Hoy iba a salir con Kristian, el Ángelo y la Isi, no sé qué iba a resultar de esto, no creo que salga muy bien porque Kristian y Ángelo no se soportan, pero supongo que se van a comportar por la Isi, y si no lo hacen los voy a golpear.
Llevé a la Isi al centro de entrenamiento para que saliéramos a almorzar los cuatro, más el chancho, chancho de mierda tenía que llevarlo a todas partes... Debería habérselo dejado a Santiago para que él lo cuidara, pero la Isi no soltaba al estúpido animal ese, que lo único que sabía hacer era comer, hacer su ruido de chancho y escapar cuando uno estaba despistado.
El Ángelo le había pedido permiso a Sampaoli para salir a comer afuera durante el almuerzo y él lo había autorizado con la condición de que volviera a tiempo para la práctica de la tarde. Así que aquí con Kristian y la Isi estábamos esperando al Ángelo.
—Henríquez se demora mucho— dijo Kristian con el ceño fruncido.
—Calma Kris, ya va a venir, debe estar arreglándose— y como si yo fuese bruja en ese momento apareció el Ángelo, quien no venía con su buzo de la selección sino que venía vestido normal, se veía bonito con esa camisa blanca y esos pantalones negros, sencillo, pero bonito.
—¡Ángelo! — exclamó la Isi y corrió donde el Ángelo tirando al piso la correa del chancho, la cual me apresuré a agarrar antes de que el bendito chancho escapara. El Ángelo tomó entre sus brazos a la Isi, ella se aferró a su cuello y le dio un beso en la mejilla, mi corazón se derritió ante esa imagen, eso fue algo que soñé tanto cuando estaba embarazada, ver a mi hija con su papá, luego se me pasó porque saqué al Ángelo de mis pensamientos, pero ahora que lo veía no podía evitar no sé sentirme feliz de que la Isi lo pudiera conocer y que lo quisiera... a pesar de que él no lo merecía...
—¿A dónde vamos a ir? — preguntó el Ángelo mirándome a mí. Pero la Isi se me adelantó en contestar, esa niña es un lorito, nunca calla, pero me encanta así.
—Al McDonalds— dijo la Isi sonriendo. El Ángelo puso cara de asco—¿No te gusta? —preguntó ella.
—Claro que me gusta— dijo el Ángelo con una sonrisa en el rostro y mirándola con un brillo especial en los ojos. Al verlos ahí a los dos juntos pude notar el parecido entre ellos, nunca me había percatado de lo mucho que se parecía la Isi al Ángelo— Entonces ¿qué esperamos? Vamos al Mc Donalds— asentí. Tomé al maldito chancho entre mis brazos y salimos los cuatro hacia el Mc Donalds, que era el lugar favorito de la Isi.
Luego de unos minutos el taxi nos dejó afuera del Mc Donalds, la Isi fue todo el rato en brazos del Ángelo mientras no paraba de hablar, el Ángelo le ponía atención a todo lo que decía, parecía demasiado concentrado en todas las estupideces que la Isi decía, eso era tierno, ni yo la pescaba mucho cuando comenzaba a hablar tonteras.
—¡Llegamos! — exclamó la Isi, se bajó corriendo del taxi hacia los juegos del Mc Donalds, mientras el Ángelo gritaba su nombre y la perseguía. Sonreí. La Isi no se iba a detener, solo esperaba que el Ángelo no fuera tan hueón como lo fue una vez Kristian de perseguirla y subirse a uno de esos juegos.
—Se siente raro todo esto— dijo Kristian. Lo miré y se le notaba en el rostro que estaba triste. Puse mi mano en su brazo intentando darle apoyo, no sabía qué sentía extrañamente pero igual debía ser bastante penca la situación, en especial para él, que ha criado a la Isi como su hija— es como si yo ya no existiera para ella, ni me pesca, solo lo pesca a él— pobrecito. Me daba como un dolor extraño en el pecho verlo así de triste. El chancho hizo su sonido de chancho como si quisiera intervenir en la conversación.
—Kris no es así, la Isi te ama, tú eres su papá, has estado con ella todos estos años, es solo que el Ángelo es como la novedad por eso anda así, si ni a mí me pesca...— así eran los niños cuando veían un juguete nuevo andaban para todos lados con él y después lo olvidaban, algo así era lo que pasaba con el Ángelo— ya cambia esa carita, toma tú al chancho mientras yo voy a pedir la comida— él me dio una media sonrisa. Y fue a buscar un asiento mientras yo iba a pedir comida.
No entendía mucho el portugués pero me las arreglé para pedirle a la tipa tres Big Mac y una cajita feliz con Nuggets. Ella dijo que me llamaría por mi nombre, así que me fui a sentar con Kristian.
—¿Y tú Javi cómo has estado con todo esto? — preguntó mirándome preocupado. Era tan lindo aun cuando terminamos seguía preocupándose por mí... aunque yo igual a pesar de que se estaba besando con esa zorra me preocupaba por él.
—No sé, se siente raro, muy raro, nunca me imaginé que el Ángelo se fuese a enterar de que la Isi es su hija y menos de que ella se enterara del Ángelo, o bueno quizás sí lo imaginé pero cuando la Isi fuera grande, no ahora, no sé es raro, no estaba en mi planes volver a verlo...
—Papi, papi— escuché la voz de la Isi, venía corriendo, sus mejillas estaban sonrosadas y tenía cara de asustado.
—¿Qué pasó princesa? —le preguntó Kristian con dulzura mirándola con amor. Me encantaba esa faceta de él...
—El Ángelo se quedó atrapado...— mierda, Ángelo ahueonao como siempre— es que yo me quedé jugando allá arriba con un niño y él subió a buscarme, pero ahora está atrapado en el tobogán— reprimí una risa.
—Esto me recuerda cuando tú te quedaste atrapado en Alemania, cuando la Isi era más pequeña— solté una risa. Kristian me miró feo.
—No es chistoso, estaba desesperado, además tengo claustrofobia sentía que iba a morir...— suspiró— solo por eso iré a ayudar a Henríquez porque sé lo que siente— se paró del asiento y le tomó la mano a la Isi para ir a ayudar al Ángelo. Los seguí porque quería reírme del Ángelo.
—Ángelo ¿Estás bien? — pregunté. Solo se veían sus pies, estaba ahí a la mitad del tobogán.
—No, por la chucha Javi ayúdame a salir de aquí. Creo que soy muy gordo para salir, o esta hueá es muy chica, pero es la única manera de salir—rodé los ojos. Es tan idiota— ¡Ayuda! Mis hombros están atrapados.
—Ya, Henríquez yo te voy a tirar desde acá abajo— dijo Kristian. Agarró las piernas del Ángelo y lo comenzó a tirar.
—¡No salgo! — me quería reír pero la Isi tenía cara de preocupación así que no me reí— Me quedaré atrapado para siempre aquí... estoy atorado.
—Mantén la calma, Henríquez, vamos intentare de nuevo— Kristian tiró al Ángelo otra vez. Y pam pam pam el Ángelo cayó por el tobogán directo al piso.
—Ángelo— exclamó la Isi abrazandolo— pensé que te ibas a quedar por siempre ahí...—ella se aferró a su cuello, él besó su coronilla y con una mano le acarició el pelo... Me alegraba que fuera tierno y bueno con mi nenita.
—No te preocupes Isi, estoy bien... ahora déjame pararme— la Isi se hizo a un lado y luego el Ángelo se puso de pie— Gracias Krausse— dijo el Ángelo extendiéndole la mano a Kristian, éste la miró suspicaz.
—De nada Henríquez— dijo estrechando su mano. Era tan raro estar con ellos dos, era como tanta testosterona junta... cualquier cosa podía pasar. El teléfono de Kristian comenzó a sonar. Él contestó. Contestaba puros monosílabos. Luego dijo un "Voy para allá"
—¿Qué pasó? — pregunté.
—Jorge me necesita, creo que no podré quedarme, pero Javi quédate tú...— dijo él. No, no quería estar sola con el Ángelo.
—Pero papi no te vayas— la Isi hizo un puchero. Kristian se agachó a su altura y le acarició la mejilla— si íbamos a comer los cuatro...
—Sí, princesa, pero tengo que ir a trabajar...Te prometo que otra vez salimos todos juntos... Ahora no estés triste, si en un rato nos veremos— ella asintió y le dio un besito en la mejilla. Luego Kristian se puso de pie— Nos vemos después entonces, disfruten— dijo Kristian. Se despidió con un apretón de manos del Ángelo y con un beso en la mejilla de mí. Luego se fue.
—¡Javiera! — gritó una brasileña. La comida, perfecto para escapar por unos segundos.
—Iré a buscar la comida, ustedes vayan a sentarse— dije. Fui a buscar la bandeja de comida, pedí aderezos... Muchos, porque amaba el kétchup. Luego me dirigí a nuestra mesa, puse la bandeja sobre ésta y luego me senté, al frente del Ángelo. Concentraría mi mirada sobre la comida porque era incómodo tener que mirarlo.
—¿Qué viene en la cajita feliz? — preguntó la Isi. Luego tomó la cajita feliz y sacó el monito, que era una princesa— Oh una princesa, mami se parece a ti— solté una risa. No se parecía a mí, para nada. Era muy bonita.
—Isi nada que ver, no se parece a mí...
—Yo creo que la Isi tiene razón, sí se parece a ti Javiera, bueno a la Javiera de hace cuatro años, tiene el pelo igual de largo a como tú lo tenías. Tiene tus ojos y tus largas pestañas y es muy bonita...— ¿Por qué mierda el Ángelo dice eso? Además me estaba mirando fijamente. ¡Deja de mirarme! Tomé mi big mac le eché mucho kétchup y comencé a comer intentando ignorar al Ángelo.
—¿Ángelo tú no vas a comer? — preguntó la Isi.
—Oh claro que sí. ¿Éstas dos son para mí? — preguntó apuntando las otras dos Big Mac que estaban sobre la bandeja. Asentí. Ya que Kristian se había ido supongo que las dos eran para él, porque a mí no me daba para comer más que una— Bacán, porque con una quedo con hambre, estas hueás son muy chicas.
—Ángelo no digas groserías en frente de la Isi— le dije mirándolo feo. Él puso cara de inocente.
—Sí, Ángelo esas son malas palabras para decir. Mi mami dice que no se dicen... aunque a veces igual la he escuchado decirlas— dijo mi hija mientras metía un nugget a su boca.
—Javiera mal ahí, no se dicen malas palabras— lo fulminé con la mirada. Idiota.
—¡Imbécil! — exclamé.
—Maaaami— me regañó la Isi— no le digas esa palabra tan fea al Ángelo.
—Perdón— dije luego me dediqué a comer mi Big Mac, el Ángelo me miraba con una sonrisa en el rostro. Idiota.
—¿Mami puedo ir a jugar a los toboganes? — preguntó la Isi. Batiendo sus pestañas hacia mí y poniéndome su cara de ángel. Era adorable mi nenita.
—Está bien, ve, pero no te muevas de ahí— ella asintió y se dirigió a los toboganes.
—Es muy linda la Isi— dijo el Ángelo. Levanté la vista de mi hamburguesa— igual que tú— su mirada era muy intensa. La sangre viajó hacia mis mejillas, por suerte no se me notaba el enrojecimiento de las mejillas, pero las sentía calientes— hace tus mismos gestos. Arruga la nariz de esa manera adorable que tú lo haces— tocó mi nariz. ¿por qué toca mi nariz? — y bate las pestañas de la misma manera que tú lo haces que hace que uno no pueda decir que no...— yo no podía seguir escuchando eso, en mi estómago estaban apareciendo mariposas que no deberían estar ahí...
—Ángelo basta, no digas esas cosas.
—¿Por qué no Javi? — preguntó— eso es lo que pienso... pienso que eres hermosa...—Dios, alguien que lo calle.
—PARA, en serio. Quiero dejar bien en claro que estoy aquí contigo solo por la Isi, por ninguna otra razón, lo que tuvimos acabó hace cuatro malditos años y no va a pasar otra vez...
—Eso no me pareció en el beso que nos dimos el otro día...— ese puto beso, me arrepiento de haberlo dejado besarme...
—¡Por el amor de Dios! Olvida ese beso, haz como que nunca sucedió...
—Eso será imposible Javi, ese beso fue inolvidable... es que tú me vuelves loco— ¡Aish! Lo odio. Me paré de la mesa, tomé la correo del chancho y fui en buscar de la Isi, me aburrió— Oye Javi espera po, no te vayas— luego de unos minutos llegó a mi lado— no te vayas así po.
—¡Isi nos vamos! — le grité por el tobogán para arriba. Luego de unos segundos la Isi bajó del tobogán.
—Pero ¿por qué nos vamos mami? — dijo ella haciendo un puchero.
—El Ángelo y yo tenemos que volver a trabajar, así que nos vamos...—la tomé de la mano y caminé con ella hacia la calle, el Ángelo venía detrás de nosotras. Lo ignoré. Hice parar un taxi y nos subimos a éste. El automóvil nos llevó al complejo deportivo Joaquim Grava.
—Oye Javi aún no empieza el entrenamiento ¿puedes dejar a la Isi un ratito conmigo? — preguntó el Ángelo cuando llegamos.
—Está bien, pero llévate al chancho— le dije. Le pasé la correa del chancho, él la tomó y luego tomó en brazos a la Isi mientras la miraba con los ojos brillosos. No pude evitar sonreír, a pesar de que se conocían hace super poco era evidente que el Ángelo quería mucho a la Isi, además era demasiado tierno con ella, y no sé me gustaba eso, lo único que no me gustaba es que se pusiera a decirme esas cosas que me decía, como que me hacía revivir todos esos putos sentimientos que estaban enterrados. Lo odio. Lo vi alejarse con mi nenita, cuando estuvieron fuera de mi vista, fui en busca de Kristian, quizás para qué lo querría Sampaoli. Cuando llegué a la oficina, la puerta estaba abierta, iba a entrar pero al escuchar unas voces hablar me detuvo. Era la voz de la zorra pelirroja.
—Kris, ¿qué haces hoy en la noche? —preguntó la zorra pelirroja. Miré cuidando que no me notaran. La zorra estaba con una falda tubo y una polera roja ajustada y unos tacones del demonio del color de su cabellera. Se sentó en el escritorio de Kristian como exponiendo sus piernas ante él. Zorra desgraciada. Él la miró con su típica cara de alemán recio.
—Nada, Gin, yo creo que dormiré y no lo sé tengo que volver a Chile mañana en la noche, quizás salga con mi hija...
—Oh vamos ya saliste con ella hoy guapo, además deberíamos recuperar viejos tiempos— dijo ella mientras pasaba su uña larga pintada de rojo maraco intenso por el pecho de Kristian.
—Podríamos salir a cenar quizás— dijo él encogiéndose de hombros. Maldito desgraciado. ¿Cómo que salir a cenar con esa zorra? Lo detesto— Aunque no sé igual la Isi y la Javi pueden querer que salgamos...
—Pero Kris, hace seis años que no conversamos acerca de nosotros... Deberíamos ponernos al día— uy sí ponerse al día. Ponerse al día tirándosela. Maldita.
—Ya está bien, me convenciste, salgamos a comer— ah no, este hueón. ¿No nota que le está coqueteando o es muy hueón? Maldita sea los hombres siempre son hueones, los odio a todos, y ahora en especial a Kristian, la mina le coquetea abiertamente, le tiene las piernas casi encima y le tiene el escote casi en los ojos es bastante obvio lo que quiere y él aunque no le devuelve el coqueteo no hace nada para evitarlo. ¡LO ODIO!
Salí rápidamente de ahí antes de que me vieran. Caminé rápido en busca de mi hija, se acabó por hoy, Kristian que se haga cargo de la selección por hoy, yo me voy de vuelta al hotel. Le pregunté al Alexis si había visto al Ángelo dijo que estaba en un salón de estar. Fui hacia allá, ahí estaba el Ángelo, pero no estaba la Isi.
—¿Dónde está la Isi? — pregunté de manera brusca. Él frunció el ceño ante mi tono de voz— ¿Y el chancho?
—Salieron a las canchas con la Paz y el Queno y ese amigo tuyo...— respondió. Tenía rabia, maldición, creí que Kristian era distinto, pero igual que todos los hueones, estaba malditamente decepcionada. Me tiré en el sillón al lado del Ángelo— ¿Qué pasó Javi? — preguntó él.
—No pasó ni una hueá que a ti te interese Ángelo— espeté.
—Cualquier cosa que te pase me interesa Javi— dirigí mi vista hacia él. En su mirada se veía que era sincero lo que me decía— tú me importas mucho Javi, aunque no lo creas...
—Ángelo...— estaba tan enrabiada, tenía tanta frustración, tanto despecho, que por eso no lo pensé ni un segundo más, sino que me abalancé encima del Ángelo. Me tiré tan fuerte que él cayó hacia atrás en el sillón y yo con él y nuestras narices chocaron. ¡Auch! Mi nariz recientemente fracturada aún estaba frágil.
—Pero Javi... no seas tan loca... esto se hace con calma— enredó sus dedos entre mis cabellos y me agarró de la nuca y juntó nuestros labios. Cerré los ojos y me entregué al beso. Sus labios eran el cielo, de alguna manera lo había extrañado, había extrañado besarlo. Una corriente eléctrica me recorrió la columna vertebral haciéndome estremecer. La lengua del Ángelo estaba jugando con la mía, era tan maravillosa, tan sedosa... Dios, esto era maravilloso, era el cielo o quizás era el puto infierno... ¿Pero qué mierda estoy haciendo?...