Agua, por favor [Hetalia]

By SecondGray

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El mundo se ha quedado sin agua, y (T/N) y sus compañeros deberán encontrar un artefacto milenario que supues... More

Prólogo (Primera parte)
Prólogo (Segunda parte)
Prólogo (Tercera parte)
Capítulo 1 - El Diario
Capítulo 2 - La Misión
Capítulo 3 - Alguien más
Capítulo 4 - Un rastro
Capítulo 5 - En busca de ellas
Capítulo 6 - Tiempo de ayudar
Capítulo 7 - Un galón y barricadas
Capítulo 8 - El grupo agradecido
Capítulo 9 - Impresiones
Capítulo 10 - El que patrulla
Capítulo 11 - Plan
Capítulo 12 - La Refinería
Capítulo 13 - El escape
Capítulo 14 - Los hermanos reunidos
Capítulo 15 - Goofy
Capítulo 16 - La larga historia
Capítulo 17 - El piloto
Capítulo 18 - Parientes
Capítulo 19 - Conflicto desconocido
Capítulo 20 - El laberinto
Capítulo 21 - Huyendo de la muerte
Capítulo 22 - Árboles
Capítulo 23 - Pánico
Capítulo 24 - Al fin fuera
Capítulo 25 - El trato
Capítulo 27 - El Almacén
Capítulo 28 - Paneles, claves y pistas
Capítulo 29 - La Imprenta
Capítulo 30 - Novelista
Capítulo 31 - Noche en el Supermercado
Capítulo 32 - Frío
Capítulo 33 - Pasando el rato
Capítulo 34 - Las Ruinas
Capítulo 35 - Un duro Despertar
Capítulo 36 - El Camper
Capítulo 37 - Ojos índigos
Capítulo 38 - El centro comercial
Capítulo 39 - Los Rescatados
Capítulo 40 - Ayuda inesperada
Capítulo 41 - La castaña y la sartén
Capítulo 42 - Killa
Capítulo 43 - Atrapados en un baño
Capítulo 44 - Huida en camiones
Capítulo 45 - Los Trece
Capítulo 46 - La Spadille
Capítulo 47 - Cuerpos
Capítulo 48 - Persecución
Capítulo 49 - El tercer amigo
Capítulo 50 - La Carta
Capítulo 51 - Un alivio
Capítulo 52 - Dúo por conveniencia
Capítulo 53 - Algo falta
Capítulo 54 - Raptados
Capítulo 55 - Grupos
Capítulo 56 - Incursión
Capítulo 57 - Darksiders
Capítulo 58 - El Líder
Capítulo 59 - La espera
Capítulo 60 - La Reunión
Capítulo 61 - Remolinos
Capítulo 62 - El primer acertijo
Capítulo 63 - Frases
Capítulo 64 - El río
Capítulo 65 - Géisers
Capítulo 66 - Preludio
Capítulo 67 - El Corazón de la Tierra
Capítulo 68 - Desde el fondo de su ser
Capítulo 69 - El regreso
Capítulo 70 - Alegría
Final - Yao
Final - Ivan
Final - Kiku
Final - Alfred
Final - Natalya
Final - Vladimir
Final - Lukas
Final - Yekaterina
Final - Arthur
Final - Francis
Final - Matthew
Final - Gilbert
Final - Elizabeta
Final - Antonio
Final - Ludwig
Final - Lovino
Final - Feliciano
Gracias

Capítulo 26 - Heridas

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By SecondGray


—Pero hay algo que aún no termina de cuadrarme. — continuó la joven (nacionalidad), acariciando los rubios cabellos del somnoliento niño a su lado, con cuidado de no raspar sus propias heridas. — Yao no tiene excusa para haber pensado que era la líder, ya que cuando él apareció solo estábamos Peter y yo. — recordó. — Además, él creyó que yo era su madre, así que nada de lideresa por el momento.
—Sí, eso es cierto. — concordó el chino, mirándola. Todos escuchaban atentamente, sobre todo los dos nuevos.
—Sin embargo, luego llegó Ivan. — (T/N) dirigió su mirada hacia el de ojos violetas. — Si mal no recuerdo, tú creíste que los tres éramos una familia, siendo Yao mi esposo y Peter mi hijo. — pausó, y el ruso asintió desde su sitio, sus hermanas mirándolo extrañadas. — Pero entonces, ¿cómo se te pasó por la cabeza que yo era la líder del grupo?
—Ah, es que cuando aclaramos las dudas luego de que llegara Kiku supuse que, si no eras la esposa, entonces eras la líder. — sonrió inocentemente el alto. — Yao parecía hacer todo lo que le dijeras y aceptaba todas tus decisiones, por lo que supuse que debía seguir tus órdenes también.
—Así que es por eso... — sopesó ella luego de un momento de silencio, interrumpiendo sin darse cuenta al chino que quería empezar a hablar. — Asumo entonces que el resto de ustedes pensó lo mismo y se convenció al ver que los que llegaron antes se comportaban como si yo los liderara. — declaró, recibiendo afirmaciones de parte de todos (menos los dos nuevos). — Entonces fue como un efecto dominó...
—Bien, pero si no eras la líder, ¿por qué Yao te trataba como tal? — cuestionó Ivan, aún no muy convencido.
—¿Porque le salvamos la vida...? — dijo en voz baja Peter, no muy seguro de su respuesta.
—En realidad, sí. — confirmó el chino. — Decidí asumir a (T/N) como una líder porque le debía –y aún le debo– la vida.
—¿Entonces toda la confusión fue because Ivan asumió algo que no era cierto? — preguntó Alfred.
Нет, creo que te equivocas, Alfred. — negó el ruso, esbozando una sonrisa sombría para el estadounidense.
—Fue porque le salvaron la vida a Yao, ¿qué no entendiste? — sentenció algo irritada Natalya, manteniendo un tono monótono, entrando en la conversación para defender a su hermano. — Si se lo hubieran encontrado de otra forma, él no hubiera decidido tratarla como líder, sino más como compañera. Entonces mi hermano no hubiera pensado lo que se insinuaba.
­—La lady tiene razón. — la apoyó Arthur, calmado, recibiendo una mirada de "en serio, ¿de qué lado estás tú?" de Alfred.
—Tú no te metas, anglocejón. — reprochó el estadounidense.
—No me llames así, gringo. — respondió irritado el oji-esmeralda, el canadiense aparentemente divirtiéndose ante la escena desde su lugar.

Pasaron el resto de la noche hablando de cosas triviales hasta que todos hubieran terminado la cena. El inglés y el canadiense cargaron todos los platos hasta la cocina y los escondieron, pues no había con qué lavarlos y si los dejaban ahí a la vista alguien podría hallarlos y seguirles la pista.

Se dijeron los "buenas noches" y "hasta mañana" generales, y cada uno se acurrucó en donde le dio la gana. Kiku se apartó del francés y del inglés y se hizo bolita en una esquina de la gran cama.

Peter, no muy dispuesto a dormir al lado de Arthur, se pasó a la derecha de la joven y se acurrucó entre sus brazos, ella rodeándolo.

Se cubrieron con las mantas y poco a poco se quedaron dormidos.
Casi, pues había dos personas que seguían despiertas.
Y una de ellas era (T/N) (T/A).

La joven había esperado a que todos estuvieran dormidos para levantar la cabeza, verificándolo. Desde donde estaba echada no podía ver mucho, pero oía las respiraciones calmadas y lentas de todos los presentes, así que les asumió dormidos.

Se levantó con mucho cuidado de no despertar al pequeño y se deshizo de su agarre, gateando fuera de la gran cama con cautela.
No quería despertar a nadie.

Llegó de puntitas hasta la moto y, muy despacio, extrajo de su equipaje el botiquín de emergencias, armado de improvisto el día en que inició todo.
Era hora de vendarse las heridas, al fin.

Dejó la sala en la que estaban y se dirigió a la cocina, pues suponía que haría demasiado ruido y podría despertar a quien sea que fuera de sueño ligero.
Lamentablemente para ella, no se percató que había alguien más que no estaba durmiendo.

De modo que jaló un banco hasta cerca de la isla de la cocina y depositó el botiquín frente a ella, quitándose los guantes.
Ahora que se examinaba bien las heridas, le dolía con solo ver sus manos. Tenía ambas palmas rojas, y la piel en las almohadillas principales estaba rasgada y en algunas zonas faltaba. Podía ver sangre seca entre sus dedos y todo parecía irritado.

Se quedó ahí por cerca de un minuto, no muy segura de qué hacer. ¿Qué diablos debía ponerse? ¿Cómo debía vendarse? ¡Ella no era médica, y tampoco recordaba mucho de primeros auxilios!

En esas estaba la joven mientras que en la cama gigante una persona era despertada por quien tampoco se había dormido.

—Está despierta, se ha ido a la cocina con un botiquín. — zarandeó con cuidado al chino para despertarlo. — ¿Wang, me oyes?
—¿Eh...? Ah, sí, cierto. — despertó Yao, susurrando. — Gracias, allá voy.

Por otro lado, (T/N) seguía espantada mirando sus manos en la cocina para cuando el chino entró sigilosamente.
Claro que le oyó, pero se sorprendió de haberle despertado. ¿Tanto ruido había hecho?

—¿(T/N)? ¿Pasa algo? — preguntó en voz baja el asiático, de pie en el umbral de la puerta.
—Yao, lo siento si te desperté. — susurró ella algo nerviosa aun dándole la espalda. ¿Qué podía decirle? No quería que se preocupara por sus heridas.
—¡Aiyaah! ¡(T/N), ¿qué te pasó en las manos?! — se alteró el chino al ver sus palmas, intentando no gritar y acercándose algo desesperado.

Claro, ¿cómo no se había dado cuenta?
Ella estaba de espaldas a él y tenía sus manos frente a su rostro, obviamente le vería desde atrás.
¿Cómo se lo explicaba ahora? Suponía que no le quedaba otra opción más que decir la verdad.

—Me las raspé en el laberinto, bajando por una cuerda... — murmuró girándose para encarar al chino, aún sentada. Había sido algo torpe de su parte el no llevar los guantes puestos. — Las quemaduras terminaron de abrirse con todo el jaleo...

Yao ahogó un suspiro de asombro al acercarse. Se arrodilló frente a ella y tomó sus manos entre las suyas con cuidado. Las examinó con la mirada y las giró delicadamente para verificar que los dorsos estuvieran intactos, con una mirada de tristeza en sus ojos.
Las colocó palma arriba sobre las rodillas de la joven y se irguió sin levantarse, estirando un brazo y alcanzando el botiquín.

—¿No quieres sentarte? — preguntó ella al darse cuenta de que se ponía cómodo en el suelo.
—No, aquí estoy bien. — susurró él, levantando la mirada sin mover su cabeza y sonriéndole por unos instantes.

El joven rebuscó entre el botiquín, dejando frascos a medida que avanzaba entre las cosas en busca de lo que fuera que fuese a necesitar.

Ella, mientras tanto, se distrajo, sumiéndose en sus pensamientos sin percatarse que se había quedado mirando al chino enfocado en curar sus heridas.
Sintió el ardor en sus palmas, el cansancio en todo su cuerpo que solo quería dormir. Sentía sus músculos tirándole y doliéndole por el sobre-esfuerzo en el laberinto, y sentía todos los moretones en las distintas zonas de su cuerpo comenzar a hacerse presentes.
Había enfrentado a la muerte dos veces en el mismo día y lo único que pedía ahora era poder dormir.

Para cuando rompió el tren de sus pensamientos y regresó al presente, se encontró con una escena que no pudo evitar que la pusiera algo nerviosa, aunque se controló de inmediato.
El chino permanecía sentado frente a ella, piernas cruzadas, con la cabeza aún agachada pero mirándola directo a los ojos y sonriendo, al parecer divertido. Sostenía las manos vendadas y tratadas de ella entre las suyas como si fueran una flor.
Sintió algo de calor subir hacia sus mejillas, pero no supo por qué. Debía admitir, sin embargo, que el joven frente a ella de pronto se veía... ¿atractivo?

—L-Lo siento, estaba pensando... en otras cosas... — se excusó ella en un cansado susurro al percatarse que le había estado mirando todo este rato, apartando la vista hacia un lado.

El asiático respondió divertido con algo pequeño en chino que obviamente la joven no comprendió, pero decidió no preguntar.
Suponía que debía ser algo como: "no te preocupes" o "no hay problema".

Yao guardó todo dentro del botiquín y lo dejó con cuidado sobre el regazo de la cansada joven, poniéndose en pie.

—¿Cómo está tu tobillo? — preguntó ella, levantando la mirada.
—Mejor, debería estar bien en un par de días. — supuso él con una pequeña sonrisa mientras se pasaba una mano por sus oscuros cabellos, dándose la vuelta. — Descansa bien.

Y dejó la cocina en silencio en dirección a la gran cama.

(T/N) permaneció sentada por otros instantes, mirando a la nada, hasta que decidió volver a dormir. Se levantó lentamente y avanzó de puntitas hasta la moto, colocando con cuidado el botiquín en una de las mochilas de su equipaje.
Gateó sobre los colchones con cuidado de que su peso no despertase a nadie, oyendo al chino ya dormido en algún lugar de la cama, no le veía. Sin darse cuenta de que todavía había alguien que no estaba durmiendo, se acomodó al lado de Peter, lo rodeó con sus brazos y se quedó dormida lentamente.

Afortunadamente, sus sueños fueron tranquilos esa noche.

A la mañana siguiente despertó con el niño acurrucado entre sus brazos. Sintió que había dormido mucho tiempo, pero no podía saber qué hora era, no tenía un reloj. Al menos aún podía escuchar las respiraciones calmadas y lentas de todos, así que debía ser la primera en despertarse.
Sintió, también, algo contra su espalda. Era un objeto sólido, por lo que no era un cúmulo de sábanas. Era relativamente suave, lo poco que podía sentir, así que no podía ser una de las dos mesas con lamparitas adyacentes a dos esquinas. Y, además, parecía emitir calor propio, por lo que no podía ser ni un cojín ni el respaldar de uno de los sillones.
¿Se habría movido alguien a su lado mientras dormían? Era posible.
Pero, ¿quién? Ahora mismo no era capaz de evocar a su memoria en qué orden habían estado sentados la noche anterior.

La joven se levantó lentamente y con cuidado, apoyándose en uno de sus codos y doblando ligeramente su torso para estar medio sentada de lado. Aún tenía a Peter entre sus brazos, y no quería despertarle.

Escaneó su alrededor, iniciando por el niño dormido a su lado. Siguió con su mirada hacia Yekaterina, dormitando de lado y girada de modo que miraba hacia Peter y ella; aunque no estaba pegada a ambos, estaba algo separada.
A lo que sería la derecha de la ucraniana podía ver a Ivan dormido boca arriba con sus manos sobre su pecho y sus codos a su lado, una expresión tranquila en su rostro y su boca apenas abierta. Estaba bastante cerca a su hermana mayor, pero eso no le extrañaba a la (nacionalidad).
Siguiendo en la misma dirección estaba Natalya, durmiendo de lado y algo encogida, aferrada al bazo derecho de su hermano, bastante cerca de él.

Continuando con el círculo estaba el chino. Yao estaba dormido boca arriba con la cabeza inclinada hacia un costado, una mano sobre su pecho y la otra suelta al lado de su torso y su pierna izquierda algo flexionada hacia arriba. Su expresión parecía pacífica, pero la joven no podía ver mucho ya que no estaba tan cerca, el chino estaba relativamente alejado de los tres hermanos.
A la derecha de Yao y no muy cerca estaba Alfred, quien dormía con la boca un poco abierta, pero no mucho. Tenía su mano derecha sobre su pecho y su otro brazo estaba estirado hacia un costado. Sus piernas estaban relativamente separadas y, al igual que el chino, la izquierda estaba algo flexionada hacia arriba.
Siguiendo y a su lado estaba su hermano. Matthew estaba relativamente cerca al estadounidense y dormía con la expresión más calmada posible. Tenía ambos brazos hacia arriba y los cruzaba tras su cabeza, usando sus manos como almohada. Su pierna derecha estaba flexionada hacia arriba.
Y por último estaba Francis, algo alejado del canadiense. Dormía boca abajo con sus manos bajo la almohada sobre la que apoyaba su rostro girando hacia la derecha, y una de sus piernas estaba medio doblada hacia afuera.

Cuando la joven empezaba a sentir que faltaba gente, miró más hacia la derecha del francés, pero no pudo. No podía torcer tanto su cuello.
Así que regresó su cabeza a la posición original, mirando a Peter, y giró sobre su hombro, encontrándose con alguien más que no dormía.
Kiku Honda.


~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

HEY! Lo siento ;-; Perdón por haberme tardado tanto en subir el cap

Si les soy honesta, me olvidé completamente el martes y el miércoles no tuve tiempo Q~Q

Pero aquí estoy! Mejor tarde que nunca (?

En esta parte no hay referencias :c

Nos vemos el próximo martes! (ahora sí, y si me vuelvo a olvidar les hago un mini-especial o algo x3c)

Les loveo <3

-Gray

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