Siempre Te Encontraré (CLEXA...

By beamorote

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¿Es posible que una persona encuentre a su alma gemela en algún momento de su vida? ¿Es posible que estas alm... More

Capítulo 1: Hace 150 años
Capítulo 2: Clarke
Capítulo 3: Reportaje
Capítulo 4: Noche con amigas
Capítulo 5: Día Solidario
Capítulo 6: La Agresión
Capítulo 7: Deja que te Ayude
Capítulo 8: Primer Día
Capítulo 9: Tarde de Chicas
Capítulo 10: Conociendo a las Amigas de Clarke
Capítulo 11: No Todo es lo Que Parece
Capítulo 12: De Camping - Parte 1
Capítulo 13: De Camping - Parte 2
Capítulo 14: El Incidente
Capítulo 15: Nuevo Proyecto - Parte 1
Capítulo 16: Nuevo Proyecto - Parte 2
Capítulo 17: Confesiones
Capítulo 18: Lexa
Capítulo 19: Karaoke
Capítulo 20: Gratificación
Capítulo 21: Un Sábado Intenso
Capítulo 22: Un Domingo No Menos Intenso
Capítulo 23: Comida Familiar
Capítulo 24: Compensación
Capítulo 25: Cumpleaños - Parte 1
Capítulo 26: Cumpleaños - Parte 2
Capítulo 27: Recompensas
Capítulo 28: Navidad
Capítulo 29: Nuevas Experiencias
Capítulo 30: Feliz Cumpleaños Amor
Capítulo 31: Recuerdos
Capítulo 32: Despertar
Capítulo 33: Separadas
Capítulo 35: Después de la Tempestad Viene la Calma
Capítulo 36: Fin de Semana
Capítulo 37: Cambios
Capítulo 38: Viajes e Investigaciones
Capítulo 39: Fechas
Capítulo 40: La Noticia
Capítulo 41: Despedida
Capítulo 42: Sí, quiero
Capítulo 43: Luna de Miel
Capítulo 44: Familia
Capítulo 45: Superando Dificultades
Epílogo: 23 de Agosto de 2065

Capítulo 34: Juntas

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By beamorote

Nota: Para celebrar las 10.000 visitas conseguidas con la publicación del anterior capítulo os traigo este capítulo que espero que sea de vuestro agrado. Pero como quien avisa no es traidor, os informo de que si queréis antes vayáis avisando a los bomberos.

En el capítulo anterior


- Porque está noche hay mucho que celebrar. - Dijo teniéndole su regalo.

- ¿Ah, sí? – Preguntó Lexa coqueta.

- Si. Tu cumpleaños, nuestro aniversario y que has vuelto. ¿Te parece poco? Porque poco es lo que vas a dormir. – Y dicho esto la arrastró hasta la habitación.



Lexa se fue al baño a cambiarse y Clarke se quedó esperando en la habitación. Cuando Lexa salió del baño Clarke se quedó sin respiración. Ese picardías negro le quedaba mejor de lo que se le había imaginado.

- ¡Guau! – Fue lo único que Clarke pudo articular.

- Pareces Heda. – Dijo Lexa divertida apoyándose en el marco de la puerta.

- ¿Ah, sí? – Lexa asintió. – ¿Tú crees que Heda podría hacer esto? – Dijo Clarke acercándose sensualmente a su chica para nada más llegar estamparla en la puerta del baño para darle un beso muy caliente, invadiendo la boca de Lexa con su lengua y explorándola a fondo. Cuando se quedaron sin aire se separó un poco de Lexa.

- No, no creo que pueda. – Dijo Lexa con la voz entrecortada. – Aunque he de decir que también da muchos besos con lengua.

- ¿Así? – Preguntó Clarke a la vez que le daba un lametón por todo el cuello.

- Más o menos.

- Ajá. – Dijo Clarke. – Entonces... ¿Voy a buscar a Heda, o me prefieres a mi?

- Creo que me quedo contigo. – Dijo Lexa intercambiando posiciones y estampando ahora ella a Clarke contra la puerta del baño para invadir esta vez ella la boca de Clarke, aunque la rubia no se lo puso fácil, ya que tenía ganas de guerra, pero al final Lexa acabó venciendo la batalla y pudo investigar a fondo la boca de Clarke. Terminó el beso cuando se estaban quedando sin aire, no sin antes darle un pequeño estirón al labio inferior de la rubia.

- ¿No crees que hace mucho calor? – Preguntó Clarke.

- Ajá. – Asintió Lexa. Y empezó a quitarle la camiseta a su chica dejándole suaves caricias mientras lo hacía. – Ese sujetador me suena.

- Si. Me lo regalo una castaña de preciosos ojos verdes.

- Que buen gusto. Pero creo que sobra - Dijo Lexa.

Lexa cogió a Clarke y la llevó hasta la cama, donde la sentó y se puso a horcajadas encima de ella. Y mientras se fundían en un sensual beso le desabrochó el sujetador para después bajarle poco a poco los tirantes y finalmente liberar esos monumentos que tanto había echado de menos. Y los saludó acariciándolos suavemente al principio para acabar masajeándolos de forma apasionada mientras no dejaba de dar besos húmedos a Clarke por todo el cuello. Después tumbó a Clarke en la cama para poder saborear esos pechos tan hermosos, primero uno y después el otro, torturando un pezón con su boca y otro con su mano, logrando sacar bonitos gemidos de la boca de Clarke. Cuando quedó satisfecha fue bajando por el abdomen de Clarke hasta que:

- Mierda. – Dijo Lexa al darse cuenta de que no había terminado de desnudar a la rubia y ahora esos pantalones le estorbaban. Y cuando Lexa fue a quitárselos Clarke se incorporó y la detuvo.

- No. – Dijo Clarke. – Ahora me toca jugar a mí.

- Pero... - Lexa no pudo continuar porque Clarke la cortó.

- Pero nada. He estado casi un mes sin saber nada de ti y preocupada, así que hoy vas a hacer todo lo que yo te diga y me vas a complacer. – Dijo Clarke muy seria y sensual.

Lexa no pudo rebatir eso, ya que la rubia tenía razón, así que no le quedó más remedio que dejar los pantalones de Clarke donde estaban, aunque era un sitio que no le gustaba mucho, mejor tirados por el suelo, mientras la rubia se ponía de pie, enfrente suyo y empezaba a quitarle ese picardías tan sexy que le había regalado mientras dejaba su cuerpo lleno de caricias y besos. Cuando Lexa estuvo completamente desnuda Clarke la miró de arriba abajo lujuriosamente y se abalanzó sobre los labios de la castaña que soltó un gemido. A trompicones llegó hasta la cama sin dejar de comerse la boca de Lexa y cuando ambas estuvieron tumbadas Clarke dejó la boca de Lexa para dirigirse a su cuello y dejar un beso húmedo y más fuerte de lo normal, que sin duda dejaría una bonita marca en la castaña, para después pasar repetidamente la lengua por la zona para aliviarla. Mientras dejaba besos por el cuello de Lexa sus manos empezaron a masajear los pechos de la castaña y cuando los pezones estuvieron turgentes dirigió su boca hacía uno de ellos para empezar lamer la aureola de arriba abajo, después en círculos, para después succionar el pezón, mientras con la mano no dejaba de torturar con pequeños tirones el otro pezón. Lexa tenía la respiración entrecortada y no paraba de gemir, y Clarke cada vez se notaba más mojada, y es que oír a Lexa gemir era su perdición. Cuando iba a cambiar de pecho notó que Lexa empezaba a envolverla con sus brazos entonces paró y atrapó las manos de Lexa por encima de la cabeza de la castaña para decirle:

- Nada de tocar, los brazos y las manos quietos.

- Pero...

- Nada de peros. ¿Quién ha de complacerme?

Lexa hizo un mohín y Clarke aprovechó para lanzarse a los labios de la castaña en un necesitado beso. Cuando se quedó sin respiración, se separó de los labios de Lexa para volver a donde se había quedado, y eso era en el intercambio de pecho, así que repitió lo que había hecho con el otro para que no tuvieran envidia. Cuando estuvo satisfecha empezó a bajar por el abdomen de Lexa y se entretuvo jugando con el ombligo, notando las cosquillas que eso producía en Lexa. La castaña volvió a mover las manos y Clarke las volvió a inmovilizar por encima de la cabeza de Lexa.

- Si me vuelves a tocar se acaba el juego. – Dijo Clarke con una sonrisa pícara consiguiendo que Lexa soltara un suspiro de frustración que le hizo soltar una pequeña carcajada.

Clarke volvió al abdomen de Lexa, a continuar llenándolo de besos y mientras sus manos se dirigieron otra vez a los pechos de Lexa, a los que empezó a masajear suavemente. Cuando llegó al monte venus le dejo un suave beso para acto seguido intensificarlo y después empezó a pasar la lengua de forma erótica por la zona. Acto seguido se dirigió al sexo de la castaña que recorrió en toda su extensión un par de veces con su lengua saboreando ese placentero sabor que hacía casi un mes que no cataba. Volvió a subir y se dirigió a la boca de Lexa y esta se saboreó en los labios de la rubia. E inesperadamente Clarke intercambió las posiciones. Lexa la miró interrogante y otra vez frustrada, porque la rubia no había terminado lo empezado.

- Quiero que te corras en mi boca. – Le dijo Clarke. Clarke viendo la expresión de Lexa entendió que debía explicarse mejor. – Te quiero en mi boca ¡siéntate! - Ahora Lexa si la entendió y empezó a deslizarse por encima de Clarke dejando alguna caricia pero Clarke la cortó – Todavía no te he dado permiso para tocarme. – Lexa la volvió a mirar haciéndose la enfadada y simplemente se sentó a horcajadas encima de la cara de Clarke sin volver a tocarla.

En cuanto estuvo en posición Clarke la agarró por los glúteos y acercó el hinchado y húmedo sexo de Lexa a su boca para empezar martirizando el clítoris de la castaña con suaves toques que poco a poco se fueron volviendo más intensos, después empezó a lamerlo con fruición para terminar succionándolo vigorosamente mientras su chica no paraba de gemir y mojarse cada vez más. Cuando quedó satisfecha se dirigió a la entrada y empezó a penetrarla con fuerza y ritmo, un ritmo cada vez más rápido que no tardó en hacer explotar a Lexa en un impresionante orgasmo a la vez que gritaba el nombre de Clarke. Lexa se desplomó y si no fuera porque Clarke la agarró se hubiera estampado en el cabezal de la cama y se hubiera llevado un buen chichón.

Con cuidado dejó a Lexa tumbada en la cama mientras la castaña recuperaba la respiración y ella le dejaba tiernas caricias en el pelo. Lexa la miraba embobada. Clarke aprovechó ese momento para, bajo la atenta mirada de Lexa, terminar de desnudarse, consiguiendo una hermosa sonrisa de la castaña.

- ¿Ya puedo tocarte? – Preguntó Lexa poniéndose encima de Clarke a horcajadas.

Clarke la miró toda seductora y le dijo:

- Si, pero solo con tu boca y la lengua. ¡Ah! Y los pechos están vetados.

- ¿Qué? ¿Por qué? – Preguntó Lexa indignada.

- Porque mando yo ¿Recuerdas?

- Pero...

- Pero nada. Aunque si consigues que me corra como nunca a lo mejor después te los dejó.

¿Quería correrse? Ahora se iba a enterar la rubia esta quien era Lexa Woods. Lexa colocó ambas manos a los lados de la cabeza de Clarke para lanzarse a sus labios sin misericordia e invadir la boca de la rubia sin pedir permiso, cuando se estaba quedando sin aire se separó, no sin antes pegar un buen estirón en el labio de Clarke que gimió encantada, Lexa lamió el labio con su lengua calmando el estirón y después se dedicó a dejar besos por todo el cuello de Clarke para ir bajando poco a poco a su destino, por supuesto tuvo que dejar de lado a sus queridos monumentos, que la miraban con pena, pero eso no evitó que se acercara al máximo. Notaba a Clarke excitada y con la respiración entrecortada y eso hacía que ella se excitará todavía más. Cuando llegó a su destino Clarke se abrió para ella, y Lexa sin esperar un segundo se lanzó sobre el clítoris de la rubia pegándole unos buenos lametones y alguna que otra succión. Clarke estaba muy mojada y entonces Lexa se dedicó a pasar su lengua por el sexo mojado de Clarke, recogiendo ese rico manjar, cuando quedó satisfecha penetro a Clarke con la lengua sin ninguna consideración y empezó a envestirla, notando como Clarke se mojaba, su respiración se volvía errática y cuando notó que estaba a punto salió de dentro de la rubia y oyó un quejido de frustración, entonces volvió a atacar el clítoris de Clarke dándole pequeñas succiones y cuando vio que volvía a estar mojada volvió a entrar en ella, esta vez de forma más lenta y sensual, pero Clarke no estaba para tonterías y Lexa enseguida notó como las manos de la rubia la cogían del pelo para estamparla en su sexo y a Lexa no le quedó más remedio que complacer a la rubia, aumentar la velocidad y acompasar el ritmo con las caderas de su compañera hasta que ésta explotó en un gran orgasmo gritando el nombre de Lexa, desplomándose en la cama y sintiendo como Lexa aprovechaba para recoger el rico manjar. Lexa se tumbó al lado de Clarke y cuando vio que esta recuperaba una respiración mínimamente normal preguntó:

- ¿Ya puedo tocar mis monumentos? – Clarke negó con la cabeza. - ¿Por qué? – Preguntó ofendida Lexa. – ¡Será que no te has corrido como nunca!

Clarke le puso un dedo a Lexa en la boca para que callara. Tal y como estaban, de lado, mirándose a los ojos, Clarke empezó a acariciar a la castaña, pasando su mano por su cintura, su abdomen y llegando hasta sus pechos, notando como Lexa se arqueaba ante ese contacto. Lexa fue a tocar a Clarke y esta le dio un manotazo.

- No te he dado permiso.

Lexa hizo un puchero que hizo reír a Clarke. Clarke dejo a Lexa tumbada y fue hacía abajo para colocarse en la típica postura de las tijeras, cuando sus sexos conectaron ambas soltaron un gemido de placer. Clarke empezó a moverse poco a poco, sintiendo el momento, excitándose y notando como su sexo y el de Lexa cada vez estaban más húmedos. En seguida la castaña se unió al movimiento, acompasando su ritmo al de Clarke, la sensación era increíble. Poco a poco Clarke fue aumentando el ritmo, no quería llegar rápido, quería disfrutar de esa sensación de ambos sexos juntos, friccionando el uno con el otro. Lexa acompasaba su ritmo al de la rubia sin problemas, disfrutando del momento, mojándose cada vez más y notando como Clarke no se quedaba atrás. Se miraban a los ojos sin poder separar las miradas, y es que como dicen, una mirada vale más que mil palabras, y ambas podían ver en los ojos de la otra el amor y el deseo. El ritmo era cada vez más frenético, más rápido, los gemidos no dejaban de salir de ambas gargantas, las respiraciones eran cada vez más irregulares, y al final ambas terminaron en un prodigioso orgasmo que las alcanzó a la vez acabando derrumbadas en la cama intentando recuperar la respiración.

Cuando Clarke se recuperó se colocó encima de Lexa y se fundió en un tierno beso que poco a poco se fue volviendo apasionado. Cuando se separó de la boca de la castaña le susurro al oído:

- Ahora sí que me puedes tocar.

Lexa no se lo pensó ni medio segundo e intercambio posiciones con Clarke dejando a la rubia debajo suyo.

- ¿Todo? – Preguntó excitada Lexa.

- No. – Lexa hizo un mohín triste haciendo que la rubia soltara una carcajada.

Clarke cogió las manos de Lexa, que descansaban a ambos lados de su cabeza apoyadas en la cama y las acercó a sus labios para darles un tierno beso y después dirigirlas a los preciados monumentos de Lexa, que cuando los tuvo en ellas, sonrió feliz, como un niño cuando Papa Noel le ha traído el regalo que quería.

- Todos tuyos. – Confirmó Clarke.

No hacía falta repetirlo dos veces, Lexa sabía muy bien lo que tenía que hacer, y sin pensarlo ni una milésima de segundo empezó a masajear esos monumentos entre sus manos. Se sentía tan bien, Lexa adoraba la sensación de los pechos de Clarke en sus manos, bueno la rubia también lo adoraba y lo demostraba con hermosos quejidos. Lexa estuvo un buen rato masajeando los pechos de Clarke, combinando caricias y energía, de tanto en tanto dejaba pequeños tirones en los pezones que sacaban bonitos gemidos por parte de la rubia. Cuando estuvo satisfecha, dejó un pecho para cambiar su mano por su boca, empezó lamiendo el pecho de forma suave y sensual, sin tocar ni aureola ni pezón, poco a poco se fue acercando a la aureola y cuando llego empezó a lamerla de forma circular, lenta, haciendo suspirar y jadear a Clarke, cuando terminó empezó a succionar el pezón sin misericordia, haciendo que Clarke se arqueara para tener más contacto y sacándole hermosos sonidos, que eran música para los oídos de Lexa. El otro pecho no quedó desatendido, ya que Lexa no dejaba de masajearlo y de vez en cuando torturar el pezón con sus manos. Cuando estuvo complacida, repitió el mismo proceso con el otro pecho, no quería peleas. Una vez ambos pechos estuvieron saciados, y ella también, empezó a bajar por el abdomen de Clarke, pero cuando iba a llegar a su sexo Clarke la paro.

- No. Quiero que lo hagamos como la primera vez.

Lexa sonrió, ya que sabía que eso significaba que Clarke quería llegar con ella al tercer orgasmo de la noche. 3 cosas que celebrar, 3 orgasmos, no estaba mal.

Y así lo hicieron, como la primera vez, solo que esta vez la que estaba sentada encima era Lexa y no Clarke. Se besaron con ansia, se prodigaron en caricias, regalándose un contacto que ambas deseaban, suaves y tiernas caricias por todo el cuerpo para terminar en el sexo de la otra. Ambas hicieron lo mismo, empezar a estimular el clítoris de la otra, poco a poco, con suaves caricias y toques, algún que otro pequeño tirón. Jadeaban, no dejaban de mirarse, sus respiraciones entrecortadas. Clarke apoyó su frente en la de Lexa y como si esa fuera la señal ambas penetraron a la otra a la vez, sabían que estaban más que dilatadas, así que ambas lo hicieron con 3 dedos consiguiendo el bonito gemido de la otra. Y como siempre, compenetradas, empezaron a moverse al mismo ritmo dentro de la otra, mientras que con el pulgar seguían estimulando el clítoris. Poco a poco el ritmo fue creciendo y ambas se acompasaron, manteniendo el mismo ritmo, sin necesidad de palabras, solo con sus miradas conectadas. Clarke separó su frente de la de Lexa para fundirse en un tierno beso, un beso lleno de amor que fue la culminación del orgasmo para ambas, que por segunda vez esa noche, llegaron a la vez.

Lexa cayó exhausta encima de Clarke, que la abrazó con fuerza, bueno con la poca fuerza que le quedaba, pero sin intención de soltarla. Poco a poco fueron recuperando la respiración. Lexa se tumbó de lado en la cama mirando a Clarke y ésta la imitó. Se abrazaron, juntando sus cuerpos, sin dejar de mirarse en ningún momento.

- Creo que me voy a ir más a menudo. – Dijo Lexa con una sonrisa bobalicona en la cara.

- Ni se te ocurra. – Le dijo Clarke. – Si te vuelves a ir me muero. – Continuo Clarke con un deje de tristeza en su voz que se contagio en su mirada.

Lexa se apretujo todavía más a ella y le susurró:

- Era broma amor. Nunca me volveré a ir, te lo juro. Tú eres mi hogar y me quedaré en él. Nada ni nadie nos volverá a separar.

- Te quiero tanto Lexa. Siempre te he querido, y siempre lo haré.

- A un año no se si se le puede llamar siempre Clarke.

- Yo sé lo que me digo. Siempre es siempre.

- Está bien, lo que tú digas. Yo solo puedo decir que siempre te querré, a eso si que le puedo llamar siempre.

Un cómodo silencio se formó entre ambas mientras se regalaban tiernas caricias. Lexa rompió ese silencio.

- Gracias por encontrarme Clarke.

- Siempre te encontraré. – Le dijo Clarke dándole un beso y recordando la promesa que le hizo en otra vida. Y sí, la había cumplido, la había encontrado. Y no pensaba dejar que nada ni nadie las separara en esta vida como pasó en la anterior, estaba decidida a ello. Iban a ser felices, se lo merecían, Lexa se lo merecía.

Y regalándose más caricias y sin soltarse de su abrazo ambas cayeron dormidas, exhaustas, felices y la mar de complacidas.

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