Mamá se había ido a América y aunque me sentí triste de no tenerla conmigo, sabía bien lo mucho que extrañaba su vida allá y me sentí aliviada que al menos una de las dos iba a estar bien.
Max y yo viajamos a Canadá para la próxima carrera y estaba muy preocupada por el. Días antes de viajar se excedió con el peso en el entrenamiento y tenía la rodilla inflamada y con algo de dolor.
-Oye Max eso es algo extraño no crees?-, dijo Cinthya, la esposa de uno de los pilotos que viajaba con nosotros, miraba a Max con desaprobación y con sus manos en la cintura.
-Que cosa?-, dijo Max un poco desconcertado.
-Ella es la embarazada y tú eres el que tiene hielo en la rodilla-, Cinthya sonrió y las carcajadas de los que habían escuchado el comentario no se hicieron esperar.
Esa noche le aplique a Max un gel para la inflamación en la rodilla y tuvo compresas frías durante toda la noche.
En la clasificación no hubo mucha suerte, el auto tuvo fallas y Max no se sentía cómodo por el dolor. Quedo en el lugar 14 y tendría que hacer un esfuerzo enorme si quería al menos entrar en los puntos.
Como si todo lo sucedido en los días previos a la carrera hubiera sido un mal presagio, Max tuvo un accidente durante la cuarta vuelta, uno de los pilotos lo estrelló por la parte trasera del vehículo que quedo muy dañado y no pudo completar la carrera.
Las cosas se iban poniendo difíciles, solo quedaba una carrera antes del GP de Austria y bien sabía que Max estaría nervioso, ese fue el circuito en el que se estrelló hace dos años y estar de nuevo ahí le traería malos recuerdos... y que decir de mi, casi muero de angustia cuando no lograban sacarlo del auto.
Cuando regresamos a casa adopte mi rol de medico muy seriamente y le prohibí a Max hacer cualquier ejercicio con peso, íbamos a dedicarnos a recuperar esa rodilla y lo mejor sería dejarla reposar de cualquier esfuerzo y solo mantener la movilidad conservada.
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-Max!, vengo a decirte que...- Bianca entró al gimnasio inesperadamente y enmudeció al vernos. Yo acababa de aplicarle ultrasonido en la rodilla a Max y estaba poniendo un gel anti inflamatorio sobre ella con un poco de masaje para que se absorbiera.
-Que se supone que están haciendo?-, dijo con su ceja elevada y uno de sus pies golpeando el piso repetidamente.
-A que te refieres Bianca?-, dijo Max mirándola seriamente con su ceño fruncido.
-Que?, ahora también Amelia debe darte masajes?-, el tono que empleó para decir aquello me molesto mucho, pare de esparcir el gel y me voltee a responderle pero Max se adelantó.
-Amelia está haciendo su trabajo Bianca, tengo la rodilla inflamada y ella está aplicando un anti inflamatorio. Que es lo que estás pensando?-, Ups!, Max se ha enojado.
Veía venir una discusión y decidí salirme del lugar antes que me viera más involucrada de lo que debería. Esa actitud celosa e insinuante de Bianca ya me tenía verdaderamente harta, había llegado a pensar que lo mejor sería rentar un apartamento mientras duraba mi estancia en Europa, una vez ya se lo había sugerido a Max y no le había simpatizado para nada la idea, pero de continuar así iba a tener que imponerme.
Esa tarde había quedado con Natalia de ir a comer juntas al centro comercial así que me puse uno de los pocos vestidos que aún me quedaba, en ese momento ya no lograba cerrar ninguno de mis pantalones y me di cuenta que estaba demorándome en ir a comprar ropa adecuada para la maternidad.
Natalia y yo nos encontramos en Mac Donald's, ya no vomitaba absolutamente nada y había desarrollado una especie de fijación por las hamburguesas y el helado, así que... que mejor lugar que ese para comer ambas cosas?.
Cuando llegue al lugar Natalia ya estaba ahí y levanto su mano para hacerse notar. Me acerqué a ella y se puso de pie para darme un abrazo. Lucia realmente bien ese día, sin uniforme se veía aún más joven y su lindo cuerpo resultaba mucho.
Natalia llevaba unos pantalones de Jean color azul oscuro, casi negro, una blusa blanca de manga larga y cuello alto ajustada en la cintura y unos zapatos altos de tacón color negro.
Estuvimos hablando de todo, su hijo estaría con su padre toda la noche así que no había ninguna prisa ese día. Natalia es madre soltera, tuvo una relación con un hombre que ella no sabía estaba casado y cuando supo de su embarazo la dejo. A ella no le gusta hablar mucho del tema si que yo prefiero no preguntar sino esperar a que ella quiera decirme algo.
-Y... como va todo con el embarazo?-, me pregunto y se llevó una papa a la boca.
-Todo está mucho mejor sabes?, ya no vomito nada y realmente necesitaba no hacerlo más!-, pus mis ojos en blanco y reí.
-Lo se!, eso es lo peor del embarazo, crees que nunca parara-, sonrió y estuvo de acuerdo conmigo.
-Max y tú se llevan bastante bien no?-, preguntó de forma indiferente. Eso me causó curiosidad, ella sabía que éramos amigos desde la infancia... que se traerá entre manos.
-Claro!, ya sabes... mejores amigos-, dije golpeando suavemente mi pecho con la mano empuñada dos veces y sonreí.
-Y...qué pasa con Bianca?-, me miró a los ojos y elevó sus cejas.
-Que pasa con ella?-, dije elevando mis hombros.
-Ella casi no va a las citas y... pensé que no se llevaban... bien?-, Natalia torció los labios y desvío la mirada... okay que sucede aquí?
-Que pasa Natalia?-, deje mi hamburguesa a un lado y limpie mis manos con una servilleta. Ella se veía dubitativa.
Tome un sorbo de mi Coca Cola y la mire a los ojos.
-Natalia, que es lo que quieres decirme?-, hable suavemente.
-Ella no me agrada Amelia!, no sé cómo sea tu relación con ella pero por lo poco que he logrado ver no es muy buena. Tú estás embarazada por ella y ni se digna en ir a las citas, además....-, se callo abruptamente.
-Además que?-, la tome de la mano para infundirle valor. Natalia había sido muy buena conmigo desde que estuve en el hospital y prácticamente es la única amiga que tenía en Europa, quería que se sintiera tranquila y supiera que podía decirme cualquier cosa... cualquier cosa menos lo que iba a decir!.
Suspiro, -Amelia, yo creo que entre Bianca y el doctor Hernandez pasa algo raro!-, hablo demasiado rápido.
-C-como algo raro Natalia?-, pestañee varias veces mirándola a los ojos, de verdad no entendía a que se refería.
-Cuando ella tenía los tratamientos venía cualquier día a verlo, decía que tenía que preguntarle algo y se encerraban en el consultorio durante todo el almuerzo... ella lo trata con mucha confianza y...-, ahí estaba de nuevo ese gesto que decía que algo no me estaba diciendo.
-Y?-, le dije animándola a seguir.
-Una vez ella llego sin cita y dijo que el la estaba esperando, ella llevaba una bolsa de comida y se encerraron en el consultorio. Yo tenía que llevar a Miguel a una cita con el pediatra, así que toque en la puerta para avisarle al doctor Hernandez pero se demoró en contestar así que abrí un poco la puerta y Bianca estaba sentada sobre sus piernas besándole el cuello-, Natalia me miró a los ojos y yo quedé muda.
-Amelia!, Amelia!, estás bien?-, dijo Natalia sacudiendo un poco mi mano.
-S-si... es que estaba recordando algo-, lo dije más para mí misma.
-Ah si?, y que será?, porque honestamente creí que te molestarías conmigo por decirte esto, pero veo que también tienes tus dudas-, Dijo Natalia cruzándose de brazos.
-Es que... cuando estuve hospitalizada y Max estuvo de viaje por la carrera, en Catalunya. Bianca estuvo en el hospital y recibió una llamada que me pareció sospechosa-, susurre... como si a alguien ahí le importara!.
-Primero que todo que hacías escuchando sus llamadas?, y segundo, que fue lo que escuchaste?-, dijo con una sonrisa de suficiencia en su rostro.
-Como es eso?, me cuestionas por escuchar su llamada y luego quieres que te cuente que escuche?, explícate-, ambas reímos.
-Está bueno Amelia, ya, en serio, que fue lo que oíste?-, se inclino un poco y puso sus brazos sobre la mesa.
-Bueno, yo me estaba haciendo la que dormía, ya no quería hablar más con ella, cuando recibió una llamada de alguien que le estaba reclamando por no verse y ella le llamo bebé-, torcí mi boca y eleve una ceja.
-Lo sabía-, dijo Natalia golpeando la mesa con la palma de su mano.
-Shhhhh, Natalia cálmate-, le dije tomándola de la mano y mirando para ambos lados.
-Amelia, a nadie le importa lo que estamos hablando!-, se quejó.
-Bueno, pero no te emociones quieres?-, le dije asintiendo.
-Está bien, pero ves que tenía razón!, seguro que la muy zorra le pone los cuernos a tu Max-, dijo sonriendo maliciosamente.
-Primero el no es mi Max, y no tenemos ninguna prueba de que ella le sea infiel, solo son... casualidades-, trate de convencerme a mí misma.
-Hay por Dios Amelia, ya despierta!-, dijo Natalia elevando un poco la vos y yo le hice una seña con mi mano para que bajara el volumen.
-Mira, no sé tú, pero yo no veo bien eso de que ella ande montándole el cuerno a su esposo con el doctor que les estaba ayudando a que se embarazara, es retorcido, y tú ahora le vas a entregar tus bebes!-, eso último que dijo hizo que se me hiciera un vacío en el pecho y Natalia lo noto.
-Discúlpame Amelia si te hice sentir mal, pero creí que debía decírtelo, por ti y por Max y por tus bebés-, Natalia apretó sus labios en una línea y agacho la mirada.
-Tienes razón Natalia, es solo que es difícil para mí cada vez que se menciona que debo darle los bebes-, trague entero al decirlo yo misma.
Terminamos de comer y Natalia dijo que estaría pendiente de Bianca y el doctor, y que me diría si algo más pasaba.
Que se suponía que debía hacer con lo que Natalia dijo, ir a decirle a Max que la enfermera del doctor había visto a su esposa en una actitud comprometedora con el?, seguro quedaba como una chismosa y si Max daba algún crédito a eso Natalia perdería su trabajo y Bianca se defendería bien.