Seguí a Jal hasta su casa ese día, ¿como? Si, hasta su casa jeje, ella era mi amada, debía protejerla siempre, no podía dejar que sufra.
Era tarde, eso de las 20:00 y no estaba demasiado oscuro, pero Jal estaba cansada, las bolsas negras debajo se sus ojos dejaban ese hecho en evidencia.
Trepé el árbol de cerezo que Jal tenía al lado de su dormitorio, que árbol tan bello, muy propio de mi dulce chica.
Me trepé y salté colgándome de la ventana, ella estaba recostada en su cama, dormida, lucía más angelical que nunca, su ventana estaba abierta ya que era una noche de calor, así que subí mi pierna y entré a su habitación, en su escritorio estaba la carta, esa maldita carta que definió su destino, la leí e inmediatamente la hice un bollo, el odio me consumía, caminé hacia la cama de Jal y besé sus labios, sabor cereza, me resistí a acostarme con ella y salí por la ventana.
Esa noche juré buscar a ese tal "T.T"