[...]
(Tn)___ Colman
—Habrá un desayuno, lo organizó Deanna y tendremos que estar todos alli.
La mujer frente a mi se veía muy animada, con una sonrisa fresca en el rostro. Asentí con desinterés sin saber porqué Deanna seguía haciendo cosas como esas.
—Bien—acepté aún sin comprender y asomandome a la ventana sigilosamente, me detuve solo a observar a Ron junto a Enid, ambos se veían muy felices y sonreí del mismo modo.
—Me alistaré—volvió a decir—no olvides llevar el abrigo de Liam—asentí con rapidez y puse toda mi concentración en ella.
—Claro, no se me olvidará—contesté.
Carol se despidió con una sonrisa dejando a Liam acostado en la cuna, el pequeño estaba jugando con una sonaja que Erick y Aaron le habían regalado. Volví a asomarme con curiosidad a la ventana otra vez y pude apreciar a Ron, ahora estaba solo y caminaba en dirección a su casa.
Observé por un instante a mi hermano, el pequeño aún se mantenía muy tranquilo mientras jugaba con la sonaja moviéndola con fuerza. Salí de mi casa con la única intención de encontrarme con Ron, solo para saludarlo antes de ir a aquel desayuno.
Al salir fijé mi concentración en el rubio y me acerqué corriendo a su lado.
—Ron—lo llamé, pude ver que bufaba mirandome y ponía una expresión enojada para luego esquivar mi mirada—¿Estás enojado?, ¿Qué te sucede?—pregunté con suma curiosidad y cautelosidad, el chico no contestó—No sé qué te sucede pero no te libraras de mi tan fácilmente—solté—Lo averiguaré en el desayuno que organizó Deanna.
—No iré a ese estúpido desayuno, estaré en mi casa—soltó con un bufido y volvió a caminar alejándose de mi. Abrió la puerta y se adentró a su casa con mucha rapidez.
—¿Qué le sucederá?—pregunté en un susurro que solo yo pude escuchar.
Regresé a mi casa con rapidez y cargué a Liam, le sonreí por unos instantes mientras éste se disponía a sonreir jugando con su sonaja. Se veía muy feliz, mucho más feliz que antes.
[...]
—Nos hace falta un lugar—la voz de Morgan hizo que casi pegara un salto del susto, pero solo me limité a reír.
Tenia razón, ambos acababamos de llegar al dichoso desayuno y la mayoría de los lugares ya estaban ocupados.
—Morgan, casi me matas del susto—espeté riendo—Bueno, tienes mucha razón.
Mi vista viajó por todo el lugar, analizando a todos, y paró en dos personas; Glenn me saludaba con una sonrisa y Abraham solo levantaba la mano. Busqué con la mirada algún sitio vacio mientras Morgan se dirigía a sentarse junto a Abraham, ahora tan solo habían dos sitios disponibles, Uno al lado de Glenn y otro al lado de Carl.
Regresé mi mirada hacia atrás buscando a Maggie y ahí estaba ella, la mujer venía con una gran sonrisa mientras me observaba.
—Vamos Colman—palmeó mi hombro esbozando una sonrisa divertida—no te quedes allí parada—pude oír que decía, esta vez soltó una risita y se dirigió a sentarse junto a Glenn.
Suspiré con calma sabiendo que me tenía que sentar al lado de Carl, me acerqué despacio y me senté cautelosamente, éste no tardó en verme. Sin embargo, pude ver a Carol acercándose hacia mi y con una sonrisa se llevó a Liam, la mujer sentó a mi pequeño hermano en una mesa para bebés junto a Judith y Rick no tardó en levantarse de su sitio para dar unas palabras de alegría al ver a todos aquí.
—¿Por qué te sientas aquí?—lo observé cuando escuché su voz casi en un susurro, él solo carraspeo su garganta después.
—Es la única silla vacía, Carl—respondi de forma irónica tratando de escuchar las palabras de Rick.
Guardé silencio por un momento con notable incomodidad ya que Carl no decía nada más. Además de eso, Rick había parado de hablar y ahora todos los adultos conversaban entre ellos muy animados.
Me atreví a sacar mi navaja y ponerla debajo de la mesa, afilandola con una piedra que había encontrado segundos antes. Jamás me habia sentando a desayunar sola con ellos, con Tom lo había echo y no habíamos parado de hablar. Ahora era diferente.
—Las pistolas son mejores—pude oír que decía el chico a mi lado y lo observé con cierta molestia.
—Prefiero las navajas—afirmé mirando el objeto que estaba en mis manos—las municiones se agotan, una navaja nunca pierde nada—solté con seguridad esta vez enfocandome en él.
—De todos modos, las armas son mejores—volvió a decir Carl y me dediqué a asentir falsamente.
—Lo que tu digas, Grimes—contesté con ironía.
—Colman—la voz de Glenn me desconcentro y lo observé con interés—¡Atrapalo!
—Detente—prácticamente el asiático lanzó dos manzanas desde la otra esquina de la mesa directamente hacia mi, aferrandome a la silla y evitando dejar que las dos frutas cayeran, logré cogerlas en ambas manos con mucha rapidez.
—Maldición—pude oírlo espetar mientras Maggie y Rick soltaban una risita—Pronto lo lograré.
—¿Qué rayos fue eso?—preguntó Abraham al instante.
—Es una especie de apuesta—pude oír que Michonne respondia.
—¿Qué clase de apuesta es esa?—soltó con confusión Sasha—Podrías perder un ojo por eso.
Reí por un instante mientras veía a Tara que hacía lo mismo.
—¿Qué tipo de apuesta es?—pude oír que el chico a mi lado preguntaba.
—Bueno...—comencé a decir—Glenn dijo que si yo dejaba caer las frutas al suelo, le debería un gran favor.
—Espero que ese favor valga lo suficiente—decía Rosita con una sonrisa.
—Eso espero—solté observando al coreano, él tan solo soltó una risita.
Después de unos instantes, los adultos volvieron a conversar entre ellos enfocándose en desayunar y hablar. Hice lo mismo mientras veía que el sheriff a mi lado soltaba un suspiro.
—Por lo de la otra vez, yo no quise...—pude oír que susurraba y me limité a observar las manzanas en mi mano con mucha incomodidad—ya sabes, quiero decir que yo no quise..
—Está bien, No tienes que atormentarte por eso—me apresuré a aclarar—solo me viste triste y quisiste ayudarme por pena. No te preocupes por lo que sucedió.
—Yo no hice eso por...—lo observé con interés mientras éste dejaba de hablar.
Guardé mi navaja en mi cinturón no sin antes dar un vistazo al frente logrando visualizar a Enid acercándose, la castaña se veía un poco enojada mientras se acercaba hacia nosotros. Carl también la había visto.
—Rayos—murmuró el chico—lo olvidé.
—¿Qué olvidaste?—pregunté con confusión, sin embargo Enid se situó frente a ambos y el sheriff no respondió.
—Oye, este es mi sitio—soltó casi como un grito, obteniendo la atención de la mayoría alli, la observé con detenimiento mientras ella aún seguía de pie frente a mi.
—Perdón—solté con notable incomodidad, me levanté de esa silla y caminé unos centímetros más hasta llegar a Carol—Ahora vuelvo—le susurré a la mujer en el oído, ella asintió con un rostro sereno y me dispuse a caminar alejándome del lugar. Enid me había quitado las ganas de estar en esa mesa con los demás.
[...]
Entré con rapidez a casa de los Anderson y cuando encontré a la persona que había estado buscando desde hace un buen tiempo atrás, solté una sonrisa de lado.
Con mucha cautela me acerqué a él.
—¿Por qué estas enojado conmigo?—me atreví a preguntarle dándole una de las manzanas que había traído.
—Casi te hacen daño por estar afuera—soltó, pude ver que se detenía tan solo para volver a bufar—con Carl.
—Entonces...—comencé a decir con confusión—¿Por eso estabas ignorandome?—pregunté sin entender su incomodidad y enojo hacia mi.
—Te considero como una amiga y no me gustaría que nada malo te pase.
—No me pasara nada, ahora estoy aquí.
—Deberias estar en el desayuno—añadió esbozando una sonrisa.
—Deberia—repetí con desgano—Solo es que alguien me quitó el apetito.
—¿Quién?
—Nadie, no es tan importante—aseguré restándole importancia al tema. No podía decir que había sido Enid, Ron estaba con ella y no quería que algo malo le pasara a su relación.
Los pasos apresurados de alguien bajando por las escaleras resonaron casi en toda la casa. No tardó tanto en aparecer Sam al frente nuestro, el pequeño me sonrió con muchos ánimos y junto a ellos, pasé toda la tarde jugando videojuegos y leyendo cómics.