El chico de las sopas de letr...

By ziallislife23

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Niall sólo resuelve sopas de letras en clases. Y Zayn decide que Niall será su nuevo amigo. Historia LGBTQA+... More

Sinopsis
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Especial 2k lecturas: Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Especial 3K lecturas: Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Especial 5K: Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Especial 6k: Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Especial 7K: Capítulo 42
Especial 8K: Capítulo 43
Capítulo 44
Especial 10K - Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Especial 12K - Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Especial 18K lecturas
Especial 23K lecturas - Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Especial 30K lecturas -Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítullo 65
Capítulo 66
Especial 36K lecturas
Capítulo 68
Especial 38K lecturas
Capítulo 70
Especial 40K lecturas
Capítulo 72
Capítulo 73
Especial 43K lecturas
Capítulo 75
Especial 45K lecturas
Capítulo 77
Capítulo 78
Especial 50K lecturas
Capítulo 80
Capítulo 81
Especial 60K lecturas
Capítulo 82
Capítulo 84
Capítulo 85
Capítulo 86
Capítulo 87 parte I
Capítulo 87 parte II
Capítulo 88
Capítulo 89
Capítulo 90
Capítulo 91
Capítulo 92
Capítulo 93
Capítulo 94
Capítulo 95
Capítulo 96
Capítulo 97
Capítulo 98
Capítulo 99
Capítulo 100
Capítulo 101
Capítulo 102
Capítulo 103
Capítulo 104
Capítulo 106
Capítulo 107
Capítulo 108
Capítulo 109
Capítulo 110
Capítulo 111
Capítulo 112
Capítulo 113
Capítulo 114
Capítulo 115
Capítulo 116
Capítulo 117
Capítulo 118
Capítulo 119
Poemario de ECDLSDL gratis 28 y 29 nov (2017)

Capítulo 105

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By ziallislife23

[N/A: La situación en mi país está muy difícil y lo único que me provoca es llorar. Hoy metieron preso a uno de mis compañeros de clases, y ayer a otro lo detuvieron. Todo porque quieren libertad. Hace poco murió un estudiante de medicina, le faltaba muy poco para graduarse, y pensar que yo podría haber estado en su lugar, que podría estarlo mañana mismo... no tienen idea de lo horrible que me siento. Los policías matan gente porque sí, no hay insumos médicos, cada día más y más gente muere... Las cosas que estamos viviendo no son fáciles, así que discúlpenme cuando tenga que ausentarme.

Como sea, espero que disfruten el cap. Gracias a todos por su paciencia, por preocuparse y por sus buenos deseos. Los amo]


Quería besarlo. Me estaba viendo a los ojos, su mirada era suave y a la vez llena de muchas emociones, y me dije a mí mismo que esa era respuesta suficiente por los momentos.

Pero si sus labios eran tan acogedores como los recordaba...

Sin embargo, no lo hice. Tenía miedo de que todo se arruinara súbitamente. Otra vez.

—¿Entonces...? —salió de mi boca y apretó su agarre en mis dedos. ¿Me estaba diciendo que estaba ahí conmigo y que estaba consciente de ello? ¿O era otra cosa? Suspiré y no pude detener que otras palabras se me escaparan—. ¿Sí te gusto?

Su mirada no se apartaba de la mía. Era ligera, como si estar así de expuestos no le incomodara en lo absoluto.

—Como lo dije aquel día, Zayn, eres el jardín entero.

Ahora quería llorar. Sentía demasiadas cosas como para siquiera expresar alguna con palabras.

—¿Me amas? —pregunté sin poder evitarlo y continuó sin despegar su vista de la mía. Asintió con lentitud y habló en voz baja, como si intentara asegurarse de que nadie más que yo pudiera oírlo.

—Aunque no pueda decírtelo...

Rompí en llanto. Despegué mi mano de la suya y la llevé hasta mi cara, comenzando a quitar las lágrimas, y cuando volví a verlo noté su mirada triste.

—No llores, por favor...

—Es de felicidad, Niall. Estoy muy feliz y... —Sorbí y me pasé la mano por el rostro de nuevo—. Tú me haces feliz.

Se subió incluso más en mí y me besó la frente, despertando miles de mariposas que ahora volaban libres a lo largo de mi estómago. Luego volvió a bajar y permaneció allí, cerca, y posó su mano en una de mis mejillas, quitando los restos de lágrimas que quedaban y acariciándola después.

—Vamos a dormir —afirmé y, teniendo los ojos cerrados lo escuché llamarme, por lo que los abrí—. ¿Sí?

Movió su dedo hasta mi nariz, como hacía meses anteriores. Una sonrisa se hizo presente en mis labios, y hasta solté una risa.

—¿Eso significa que me quieres?

Pasaron segundos hasta que finalmente respondió. Su mirada era seria.

—Significa lo que quieras.

—¿Y si quiero que signifique eso?

—Entonces significa eso, sin más.

Permití que la felicidad me invadiera y asentí. Lo acomodé hasta que quedó a mi lado y no encima de mí, y se me acercó tanto como las veces anteriores, hundiendo su cara entre mi pecho y cuello. Lo rodeé con el brazo y lo oí suspirar.

—Descansa, cielo.

—Tú también, prometido.


Cuando desperté, me encontré con una de las mejores vistas del mundo entero. Era Niall, quien también estaba dormido, y se encontraba abrazándome. Sonreí y me quedé viéndolo un rato, hasta que caí en cuenta de que tenía el ceño fruncido. ¿Estaría teniendo una pesadilla? ¿Algo lo estaría molestando en sus sueños? Si era así, ¿qué era? ¿Recuerdos del accidente? ¿La culpa por estar conmigo cuando...?

Recordé de inmediato la hora a la que me había dicho que quería que despertáramos, y busqué mi teléfono con mi mano. Eran las 4:30, muy pasadas las 4... hora en la que solía llamar a Samuel, y si me había dicho que quería despertar a las 4:45, entendí en ese momento, no planificaba llamarlo.

¿Por qué demonios no iba a hacerlo? Mejor dicho, ¿por qué no lo había querido llamar? ¿Estaba teniendo una pesadilla sobre eso? ¿Su mente estaba atormentándolo porque sabía que no lo había llamado y lo estaba presionando? ¿O cuando se despertara correría a hacerlo porque la culpa era demasiado grande?

Moví mi mano hasta su cara y pasé mi pulgar por su ceño arrugado, como intentando estirarlo. Obviamente no funcionó, pero no despegué el contacto.

Me puse a pensar en miles de cosas respecto a ambos. A los inicios de nuestra relación, al punto en el que estábamos ahora, al futuro. ¿En serio se casaría conmigo? ¿Cuando decía esas cosas sobre ser su prometido... las decía porque en sus intenciones de verdad estaba el llegar a unirse por mí de por vida?

Después de diez minutos, abrió los ojos. Estos lucían alterados, nerviosos, y no estaban mirando a ningún lado; simplemente estaban alertas, sin más. Tomó varias bocanadas de aire y apretó su agarre en mí, causándome cosquillas y a la vez un escalofrío, y cerró los ojos, agotado.

—Estás aquí —dijo—. Estás aquí, Zayn. Estás aquí.

La impotencia me inundaba. Deseé poder hacer algo más por él, pero sabía que no podía.

—Sí. Lo estoy.

Me abrazó aún más, como si se estuviera aferrando a mí. Mi corazón se encogió.

—No me dejaste...

—Hice una promesa, ¿no?

—Gracias por tanto —Su cara estaba hundida en mi pecho. Le acaricié el cabello, sin saber qué más hacer—. De verdad, gracias.

Suspiré y estuvimos unos minutos en silencio. Escuché la alarma sonar y la apagué de inmediato. Él no se movió.

—Oye, amor, yo, eh... —comencé y tragué saliva. ¿Cómo traer eso a coalición delicadamente? Ni siquiera estaba del todo seguro de que hubiera una manera de hacer eso—. Noté que no llamaste a Samuel —Sus músculos se tensaron. Mis manos pasaron a su espalda—. ¿Fue un accidente o...?

Se separó de mí un poco, de forma que podía mirar al techo, porque ya no tenía la cara pegada a mí. Por más tonto que pareciera, extrañé tenerlo cerca.

—No lo voy a llamar más —anunció y no supe cómo reaccionar—. No quiero llamarlo más, y desde que desperté en la mañana sabía que hoy sería el día en el que finalmente lo haría, pero necesitaba ayuda. Sabía que no podría hacerlo solo por la culpa o la ansiedad o lo que fuera, y pensé que tú serías la persona perfecta para ayudarme con ello.

Sin embargo, yo estaba preocupado.

—Dios, esto no es por lo que te dije de casarnos, ¿verdad?

—¿Qué? —Se incorporó en la cama y dirigió su mirada a mí. Me costaba distinguirlo por la poca luz que quedaba en mi habitación, pero podía ver su expresión confundida—. No. Hago esto por mí, Zayn. Porque necesito avanzar, necesito superar a Samuel y el accidente y lo que sea que pasó en él, y porque necesito seguir con mi vida.

—¿Juras que no lo haces por mí?

—Llevo meses pesando en dejar de llamarlo. Meses.

—¿Desde...? ¿Desde hace cuánto?

—Dos o tres meses. Tal vez hasta más tiempo, no lo sé, pero tenía miedo de hacerlo.

¿Debía creerle? Nunca me había mentido, pero aun así temía que lo hiciera por lo que yo le había dicho el otro día. Aunque, bueno, tampoco era como si por eso de la noche a la mañana fuera a hacer locuras...

¿Tenía que ver también con lo que le había contado de mi abuelo? La idea me parecía muy posible.

—¿Estás seguro de que...?

—Esto se trata de mí, Luciérnaga. De nadie más —Su tono era confiado. Me impresionaba su tenacidad—. Hago esto por mí, ¿de acuerdo? No por ti, por mis padres, por la psiquiatra... Hago esto por mí, porque necesito avanzar, seguir con mi vida, y porque no puedo seguir viviendo en el pasado cuando... hay tanto que el futuro podría traerme.

Sonreí y lo vi llevarse las manos a las sienes. Su cabeza debía ser un auténtico desastre. Me incorporé y lo atraje hacia mí, abrazándolo.

—Estoy tan orgulloso de ti, Niall.

Reposó su mandíbula en mi hombro.

—Yo también.


Cuando se fue, llamé a Louis para contarle lo que había ocurrido. Sabía que podía sonar un poco, no lo sé, chismorreístico, pero quería que me diera su opinión al respecto y me aconsejara en caso de que lo considerara necesario.

—¿Y bien? —pregunté—. ¿Qué opinas?

—Pienso que fue un gran avance y sí, también estoy orgulloso de él, pero espero que esto de avanzar no se le suba a la cabeza y se fuerce a hacer cosas que no puede.

—No lo había pensado, pero sí, tienes razón.

—No te sientas presionado a decirle que sí te casarás con él solo para evitar eso, eh, que no creo que sea la alternativa correcta. Hay que hablar con él y explicarle las cosas con calma, pero ya muy paciente y comprensivo has sido tú como para hacer todo lo que quiere solo para que no se ponga peor o algo así, ¿entiendes?

—Sí. Entiendo. Gracias por el... consejo.

—Está bien. Cuando quieras. Por cierto, ¿podrías preparar brownies para mañana? Es que son muy buenos.

Sonreí.

—¿Por qué no?


En la noche, el cachorro me llamó. De nuevo, tuvo pesadillas, y según lo que me contó fueron peores que las anteriores. Se despertó sudando y gritando, y hasta lloró. Cuando contesté su llamada, su voz aún sonaba afectada y me daba un dolor tan grande que quería correr a su casa a abrazarlo, aunque sabía que no podía porque era demasiado tarde.

—¿Crees que fue porque... no llamaste a Samuel?

Lo oí suspirar.

—No sé, pero sea cual sea la respuesta, no lo voy a llamar otra vez.

—¿Estás seguro? ¿No te gustaría llamarlo aunque fuera una vez a la semana o...?

—Quiero superar esa parte de mi vida, y sé que no lo lograré llamándolo una vez a la semana. Debe ser algo definitivo y...

—Me preocupa tu salud mental, Niall. Es decir, admiro mucho que quieras hacer esto, y me enorgullezco de que no lo hayas llamado hoy, pero si todos los días las pesadillas van a ser así pienso que...

—No puedo dejar de colorear por miedo a salirme de la línea. Esa frase me la dijiste tú, ¿recuerdas?

—No uses mis palabras en mi contra, eh, y mucho menos cuando se trata de tu salud mental.

—Sé que te preocupa y todo eso, y en serio lo aprecio, pero juro que estaré bien. Además, es solo un poco de lluvia, ¿sí? Al final...

—¿El arcoíris será tan hermoso que me hará pensar que todo valió la pena?

—Exacto.

Suspiré y me rasqué la cabeza. Cuando lo ponía así sonaba muy optimista y hermoso, pero sabía que el proceso estaba bastante alejado de eso. Probablemente tendría más pesadillas, lloraría mucho, quizá volverían más ataques de ansiedad en el colegio o en lugares públicos... Solamente esperaba que tuviera razón y que al final todo saliera bien.

—Pienso que deberías discutir esta decisión con tu psiquiatra. Por prevención.

—Sí. Mañana lo haré.

—Bien. ¿Quieres que hablemos de algo más o...?

—Quiero oírte. ¿Podrías conversar un rato sobre... lo que sea?

Bostecé. Amaba hablar con él, pero era imposible ocultar que tenía sueño.

—Seguro.


El jueves, Bobby me llamó en la tarde, en la misma hora que el rubio estaba en el médico. Era para avisarme que Marianne quería que me hiciera una hematología y que si yo estaba disponible tendríamos consulta el lunes, y después de agradecerle por avisarme y eso, se me ocurrió contarle otra cosa.

—No sé si ya sabe, pero ayer Niall no llamó a Samuel. Desde la semana pasada ha estado teniendo pesadillas, y la de ayer fue peor, según lo que me contó.

—Sí. Lo escuchamos gritando en la noche, pero no pensábamos que sería por eso. De hecho, no creíamos que fuera a no llamarlo un día así como así, de golpe, pero... supongo que algún día iba a pasar, ¿no?

—Sí, pero creo que nadie se lo esperaba. Al menos, no tan rápido.

—Después de conocer a Niall y su situación todos tenemos un punto de vista distinto de la palabra rápido, pero sí, entiendo a lo que te refieres.

Suspiré.

—¿Cree que vaya a ser algo... permanente? Porque sé que es persistente y decidido, pero es una rutina que ha tenido arraigada a sí desde hace meses; ¿no cree que eso pese más que su súbito anhelo de avanzar?

—Me gustaría decir que sí, que pesa más, pero si conozco a mi hijo como lo conozco, la respuesta será otra. Además, si la fuerza de la costumbre fuera más pesada que la de las ganas de superación personal, la rehabilitación no existiría o, en dado caso, sería un fracaso, que se ha demostrado que no lo es.

—De acuerdo. Entonces...

—¿No quieres que deje de llamarlo? Creí que hasta estabas un poco celoso de Samuel.

—Me da miedo que Niall se fuerce a cosas que aún no está preparado para hacer porque quiere recuperarse. Me refiero a que sí, entiendo que quiera avanzar, pero hay límites respecto al ritmo y...

—Entiendo, entiendo. Te da miedo que quiera pisar el acelerador de forma muy brusca y choque.

—Exacto. Yo no... no quiero que choque.

—Créeme que nadie lo quiere, pero te comprendo. Tal vez deba hablar con él en un rato y exponerle mi punto de vista sobre el tema.

—Sí. Sería bueno.

—De acuerdo. ¿Entonces quedamos así? ¿Irás el lunes a consulta? —Emití un gruñido afirmativo—. Bien. Hasta luego, hijo.

—Hasta luego, Bobby.


Después de eso, estuve sacando cuentas de las ganancias netas de las últimas ventas de los brownies, y con el dinero para la reinversión fui a la tienda y compré materiales. Los organicé al llegar a casa, porque no quería que mamá los confundiera con los suyos, y preparé dos bandejas porque los viernes eran un buen día para vender. Cuando calculé que el cachorro había regresado de la consulta, lo llamé. Hablamos un poco, me contó que le había dicho a Marianne que no había llamado a Samuel y en general cómo le había ido.

—¿Y qué opinó ella respecto a no haberlo llamado?

—Le pareció algo abrupto al principio, pero le expliqué que llevaba meses pensándolo y me felicitó por haber tomado la decisión de hacerlo. Luego le comenté que no quería llamarlo más y me dijo que si quería hiciera eso, pero que, en caso de sentir que lo necesitaba o algo así, lo llamara aunque fuera una vez a la semana.

—Suena bien.

—Sí, pero no lo voy a hacer. No lo llamaré y ya.

Suspiré. Era TAN terco.

—¿Y si te da ansiedad? ¿No importa?

—Tengo mis sopas de letras, ¿recuerdas? Además, tú también me ayudas con eso, aunque a veces no te des cuenta, así que no me preocupo.

—¿Y las pesadillas? ¿Qué te dijo de eso?

—Me mandó a tomar tés, porque sabe que no quiero volver con las pastillas. De igual forma, a ella tampoco le gusta mucho mandarlas, porque sabe que algunas pueden crear dependencia y eso.

—Está bien. Sabes que los tés no los puedes preparar tú, ¿no? Por el fuego.

—Sí, amor, lo sé. No te preocupes por eso, ¿bien?

Sonreí por el amor. De alguna manera, logró tranquilizarme.

—De acuerdo. Solo... no quiero que te pase nada malo, ¿entiendes? Porque me importas y lo menos que quiero es que te ocurra algo y que termines llorando o...

—En primer lugar, gracias, y en segundo lugar, entiendo que te preocupes, pero como ya te he dicho miles de veces, no puedo esperar ver un arcoíris sin algo de lluvia. De hecho, no lo hago, y espero que tú tampoco.

Cuando vi a ese cachorro entrar por primera vez al salón, ese cachorro tan asustado y atemorizado de la vida, jamás imaginé que terminaría siendo esa misma persona tan terca y tenaz con la que ahora hablaba por teléfono. ¿Las apariencias engañaban o no era más que una muestra de su evolución?

—¿Y no te da miedo que esa lluvia sea demasiado intensa o algo así? ¿O que sea simplemente... demasiada para ti? ¿O que caiga demasiada cuando podría ser más sutil y así llevarla con más calma?

—Al principio todo era demasiado, Zayn. Demasiado. Y eso ni siquiera era una lluvia; era una tormenta entera, un huracán. Pero pude soportarlo, pude superarlo, y si pude con eso, sé que también podré con esto.

Negué con la cabeza y volví a suspirar.

—Está bien. Confío en ti.

Él sonrió.

—Gracias por hacerlo.


Cuando me llamó a media noche porque tenía pesadillas, le pregunté si podría acompañarme el sábado a hacerme una hematología, porque había ido al médico y me había dado la orden. Me dijo que sí, hablamos de otras cosas, y me quedé dormido antes de darme cuenta. Al vernos en el colegio me fastidió por eso, como era de esperarse, pero en realidad me alegró mucho porque veía que estaba siendo mucho más suelto que meses antes.

Esperaba que esa lluvia que estaba soportando en la actualidad hiciera que meses después estuviera incluso más suelto, más adolescente normal que en ese momento.

Y que el proceso para llegar allí no fuera tan doloroso como temía.

El sábado fue genial. Fuimos a que me sacaran la sangre al mismo sitio de la última vez, y me tocó precisamente la misma señora para atenderme, y bromeó preguntándome si ya me había tomado en serio lo de la propuesta de matrimonio de mi prometido.

—Sigue sin hacerlo —respondió Niall negando con la cabeza, dando la impresión de decepcionado, pero con una sonrisa ligera en los labios—. Y no sé la razón, porque le he dicho que es de verdad.

—Apenas tenemos 18, Niall. No sabemos nada de la vida.

La señora me sacó la sangre y cerré los ojos. Odiaba las inyecciones.

—Pues a mi parecer —habló ella—, él sí sabe una cosa, y esa es que se quiere casar contigo.

—¿Le va a dar una paleta? —preguntó él y volví a abrir los ojos—. Fue muy valiente.

Sonreí y la señora me puso un algodón con alcohol en el brazo donde había estado la inyectadora hacía unos segundos.

—Si te la di a ti la semana pasada, Niall, no veo cómo no le daría una a tu novio.

Todavía me daba un algo cuando escuchaba esa palabra. Era lindo oírla, pero no me había acostumbrado a ella del todo. La mujer se levantó y colocó el frasco con mi sangre en un contenedor.

—A mi prometido —corrigió él y sentí mi corazón latir con rapidez contra mi pecho. Oh, si supiera lo que me causaban sus palabras, por más pequeñas que fueran...

—¿Te das cuenta, Zayn? —inquirió la mujer, sacando una paleta de un envase—. Él habla en serio.

—Supongo que tendré que esforzarme más para que lo entienda —dijo el rubio encogiéndose de hombros y agarré la paleta. Él me miró y sonrió, tendiéndome la mano para ayudarme a levantarme de la silla. La tomé y su sonrisa se hizo más grande.

—No hay cosa que con esfuerzo no se consiga, hijo —dijo ella—, así que siga adelante.

Niall rió y asintió, entrelazando nuestros dedos. Creo que era la primera vez que hacía eso en público de esa forma o, más bien, sin importarle quién estuviera viéndonos. Anoté mentalmente que era un avance. Noté que la mujer también sonrió cuando nos vio, pero sin abrir la boca. Tal vez le recordábamos a ella y su esposa cuando eran más jóvenes.

—Bueno, chicos, hasta luego. Fue un placer haberlos visto de nuevo.

—Igualmente —dije—. Gracias por la atención y por la paleta.

—Sí, gracias por la paleta —salió el rubio—. Mi prometido estará feliz de comérsela.

Sacudí la cabeza y nos fuimos, siempre tomándonos las manos. Sin embargo y para mi propia sorpresa, no estábamos hablando en el camino hasta el sitio en el que desayunamos la otra vez; tal vez con el contacto que teníamos ya era suficiente. Cuando llegamos allí, pedimos lo mismo, y mientras esperábamos que nos llevaran la comida, me quedé mirándolo un rato fijamente —y como estábamos frente al otro, era obvio que lo notaba.

—¿Qué sucede, Luciérnaga?

—Eso que dijiste de que te esforzarías más para que...

Cerró los ojos, suspirando, para volver a abrirlos. Me miró con paciencia y me sentí de nuevo como en primer grado cuando había cosas que no entendía con la misma facilidad que mis compañeros y la maestra tenía que explicarme todo con más calma.

—No estoy haciendo esto por ti, Zayn. Lo hago por mí, ¿entiendes? Por mí.

—Pero...

Su expresión era seria.

—Dije que iba a esforzarme porque quiero que entiendas que nada de esto es un juego para mí, y que si tengo que esperar, lo haré. Fuiste muy paciente conmigo al principio, incluso cuando no podía ni hablarte y cuando tenía los ataques de pánico en el baño, así que no veo por qué yo no lo sería ahora contigo. De hecho, no es ser paciente contigo, sino paciente por algo que sé que valdrá la pena.

—Aquí están sus pedidos, jóvenes —dijo una camarera llegando a nuestra mesa con unos platos encima—. Espero que los disfruten.

Nos sonrió y asentí con la cabeza en su dirección. Había cortado la intensidad del momento, pero creo que en realidad me hizo un favor, porque no sabía qué responder. Colocó los platos en la mesa, se retiró, y pasé a mirar al cachorro, quien me estaba mirando atentamente desde antes de darme cuenta.

—¿Y bien? —preguntó—. ¿No tienes nada que decir sobre todo lo que dije?

Sonreí de lado.

—Que te amo. Nada más.


El domingo día fue de hacer brownies. Me impresionaba el hecho de que siguieran gustándome, considerando lo mucho que los preparaba últimamente. Estudié, Niall igual, y pensé en lo que hablaría al siguiente día con Marianne en la consulta. Se me ocurrieron unas cuantas cosas, las anoté en una libreta que pensaba llevar, y recordé decirle a mi madre que iría al médico y que buscaría los resultados de una hematología.

—¿Y quién está pagando todo eso? —preguntó.

—La hematología, yo. No es tan cara.

—¿Y la consulta con el médico? Es más, ¿a qué médico estás yendo y por qué?

—Bueno, ¿recuerdas que hace tiempo te había dicho que Niall había estado en un accidente, no? Pues por eso él va al psiquiatra, y como su papá ya me considera de su familia, dijo que podría pagarme consultas para yo también ir. La psiquiatra me enseña estrategias para ayudarlo, me da consejos, y también me ha ayudado con unas cosas personales.

—Sí, me imagino, porque eso de la hematología no creo que sea para ayudar al chico brownie.

—Sí, bueno. Es eso.

—De acuerdo. Solo... ¿estás seguro de que lo que tienes con ese chico es puramente amistoso? Porque si su propio padre te está pagando una consulta con un psiquiatra, que son costosísimas...

Me puse nervioso súbitamente. ¿Cómo podía decirle a mi mamá que en realidad ese chico me había propuesto matrimonio y me llamaba su prometido?

—Claro que somos amigos, mamá.

—No dudo que lo sean, Zayn; lo que estoy preguntando es si no son más que eso.

—¿Lo dices por lo de su papá? Ese señor es muy dadivoso, muy buena gente. Y si es para ayudar al mejor amigo de su hijo, ¿por qué no habría de hacerlo, no crees?

Me miró con perspicacia, como si no confiara en mis palabras del todo. Para mi suerte, llamaron a su celular. Agradecí al cielo haber sido misericordioso conmigo.

—Hablaremos de esto después, jovencito, pero quiero que entiendas que esta conversación no ha terminado y que no me he comido ese cuento, ¿sí? Bien.

Me marché a mi habitación con rapidez. No quería tener que seguirla pronto.


En el colegio, vendí todos los pedazos de brownies. Debía ser cuidadoso, porque últimamente estaba vendiendo mucho y podrían atraparme, por lo que decidí que esa semana no volvería a llevar sino hasta el viernes, para no levantar tantas sospechas —si es que ya no las había despertado antes, por supuesto.

El resto del día fue normal, dentro de lo que cabe, hasta que Niall tuvo un ataque de pánico-flashback. Gracias al cielo fue al final de la penúltima clase y salió del salón corriendo, llorando, y después de cinco minutos lo seguí. Entré al baño, lo vi en el suelo, sentado, con la cara hundida en las rodillas, y me acerqué a él despacio.

—¿Niall? Soy Zayn. ¿Te molesta que esté aquí o...?

Alzó la cara y me vio a los ojos. Me partió el corazón verlo tan destrozado.

—A-A-Abrázame...

Me quedé con él un rato más. Cuando venían otros chicos, nos miraban raro, pero luego se iban. Perdimos el comienzo de la siguiente clase, pero sigo pensando que lo valió porque el cachorro se vio más tranquilo al final. En el transporte no hablamos mucho del tema, pero se veía mejor y eso me era suficiente.

Cuando llegué a casa, también anoté eso en la libreta de cosas de las que hablaría con Marianne en la consulta. Fui a buscar los resultados de la hematología después de descansar un rato, y fui al lugar donde la mujer atendía tan pronto como salí de allí. Al entrar a la consulta estaba un poco ansioso, pero se me quitó a medida que iba hablando.

Le conté sobre la decisión del rubio respecto a no llamar más a Samuel y de cómo me preocupaba que pudiera afectarlo tanto que terminara incluso peor que antes por la ansiedad, o que tuviera tantas pesadillas que no pudiera descansar en lo absoluto. Y también de su ataque de pánico-flashback de la mañana.

—Lo de los flashbacks probablemente va a seguir —explicó—. Y también las pesadillas.

—¿Y eso no es preocupante porque, ya sabe...?

—Es lo normal conociendo su situación. Imagina que hubiera tenido un accidente y se hubiera lastimado la pierna, y tuviera que ir a terapia para poder volver a moverla. Le va a doler, va a ser difícil, que en realidad es lo normal, y al final todo habrá valido la pena.

—Lo sé, pero...

—Sé que estás preocupado, pero estará bien. Es un chico fuerte y sé que podrá con todo esto.

—¿Y si no lo hace?

—Ya ha pasado por cosas peores. Esto no es nada para él.

Cuando lo decía así, hasta me hacía sentir mal por no confiar en él lo suficiente. Sin embargo, en realidad no era eso; solo no quería que saliera lastimado. Aunque sabía que era como ella decía: una recuperación no se daba sin un poco de dolor.

Y Niall no sería la excepción a eso.

Continué contándole otras cosas a la psiquiatra, y le pregunté por qué nos había pedido a ambos hacernos exámenes sanguíneos una vez le entregué los resultados.

—Oh, principalmente para ver los niveles de hemoglobina en ambos, pero a Niall le mandé otro examen extra para ver sus niveles de adrenalina. Como últimamente ha tenido pesadillas y ahora los flashbacks, es bueno saber cómo están esas hormonas.

Asentí. Todo eso me parecía interesante.

—Genial. ¿Y cómo está mi hemoglobina?

—Bien, pero te recetaré unas vitaminas. Era más que todo por chequeo, así que no te preocupes. En serio estás bien.

—¿Entonces por qué me manda las vitaminas?

—En primer lugar, porque nunca están de más, y en segundo lugar, porque si lo que me dices es cierto y tienes tendencia a deprimirte, una buena cantidad de complejo B te sentará de maravilla.

Asentí de nuevo mientras veía cómo llenaba unos récipes. Me pregunté qué tan ajetreado sería su día a día y si seguía amando su trabajo como los primeros días. Esperaba que sí.

—Tengo una pregunta —informé—. En vista de que Niall ha estado teniendo tantas pesadillas y por ello me llama a media noche o incluso más tarde, ¿no podría tener un celular? Sería más fácil comunicarme con él.

—Bueno, si soy honesta, la idea me suena interesante, pero depende de lo que digan sus padres. Originalmente no querían comprarle uno porque temían que llamara a Samuel desde allí, pero como no lo ha hecho desde el miércoles, quizá cambien de parecer.

—No creo que lo haga. Es demasiado tenaz.

—Haremos algo, ¿te parece? —Sonrió—. Estará a prueba por una semana y, si sigue sin hacerlo, le plantearé la idea a Bobby, ¿bien?

—Sí. Me parece un buen plan.

—De acuerdo. ¿Algo más de lo que quieras hablar?

—Pues... —Pensé en el sábado y la conversación con la mujer que me sacó la sangre—. Niall ha dicho varias veces que quiere que nos casemos. Todo comenzó porque le dije que algún día cuando lo convenciera de casarse conmigo haríamos todo lo que quisiera, y luego me preguntó ¿quieres... casarte... conmigo? que al parecer era una propuesta de matrimonio real y... no sé. Es un poco confuso porque no sé qué pensar.

Estaba auténticamente divertida; no me quedaba duda alguna de ello.

—¿Y qué le dijiste?

—Que éramos muy jóvenes, obviamente. ¿Qué más le voy a decir?

—Un sí o un no habría sido igual de válido.

—Sí, pero... no es tan fácil.

—A ver. ¿Te quieres casar con él?

—Es mi novio y estoy enamorado. Claro que me quiero casar con él.

—Entonces quizá es más fácil de lo que crees...

Negué con la cabeza.

—Se supone que debería decirme que somos demasiado jóvenes o algo así.

—Sé que lo son y que están conscientes de ello, pero el que me lo hayas dicho me emociona porque es la primera vez desde el accidente que escucho que Niall habla de su futuro. Ni siquiera sabía qué quería estudiar cuando llegó a Inglaterra, y ahora está hablando de casarse; ¡dime si eso no es un avance!

—Bueno, si lo pone así... —No hablamos por unos segundos. Me sentí obligado a decir algo más—. Le dije que no le daría una respuesta definitiva hasta que se recuperara del TEPT, y me da miedo que ahora quiera hacer todos estos avances por eso.

—Oh, no. Créeme que no es por eso. Lleva meses pensándolo.

Me pasé la mano por el cabello.

—No quiero que se sienta obligado a hacer nada por mí, y mucho menos por algo como eso. No es como... si tuviera que vencer a un dragón para llegar a la torre de la princesa para merecer su amor o algo así, ¿entiende?

—Sé que él no lo ve de esa forma, así que no te preocupes.

Hice silencio unos minutos más, concentrándome en pensar.

—Y... —pregunté—. ¿Cree que en serio nos casemos en el futuro? ¿O es demasiado fantasioso incluso para mí?

Su sonrisa se hizo más brillante.

—Creo que la respuesta a esa pregunta solo puedes darla tú.



[N/A: Hola, gente. Espero que estén bien. Si son de Venezuela, por favor, díganme cómo están. Necesito saber si están bien, me preocupan.

Espero que les haya gustado el capítulo. Tardé bastante en escribirlo porque esta situación me ha afectado mucho y algunos días se me hace imposible concentrarme en nada por el estrés y la ansiedad. Sin embargo, lo escribí con cariño para ustedes c:


Para los que no me siguen en facebook, twitter y/o instagram, les aviso que publiqué la colección de relatos de la que les hablé en el capítulo anterior. Si pudieran comprarla de verdad que me ayudarían MUCHÍSIMO, y a los que ya la han comprado, SE LOS AGRADEZCO ENORMEMENTE, porque el libro no tiene ni una semana en Amazon y ya entró en el top 100 en las categorías Literatura Juvenil en Español y en LGBT.

Miles de gracias, en serio :') No tienen idea de lo que significa para mí su apoyo.

EL LINK ESTÁ EN EL ENLACE EXTERNO Y EN MI PERFIL, aunque igual se llama "Cuddles buddies y otras historias cortas" y sale de Violet Pollux por si lo quieren buscar ustedes mismos c:

TAMBIÉN LES RECUERDO QUE SI LO COMPRAN ME PUEDEN DEJAR UNA REVIEW Y SE LOS AGRADECERÉ DE AQUÍ A MARTE.


Tengo otros anuncios, pero los diré en el siguiente capítulo c: Que espero que llegue pronto. En fin, miles de gracias por todo, los amo <3 Son los mejores. Gracias por tanto apoyo.

All the queer love, Milo]

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