Memorias imborrables. [TERMIN...

By MariaJesus_AV

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Como todos recuerdan, Elizabeth se fue a estudiar de todos modos a Canadá... Dejó su pasado atrás, en donde t... More

Memorias Imborrables.
Capitulo 01
Capitulo 02
Capitulo 03
Capitulo 04
Capitulo 05
Capitulo 06
Capitulo 07
Capitulo 08
Capitulo 09
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capítulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30

Capitulo 14

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By MariaJesus_AV

No comprendía el qué quería decir lo que Braddie me intentaba señalar mientras se movía sin decir palabra alguna. Estábamos jugando a ese condenado juego de adivinar la película. Soy un asco para esto.

Era el séptimo cumpleaños de los pequeñajos de los gemelos. Lorenzo disfrutaba al máximo como los demás de movían sin más. Por otro lado, Luciano estaba con su mirada fija en la chimenea. Me asomé un momento desde la cocina para fijarme que ni Bradd ni Leonardo lograban mantenerlo entretenido.

—Tiene cara de pocos amigos —Dijo Rogger mientras Lexi, Jessica y yo preparábamos las empanadas y otras comidas para la cena de la noche.

—¿En qué estában pensando cuando creyeron que celebrarle un cumpleaños a unos críos con un montón de adultos sería divertido? —Preguntó Leonardo mientras entraba a la cocina al mismo tiempo que se quitaba la naríz verde de payaso. Sonreí.

—Fue idea de Jessica —Le acusé.

—Creí que se divertirían, ¿no? Después de todo, Luciano dijo que quería pasar su cumpleaños número siete a tu lado, Eli. —Dijo mi amiga. Suspiré.

—Pero estoy cocinando. Y él lo sabe —Luciano se asomó a la cocina para meter sus dedos en el merengue.

—¿Por qué no vas a jugar con nosotros, tía Eli? —Preguntó sonriénte.

—Estoy cocinándo. —Le advertí. Braddie se asomó a la puerta y me sonrió.

—Anda, yo te cubro. —Lexi le fulminó con la mirada.

—Mete el dedo en el merengue y te corto los testículos. —Braddie puso los ojos como platos.

—Si es que tiene. —Dijo su hermano. Bufé.

Las manitas de Luciano se entrelazaron con las mías mientras Lorenzo jugueteaba con Leonardo en la alfombra. Leo estaba haciéndo todo lo que estaba en su alcance para demostrarnos a todos que de verdad le interesaba la hermana de mi antiguo novio. Me reí para mis adentros cuando Lorenzo le dio una leve bofetada a Leonardo. Luciano, por otro lado, se mantenía a mi lado mientras abría mi regalo.

—¡Hala! —Exclamó con euforia.

—¿Te ha gustado? —Pregunté mientras él pasaba sus manitas por el plástico que le daba a conocer de que el libro era original y nuevo.

—¡No me lo puedo creer! —Dijo aún más frenético. Se apoyó de mis piernas y descansó su cabeza en mi hombro mientras mirabamos juntos el libro.

—¿Te ha gustado? —Volví a preguntar. Luciano besó mi mejilla con entusiasmo y yo le miré sorprendida. Él no tenía gestos de amor con nadie, ni siquiera con su Madre. Se percató de mi sorpresa y se ruborizó. Su pálida piel me enseñó de forma inmediáta que sus mejillas estaban encendídas.

—Gra-Gracias.

—No hay de qué —Dije mientras le acariciaba el cabello. Sus rizos eran hermosos en comparación con el cabello de Lorenzo, eso nos hacía identificarlos...

—La-Lamento el beso —Confesó aún con timidez.

—¿Quién ha besado a quién? —Preguntó mi novio mientras tenía sus brazos cruzados sobre su pecho. Luciano le fulminó con la mirada y entrelazó sus dedos con los míos. Me reí a carcajadas mientras me percataba de que mi ahijado intentaba cabrear a mi prometido.

—Yo a Elizabeth. ¿Tienes algún problema, Braddie? —Preguntó Luciano mientras le sacaba la lengua al final de su pregunta. Braddie desvió su mirada hacia a mí y le sonreí de una manera diciéndole que le perdonase. Bufó y se fue de forma rápida hacia su hermano y Lorenzo.

—¿Ahora te las das de matón, Luciano? —Pregunté mientras fingía fruncir el ceño. El crío se ruborizó otra vez.

—Lo-Lo siento. —Confesó.

—Tranquilo —Dije besándole la frente. Sus mejillas volvieron a encenderse y le vi bajar con rapidez de mis piernas para correr hacia el segundo piso. Quedé con los ojos como platos y Braddie se sentó en mis piernas de manera inmediata. Joder... ¡Como pesaba!

—Yo también quiero un beso —dijo con picardía.

—No respiro —dije mientras Braddie se sentaba a mi lado.

—Lo lamento.

—Descuida. 

—¿Ahora me darás mi beso? —Lorenzo se apoyó con los codos en mis piernas y me obligó a mirarle.

—¿Me has comprado algo a mí también, Tía Elizabeth? —Enarqué una ceja.

—Claro, es lo justo —dije mientras sacaba una bolsa detrás del sofá.

—¡Madre mía! ¿Qué es?

—Pues ábrelo —Le avisó Leo.

—¡Un peluche! —Le abrazó con fuerza y saltó a mi regazo. —¡Muchisimas gracias! —Dijo mientras atrapaba mi cuello y me atraía hacia él para plantarme un beso en la mejilla. Sin ruborizarce, bajó de mis piernas y se marchó hacia donde estaban las demás mujeres para enseñarles mi regalo. Me reí para mis adentros y me encontré con los ojos de Leonardo sobre mí.

—¿Qué?

—¿Te das cuenta de que fue a enseñarles a todos tu regalo pero no hizo lo mismo con lo que yo le di? —Me encogí de hombros.

—Me quiere, tú sobras. —Dije mientras Braddie se burlaba con malicia.

—Menudo fin de semana. —La verdad que sí. Ya había pasado un mes desde que Braddie me había propuesto casarnos...

—Yo opino, —prosiguió Braddie— que tú y yo —miró mis piernas y luego a mis ojos— deberíamos divertirnos esta noche. ¿No?

—No opines nada —Le advirtió Luciano. Leonardo se carcajeó y Jessica apareció al rescate.

—Cariño, no seas mal educado con Braddie —Luciano bufó.

—Venga, —le dije tocándo mis piernas. —tienes toda mi atención. —Los ojos de Luciano brillaron de manera inmediata y se acurrucó en mis brazos.

—Pendejo. —Dijo mi novio.

—Cierra la boca. —Le advertí.

—Niños. —Bufó Leonardo mientras sus manos eran rodeadas con la palma delicada de Jessica. Me reí para mis adentros por el rubor que comenzó a nacer en las mejillas de mi futuro cuñado. Jessica se burló de eso y se marchó a la cocina.

—Hey —le miré,— ¿Qué demonios hago ahora si estoy intentando ser un caballero?

—Quedarte aquí —Le advertí.

—Tirártela —Dijo Rogger entre risas.

—Cierra el pico. —Le advertí.

La música era tranquilizadora mientras Luciano seguía sentado en mi regazo y Lorenzo jugueteaba con sus nuevos regalos. Luciano abrió el libro que le había regalado y comenzó a ojearlo mientras estaba sobre mis piernas.

—¿De qué género es? —Preguntó con curiosidad.

—Es algo romántico, dramático y un pelín terrorífico —Los ojos de Luciano volvieron a brillar.

—Lo leeré de inmediato.

—Sé que lo harás —dije mientras él abría la primera hoja.

La mirada de Braddie cambió de manera radical cuando traía mi móvil al salón. Se quedó mirándo un momento al pantalla hasta que dejó de sonar y me alarmé de manera instantánea. Frank no había parado de llamar... Aunque ahora sus llamadas eran de forma más calmadas, era una casi por día y ya no tenía que aguantarlas cada cinco minutos.

—¿Se puede saber por qué demonios aún te llama? —Luciano le fulminó con la mirada.

—¿De qué hablas? —Preguntó Leonardo mientras le arrebataba el móvil de las manos. —Oh.

—Nunca contesto —Dije encogiéndome de hombros —No veo porque te cabreas tanto, bebé.

—¿Por qué le dices bebé si es un adulto? —Preguntó Luciano.

—Es un decir.

—Nada de eso, —Vi la ira en los ojos de mi novio—anda, atiende y pregúntale que cojones quiere. 

—¿Estás de broma? —Luciano se bajó de mis piernas al momento en que me puse de pie para encararle. —No voy a atenderle a sabiendas de que quiere hablar de algo como volver.

—Jamás volverías con él —Dijo Braddie tomándome por los hombros.

—No escupas al cielo, bonito. —Le advirtió Jessica. —Recuerda que ella y mi hermano llevaron una relación de cinco años ¿Y tú? ¿Menos de dos años? —Preguntó dubitativa. Los ojos grises de mi prometido se enfocaron en mí.

—Jessica sabes que... —Mi voz se apagó. De forma instantánea, todas las miradas se enfocaron en mí. Mi estómago se revolvió de una manera horrible y me obligó a subir las escaleras. Mala idea, no lo veía como una escapatoria fácil. Corrí a la cocina con las manos en la boca mientras soltaba todo sobre el fregadero. No podía creer lo que veían mis ojos ¿Desde cuándo se me había dado lo de vomitar? Jamás lo hacía. Rogger comenzó a sujetar mi cabello mientras seguía saliéndo todo ese espesor ásido de mi boca.

—¿Bebé? —Preguntó Braddie mientras se arrodillaba a mi lado mientras yo me sentaba frente la encímera. —Rogger, tráele un balde, por favor. —Mi amigo obedeció a esa petición. —¿Cariño? ¿Estás bien?

—Me siento enferma.

—¿Enferma? —Braddie sujetó mis manos y de manera insólita me puse de pie como puda para vomitar en el fregadero nuevamente.

—Maldita sea. —Dije mientras Braddie sujetaba mi cabello con mis manos. —Lárgate, no me veas así. —Le rogué.

—No, en la salud y enfermedad ¿Recuerdas? —Bufé.

—No nos hemos casado aún, idiota. —Dije cabreada.

—Pero lo harémos, debemos poner esto en práctica, bebé. —Dudé. Quizás tenía razón, quizás no.

—Mis tripas... Se revuelven. —Dije mientras me acurrucaba en los brazos de mi novio. Luciano se quedó de pie junto a la puerta mientras Jessica sostenía la mano apretada de Leonardo.

—¿Estás segura que es una simple enfermedad? ¿Elizabeth? —Miré a Jessica. Tenía que estar de coña.

—Ah... No. —Dije irritada. —No me cabrees más o —Acto seguido, ponerme de pie y volver a vomitar. —Juro que ese olor enfermizo del pollo frito me está volviéndo loca. —Dije mientras Jessica y Lexi se miraban con la boca abierta, ambas. Leo no comprendió y Rogger puso los ojos como platos. Apreté la mandíbula cuando me percaté de lo que acababa de decir... No, joder... Eso no.

—¿Qué otra cosa te marea? —Preguntó Lexi. Braddie estaba en silencio, quería oírlo, quería que me dijese que era algo totalmente imposible... Quería... Quería que fuera irreal... En verdad no sabía que quería, sólo quería dejar de vomitar.

—Tu voz. Así que cierra la boca. —Dije cabreada.

—Solo intentamos sabes que sucede contigo. —Dijo Lexi cabreada. Leonardo dio un paso adelante y miró a su hermano.

—Pregúntale. —Le sugirió.

—No. —Dijo Bradd mientras volví a sujetar mi cabello.

—Bien, lo haré yo —Leonardo me tomó por los hombros y apretó la nariz por el olor que debía de salir del fregadero. —¿Hace cuánto que no te baja? —Enarqué una ceja. ¿Era coña, no?

Me quedé mirándo un momento el agua como corría en el fregadero y comencé a lavar mi boca sin más. Braddie estaba a mi lado, con sus manos en mis caderas y, sabía que todos estaban en la cocina. Joder ¿De verdad me harían sacar la cuenta? Levanté mis manos y comencé a calcular. Braddie me miraba con sus ojos llenos de un brillo bastante desgraciado para mí y, las chicas me miraban aún intrigadas.

—¿Eli? —Preguntó Braddie al notar que dejé caer mis manos a mis costados. Me apoyé del mueble del fregadero y dejé que mi espalda se deslizara por él. Me tapé la cara con las manos y rezaba a Dios para que lo que sea que estuviese pasando, fuera irreal.

—¿Elizabeth? ¿Qué sucede? —Miré los ojos de Rogger.

—Nueve días. —Dije mientras Lexi ponía los ojos como platos.

—No manches. —Dijo Leonardo en un suspiro. —¡Seré tío! —No podía mirar a Braddie a los ojos. De forma automática, me puse de pie y aparté a todo el que se ponía a mi paso.

Caminé escaleras arriba y me encaminé al baño para lavarme los dientes. Me percaté de que mi cabello estaba algo sucio con el ásido que salía de mi boca. Suspiré cabreada y me desvestí para meterme a la ducha.

El agua estaba tan fría que me hacía sentir bien. Lavé mi cabello y luego me enjaboné. Dejé que el agua recorriera cada lugar de mi cuerpo y toqué mi vientre algo cabreada.

—Joder... ¿Eres real? —Pregunté mirándo la pared. Corté el agua y me envolví en la toalla verde que estaba en el baño. Abrí la puerta y me encontré con el cuerpo de mi mejor amigo. —Muévete. —Le amenacé.

—¿Te ha llegado la regla? —Preguntó mientras caminaba a mi lado.

—No.

—¿Hace cuánto? ¿Nueve días? —Asentí. —Puede que se te haya... ¿Descontrolado? —Enarqué una ceja y le encaré.

—No. Siempre me llega el tres de cada mes... Hoy es doce ¿Crees que mentiría con esto? —Pregunté indicándo mi vientre.

—Eli... —Cerré la puerta en la cara para vestirme. —Anda, di algo. —Preguntó desde afuera.

—Solo espero que no sea real. —Dije mientras miraba el espejo de cuerpo completo —Espero que no seas real... —Dije en un susurro.

—Es tan real como no puedes creerlo. ¿Sabes por qué? Porque tienes nauceas. —Me avisó mi mejor amigo. Con amigos así, no necesitaba a ningún enemigo.

—A la mierda. —Dije mientras me vestía con lentitud.

—Oh, hola Bradd. —Dijo mi amigo desde afuera.

—Elizabeth, voy a pasar. —Dijo mientras abría la puerta para encontrarse con que estaba sin playera, era todo lo que faltaba a mi cuerpo. —Anda, te ves sexy.

—No me jodas. —Dije sentándome en la cama mientras él hacía lo mismo.

—Bebé, ¿serémos Padres? —El simple título de Padres estaba mareándome. Iba a vomitar otra vez.

—No lo sé. —Dije apoyándome de él.

—¿Quieres tenerlo? —Le miré.

—No voy a matarlo. No si es de mi sangre, joder. —Dije tocándo mi vientre. —Ya sé que viene en camino, es algo obvio con lo de las nauceas...

—¿Pero?

—¿Cómo dices? —Pregunté sin entender.

—Siempre hay un pero.

—De acuerdo —Suspiré, —jamás tuve una Madre descente, seré una mierda en el papel como Mamá. —Bradd pasó su brazo por mi hombro y me apretó contra él.

—Serás la mejor, date una oportunidad. —Miré a sus ojos.

—¿Estás feliz, no es así? —Sonrió.

—Seré Papá. Y ¿Sabes que es lo mejor de todo esto?

—Solo se que no puede empeorar. —Dije desafiánte.

—Es que tú eres la Madre de mi futuro hijo —Miró mi vientre, —o hija.

—Estoy embarazada. —Dije para hacerme la idea. —Embarazada. Yo...

—Son solo nueve meses. —Dijo besándo la comisura de mis labios. —Mierda.

—¿Qué?

—Nueve meses sin poder hacerte el amor. Voy a pegarme un tiro. —Dijo horrorizado.

—Vive con ello, cielo. —Dije con malicia.

—Sobreviviré. —Dijo besándome mientras se acostaba sobre mí.

—¡Quieto! —Dije apartándole.

—¿Qué? —Miró mi vientre y mi mirada cabreada. —Oh, perdonen.

***

Lexi y Rogger habían ido a comprar un test de embarazo para ver si estaba o no con una cría dentro de mí. Al entrar con la bolsa, subí las escaleras y la hice sin más. Dejé el tubo sobre el retrete y me quedé esperándo, veinte minutos. Luciano estaba a mi lado, fue al único que le permití entrar mientras esperaba. Apreté su mano y él miraba mi vientre a cada momento.

—¿Serás Mamá? —Sacudí la cabeza hacia adelante y atrás —¿No que no querías?

—Debo asumir.

—Puedes quitarlo de tu vida ¿No? —Asentí.

—Eso sería lo más cruel que he echo... Jamás mataría algo que llevo dentro de mí, pequeño. —Dije mirándole.

—¿Habrán pasado ya los veinte minutos? —Enarqué una ceja. Miré el móvil y quedaban tres.

—Tres minutos más. —Escuché que alguien tocaba la puerta.

—Elizabeth, estámos haciéndonos viejos aquí afuera... ¿Está lista? —La voz de Jessica era irritante.

—¿No te enfadarías conmigo si mato a tu Madre? —Pregunté a Luciano que me miraba con sus ojos perdidos.

—¿Te quedarías siendo mi Madre en su lugar? —Enarqué una ceja. Estaba evitando ser Madre de algo que podría llevar dentro y él me pedí decidir ser Madre.

—Ok, aguantaré sin matarla. —Dije mientras Luciano asomaba una leve sonrisa en sus labios.

—¿Puedo ver la prueba ya? —Enarqué una ceja.

—Sí. Tengo miedo. —Me puse de pie y miré el tubo blanco. Ok, positivo. Estaba embarazada.

—¿Y? —Preguntó Luciano. Una leve lágrima se salió de mis ojos y me arrodillé frente el pequeño cuerpo de mi ahijado. Luciano me rodeó con sus delicados brazos y besó mi mejilla. —¿Lo estás, verdad? —Asentí. —Oh.

Me puse de pie y al cabo de un rato abrí la puerta para mirar con seriedad a todos. Braddie se acercó de forma rápida a mi lado y me miró confundido.

—Serás Papá. —Dije mientras él me abrazaba con fuerza.

—¡Oh maldita sea! ¡Me haces feliz! —Sus labios chocaron de una manera única contra los míos y comprendí que estaba bastante feliz. Me aparté con algo de duda en mis ojos y él frunció los labios.

—Creo que estámos siendo un poco egoístas —Admitió Leo, —Elizabeth ni siquiera nos ha dicho si quiere tener al bebé o no. 

—¿No quieres? —Preguntó mi novio sorprendido. Habíamos hablado de que tenía miedo pero que si estaba embarazada pues ni modo, cargaría con el bebé por nueve meses y fin de la historia.

—Pues ya lo tengo, hay que tenerlo —Dije mientras me encogía de hombros. Lexi me miró dubitativa y lo mismo hacían los ojos de Jessica. Luciano apretó mi mano con fuerza mientras yo suspiraba y buscaba algo de aire en aquel pasillo.

La cena transcurrió sin más mientras los críos tenían sus coronas puestas en la cabeza como Leonardo lo había sugerido. Lorenzo estaba feliz con ello, por otro lado, Luciano estaba tan aburrido como yo. Me quedé mirándo sus manitas mientras él las tenía sobre la mesa junto con la mitad de su cuerpo mientras Jess le regañaba. ¿Cómo podía querer tanto a ese niño y no querer al que llevaba dentro? Miré con detención los ojos de mi prometido, me observaban, espectantes y atentos a lo que yo hiciese. Ni que fuera a matar al ser vivo que llevo dentro ahora.

—¿Crees que esto podría empeorar? —Preguntó Rogger mientras se apoyaba con el codo en el sofá. Me lo quedé mirándo algo aturdida... ¿No se estaba divirtiéndo? Pues yo pensé que sí.

—Creí que estabas contento con todo esto... Es decir... El cumpleaños de tus sobrinos —Rogger suspiró.

—Estoy aquí por ti, Elizabeth. Los demás me importan un carajo incluyéndo a mis sobrinos.

—¿Cómo puedes decir eso? —Miró mi vientre y luego a mí.

—¿Estás segura que puedes criticarme ese pensar? —Enarqué una ceja.

Touché —Me reí. Los ojos de Rogger se encontraron con los míos y ambos suspiramos.

—¿De verdad vas a dejar que esa cosa nazca? —Le fulminé con la mirada.

—¿Cosa? Es mío. Más respeto —Reclamé.

—En el fondo, si quieres ser Mamá ¿Verdad?

—En el fondo, valoras tu vida ¿Verdad? —Pregunté con malicia.

—Ok, no preguntaré más —Dijo cruzándose de brazos.

Los ojos precavidos de mi novio me miraban de vez en cuando. Al notar que le observaba, giraba la cabeza como un pendejo. Estaba algo cabreada por tener que aguantarle la pataleta. ¿Por qué nadie podía ponerse de mi lado? Yo no me sentía apta para ser Madre. Es decir... ¿Quién podría con una Madre como Laura? ¿Quién podría? Si hay alguien que pudo, con esa puta como Madre, anda, dime... ¿Quién?

Jess me sonrió apenas vio que miraba a Lorenzo y luego vi a Lexi acariciándo su vientre. Me sonrió también y supuse que todos estaban enseñándome como criar a un bebé. Me puse de pie y caminé hacia el patio trasero... Iba a vomitar si seguía viendo tanto amor maternal.

—He sido algo duro ¿No? —La voz de Bradd se escuchó en todo mi cuerpo. ¿Esto era tan fácil? Lo había aceptado, juro que sí... Pero la esperanza de no estar embarazada me ayudaba a aceptarlo... ¿Y ahora? Ahora que sabía que todo era real... Joder, que complicado era.

—No —Mentí.

—Elizabeth —dijo mientras me tocaba por la cintura, —se me ha pasado la mano, lo asumo.

—¿Tú crees? —Suspiré.

—Elizabeth, mírame.

—¿Qué?

—Quiero a ese bebé —dijo tocándo mi vientre. Le aparté de forma inmediata y miré el cielo. La noche estaba divina, pero la verdad era que no disfrutaba para nada ver las estrellas.

—Yo también.

—¿De verdad? —Preguntó con la duda a la vista.

—Oye, si no lo quisiera, hubiese dicho que abortaría en un dos por tres.

—Lo sé —Aceptó.

—¿De verdad piensas que puedo llegar a ser una buena Madre? —Braddie sonrió.

—Claro que sí, ¿piensas lo contrario? —Guardé silencio. Eso le bastaba para darle a conocer que prefería cortarme una teta antes de tener que darme el título de Madre del año.-

#Ok. Lamento la demora... I'm Sorry :BEspero les haya gustado este cap. ^^

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