CAPÍTULO 186
*narra Aina*
Estoy totalmente decepcionada. Marta es la peor persona que existe en el mundo y encima Marcos quiere que YO me vaya. Quizás tenga que convertirme en una perra loca como ella, igual así logro captar la atención de Marcos.
Después de haberme duchado para sacarme toda la suciedad, me voy a supervisar que mi pastel válido para la fiesta esté a salvo. Lo he guardado en las cocinas del comedor, se lo pedí a una cocinera y me dijo que no había ningún problema. De camino al comedor, me encuentro con Daniel, Lucía y Guillermo.
Aina: Ey, chicos, el viernes venís a mi fiesta, ¿no?
Lucía: Ay, ¿no te lo habíamos dicho? Al final vamos a la de Marta.
Aina: ¿Cómo?
Daniel: Todos vamos a ir a esa... Tapas originales, muchos tipos distintos de bebida, un gran abanico de juegos, música buena, un delicioso pastel... ¿Qué nos puedes ofrecer tú?
Aina: Yo... ¡Lo importante es que a Marcos le guste!
Daniel: Y claro que le va a gustar, pero no podemos estar la mitad en una fiesta y la otra mitad en todos. Estaremos todos juntos en la fiesta de Marta. Tú también puedes venir.
Aina: Os estáis equivocando...
Me alejo, rabiosa, antes de cometer alguna locura. Pero cuando llego a la cocina del comedor y veo a Marta cogiendo mi precioso pastel y tirándolo contra el suelo, me quedo de piedra. Sin saber cómo reaccionar. ¿Cómo ha podido descubrir dónde estaba? Ahora sí que estoy jodida, no tengo nada, mi fiesta se ha ido al garete por culpa de Marta.
Marta: Ah, hola, Aina. En el momento que comentaste lo del topo supe que todo había sido una trampa, así que tuve que pensar en qué otro lugar podrías guardar la tarta. Sin pastel, sin preparativos, sin invitados, ¿qué vas a hacer ahora, cariño? Todos han preferido venir a la mía, saben que les puedo ofrecer mil cosas mejores que lo que tú les ofrezcas. No hace falta que pienses ni te esfuerces más. Una vez más, el mundo ha demostrado que todo lo que tú hagas, yo lo hago mejor.
Se chupa los dedos, pasa por mi lado, chocando con mi cuerpo intencionadamente y yo me derrumbo como hacía años que no me derrumbaba. Mis piernas flaquean y caigo al suelo. Empiezo a llorar desconsoladamente. Hundo mis manos en el pastel destrozado. Es imposible, nunca voy a ganar a Marta. Me ha vuelto a humillar. Necesita un verdadero escarmiento, así no se trata a la gente.