One-shots de FFVII [Posibles...

By LoveForSkull

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Esta es una novela de one-shots de FFVII, es decir, cada capítulo es un "one-shot" independiente de los demás... More

Explicación de esta novela
[One-shot: Zack Fair] La visita de los soldados
[One-shot: Angeal Hewley] Tratando de mejorar
[One-shot: Génesis Rhapsodos] ¿Qué fue de ti?
[One-shot: Tseng] Somos más que compañeros
~Primeras votaciones~
Resultado de la votación
[One-shot: Rude] Reúnete conmigo en el bar
EL ONE-SHOT DE CLOUD
[One-shot: Reno] Atrápame si puedes
[One-shot: Rufus Shinra] Donde perteneces
[One-shot: Vincent] El fin de una búsqueda
[One-shot: Sephiroth] Ríndete ante mí
[One-shot: Kadaj] De vuelta
[One-shot: Yazoo] Dispara dos veces
[One-shot: Cid Highwind] Hey, muñeca.
Aclaración (!)

[One-shot: Reeve Tuesti] ¿Cuánto de esto es el destino?

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By LoveForSkull

[ACLARACIÓN DE LA LÍNEA TEMPORAL DEL ONE-SHOT: CUANDO TN TIENE DE 8 A 15 ESTÁ SITUADO EN EL 'TIEMPO' DEL FF7 CRISIS CORE; PERO CUANDO TN TIENE 18 ESTÁ SITUADO EN EL 'TIEMPO' DEL FF7 Y PARA CUANDO TN TIENE 21 AÑOS ESTÁ SITUADO EN EL TIEMPO Y EVENTOS DEL FF7 DIRGE OF CERBERUS (EXCLUYENDO LOS EVENTOS DEL FF7 ADVENT CHILDREN).]

Desde pequeña había estado viviendo en el edificio Shinra ya que mi padre era uno de los empleados más importantes de la compañía a la altura de Heidegger, Scarlet, Reeve y Palmer. Allí me criaron para que en un futuro pudiera encargarme del puesto de mi padre, pero a mí en verdad me llamaba más la atención el cargo de SOLDADO, ellos podían viajar y ver mundo, mientras que, la gente con cargos como el de mi padre, no. La vida de oficina no era lo mío, lo sabía desde muy pequeña. 

Al estar mi padre tan ocupado con su trabajo, apenas podía verle. Tan solo tenía un pequeño rato para estar con él por la mañana a la hora del desayuna y por la noche a la hora de la cena; (y con suerte alguna tarde en algún descanso podía hacerle una visita a su despacho). En el edificio de la compañía Shinra no había niños o niñas de mi edad por lo que la vida allí era muy aburrida para mí cuando era pequeña. El unico amigo que tenía era Reeve, y su extraño gato robótico, Cait Sith. Mi padre siempre que tenía trabajo o que no podía encargarse me dejaba con Reeve, ya que él apenas tenía cosas que hacer (que no fueran fuera de su despacho). 

Esa mañana, después de desayunar, mi padre me llevó como por costumbre al despacho de Reeve. Golpeó la puerta del despacho con el dorso de su mano y sin esperar una respuesta por parte de Reeve abrió la puerta.

-Buenos días, Reeve. Aquí te la dejo -dijo, mientras me daba un ligero empujón con la mano para que me metiera dentro del despacho.

-Buenos días, señor y señorita -dijo él dirigiéndose a mí.

Le di un abrazo a mi padre y me despedí de él, sabiendo que no le vería en unas diez horas como mínimo. Mi padre se despidió de Reeve y cerró la puerta detrás de él. 

Reeve se dirigió hacia su mesa para colocar unos papeles. 

-Bueno, ¿qué tal ha dormido la señorita _____? -me preguntó.

-Bien, anoche estaba muy cansada por lo que me quedé dormida casi al instante -dije con mi orgullo de los siete años que tenía en ese momento.

-Oh, eso es maravilloso -dijo él, haciéndose el sorprendido-. A mí me costó bastante dormir anoche.

-Vaya... -dije.

-Bueno, dejemos de hablar de mí -hizo una pausa y se giró en mi dirección-. Creo recordar que tienes deberes pendientes que hacer, ¿no?

Yo afirmé con la cabeza.

-Entonces, ¿qué te parece si nos ponemos a hacerlos y así nos dejamos la tarde libre para pasarlo en grande? -dijo él tratando de sonar lo más animado posible. 

-¡Sí! -exclamé decidida. 

Dejé mi pequeña mochila en el sofá de cuero blanco que Reeve tenía en su despacho y me senté de un salto. Abrí la mochila y saqué de ahí el libro de texto y un cuaderno de tapa verde, y cuando estaba sacando el estuche, Reeve dijo:

-Uhm, creo que aquí falta algo... -dijo de manera enigmática.

-¿Uhm...? 

-¿No lo sabes?

-Ehm... -me quedé mirando a la mesa donde había puesto mis deberes, pensando que se refería a algo tipo un lápiz, una goma, un sacapuntas-.  ...Creo que lo tengo todo.

-No, te falta... ¡Él! -anunció sacando de detrás del sofá a Cait Sith, el cuál me saludó con la mano, de manera muy alegre.

-¡Caith Sith! -exclamé y corrí a estrecharlo entre mis brazos.

-Tenía muchas ganas de verte, ______ -me dijo Cait Sith abrazándome con fuerza-. Vamos a ponernos con esos deberes, los terminaremos en un santiamén.

-¡Sí! -exclamé con determinación.

-Os dejo para que os concentréis -nos dijo Reeve, que se dispuso a volver a su escritorio para poder continuar con su trabajo.

Los dos nos sentamos en el sofá y empezamos a hojear los deberes que me habían señalado en el libro para el día de hoy. 


Después de una hora haciendo los deberes, nos topamos con un problema de matemáticas muy difícil de resolver. Ni siquier Cait Sith sabía como resolverlo.

-Um, no lo entiendo... -decía Cait Sith, observando detenidamente el ejercicio. 

-Yo tampoco -dije algo apenada. 

Caith Sith cogió el libro y se levantó de un salto del cómodo sofá para dirigirse al escritorio de Reeve. Cait Sith saltó por encima del escritorio y le puso el libro en la cara a Reeve. 

-¿Nos ayudas a resolverlo? -preguntó en tono amigable.

-¡Cait Sith! Mira lo que has hecho -se lamentó Reeve al ver que los documentos que había ordenado con anterioridad, ahora estabn dispersos por el suelo.

-Ooops... -dijo Caith Sith mirando el pequeño desastre que había provocado-. Bueno, de todas maneras esto es más importante -dijo centrando de nuevo su atención en mi libro de matemáticas.

Reeve resopló y se quedó callado unos segundos  antes de preguntarle:

-Bueno, ¿cuál es el problema a resolver? 

-Este, este de aquí -dijo Cait Sith señalándolo con su dedo índice.

-Veamos... -dijo Reeve y cogió el libro de las manos de Cait Sith-. Mmm... Uhmm... 

Después de unos minutos, Reeve se levantó de su asiento bajo la curiosa mirada de Cait Sith y se sentó a mi lado en el sofá. 

-Mira, es un problema trampa, así que es más sencillo de lo que parece -nos explicó Reeve. 

Tras una breve explicación del problema por parte de Reeve, ambos, Cait Sith y yo lo entendimos a la perfección. 

Reeve volvió a su trabajo y yo continué con los ejercicios de matemáticas. Cuando terminamos de hacer todos los deberes, guardé todo en la mochila y me levanté del sofá.

-¿Ya has terminado? -preguntó Reeve, mientras sujetaba dos documentos que segundos antes había estado hojeando. 

-¡Sí! -exclamé.

-¿Qué te apetece hacer entonces? -preguntó Reeve, reclinándose en el asiento. 

Miré a Cait Sith con una mirada de complicidad y ambos exclamamos a coro: 

-¡Queremos pintar!

-Sabía que diríais eso -rió Reeve, y sacó de su cajón un gran estuche que dentro tenía lápices de colores y rotuladores varios, para luego entregarnos un bloque de unos veinte folios-. Aquí tenéis. 

Cait Sith cogió el estuche y yo me encargué de coger los folios.

-Gracias -le agradecí con una sonrisa.

-Vamos, _____ -me dijo Cait Sith, y corrió a sentarse en el suelo. 

Me tumbé boca-abajo al lado de Cait Sith, y repartí diez hojas para él y las otras diez me las quedé yo. Nos tiramos toda la tarde dibujando y riendo con los chistes que Cait Sith decía.


Y así se pasó prácticamente todo el día. 

Todos los días de mi infancia fueron parecidos a ese, pero cuando cumplí los quince años mi rutina cambió, sólo me quedaba con Reeve por las mañanas y me iba a dar un paseo por las instalaciones con Cait Sith. Desde esa edad empecé a interesarme más y más por el entrenamiento que hacían los SOLDADOs, así que cuando tenía oportunidad bajaba al campo de entrenamiento donde estaban los mejores SOLDADOs para verles entrenar o incluso, practicar yo misma. Angeal se empezó a encargar de mi entrenamiento secreto (ya que si mi padre se enteraba seguramente me iba a castigar, pues el pensaba que las chicas no podían dedicarse a ser SOLDADOs). 


La vida en Shinra iba bien, o eso parecía... Hasta que un día, un par de meses después de que cumpliera los dieciocho una bomba estalló en el edificio de la compañía. Todo el edificio comenzó a venirse abajo junto con un montón de fuertes ruidos. Los empleados huían despavoridos y yo, en medio de ese caos sólo me sentía perdida y desorientada, sin saber qué hacer. Intenté preguntar qué había pasado, pedir ayuda, pero nada... 

Estaba en el piso 37 y estaba segura de que no me iba a dar tiempo a llegar al piso 1 para salir por la puerta y alejarme a tiempo del derrumbamiento. Así que, con terror tomé una abrupta decisión: iba a salir por la ventana para alcanzar una de las escaleras de emergencia. Tal vez no era la mejor idea, pero peor sería quedarse allí sin hacer nada salvo esperar a que todo se venga abajo. 

Corrí con dificultad en dirección a una de las grandes ventanas, apartando y siendo empujada por la gente. Y justo cuando estaba a punto de alcanzar la ventana otra bomba cayó en el edificio y la fuerte repercusión de la bomba me lanzó en la dirección a la que iba con mucha rapidez, haciendo que atravesara la ventana de manera brusca. 

-¡GYAAH! -exclamé al recibir el impacto. 

Con gran dificultad, al atravesar la ventana reaccioné rápidamente para agarrarme de la barandilla de la escalera de emergencia que estaba en el exterior del edificio. Me quedé colgando de ahí y al fijarme bien... Estaba en el exterior del edificio, a la altura a la que estaba situada la planta 37, del cuál salía mucho humo y el resto del edificio seguía desmoronándose. 

Miré a mi alrededor y vi toda la ciudad, se veía muy pequeña. Me empezó a dar un fuerte vértigo por lo que cerré los ojos con fuerza, pero para mi desgracia no tenía mucho tiempo para salir de allí. Aferrada con fuerza de la barandilla algo oxidada, empecé a intentar trepar por ella para quedarme del lado de los escalones. Cuando mis pies se posaron sobre el primer escalón sentí algo de alivio, que duró poco debido a un temblor del edificio que surgió a raíz del desmoronamiento.

-¡Debo darme prisa! -me dije mientras empezaba a bajar los escalones de dos en dos.

Estaba algo exhausta, pero no podía rendirme.

Tuve que detenerme en seco cuando después de varios escalones llegué a un tramo de la escalera que estaba cortado. 

-Oh, no... -me dije mirando el vacío. 

El otro tramo de la escalera me quedaba muy lejos. ¿Podría saltar y alcanzarlo para poder continuar con mi bajada? No tuve tiempo para pensármelo pues para cuando me llené de valor e iba a saltar otro brusco temblor me empujo hacia adelante, haciendo que me golpeara con el tramo que yo pensaba inalcanzable. Me golpeé el estómago con el empiece del tramo de las escaleras y por otra repercusión me empecé a escurrir; lo único que alcancé a hacer fue agarrarme con la mano derecha a escalón. 

No sabía cuánto podría aguantar en esa situación, pero el destino me dio la respuesta...

El edificio estaba muy dañado (y bastante había aguantado en pie ya) y se terminó de derrumbar. Mi mano se resbaló y caí a un terrible vacío. 

Lo único en lo que pude pensar en esos instantes fue en mi padre, en Reeve y en Cait Sith, ¿Qué habría sido de ellos? ¿Habrían conseguido salir del edificio a tiempo o seguían dentro?


********************

-Parece que aún hay alguien ahí debajo -escuché decir a una voz masculina.

-Vamos, daos prisa -dijo una chica, tratando de apurarles. 

De repente empecé a ver una fuerte claridad, y empecé a notar cómo el peso que había sobre mi cuerpo iba desapareciendo poco a poco.

Dos personas tiraron de mí para levantarme del suelo, un hombre de pelo rubio y un hombre de pelo negro. 

-¿Q-quién sois...? -pregunté muy aturdida y cansada.

-No te preocupes, estás a salvo -dijo la chica que tenía justo delante de mí.

Me llevaron al interior de una furgoneta y allí me recostaron sobre uno de los asientos. El hombre rubio se puso al volante y el coche empezó a moverse. La chica se sentó a mi lado y el hombre con el pelo negro se sentó al lado de ella. 

-Has tenido suerte de que estuviéramos cerca -dijo la chica, guiándome un ojo. 

Yo aún seguía en shock por todo lo que había pasado. Después de unos minutos me atreví a preguntar:

-¿...Q-qué ha pasado?

-¿Qué recuerdas? -me preguntó la chica. 

-Sólo recuerdo estar en el piso 37 del edificio de la compañía Shinra cuando lo bombardearon. Recuerdo el caos y a la gente corriendo despavorida... -hice una pausa-. Yo... Iba a salir por la ventana para bajar por la escalera de incendios, pero... La onda de la explosión me alcanzó y atravesé la ventana, pero logré quedarme colgando de la escalera. Aunque, al final el edificio se vino abajo y yo caí -le relaté a la chica. 

La chica me miró boquiabierta. 

-Lamento mucho eso... -dijo ella y le dio un codazo al hombre que tenía al lado-. Sobre todo tú deberías disculparte, Barret. 

El hombre llamado "Barret" que estaba cruzado de brazos, me miró indiferente y dijo:

-Sí, lo que sea... Mis "disculpas". 

Fruncí el ceño, algo no andaba bien, ¿por qué se estaban disculpando?

-¿Por qué os disculpáis? -les pregunté extrañada.

-Mmm... Bueno, la explosión del edificio Shinra fue a manos de AVALANCHA y... -empezó Yuffie.

-...Nosotros somos AVALANCHA -sentenció Barret, seriamente.

Me quedé desconcertada. 

-¡Parad el coche! ¡Me bajo! -exclamé levantándome del asiento.

-No, espera, tuvieron sus motivos... -dijo Yuffie, tratando de detenerme.

-¡¡Suéltame!! -exclamé furiosa-. ¡No quiero deber nada a la gente que asesinó a mi familia!

-Pero, entiende que--- 

En ese momento sonó el teléfono de Yuffie, y ella se apresuró a cogerlo.

-Sí, al habla Yuffie -dijo Yuffie cogiendo el teléfono-. ¿Otra misión? Sí, vamos de camino al refugio, no tardaremos mucho más. Ahora nos vemos -dijo antes de colgar.

-¿Era Reeve? -preguntó Barret, aún de brazos cruzados-. ¿Qué quería esta vez? 

-¿REEVE? ¿¿Habéis dicho Reeve?? -pregunté desesperada-. ¿Está bien? ¿Dónde estáis? ¡Llevadme con él!

Tanto Yuffie como Barret me miraron perplejos.

-Tranquila -me dijo Yuffie-. Vamos de camino al refugio, allí podrás encontrarte con Reeve.

Me senté de nuevo. 

El resto del trayecto lo pasamos en silencio. En mi mente sólo me hacía preguntas en relación a Reeve... ¿Relamente está vivo? ¿Cómo había logrado escapar? ¿Por qué no me había llevado con él? ¿Por qué se está juntando con miembros de AVALANCHA?...


Nada más detenerse, di un brinco y me apuré a salir de la furgoneta, necesitaba verle. Al abrir la puerta del refugio ahí estaba, Reeve, parado de pie, sujetando una carpeta y un bolígrafo. 

Mi corazón dio un vuelco nada más verle. 

-¿Reeve? -pregunté.

-______... -dijo él algo sorprendido. 

-¡Reeve! -exclamé y corrí a sus brazos para abrazarle con fuerza mientras lloraba de la emoción. 

Reeve me estrechó con fuerza entre sus brazos. 

-¡Cuánto has crecido! -exclamó él-. No puedo creer que hayan pasado tres años desde la última vez que te vi. 

¿Tres años? ¿de qué está hablando?

Me aparté de él y le miré contrariada.

-¿Tres años? Pero qué dices, tan sólo ha pasado un día de la explosión -dije extrañada.

Reeve me miró sorprendido, luego confuso y finalmente cambio su semblante a uno más serio.

-No, ______, han pasado tres años. 

-Pero eso es imposible, de ser cierto, ¿no estaría...? -empecé a entrar en pánico.

Reeve negó con la cabeza y puso sus manos sobre mis hombros para tranquilizarme. 

-Tienes unos genes especiales, es por eso que estaba seguro de que volvería a verte -hizo una pausa y me limpió las lágrimas-. Ahora estás a salvo, así que, por favor, no llores más.

Afirmé con la cabeza sin decir nada más y volví a abrazarle.

Yuffie y Barret entraron por la puerta y al vernos, Yuffie dijo encogiéndose de hombros:

-Supongo que tendremos que reorganizar las habitaciones.



**********************

Esa tarde Yuffie se encargó de reorganizar las habitaciones; a pesar de que me había tocado ser su compañera de cuarto (la de Yuffie), no pude evitar sentirme mal por no haber podido ser la compañera de cuarto de Reeve, ya que era el único con el que me sentía segura.

Por lo que Yuffie me dijo, Reeve no compartía cuarto con nadie salvo con su gato mecánico (¡Cait Sith!), así que esa noche decidí hacer mi táctica. 

Cuando ya era de noche y prácticamente todos estaban durmiendo, salí de mi cuarto de puntillas y fui al de Reeve; sabía que estaría despierto pues por lo que recordaba solía tener problemas de insomnio a veces, y toqué a la puerta. No tardó ni dos minutos en abrirla.

-¿_____, no puedes dormir? -me preguntó algo sorprendido de verme despierta a esas horas.

-No, hay algo que me tiene intranquila -dije.

-Bueno, si necesitas hablar de ello... Pasa -me dijo él, y se echó hacia un lado para dejarme pasar.

-Gracias.

Entré en la habitación de Reeve. Estaba ordenada y prácticamente vacía, algo que no me sorprendió. Mis ojos se pararon en un pequeño sillón de cuero blanco que me recordó a mis días en Shinra, cuando mi padre me dejaba a cargo de Reeve. Mi corazón se encogió de amor al ver a Cait Sith descansando plácidamente en ese sofá de cuero blanco.

-Menos mal, él también está bien... -murmuré aliviada.

Me volví hacia Reeve, estaba decidida a decirle cómo me sentía respecto a él.

-Reeve, hay algo que he de decirte... -empecé.

-Dime, ¿qué es lo que atormenta tu corazón, _____? -me preguntó él con dulzura.

-...Yo... -hice una pausa, él me cogió de las manos-. Reeve, yo... 

-¿Sí, _____? -preguntó él.

-Yo... No sé cómo decirlo de la manera más correcta, pero... Te amo, Reeve -me declaré con mucha vergüenza, a pesar de haber sido directa.

 -Pero, _____... ¿Estás segura de lo que estás diciendo?

-No soy una niña -dije-. Sé lo que estoy sintiendo, de no ser así no te lo habría dicho. Te amo y mucho -dije con el corazón encogido por el temor, me sentía extraña diciendo mis sentimientos en voz alta-. Cuando estaba cayendo la única persona en la que estaba pensando eras tú. Estaba tan preocupada por que te hubiera podido pasar algo. Y cuando me dijeron que estabas vivo, sentí una inmensa alegría y supe entonces que debía decirte lo que sentía.

Reeve me miró sin saber muy bien qué decir, parecía algo nervioso, pero entonces... 

-Yo también te amo, _____. 

Reeve se inclinó para besarme con suavidad y yo entrelacé mis brazos por detrás de su cuello. Sentía cómo mi cara enrojecía y se ponía roja como un tomate; pero a pesar de eso estaba muy feliz, sentía que era la mujer más afortunada del mundo.

Me miró con ternura y yo simplemente le sonreí con timidez, a lo que él besó mi frente. 

-¡Eh, chicos! Que estoy aquí también, ¡felicidades! -dijo Cait Sith, que se acababa de despertar-. El amor está en el aire por lo que veo.

-¡Cait Sith! -exclamé y corrí a abrazarle-. Estoy tan contenta de que estés bien, ¿sabes? Te he echado muucho de menos.

-No esperaba menos -rió Cait Sith y me devolvió el abrazo. 


Allí, sentada al lado de Cait Sith miré feliz a Reeve, que estaba parado, cruzado de brazos y con una sonrisa en los labios.

-Por fin estás aquí -dijo él cálidamente.


Y así, empecé a recuperar el tiempo perdido, aquellos tres años que la explosión del edificio Shinra me había quitado; estando al lado de la persona que más amaba en el mundo y rodeada de viejos y nuevos amigos, así estaba comenzando mi nueva vida.



*************************

Heeey!

Hacía un montón de tiempo (años xD) que quería escribir su one-shot, pero nunca sabía cómo enfocar bien la idea que tenía en mente; hasta ahora jajaj. Espero que os guste (a mí me ha encantado escribirlo :3).

Os recuerdo que esta es una novela de one-shots de FFVII, es decir, cada capítulo es un "one-shot" independiente de los demás. De momento sólo serán one-shots pero si veo que recibe muchos votos algún/algunos personaje/s y queréis, haré fanfic de ellos siguiendo la misma linea que la del one-shot salvo que explayando un poco la historia y obviamente, añadiendo cosas nuevas.

Así que si os ha gustado este one-shot votadlo y comentar ^^

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