Te perdí.
Primero de febrero.
Empezamos a conversar.
Estoy con alguien. Escribiste.
No te creo. Respondí.
¡Qué tonta me vi!
Apenas habían pasado unos días y ya estabas con otra persona.
Me odié por quererte tanto.
Ese día volví a llorar, como no hacía hace mucho.
Sentí que mi mundo se fue al barranco.