West.
Tim le fascinaba y encantaba viajar con su dueño Dick, este desde que era muy pequeño siempre lo sacaba a pasear hasta una vez se aventuró a llevarlo a la escuela en su mochila, y hoy no era la excepción a esos días de aventura. Su pequeño humano tenía la edad exacta de 14 años, pero nunca dejó de lado sus instintos de mantener a su felino amigo con él en todo momento y como el a veces llamaba hermano menor.
Como hoy iba en su mochila de viaje, que tenía una genial burbuja donde podía ver todo el paisaje de la ciudad y como los demás humanos interactuar con otros de su especie, debes en cuando miraban algún perro o gato (tanto callejeros como con dueño) pasearse. Todo era tan fascinante y extraño aún para el, y entre esos momentos de viaje vio como un señor que vendía comida en un carro aventaba cosas enfurecido a un par de gatos que robaron camisa de su puesto y le sacaron un par de risas al ver como un tercero se colaba y robaba más comida al estar lejos el dueño, pero su pequeño espectáculo se acabo cuando Dick entró en bus.
No tardaron mucho en llegar a un pequeño vecindario, el cual Tim conocía desde que tenía memoria era el lugar de preferencia que iba su "hermano mayor" para visitar a un pelirrojo pecoso, y el susodicho salió a saludar a su amigo azabache con un abrazo amistoso mientras un enorme can aparecía en la puerta de la vivienda viñedo todo con singular tranquilidad; y como si fuera un pedido silencioso de parte del animal Dick con cuidado saco a Tim de la mochila, este corrió a saludar al enorme perro mientras se subía a su espalda haciendo de caballo o carroza personal que no molesto en ningún momento al contrario y entro de vuelta a la vivienda.
-Sabes Wally, aún me sorprende que Conner, siendo una mezcla de lobo y pastor alemán se comporte tranquilo con Tim-comentó con una sonrisa divertida el moreno, al pelirrojo. El nombrado solo rio mientras pasaba su brazo por los hombros de su amigo y le daba un apretón amistoso siendo correspondido por un codazo juguetón.
-O vamos, es algo bueno. Así solo odia el perro de enfrente y su dueño Lex-mencionó divertido Wally y adentraba a la casa entres risas de su acompañante.
Ambos adolescentes se fueron directo al cuarto del pelirrojo no sin antes saludar a la madre de este, y detrás de ellos iban sus dos mascotas y estos a estar dentro de la estancia se acostaron en el suelo (por parte de Conner, mientras que Tim estaba sobre su espalda); mientras Wally y Dick jugaban videojuegos y como siempre el pelirrojo acusaba a su amigo que hacía trampa, cosa que era verdad en toda regla. Cuando la madre del pecoso anunció que tenía pastel recién hecho ambos chicos bajaron con rapidez del segundo piso, dejando atrás a sus dos mascotas que estaban acostumbrados a sus desplantes juveniles.
-Esto es vida...-comentó Tim mientras se estiraba de forma grácil sobre el lomo peludo de su amigo, y con sumo cuidado de no clavarle sus uñas. Da un salto y cayendo con elegancia en el suelo- ¿Te parece ir al patio trasero, hace un buen clima para ser Gotham?-le sugirió al can.
-No gracias, la ultimas me pelee con ese clon falso y mal hecho-gruñó Conner. Ya que recordaba que el perro del vecino de al lado lo dejaron afuera en su patio, y el descarado comenzó a molestarlo e intentar cruzar el límite de ambas casas cosa que no lo tomo muy bien el semi lobo que se lanzó a pelearse, problema. Castigo de un mes con cadena afuera bajo la lluvia en su casa de madera (que casi nunca ocupa por pequeña y otra porque duerme con su dueño).
-Oh, vamos Conner. Las cadenas te lucen-comentó divertido Tim mientras se restregaba como costumbre en el, en el enorme can. Este solo gruño molesto, pero ambos sabían que no lastimarían al contrario solo era una advertencia amistosa-. Ya regreso, te traigo algún regalo si logro robar algo de la cocina o del plato de Dick-con eso dicho, Tim salió de la habitación.
Conner, bufo divertidos viendo como su amigo felino salía de la habitación con esa forma grácil que él nunca admitirá que tiene por más que se lo recalque, al quedar totalmente solo se acomodó un poco más en el piso del cuarto y para seguir con su siesta. Tim, por su parte estaba caminando por la casa de los West y vio a sus dos chicos comiendo en el comedor de un salto llego a la mesa y se sentó y maúllo de forma suave y armoniosa para mostrar su presencia en el lugar; Wally y Dick solo rieron al saber lo que buscaba el felino y el último de los dos partió la mitad de su Sandwich para dárselo a su gato, este maúllo agradecido tomándolo con cuidado de la mano del moreno y salió del lugar entre saltos y movimientos hábiles.
Con la comida en su boca llegó al patio trasero de la familia (gracias a la puerta para perros, instalada la puerta de la cocina de la familia West), subió a su árbol favorito y al estar arriba en una de las ramas se dispuso a comer su premio con toda tranquilidad. Al terminar, escucho unos maullidos y eran de una gata de los vecinos a unas casas más lejos de los West, y la cual siempre molestaba al pobre felino. Su nombre era: Stephanie, era una hermosa gatita rubia y unos hermosos ojos azules que nunca dejaba en paz a Tim con ser su compañero; y era el mismo caso pero a la inversa con su dueña: Bárbara Gordon, donde Dick no paraba de insistirle una cita y varias veces lo llevaba al pobre gato como una excusa barata para conseguirle compañera, sin embargo Tim les dejaba en claro que ella no era con quien quería quedarse atado.
-Hola, Tim-saludo la gata, mientras saltaba de la valla de madera a una de las ramas del árbol. Acercándose peligrosamente donde estaba el moreno y este comenzó a retroceder por inercia y miedo, pero más miedo-. ¿No me digas, que aún estás molesto por lo de la última vez?-le preguntó de forma seductora Stephanie.
-¡Tim!-llamo la voz conocida de su dueño, y agradeció a todos los dioses si es que existían por ello.
-Lo siento, Dick me llama. Adiós-se despidió Tim de forma rápida y dio un salto de la rama, cayendo en el césped del patio y de forma rápida entro a la casa del pelirrojo como si la vida le fuera en ello.
Stephanie se fue del lugar molesta viendo que perdió una oportunidad valiosa. Mientras Tim, llegó al comedor donde se encontró con Conner y el enorme perro mostró una sonrisa divertida; ya que gracias a sus oreja logró escuchar la conversación/ insinuación de la gata del vecindario con su amigo, Tim le gruño molesto y le advirtió que lo arañaría en el rostro si decía una palabra más.
Al llegar donde sus dueños, Tim se despidió de su amigo antes de ser devuelto a su mochila y ver cómo su dueño emprendía camino devuelta a la mansión con total calma. El gato azabache bostezo cansado, y miro por última vez por fuera de su burbuja ventana antes de caer dormido dentro de la mochila.