–Uruha–
Toque la puerta con mis nudillos y no obtuve respuesta. Apegue mi oído derecho a la misma logrando captar una diminuta respiración, de nuevo volví a llamar, esta vez la puerta se abrió y unas manos temblorosas me halaron dentro de la habitación.
–Kai... ¿Estas bien? –le mire atento desde la puerta. Él había ido a sentarse a un pequeño sofá que había en la misma habitación.
–S-si –suspiro limpiando sus ojos –es s-solo que... es muy vergonzoso y... ¡Miyavi no debió hacerlo!
–Sé que es vergonzoso –me acerque a él y por el respaldo del sofá lo abrace y acaricie con mi mentón su cabeza –demasiado... Miyavi tiene su loco carácter
–Pero hay limites... –susurró. Esperó unos minutos y luego habló afligido–. ¿Qué pensará ahora Aoi de mi? ¿Qué pensaras tu de mi?
Sollozo. Kai siempre temía de lo que los demás pensaran de él y sus acciones. Cuando Nuño siempre trato ser el mejor y estar siempre sin errores. Kai había crecido temeroso de eso, inclusive ahora como demonio le pesaba más.
Acaricie más su cabeza con ternura y sobe sus hombros. Él suspiro.
–¿Sabes qué? No importa lo que Aoi piense, ni siquiera cambiara la idea que tiene de ti. Aoi es muy bueno, ¿sabes? –Kai asintió –Y yo, yo siempre seré tu mejor amigo y no te juzgare nunca Kai
Kai se levanto del sofá y dándose la vuelta para quedar frente a mi sonrió tiernamente y me abrazo.
Estábamos abrazados cuando provenientes de la puerta se escucharon tres golpes suaves. Kai y yo nos quedamos quietos esperando algo más.
–¿K-Kai? –la voz de Miyavi salió de la puerta y sonaba de verdad arrepentida–. Perdona, sé que soy un tonto... pero no pensé que reaccionarias así.
Kai me soltó y con pasos casi danzantes camino a la puerta en silencio. Entre abrió la puerta a penas los suficiente para ver medio rostro de Miyavi.
–¿De verdad lo sientes? –susurro al de la puerta.
Miyavi que hasta entonces miraba el piso alzo lentamente su vista y asintió débilmente. Kai abrió la puerta por completo y le abrazo por el cuello, susurro algo al oído contrario y Miyavi asintió mientras lo tomaba gentilmente por la cintura.
Miyavi amaba demasiado a Kai y viceversa. Se veían ambos muy enamorados... y seguramente a Kai también le dolía el que Miyavi se marchara. Después de todo la primera vez que se fue por poco no volvía.
Los esquive para salir de la habitación y en el salón me encontré a Aoi hablando alegremente por aquel aparato que fungía ser un teléfono. Obvio no lo era, o si lo era, ¿Qué compañía cubría también el infierno?
–Eso seria perfecto... buena idea, allí estaré... ajá... también te quiero –Aoi me miro de reojo al cortar la llamada y me sonrió ampliamente como si nada.
Alce a penas la comisura de mi boca y le esquive para ir al comedor donde seguía la comida esperándonos.
–¡Uru! ¿A qué no adivinas quién llamo? –me abrazo por la espalda y beso mi nuca.
–No lo sé... dime ¿quién llamo? –trate de caminar con él pegado a mi espalda pero fue imposible.
–Takanori –me abrazo por la cintura y beso de nuevo mi nuca seguido de mi mejilla.
–¿Qué pasa con él? –me dejo abrazar y suspire por su beso sin evitar sonrojarme un poco.
– Pues –Aoi se rió un poco –es una sorpresa pero solo te diré que me convenció de quedarme hasta mañana temprano.
Suspire con ilusión, tendría casi 24 horas más con Aoi a mi lado. No se iría y podría tenerlo aun mas junto a mi. Me sentía tan emocionado.
Aunque la ilusión me durase un día.
–Además nos dará sueño y eso –Aoi hizo un puchero y se apego más a mi –le diré a Miyavi y te puedo apostar que aceptará el que nos quedemos.
–Sé que si lo hará –sonreí y lo abrace apegandome a él para darle un pequeño beso en su mentón.
–Por cierto Uru, ¿estabas celoso cuando me oíste por teléfono? –Aoi susurró a mi nuca y no pude evitar estremecerme un poco.
–Claro que no –mire a otro lado –¿Por qué me pondría celoso?
–Aja, y yo soy tu amante –rió y besó justo detrás de mi oído.
–Eres mi amante, tontuelo –me voltee a verlo y bese sus labios tiernamente.
–Bueno ya, eso es verdad pero... el hecho es que estabas celoso –volvió a besar mis labios con una ligera sonrisa.
–Bueno si... –suspire y mire al piso–. Pensé que hablabas con alguien mas que te hacia mas feliz que yo...
–Uruha –suspiro pesadamente y levantó su rostro para mirarme frente a frente –aunque hablase con otra persona no creo que me hiciera mas feliz que tu.
–¿De verdad? –hice un pequeño puchero buscado algo sin saber que.
–Obviamente –beso mi puchero.
–Te amo Aoi –sonreí amplio abrazandolo por el cuello.
–Y yo te amo a ti –él beso mi frente y acaricio mi cabello.
Pasamos unos minutos en silencio abrazados. Disfrute de su olor y de su temperatura. Estaba enamorado totalmente de Aoi. Gracias a él conocía aquella sensación tan humana, tan perfecta... tan destructiva.
–¡Oigan, tortolos! No quisiera separarlos pero tengo hambre – la voz de Miyavi nos distrajo quien. Volteamos ambos a verlo, y Kai que iba con él de la mano nos sonrió.
–Por supuesto –me sonroje un poco y mire a los invitados y luego en dirección a la cocina –hay que almorzar de una vez
Le di la espalda a los tres pero en seguida sentí como los pasos de Aoi fueron pegados a mi.
–¡Tienes razón! Quiero piernas de pato –una de sus manos fue a caer en forma de nalgada. Un escalofrío me persiguió y arrugue la nariz sonrojado.
–Aoi... –sonrojado murmuré ya frente a la mesa –tuviste muchas hoy...
–Oh Uruha, en ocasiones, nunca es suficiente para un demonio, Uruha –rió Miyavi mientras sacaba una silla apara que Kai pudiera sentarse.
–Lo he notado –hice un puchero mientras sobaba mi cadera –aunque... es inevitable –elimine el puchero para remplazarlo por una sonrisa.
Aoi que ni siquiera se había sentado a la mesa torció los ojos y suspirando pesadamente se adentro a la cocina. Le seguro con la mirada y también suspire. Había bloqueado sus pensamientos sin dejarme saber porque estaba molesto.
–Aoi parece molesto –dijo Kai con nerviosismo mirando a Miyavi que acomodaba sus cubiertos con meticulosidad y luego me miro a mi.
–Esta molesto... –suspire yo saliendo de mi lugar a la mesa–. Y voy a averiguarlo, pueden comenzar sin nosotros si gustan
Me adentre a la cocina y mire a Aoi que apilaba unos platos pequeños para postre. Trate de nuevo de saber que era lo que había en su mente y nada.
–¿Estas bien Aoi? –me coloque a su lado lentamente mientras tomaba un pequeño pimentero.
–Si –se dio vuelta con los platos en la mano –muy bien, vamos a comer que tengo hambre –Aoi salio de la cocina sin mirarme de nuevo.
Gruñi por lo bajo y camine tras de él para entrar al comedor. Abrí la puerta de esta con los ojos cerrados analizando lo que había podido ocasionar el enojo de Aoi. Y justo al abrir la puerta los labios de Aoi se estrellaron con los mios de una manera suave.
–En serio estoy bien –me miro fijamente y yo hice lo mismo. De nuevo me bloqueaba en su cabeza.
–De acuerdo –sonreí a penas levantando la comisura de mi boca.
– Pero esta noche –se inclino para dejar su boca a la altura justa de mi oído –te azotaré y partiré el culo –susurro para luego reírse y dirigirse a la mesa como si nada hubiese pasado.