Quedan solo dos días para volver a Hogwarts. Todos recibieron sus cartas, pero no todos confirmaron su asistencia.
Draco estaba encerrado en la mansión Malfoy desde el día que le dijo adiós a sus querido pelinegro, lo echaba de menos, lo necesitaba con él, pero no se arrepentía de haberlo alejado de su vida. Sabía que El Salvador del Mundo Mágico no debía estar con alguien de su calaña. No era el único que pensaba así; a pesar de que en el juicio le habían concedido la inocencia, El Profeta, insistía en referirse a él como El Niño Mortífago, además muchos padre habían protestado ante la noticia de que a él también le había llegado la carta, con el pretexto de temer por la seguridad de sus hijo. Ante esto Draco solo reenvió su lechuza con una respuesta negativa negándose a terminar su educación mágica.
Draco está en ese punto del sueño cuando uno no sabe si se está dormido o despierto cuando oye una voz bastante conocida para él llamándole desde el primer piso.
-¡¡¡¡Draaaaquiiii!!!! ¿¡¿¡Dónde estaaaas!?!?-
Zabini entró en el cuarto del Principe serpiente de un portazo, haciendo retumbar la casa entera, mientras gritaba el nombre de su amigo para que se levantara.
-¿Quién está listo para su último año de colegio?
-No voy- respondió el platinado.
-ohhhh si que vas, levanta debemos ir al Callejón Diagon a por tus cosas, y de paso hablamos, tengo muchas cosas que contarte.
Zabini puso una sonrisa de idiota enamorado al decir eso, a partir de ese momento su mente solo se dedicó a viajar por los recuerdos que tenía de su pequeño castaño. Era tan mono, tan sexy, tan tierno, tan guapo, tan...
A nuestro Dragón no se le escapó es suspiro de ensoñación de su despertador humano, preguntandose quién tenía en las nubes a su mejor amigo.
------------------------------------------------------------Dejameeeeee, que no quiero iiiiiir.-
Draco se quejaba, no creo q le gustase mucho que lo arrastraran por todo el callejón Diagon de la oreja, tal niño pequeño despues de una travesura y antes de la gran regañina que le esperaba ahora al platinado.
-Draco, no puedes seguir encerrado en tu cueva toda tu maldita y larga vida, ¡Te quedan 100 años como mínimo, por merlín!¡Olvida a poter!- Zabini le soltó la oreja y se puso frente a él para que no hubiese escapatoria posible.
-No quiero, y si que puedo, mírame- Draco empezó a andar hacia la salida, pero una colleja de parte del Moreno le devolvió a la realidad
-Si nisiquiera voy a ir a Hogwat este año, no tengo nada que comprar.
-Si que vas, intercepté tu lechuza y mandé la confirmación por ti. No pienso ir solo a clases este año, me aburriría mucho.
Al no poder negarse mas, se dejó arrastrar por su amigo hasta a la tienda de túnicas de Madame Malkin.
Zabini lo dejó ahí... solo... en una tienda...donde cualquiera puede entrar.
Draco se miraba en el espejo, una aguja mágica hacía los arreglos necesarios para adaptar la túnica a su figura, curiosamente, esta le pinchaba mas de lo normal.
-Vaya, que casualidad- No hacía falta girarse para saber aquién pertenecía esa voz-Aquí nos vimos por primera vez.
-No es casualidad Potter, es que la autora no tiene imaginación.
No es eso idiota, estoy intentando hacer un guiño a la historia original.
-¿Qué? ¿Qué autora?-Por primera vez en este fanfic la idiotez de Harry hacía acto de presencia.
-Nada, San Potter, No hay ninguna autora.
Puto
Ahí terminó la conversación, a ambos se les agolpaban los recuerdos, pero mientras que uno los dejaba pasar por su mente, el otro solo quería borrarlos.
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HEY!
Que tal?
Espero que os esté gustando y perdón por la espera, aunque dudo mucho que alguien la estuviera esperando.
Perdonada por las faltas ortográficas y os animos a señalarmelas para corregirlas, siempre se puede mejorara la historia.
Decidme que pareja quereis para el próximo capítulo.
Besos: Mcc120