(Pedido por )
Generación: 2ª generación.
Advertencia: Ninguna.
Título: ¡Seremos papás!
Nuestras miradas chocan y, por un momento, me olvido de las guerras, de todo lo ocurrido, del sufrimiento causado. Solo me importa que él está bien. A salvo. Vivo.
-Fred... -le llamo.
Mi voz en un susurro, pero, él puede escucharlo fácilmente.
Me mira. Da un repaso a mi cuerpo y rostro, no sé si para asegurarse de que estoy bien o para grabarse mi imagen en su mente por si algo le llegara a pasar a él o a mí.
Luego, da un rápido giro y comienza a caminar en dirección opuesta a mí.
-Lo siento. -exclamo.
Él se detiene, pero, no se gira.
-Lo siento por haberte decepcionado, por no ser lo que tú creías.
-¿Por qué lo eres?
Su voz suena gélida, pero, entre sus palabras puedo notar un deje de tristeza.
Se gira hacia mí y, por fin, le puedo observar correctamente: sus ojos están llenos de tristeza y, bajo ellos, han aparecido bolsas de color morado. Y, todo ello, por mi culpa.
-Mi madre y mi padre lo son y, si yo no lo era, les matarían. -sollozo. -No podía permitir que les hicieran daño.
Las lágrimas comienzan a salir de mis ojos, derramándose por mis mejillas.
-No espero que me entiendas, ni mucho menos, ni que me perdones. Solo quiero que lo sepas.
Su ceño se frunce.
-¿Y por qué mierda no me lo dijiste? ¡Demonios! ¿Sabes como me sentí cuando te vi con ellos?
Cierro los ojos, oyendo su reprimenda.
El tiene razón. Una noche me había marchado de Hogwarts y hasta semanas después no me había vuelto a ver. Cuando lo hizo, estaba peleando junto a mortífagos.
-Cuando, al morir Dumbledore, me dijeron que no estabas por ninguna parte del castillo, el mundo se me vino encima. Creí que los mortífagos te habían llevado con ellos. ¡Ni una carta tuya!
-Lo siento tanto, Fred.
Fred va a hablar cuando un golpe ensordecedor se escucha tras él. Se gira y hace que me coloque detrás de su cuerpo.
-Oh, pero mira a quién tenemos aquí. La preciosa pareja del año.
Bellatrix irrumpe en la sala con su habitual sonrisa maniática. Fred me mantiene tras él y mira a Bellatrix apretando sus dientes.
-Sabía que no eras de fiar, asquerosa traidora a la sangre. El señor tenebroso debería haberme hecho caso cuando se lo dije.
Agh, esa tía me da cada vez más asco.
-Ahora, me voy a encargar de que sufras por haber traicionado al amo.
Voy a hablar, pero, Fred se adelanta.
-No le vas a hacer nada, por tu bien.
-¿Crees que me das miedo, asqueroso traidor a la sangre?
Sonríe malévolamente y, antes de poder hacer algo, Bellatrix mueve su varita hacia Fred.
-Crucio.
Fred cae al suelo, vencido por el dolor. Llevo mis manos a mi boca y, en cuanto consigo reaccionar, agarro mi varita.
-Sectumsembra.
Las palabras del hechizo enseñado por Severus acuden a mi boca, sin poder evitarlo. Se escapan.
Me arrodillo frente a Fred y sujeto su rostro entre mis manos. Las lágrimas ya han comenzado a salir y aterrizan sobre mis labios. Un sollozo sale de entre mis labios.
-Estoy bien. -susurra.
Su rostro representa una débil sonrisa.
Miro a Bellatrix. Está sobre el suelo y no tiene respiración. Está rodeada de sangre por todos lados.
Oh dios, la he matado.
-Ey.
Fred se levanta con una mueca en su rostro y sus manos acunan mi rostro para hacerme desviar la mirada de la horrible escena que hay ante mí.
-Sé lo que estás pensando: no eres ninguna asesina.
Asiento, con los ojos aún llenos de lágrimas y sus labios se apoderan de los míos. Le sigo el beso al momento, le necesito, he estado tanto tiempo sin él.
Sus labios se mueven lentamente, como si quisieran aprenderse los míos a la perfección.
Cuando nos separamos, nuestras respiraciones están agitadas por la falta de aire y sus ojos brillan, al igual que los míos deben de hacerlo.
-Vámonos de aquí. -asiento.
Nos encontramos en los pasillos de los baños de Myrtle la llorona que, por alguna razón desconocida, está casi desierto. ¿Dónde está todo el mundo?
Caminamos por el castillo, ahora desierto, y, al notar ruidos en el patio, nos dirigimos hacia allí.
-Harry Potter ha muerto. -escucho las palabras de Voldemort.
Aprieto mi agarre en la mano de Fred y cierro mis ojos con fuerza.
Oh no, Harry no puede haber muerto.
Neville camina a hablar al centro y ,segundos después, Harry cae al suelo y se levanta. ¡Sí! ¡Está vivo!
Una pelea entre Voldemort y Harry comienza y, todos los mortífagos vuelven a la carga.
Miro a Fred.
-Corramos, necesito ponerte a salvo. -asiento.
Comenzamos a correr hacia dentro del castillo.
Noto como algo impacta contra mi espalda fuertemente y caigo, dolorida, al suelo.
Gimo de dolor y Fred se arrodilla a mi lado, con una mueca de horror en su rostro.
-Mierda, nena.
Me agarra en brazos y corre conmigo. Cuando llegamos a la sala común de Gryffindor me tumba sobre un sillón.
Gimo y él observa mi espalda.
Oh Merlín, mis bebes...
-Es muy profunda. -escucho decir a Fred con voz temblorosa.
-Fred...-murmuro.- Estoy embrazada...Nuestros hijos...-sollozo.- Son gemelos...
Escucho a Fred maldecir. Me quita la camiseta con cuidado y hace un hechizo para que una venda cubra mi herida.
-Vamos a ir a la enfermería. Allí estará la señora Pomfrey y te curará. Ya verás.
Gimo, deseando dormir. Noto mis ojos pesados y un gran cansancio.
Fred me vuelve a agarrar entre sus brazos y me lleva hacia la puerta de la sala común. Cuando está fuera de esta comienza a mirar hacia todos lados y, luego camina en dirección a la enfermería.
-Escúchame, Natalia. Necesito que no te duermas. -dice cuando observa que mis ojos empiezan a cerrarse.
Me cuesta tanto mantenerme despierta.
-Tengo mucho sueño, Fred.
Gruñe y comienza a caminar a mayor velocidad.
-Céntrate en mi voz y habla conmigo. Hazlo por nuestros hijos.
Asiento, aunque no sé si podré aguantar mucho más tiempo.
-¿Cómo los vamos a llamar? -pregunta.
Puedo notar la emoción en su voz al hablar de nuestros hijos.
-James me encanta. -murmuro y esbozo una pequeña sonrisa.
-Bien, pues James y Oliver será.
Sé que habla tanto para que no me duerma, peor, se me está haciendo imposible.
-Fred, creo que este es el fin.
Murmuro y sollozo.
-Lo siento tanto.
Me disculpo porque voy a morir. Me disculpo por todo el sufrimiento que le he causado y que le voy a causar y, me disculpo porque va a perder a sus hijos.
-Ni se te ocurra disculparte.
Por su voz, sé que está llorando.
-No vas a morir, mierda, ¡no!
Siento que mi cuerpo es dejado en cómodo colchón y voces hablando, pero, ya me da igual, me dejo abandonar por los brazos del sueño o de la muerte, no lo sé.
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Cuando despierto, no sé cuanto tiempo después, Fred se encuentra a mi lado. Dormido. Parecen ser altas horas de la noche. ¿Cuánto tiempo he dormido?
Intento levantarme, pero, un fuerte dolor me atraviesa. Emito un suave gemido y Fred despierta.
Me mira, al principio aturdido y, luego, con preocupación.
-¿Cuánto he dormido? -pregunto.
-Unos tres días. La guerra ya ha acabado. Hemos ganado. Harry ha vencido.
Sonrío. Por fin se ha acabado.
Toco mi barriga, mientras mi sonrisa se borra. ¿Qué ha pasado con mis bebés?
-Están bien. Han sobrevivido. -me informa Fred con una gran sonrisa. -Seremos papás, nena.
Asiento feliz, incapaz de borrar la sonrisa de mi cara y él me abraza.
¡Seremos papás!
-James y Oliver. -digo encantada.
Él sonríe, aún más, y asiente.
-James y Oliver. -repite. -Nuestros bebés.