Al día siguiente por la tarde me encontraba trabajando en el hospital, aún había pacientes por atender, pero por suerte el día estaba transcurriendo con tranquilidad, por lo que pude tener un rato libre para descansar, estaba por recostarme en mi asiento cuando alguien tocó la puerta de mi consultorio.
—Adelante —accedí, mientras me enderezaba.
—Buenos tardes.
—¿Sasuke? ¿Qué haces aquí? —pregunté confundida al verlo, ¿quién le había dicho cuál era mi consultorio?
—¿Ya olvidaste de lo que hablamos ayer? Bueno, no importa, te refrescaré la memoria —sonrió arrogante—, vine para recordarte que saldremos juntos esta noche.
—¿Disculpa? —oh no, no se saldría con la suya—. Estoy segura de haberte dicho que no estaba interesada en salir contigo —dije, mientras me ponía de pie y rodeaba el escritorio, para después acercarme a él y enfrentarlo. Lo miré a los ojos, desafiándolo—, así que...
—¿Vas a rechazarme de nuevo? —dio unos cuantos pasos, para terminar con la poca distancia que había entre ellos—. Por favor, Saku —pidió amablemente, mientras levantaba uno de sus brazos y extendía su mano hasta posicionarla con cuidado sobre una de las mejillas de ella.
—No, no lo hagas —negó, quitando la mano del azabache de su mejilla, trató de alejarse de él retrocediendo, pero al instante chocó con el escritorio, quedando sin escapatoria—, te dije que no estaba interesada, Sasuke.
—Vamos, de verdad deseo salir contigo, prometo que te la pasarás muy bien —volvió a acercarse a ella, esta vez colocó ambas manos a los costados del cuerpo de ella, recargándolas sobre el escritorio y aprisionándola.
—Y-Yo —tartamudeó nerviosa y con las mejillas ya rojizas—, esto no está bien —negó varias veces con la cabeza y colocó sus manos sobre el pecho de él, tratando de empujarlo—. Sasuke...
—¿Aceptarás? —insistió, acercando su rostro al de ella, poniéndola aún más nerviosa.
—Pues —dudó. Tenía que encontrar una excusa para safarse de él. Inesperadamente una idea golpeó su cabeza—, de acuerdo, aceptaré.
—Genial —sonrió victorioso.
—Pero con una condición.
—¿Qué condición? —preguntó interesado.
—Quiero que hables con Naruto.
—¿Para qué? —preguntó desconcertado.
—Él tiene que estár enterado de que saldré contigo.
—Debes estár bromeando, Sakura —su sonrisa se borró al instante. Ella era astuta, quería arruinar sus planes.
—No, hablo en serio. ¿Y sabes que sería aún mejor? Que él y Hinata vengan con nosotros, ¿no crees? —sonrió maliciosamente.
—Hmp, así que es eso lo que quieres —ella estaba jugando con fuego, y no debía confiarse.
—Sí, ¿hay algún problema? —preguntó, retándolo, creyendo que de esa manera Sasuke se echaría para atrás.
—Ninguno, si así vienes conmigo entonces no lo hay —respondió, dejando boquiabierta a la pelirrosa—, paso por ti a las ocho —besó su mejilla, dejándola aún más sorprendida—, nos vemos más tarde —sin más, salió de allí, sin darle tiempo a Sakura de detenerlo.
—¡O-Oye, Sasuke! —gritó, reaccionando después de unos segundos—. Ah, maldición —se quejó, mientras tocaba la mejilla que Sasuke le había besado—. ¿Qué rayos pasó? —se preguntó a sí misma confundida, aún no acababa de entender lo que había pasado—. ¿Saldré con Sasuke? —volvió a su asiento y restregó desesperada su cara con ambas manos—. Excelente, Sakura, no aprendes —se regañó y suspiró derrotada.
Lo único que le quedaba era resignarse. No todo estaba perdido, solo saldrían esta noche, además, irían junto a Naruto y Hinata, por lo menos estaría con ellos, no sería tan malo.
Pasadas algunas horas Sakura terminó su turno y volvió a casa, entró a ésta con intención de irse a la cama de inmediato, estaba cansada y lo único que quería hacer era dormir, arrastró sus pies con pesadez hasta llegar a las escaleras, estaba por subir el primer escalón, pero la presencia de Naruto en la sala la detuvo.
—Naruto, ¿qué haces? —preguntó confundida, acercándose a él.
—Estaba esperándote, hermana —la miró con seriedad.
—¿Huh? ¿Acaso sucedió algo? —no entendía porque Naruto estaba tan serio, debía ser un asunto muy importante.
—Explícame, ¿cómo que saldrás con Sasuke? —preguntó sin rodeos.
—Ah, era eso —dije con tranquilidad—, estoy sorprendida de que sí hablara contigo, creí que se arrepentiría —le dijo, desinteresada.
—No estoy jugando, Sakura, ¿por qué demonios aceptaste?
—Porque si no lo hacía no dejaría de molestarme, pero iré solo si Hinata y tú también lo hacen.
—Lo sé, estoy enterado de eso, el problema es que, nosotros ya tenemos planes —posó una mano sobre su nuca, apenado.
—Que bien —dijo satisfecha—, entonces le dijiste que no me permitirías ir, ¿verdad?
—Bueno —vaciló.
—Bueno, ¿qué?
—Él dijo que solamente irían a cenar, y en cuanto terminaran te trairía de vuelta a casa, así que accedí.
—¡¿Qué?! ¡Debes estár loco!
—Tranquilízate, solo irán a cenar, no demorarán mucho y yo te esperaré despierto —contestó Naruto con una sonrisa.
—Eres un tonto —dijo molesta. ¿Cómo había convencido Sasuke a su hermano para que accediera a dejarla salir con él?
—Confío en ti, Sakura.
—Gracias, pero eso no cambia el hecho de que eres un tonto por abandonarme con el idiota de tu amigo —se giró, para dirigirse hacia las escaleras.
—Sé que internamente estás dando brincos de felicidad porque no iré contigo. ¡Solo estarán Sasuke y tú! —gritó lo último para que lo escuchara perfectamente.
—¡Cállate! —el rubio rió ante el grito de su hermana, le encantaba burlarse de ella.
Sus planes se habían ido a la basura, ahora tendría que aguantarse e ir a cenar con Sasuke.
Serían solo él y ella. Le esperaba una larga noche.