Cuando llegaron al mundo lo hicieron al mismo tiempo. El llanto fue un grito de esperanza y de dolor
Todos quedaron embelesados con una de ellas. La otra fue dejada , sola, en un rincón.
Se preocuparon por su bienestar, su alegría, su despertar. Le dieron un nombre, le enseñaron las reglas básicas para desenvolverse en sociedad. Ella fue creciendo, inocente, sorprendida de todo lo que iba descubriendo cada día. Todos la cuidaban, la protegían, afecto le transmitían.
La otra vivó siempre en la oscuridad, escondiéndose, nadie quería nombrarla, nadie quería hablar de ella, le tenían miedo. Pero aunque no la vieran, ella ahí estaba.... Junto a su hermana. Reía en silencio si la veía feliz, en silencio sus tristezas lloraba.
Fue pasando el tiempo.... Horas? Meses? Años? La hermana querida por todos comenzó a sentir que había una presencia a su lado que no conocía, no la podía ver, ni entender. Preguntó por ella a quienes la había visto de cerca, pero la entretenían para que la volviera a olvidar.
Ya no podía hacerlo. Sabía de su existencia. Y sin haberla conocido, ya la amaba. Se preguntaba porque nadie la quería si nacieron el mismo día, por qué la mantenían oculta, por qué de ella no se hablaba. Mientras su hermana, la innombrable, iba fortaleciéndose al ver su interés, y cada tanto en silencio la abrazaba.
Recorrió mil rincones para buscarla. Se perdió en mil caminos para encontrarla.
Y llegó el día en que se vieron cara a cara. Se tomaron de la mano, lloraron y rieron con la emoción guardada, con la certeza de que vinieron juntas al mundo y juntas se marchaban. Muerte y Vida... las dos hermanas
Por qué nos cuesta tanto aceptar hablar de la muerte, si de la vida vivimos hablando?. Cuando llega, nos toma desprevenidos, aún sabiendo que en algún momento llegará. Creo que si el corazón estuviera desde siempre acostumbrado a ella, como lo está a la vida, no sufriríamos tanto cuando parten nuestros afectos y tendríamos el alma en paz, cuando nos toque marchar a nosotros.