"Y volvimos a las notitas woo."
-Celeste
"Yupi."
-Matías
"Tu entusiasmo me anima a vivir al máximo."
-Celeste
"Ok."
-Matías
"¿Qué tienes? ¿Me piensas decir?"
-Celeste
"Nada, tonta. Ahora has tu texto de Filosofía, te pondrán reprobado si no haces este trabajo."
-Matías
"¿Acaso te estás preocupando de verdad?"
-Celeste
"Es lo menos que puedo hacer por ti, digo, porque..."
-Matías
Matías releyó su nota una última vez. Levantó la mirada y observó la oscura y desordenada maraña de pelos que tenía en frente. Se mordió el labio y arrugó el papel. Algo dentro de él estaba palpitando, y muy fuerte. Le dolía el pecho, pero era un dolor soportable.
Pasó sus manos por su oscuro cabello y suspiró. Recorrió las hojas de su cuadernillo y arrancó un pedazo de papel. Cogió el bolígrafo negro que siempre usaba, a diferencia de Celeste, que usaba uno rosa, y escribió.
"No."
-Matías
Se puso de pie y se acercó al escritorio del profesor. Como era usual, no recibía ninguna mirada ni la atención de nadie. Casi nadie. Los únicos ojos que lo miraban fijamente eran unos color almendra, bañados en confusión por la actitud de su amigo. Y por supuesto, tenía también la mirada de sus antiguos amigos encima. Estos lo miraban con odio y asco.
Él se daba cuenta.
-Profesor García, ¿puedo ir al baño? -preguntó en el tono más bajo e indiferente posible. En especial para que nadie más notara que estaba al frente del salón. Daba pánico.
-Claro que sí, alumno. No se vaya a tardar -respondió cortésmente el profesor, con una agradable sonrisa en el rostro decorada por una espesa barba que le daba un toque amistoso y carismático.
-Gracias, profe -. Asintió Matías.
Caminó por los fríos pasillos de la escuela, rodeado por aquellos casilleros que le traían malos recuerdos.
Adentro de ellos, estaba congelado.
Se dirigía a la puerta de salida al jardín. Iría y recogería las dos flores celestes más bonitas que encuentre.
Vamo a llorah. Prepárense nenes, que se viene lo bueno 7u7 aquí viene el dramaa
Patatas, Ariane