Nuestra Segunda Oportunidad...

By Lynsori

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Si tu hermano te afirmara que se acostó con tu prometida. ¿Le creerías? El mundo de Ehan Hilton se vino abajo... More

Reseña
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
REDES Y PLATAFORMAS
Capítulo 42
Capítulo 43
La Carta De Sebas.
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Epílogo
Mellizos
Marco
NOTA IMPORTANTE (Nick y Olivia)

Capítulo 13

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By Lynsori

Ehan y Hanna bajaron por el ascensor hacia el vestíbulo; la guardería se encontraba al lado de este evitando que alguno de los chicos escape.

Hanna estaba nerviosa, cualquiera que viera a los gemelos y a Ehan juntos podía sacar sus propias conclusiones. El parecido era imposible de pasar por alto.

Sentía su corazón acelerarse y su manos empezar a sudar, estaba nerviosa. Ese era un momento que jamás pensó que se realizaría pero ahí se encontraba junto al padre de sus hijos.

Llegaron a la guardería y Hanna tuvo que tomarse las manos para evitar que empezaran a temblar.

Jenny Wallas era la niñera en la empresa; Hanna le aviso con antelación que el Jefe quería conocer la guardería y ella los estaba esperando en la entrada.

—Hola Jenny— la saludo Hanna con la mejor sonrisa que logro poner.

—Buenas tardes, todos los chicos saben que vendrían a verlos así que están emocionados. Entren por favor.

Todos entraron y los niños se pusieron en pie para saludar, los pequeños estaban jugando en la alfombra y el único bebe estaba dormido.

—Chicos, les quiero presentar al jefe de la empresa, el señor Hilton.

Todos los niños lo saludaron; era una guardería pequeña; no había más que 15 niños.

Para Ehan fue fácil localizar a sus pequeños. Fue raro pero era como ver sus fotos de pequeño; cualquiera que lo conociera de niño y viera a esos pequeños no dudaría que son de él.

— ¡Mami!— grito Matt al ver a su mamá; el salió corriendo a abrazarla.

Hanna lo recibió con los brazos abiertos y lo levantó.

— ¡Mamá!— esta vez Dony grito y se abrazó a las piernas de su madre.

—Mis amores— dijo Hanna besando a sus hijos, bajo a Matt y se acuclillo para estar a la altura de ambos— ¿Se han portado bien?— le pregunto con una sonrisa.

—Si mamá— dijeron al unísono.

Ehan se había mantenido al margen únicamente observando a sus hijos con su madre; era increíble ver a los cuatro ahí juntos.

Se tomó su tiempo observando como sus hijos abrazaban a su madre, era algo imposible de explicar los sentimientos que lo embargaron, era una mezcla de anhelo y ansiedad. Saber que su felicidad estaba con ellos pero ahora era imposible de tener.

Los chicos le estaban contando un par de cosas a Hanna y ella los miraba como una madre. Ya saben, esa mirada llena de amor y seguridad que solo una madre puede transmitir y proyectar.

Esa mirada que te hace sentir seguro a pesar de todo porque sabes que tu madre va a estar ahí para ti.

—Chicos, les quiero presentar a un amigo de mamá— empezó a decirle Hanna a los gemelos— quiero que sean buenos y se comparten bien con él ¿Si?

Lo chicos asintieron y Hanna le dijo a Ehan que se agachara; él no lo dudo y en un segundo estaba a su lado observando a sus hijos.

Eran idénticos con la única diferencia en sus ojos; Matt tenía sus ojos azules como su padre, pero Donovan los tenia verdes como Hanna.

Ehan sintió un nudo en la garganta cuando los dos pares de ojitos se fijaron en él, los niños no lo sabía pero ese era uno de los momentos más importantes en la vida de Ehan.

—Él es el señor Hilton...

—Ehan, solamente Ehan— dijo interrumpiendo a Hanna.

—Les gusta el soccer ¿Señor?— le punto Matt de entrada.

Ehan se puso tenso por un momento pero trato de concentrarse en sus hijos.

—Sí; me gusta verlo...

—Matt. — Dijo el pequeño al verlo quedarse callado— Yo soy Matt y él es Dony.

—Los dos somos hermanos— le dijo Dony.

—Son muy parecidos— les dijo Ehan con una sonrisa.

—Es porque somos gemelos— explicó Dony— pero nuestros ojos son diferentes.

—Ya veo, pero me imaginó que su madre siempre los puede diferenciar a pesar de sus ojos.

—Sí, mamá tiene poderes especiales de mamá— dijo Dony.

—Señor, ¿Usted va a dispedir a mi mamá?— le pregunto Matt a Ehan.

Hanna abrió los ojos con sorpresa; ella pesaba que ese tema estaba olvidado pero al ver en rostro de preocupación de su hijo se conmovió.

A veces los adultos están tan ensimismados en sus problemas que olvidan que sus hijos los sufren con ellos.

—Matt, ya habíamos hablado sobre eso— le dijo Hanna tratando de calmar el ambiente, la pregunta repentina de Matt había puesto tenso a Ehan y eso no era buena señal.

— ¿Por qué piensas eso?— le pregunto Ehan a Matt luchando con el enojo en su cuerpo. La palabra señor lo estaba lastimando cada vez que los gemelos lo pronunciaban; pero saber que para ellos él no era más que un sujeto sin escrúpulos que estaba a punto de despedir a su mamá era peor.

¿Quién les había dicho eso?—se preguntaba Ehan.

—Tomy Graham dijo que su papá le dijo a su mamá que el nuevo señor iba a despedir a todos. Y yo no quiero que mi mamá pierda su trabajo.

Ehan frunció el ceño; sus hijos estaban sinceramente preocupados por el bien de su madre, no comprendía como esos rumores habían llegado hasta la guardería pero no dejaría que sus hijos se martirizaran por algo que nunca ocurriría.

Si el compro la empresa fue para salvar a Hanna, no para hundirla.

—Yo no despediré a nadie chicos; su madre seguirá trabajando aquí siempre. Les prometo que eso no cambiara ¿Si?

— ¡Gracias señor!— dijo Dony dando un salto— ¿Quiere jugar con nuestros cubos?

—No creo que él quiera...— empezó a decir Hanna pero fue interrumpida por Ehan.

—Seguro.

Los chicos salieron corriendo a traer sus cubos dejando a Hanna y a Ehan nuevamente solos.

— ¿Enserio jugaras con ellos?— le preguntó Hanna sin poder creerlo.

—Mi padre siempre fue un hombre de negocios Hanna; él casi nunca tenía tiempo para marco y para mí. Una vez me prometí que cuando tuviera un hijo haría lo que fuera por ser un buen padre. Debes de saber que padre no es aquel que simplemente engendra y ya. Padre es ese hombre que da la cara y trata de darle lo mejor a sus hijos. Ellos me están dando la oportunidad de jugar con ellos a pesar de ser un extraño y no estoy dispuesto a desperdiciar la oportunidad.

—Yo no quise decir...

—Lo sé. Pero necesito que entiendas que esto no es un juego para mí, quiero conocerlos, pasar tiempo con ellos, crear un vínculo entre padre e hijo. Mi padre no era malo, el poco tiempo que nos dedicaba se encargaba que valiera la pena pero para un niño nunca es suficiente, un niño ve en su padre a su héroe y no quiero ser un desconocido más en la vida de mis hijos.

Hanna no supo que decirle.

—Vamos a la alfombra— le dijo Hanna observando a sus hijos colocar los cubos ahí.

Ehan olvido toda las reglas de etiqueta y se sentó directamente con sus hijos; Hanna se alejó un momento para hablar con Jenny. Quería darles un momento a solas para que se familiarizaran entre ellos.

Ver a Ehan en el suelo jugando con Dony y Matt era algo irreal para ella; jamás pensó que podría llegar a verlo.

Los gemelos congeniaron con el rápidamente; como dice el dicho: "La sangre llama" y podía comprobarlo al ver a los gemelos tomarle rápidamente confianza a Ehan.

Después de un tiempo, Hanna se les acerco y entre los tres la convencieron de jugar con ellos. Cualquiera que los observara pensaría que son una familia feliz. Los dos padres juntos con sus hijos pero el escenario distaba mucho de esa ilusión, ver a dos adultos vestidos de forma formal sentados en el suelo de la guardería no era muy familiar.

Pero nada dura para siempre y ellos tenían que volver a sus trabajos.

—Gracias por permitirnos estar aquí con los chicos Jenny— le dijo Hanna antes de salir con Ehan de la guardería.

—Gracias a ustedes, pasen un buen día.

— ¿Y? ¿Qué te pare...— le preguntó Hanna cuando iban caminando por el pasillo. Pero no logro terminar de decir por qué Ehan la había jalado hacia una puerta.

Era una bodega de suministros; el espacio era pequeño pero Ehan se metió y jalo a Hanna junto a él antes de cerrar la puerta.

— ¿Qué haces?— le dijo Hanna al ver donde la metía— ¿Estás loco?

—Sí, estoy loco Hanna. ¡Por Dios!— dijo Ehan pasándose la mano por su cabello— acabo de conocer a mis hijos y me ha dolido en el alma cuando me llamaban señor. Saber que para ellos no soy más que el tipo que casi despide a su madre me está matando.

Hanna lo observo con confusión; pero evitaba observarlo mucho; el espacio era muy pequeño y sus cuerpos casi se tocaban.

Un paso más y sus cuerpos estarían presionados uno sobre otro y eso no era bueno para la salud mental de ninguno.

—Quiero decirles la verdad lo antes posible; quiero que me llamen papá, quiero sentirme como alguien importante para ellos.

Ehan se sentía desesperado; y haber pasado la última hora con su familia y saber que al final no es suya lo está acabando.

—Se lo que quieres. Pe...Pero... necesitó tiempo...

—No. Hanna— Ehan se pegó a ella y coloco sus brazos a cada lado de la cabeza, enjaulándola entre sus brazos— no puedo esperar más...

—Ehan aléjate— le dijo Hanna nerviosa por su cercanía.

—No Hanna— acerco su rostro— eras mía— susurro acariciándole la mejilla con los labios— eras mía y te perdí— gruño— no los quiero perder a ellos.

—No los perderás Ehan— dijo Hanna con la voz cortada.

—Soy un extraño Hanna— el apoyo la frente en la de ella— ellos no me conocen y todo por culpa de mi padre— lamento – te perdí a ti y he perdido cuatro años de la vida e ellos, jamás podre recuperar todo eso, no estuve ahí cuando nacieron, no vi sus primeros pasos y no fui el que les entrego su primer balón de Soccer...

Ehan comenzó a temblar de furia y Hanna lo abrazo para calmarlo; a pesar de ser un adulto a veces los hombres necesitan cariño y apoyo.

—No vivas en el pasado Ehan— le dijo Hanna acariciándole el cabello mientras el enterraba su rostro el cuello se ella— Ahora estas con ellos y tienes una oportunidad para conocer y formar parte de la vida de tus hijos...

—Pero a qué precio Hanna— dijo en su cuello haciéndola estremecerse— te perdí. Eres la mujer de mi vida y te perdí.

Ehan la abrazo más de su cintura y se pegó a ella; sus cuerpos estaba totalmente unidos y sus respiraciones acompasadas.

—Te amo. Y nunca dejare se hacerlo— le dijo el depositando un pequeño beso en su cuello— Eres todo lo que siempre he querido pero no supe cuidarte— dijo derrotado.

—No fue tu culpa Ehan. Entiéndelo. No puedes vivir con ese resentimiento en tu vida— le apretó más la cabeza y lo abrazo con fuerza— No dejes que una mala decisión te defina...

— ¿Entonces por qué tengo que pagar por esto?— dijo el separándose un poco— al estar cerca de mis hijos estaré cerca de ti Hanna; me tocara verte cada día en los brazos de otro...y eso es más de lo que un hombre puede aguantar. Cada día recordaré lo que perdí— le acaricio una mejilla con el pulgar— fuiste tan mía— susurro.

—Ehan...

—Y lo peor es que ese será mi castigo— dijo soltándola— ver como otro hombre hace feliz a la mujer que amo.

—Ehan yo...

—Lo único que te pido es conocer a mis hijos. Quiero reconocerlos y darles mi apellido porque— se acercó a ella y dejo sus labios a milímetros de distancia de los de ella— ellos son todo lo que me queda de ti cariño— él le rozo los labios pero no la beso— Te amo, pero tienes una semana para hablar con Sebastien y los gemelos. Si no. Lo haré yo mismo.

Dicho eso se fue de la bodega dejando a Hanna con el corazón desbocado sobre la pared.

Sentía su cuerpo hormiguear por la cercanía con Ehan; ella quería gritar quería poder resolver todo.

Él todavía la amaba.

Hanna sintió una lágrima recorrer su mejilla. ¿Porque la vida es tan cruel?, ella debía confesar que no ha olvidado a Ehan.

Pero si ellos quieren que todo lo demás funciones deben de anteponer el bien de los demás primero.

Ella está casada y debe respetar a su esposo; tarde o temprano Ehan tendría que olvidarla.

Porque si algo era cierto en todo eso; es que ambos sufrirían si él no lo hacía.

Hanna se recompuso y salió con cuidado del pasillo; agradecía que no había nadie; fue a su escritorio a terminar unas cosas antes de irse a su casa.

Oficialmente ese había sido el peor día laboral en el trabajo; el reencuentro con Ehan y el saber toda la verdad habían sido situaciones muy fuertes.

¿Con que cara vería ahora a Sebas después de haber besado a Ehan?, se preguntaba una y otra vez.

Ella estaba angustiada y sería que en cualquier momento perdería la cordura y comenzaría a darse de cabezazos contra la pared.

Por la noche, los gemelos le contaron a Sebas que conocieron al nuevo jefe y este jugó cubos con ellos.

Sebas estaba impresionado por lo sucedido; jamás imagino que Ehan Hilton fuera tan llevadero con los niños.

Hanna evito hacer comentarios de más; sentía como la verdad pendía sobre su cabeza lista para aplastarla en cualquier momento sin poder hacer nada.

Al día siguiente; ella llegó a la empresa; no sabía si permanecer en su puesto o cambiarse a presidencia.

Después de su conversación con Ehan el día anterior no había logrado decirle de que cambiara de opinión respecto a lo ser su asistente.

Ella no quería levantar preguntas; ya todos sabían que ella era la nueva secretaria del señor Hilton, y lo último que necesitaba era más gente pendiente de su vida.

Pero necesitaba ayuda para mover sus cosas. Fuera buscar a Sebas y le contó la noticia.

— ¿Te ascendieron?, mi amor...eso es increíble— dijo Sebas abrazándola— ¿Por qué no me lo dijiste ayer?

—Lo siento. Sebas, ayer tenía muchas cosas en la cabeza y lo olvide— dijo separándose un poco— pero necesitó tu ayuda para mover mis cosas.

—Claro. Le pediré a Carlh que me cubra.

Hanna se sentía mal; si tan solo Sebas supiera quien era Ehan no estaría tan feliz de ese ascenso.

Los dos guardaros las cosas de ella en unas cajas; no era mucho pero si un poco pesado.

Sebas la ayudo a instalarse y a ordenar todo; el conoce la manía de su esposa con el orden así que se encargó de dejar todo como a ella le gusta.

—Y pensar que hace unas semanas estábamos preocupados por los rumores de despidos— dijo Sebas abrazando a Hanna.

—Lo sé; pero pase lo que pase lo afrontaremos juntos— le sonrió con cariño.

—Siempre juntos— Sebas bajo su rostro con cuidado y beso a Hanna; era un beso pequeño pero la hacía sentirse mal por no haberle contado toda la verdad.

Ellos estaban tranquilos hasta que una persona se aclaró la garganta.

Hanna abrió los ojo y se separó inmediatamente de Sebas mientras sentía su cara arder.

Sebas giro sin soltar la cintura de Hanna y los dos se encontraron con Ehan observándolos.

Y no parecía muy contento.

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