo?
Algo en la mirada de ella hizo que el miedo se drenara de su cuerpo en segundos dejando a una confianza ciega en su lugar.
-Como ya he dicho, nuestra manada tiene muchos secretos, con el único propósito de protegernos, este es uno de ellos, verás, somos, diferentes-.
Con el cuchillo en la mano derecha alzo el brazo izquierdo y dejo la palma extendida hacía arriba, y con cuidado, deslizo la daga de un extremo a otro, con tanta tranquilidad, que pareciera que estaba cortando cualquier cosa menos su piel, el espero la sangre roja saliera a borbotones escurriendo entre sus dedos, pero lo que salió fue un líquido plateado, como sus ojos fundidos, como el mercurio, salió lentamente y con una calma asombrosa, Rae giro la mano encima de vientre, cortando su piel también.
Jason siseo de dolor, pero la otra mano ya estaba por encima del corte, vertiendo el extraño líquido en su interior, y sintió arder dentro de él, como una llama que lo abrazaba poco a poco, desde sus entrañas, paso de ser un calor insoportable a una calentura agradable y tranquilizadora.
Segundos después el corte que Rae se había hecho desapareció, sin dejar cicatriz alguna, pero la palma de ella estaba aún cubierta de plata, prueba de lo que acababa de pasar era real.
-¿Cómo....-.
-Nuestra sangre es distinta a la suya- Interrumpió Rae su pregunta, sigo trabajando en su herida mientras le explicaba- No solo por el color, sino también por las propiedades que esta posee, a diferencia de todas las manadas, no podemos integrar a un miembro, tienes que nacer como uno, somos tantos porque no abandonamos a nadie, ningún crimen es castigado con la muerte, no derramamos nuestra sangre por conflictos sin importancia, tenemos un regalo, un don, tiene que ser cuidado y protegido, no desperdiciado ni menospreciarlo-.
Sus ojos me miraron intensamente, forzándome, suplicándome que entendiera el riesgo que traía consigo aquel peso, y lo entendí.
Y por ahora, solo por ahora, dejaría pasar el tema.
-¿Y las palabras que susurrabas antes?-.
Pregunté con cautela, pero por el brillo de sus ojos supe que me había excedido.
-Cuidado Alpha, ahora es portador de uno de nuestros secretos, pero no espere saberlos todos ellos antes de tiempo-.
-Significa eso, que voy a conocer los demás-.
-Tal vez, si se muestra digno de ello-.
Sin tiempo para replicar dio media vuelta caminando hacía la puerta y la abrió de un tirón, dio un paso afuera, pero su cabeza giro a verme, y pude vislumbrar la mirada llena de tristeza que me dio, y por un segundo creí que iba a dirigirme unas palabras de cariño, pero fue algo tan rápido que no estoy seguro de haberlo imaginado.
-Duerma toda la noche Alpha, mañana podrá seguir con sus actividades normales como si nada hubiera pasado, tienen el día libre para reconstruir su manada, buenas noches-.
Salió completamente de la habitación cerrando la puerta detrás de ella, mis oídos siguieron sus pasos hasta que desaparecieron totalmente escaleras abajo.
Deje que mi cabeza cayera pesadamente sobre la almohada mientras un suspiro salía de mi boca.
Era tan malditamente complicada.
Pero lo salvo.
Y había confiado en él lo suficiente para decirle aquello.
¿Eso significaba que se estaba ganando su confianza?
No lo sabía.
Pero dejo que la inconsciencia lo arrastrara dejando atrás todas las dudas que se enredaban en su cabeza.
Mañana regresaría con las fuerzas suficientes para todo aquello.
Por ahora, solo quería descansar de la realidad que lo azotaba con tanta fuerza en las últimas semanas.