Henry iba camino a casa de Nick cuando vio a Hook por la vereda de en frente, el chico se llevó dos dedos a la boca y chifló tal como el pirata le había enseñado. El hombre levantó la cabeza inmediatamente ante el conocido silbido y sonrió al ver a Henry, el pirata le había tomado cariño al chico. Killian cruzó la calle y al llegar junto a él le palmeó la espalda.
"¿Día libre, marinero?" Preguntó llamándolo como lo hacía cuando lo llevaba a navegar.
Henry se puso firme e hizo el típico saludo militar. "¡Aye, Capitán! Fue aprobado mi permiso para probar un nuevo juego en casa de Nick."
El pirata sonrió de lado y le preguntó al respecto, el chico le había comenzado a enseñar el asunto ese de los juegos y Killian tenía que reconocer que le había resultado interesante. Claro que siempre terminaba muerto, estrellado, hundido, etc., etc., etc., a manos del joven Henry, pero el pirata tenía espíritu competitivo y ya le había hecho prometer a Ruby que lo iba a entrenar. El chico se iba a llevar una gran sorpresa la próxima vez que se enfrentaran, si es que sus madres lo dejaban acercarse a él, claro. El pensamiento lo entristeció.
Henry notó el cambio en la expresión del hombre y sacó sus propias conclusiones. Erróneas. "Hey, Hook." El chico pasó el peso del cuerpo de un pie al otro, incómodo. "Lamento que no funcionara lo de mi mamá..."
El hombre levantó la cabeza y clavó una mirada penetrante en el chico. "No hace falta que mientas, muchacho." Henry abrió la boca para protestar, pero el pirata levantó la mano para detenerlo. "¿Me vas a decir que no querías que tus madres terminen juntas?"
El chico cerró la boca con un fuerte click. "Bueno..."
Hook rió con cierta tristeza. "Ya un vez tomé la decisión de hacerme a un lado para dejar que tus padres tuvieran una chance y te dieran un hogar." El hombre se encogió de hombros. "Es evidente que en todo momento equivoqué en dónde residía el interés de Swan verdaderamente. Mirando hacia atrás, me doy cuenta que ni tu padre ni yo teníamos oportunidad alguna...no era a tu padre al que debía dejar el camino libre, sino a tu otra madre." El hombre dejó escapar una risa por lo bajo.
Henry le sonrió de lado. "Sos un buen tipo." Declaró.
"Mordéte la lengua, chico. ¿Acaso querés arruinarme la reputación?" Espetó el pirata fingiéndose horrorizado.
Henry estaba por responder al comentario cuando Leroy pasó corriendo a toda velocidad gritando a pleno pulmón:
"¡Snow White fue atacada por el monstruo de las nieves y yace moribunda en los brazos de la reina malvada!"
Henry se sintió palidecer y clavó una mirada desesperada en el hombre que tenía frente a sí.
Killian se sintió impotente ante la desesperación y el horror que vio en el chico, pero enderezó la espalda y se preparó para la batalla. Con su mejor voz de Capitán, tomó al chico del hombro y le espetó con suavidad y firmeza.
"No creas todo lo que dice la gente chico, vamos a ver qué pasa en realidad." Henry asintió y ambos comenzaron a correr en dirección contraria a Leroy.
Frederick encendió el patrullero y miró por el retrovisor para asegurarse que Ruby se hubiera abrochado el cinturón y sostuviera al bebé antes encender la sirena y salir haciendo chirriar las ruedas con destino al parque.
En el camino se cruzaron con Henry y Hook, sin detener el auto, Frederick desaceleró y se acercó al cordón mientras Ruby les hacía seña para que subieran. Henry tomó el puesto de copiloto, Hook no había alcanzado a cerrar la puerta que Fred ya había clavado el pie en el acelerador.
"¡Maldito infierno hombre, nos vas a matar a todos!" Chilló Killian intentando levantarse del piso del auto donde había caído para cerrar la puerta, cuando por fin lo consiguió, se sentó junto a Ruby y preguntó. "¿Es verdad que la princesa está herida?"
"¿Cómo te enteraste?" Preguntó Ruby. "¿Emma tuvo tiempo de avisarles a ustedes?"
Henry asomó la cabeza por entre los asientos delanteros. "No, fue Leroy ¿Qué dijo Emma?"
"No mucho, parecía bastante alterada, dijo que habían sido atacadas, que Snow estaba herida y que Regina la mandó a buscar a David. ¿Qué dijo Leroy?" Henry desvió la vista al suelo al darse cuenta que de verdad le había pasado algo a su abuela.
Fue Hook quien respondió con tacto. "El enano dijo que la Reina estaba cuidando de la princesa."
"Dijo que la abuela estaba agonizando en los brazos de mi mamá." Corrigió Henry en un susurro y se giró hacia adelante.
Ruby buscó la mirada de su amigo para preguntar sin palabras si lo que acababa de decir Henry era cierto, el pirata asintió una vez y le puso la mano en el muslo intentando consolarla. "Si Regina está con ella seguro que no va a permitir que nada le pase, Henry." Hook arqueó una ceja y la miró con incredulidad, la mujer le dirigió una mirada asesina haciendo carraspear al pirata.
"Es cierto chico, si hay algo que podemos decir de la Reina es que siempre tiene un as bajo la manga."
La cabeza del adolescente volvió a aparecer entre los asientos, el chico sonría levemente con un brillo de esperanza asomando en sus ojos verdes. "¡Es verdad, si hay alguien que puede salvar a mi abuela es mi mamá!"
Frederick frenó bruscamente. "Llegamos." Anunció, saliendo de la patrulla le abrió a Ruby y la ayudo a salir del auto, lo que no esperaba era que la loba le encajara al principito aullante y saliera corriendo hacia la multitud reunida unos metros adelante con Hook y Henry pegados a sus talones. "¡Hey, no vale!" Gritó mirando horrorizado al inconsolable bebé que le habían puesto en los brazos.
El caballero comenzó a caminar apurado hacia la multitud con los brazos estirados por delante, llevando al bebé que gritaba a pleno pulmón como si fuera una bomba a punto de explotar. Estaba a mitad de camino cuando vio una luz multicolor ir hacia ellos, así que atrajo al bebé contra su pecho y se giró para protegerlo. La fuerza lo golpeó y desapareció en cuestión de segundos.
Lo siguiente que supo fue que la multitud dejó escapar un "¡Ooohhh!" para estallar en gritos y aplausos instantes después. El hombre se giró hacia la gente apurando el paso, al llegar al amontonamiento, comenzó a abrirse el camino a codazos hasta llegar el frente.
No entendía nada...había una joven rubia que jugueteaba con sus manos a la altura de la cintura, su nerviosismo era bastante evidente. La mujer tenía la vista clavada en una montaña humana formada por...Emma, David y Henry, según alcanzaba a ver. Cuando estos comenzaron a apartarse vio que en medio de ellos estaba Regina con Snow colgada del cuello, suponía que a eso se debía que su cara fuera una mezcla de horror, resignación y enojo.
Chasqueó la lengua. "Aparentemente me perdí toda la diversión."
"Es una suerte entonces que yo llegara justo a tiempo." Declaró Katherine deteniéndose a su lado y mostrándole el teléfono. "Lo tengo todo filmado."
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"¿Sería mucho pedir que dejaran de asfixiarme?" Espetó Regina con voz ahogada, la mujer necesitaba respirar aire fresco para aclarar sus ideas, todo había ocurrido tan rápido...necesitaba alejarse de los Charmings para barajar y dar de nuevo.
Por suerte, pareció que, por una vez en la vida la familia maravillosa decidió escucharla y concederle su deseo, todos menos Snow, obvio. Regina revoleó los ojos y trató de apartar a la princesa de sí, sin éxito. Respiró profundo y contó hasta diez mentalmente para evitar estallar ante la incapacidad de la mujer de anteponer las necesidades ajenas antes que las propias.
"Snow, necesito que me sueltes. Ahora." Indicó con una voz peligrosamente suave.
"¡Sabía que me querías! ¡Lo sabía!" Exclamó Snow ajena a todo lo que no fueran sus ganas de hablar con Regina sobre lo que había ocurrido y lo que ambas sentían.
Emma observó atentamente a Regina y notó que la mujer estaba al borde de un ataque de pánico en toda la regla. Captó la mirada de su padre y le hizo un gesto con la cabeza hacia las mujeres, el hombre asintió al ver la mirada acorralada de su nuera.
David se puso en cuclillas al lado de su esposa y le tocó el brazo al tiempo que le decía con firmeza. "Amor, dejá que Regina se levante, está sentada hace un buen rato en la nieve y no debe ser una sensación nada agradable." Snow le dio un último apretón a Regina antes de permitir que su marido la ayude a levantarse.
En cuanto se vio libre, la Alcaldesa se levantó de un salto y comenzó a mirar a su alrededor para buscar una salida, pero para su consternación, estaba rodeada. Emma vio que la mujer comenzaba a respirar con dificultad y se acercó con cautela, hablándole con suavidad. "¿Regina? Miráme." La Reina seguía mirando a su alrededor con cierta desesperación. "¡Regina!" Exclamó Emma con firmeza logrando atraer la mirada de su mujer. "Quiero que me mires solo a mí, ¿está bien? No pasa nada." Regina tragó saliva e hizo lo que le pidió la rubia que, al ver que se calmaba un poco, le colocó las manos en las mejillas y comenzó a acariciarla con los pulgares. "Respirá hondo, así, muy bien. Tenés que relajarte para evitar que los bebés absorban los nervios, ¿sí?"
Regina pestañeó un par de veces y tomó varias bocanadas de aire, cerró los ojos y se obligó a relajarse, las caricias de Emma estaban haciendo un gran trabajo en acelerar la cuestión. "Gracias." Susurró la reina clavando los ojos en la mujer que tenía frente a sí.
"Es un placer." Respondió la rubia guiñándole el ojo y echándose a reír al ver que la reina reboleaba los ojos, claro indicio de que estaba recuperada. La risa se le cortó al notar un movimiento por el rabillo del ojo, cuando giró la cabeza se topó con la mirada de la rubia que las había atacado. Regina notó el cambio en la Sheriff y al seguir su mirada reaccionó con rapidez tomándola de las manos.
"No lo hizo a propósito, Emma."
"¡Las pelotas que no!" Estalló furiosa. "Nos atacó a Neal y a mí, ¿cómo podés defenderla? ¡Casi mata a mi mamá!"
Al escuchar eso, David soltó a Snow con el entrecejo fruncido y el rostro rojo de furia. "¿¡Que hizo qué?!" Estalló.
Regina vio que la chica daba un respingo, sabía que si no frenaba a padre e hija inmediatamente, podría ocurrir otro accidente, la chica estaba asustándose rápidamente. Con su mejor voz de reina ordenó: "¡Ya basta!" No hubo nadie que no saltara sobresaltado ante la orden. "La chica no tiene control sobre sus poderes y si siguen asustándola van a causar otro accidente, ¡cosa que no necesitamos ahora mismo!" Mirando a Emma con una ceja arqueada le espetó. "Vos deberías ser un poco más comprensiva, siendo que cometiste varios errores por el mismo motivo."
Emma la miró con cara de pocos amigos por haberle recordado sus problemitas para controlar la magia delante de todo el mundo, pero especialmente porque lo usara para defender a la rubiecita esa. Miró de arriba abajo a la desconocida. Era menuda, pero alta, tanto la piel como el cabello tenían una tonalidad semejante a los suyos, mientras que su ojos eran más parecidos al color de David que al propio.
Emma inclinó la cabeza pensativa, la chica le recordaba a alguien...tenía la barbilla levantada de forma retadora, los dientes visiblemente apretados y las manos a la altura de la cintura, jugueteando con los dedos. ¡Regina! Era una copia de Regina cuando estaba nerviosa o asustada y ponía su fachada de reina intentando ocultarlo.
"¿Quién sos y cómo llegaste a Storybrooke?" Le preguntó con brusquedad.
Regina reboleó los ojos ante la falta de tacto de la Sheriff, tal como suponía, la chica levantó aún más la barbilla y se negó a responder. Ella hubiera respondido de la misma forma, agregando uno o dos comentarios irónicos.
"Elsa." La llamó Regina con voz firme, pero sin dureza. Por el rabillo del ojo vio que Emma giró la cabeza a velocidad luz para mirla, tranquilamente se podría haber quebrado una vértebra. ¿Acaso eran celos eso que veía en la mirada de su rubia? Ocultó una sonrisita.
"¡¿La conocés?!" Exclamó la salvadora con indignación y celos ya nada ocultos.
"No seas idiota." Espetó la Alcaldesa sin fuerza en el insulto.
"¿Entonces cómo diablos sabés su nombre?"
"Se lo preguntó para intentar calmarla en cuanto te fuiste a buscar a David." Respondió Snow intentando calmar los ánimos. "Elsa estaba muy nerviosa, había que calmarla antes que perdiera otra vez el control y más gente resultara herida." Emma iba a abrir la boca para protestar, pero su madre la frenó con firmeza. "Ahora no, Emma."
Regina envió una mirada de aprobación a Snow y se volvió hacia la chica de hielo. "Elsa, ¿podrías responder las preguntas que hizo la Sheriff de forma no tan amable?"
Elsa desvió la mirada de Emma a Regina y le sonrió, porque le caía bien y para molestar a la rubia grosera. "Soy Elsa, Reina de Arendelle...ex Reina de Arendelle." Se corrigió con rapidez.
"¿Ex?" Preguntó Regina.
La rubia asintió. "Abdiqué a favor de mi hermana."
Regina quería preguntar más al respecto, pero ése no era el momento, podía sentir a Emma vibrar de la tensión a su lado. "¿Y cómo llegaste a Storybrooke?"
La chica frunció el ceño. "En una urna." Antes que alguien pudiera preguntarle, Elsa comenzó a contar la historia. "Todo comenzó tras dejarle el reino a Anna, mi hermana, averigüé algo de mi vida que me hizo iniciar la búsqueda de una persona, me enteré que estaba en el Bosque Encantado y fui hacia allí, pero un hombrecillo maligno se cruzó en mi camino y me encerró en una urna." Elsa tomó aire. "No sé cuánto tiempo pasé en ella, pero de repente sentí como que me...aspiraban y aparecí en un granero en este pueblo."
Al oír eso, Emma quiso desaparecer, perdió su aire de juez y comenzó a hundir la cabeza entre los hombros. "¡Auch!" Exclamó al sentir el codo de Regina en las costillas.
"¡Sabía que habías traído algo más de tu viajecito al pasado!" Exclamó la Alcaldesa con superioridad. Emma se frotó las costillas sin decir ni mu.
Henry, quien venía escuchando y observando todo con atención, decidió intervenir para saciar su curiosidad. "¿A quién estabas buscando? ¿Y qué descubriste que te hizo dejar el trono?"
Elsa miró al chico con curiosidad. "¿Cómo sabés que mi descubrimiento estaba relacionado a mi abdicación?" Henry se encogió de Hombros. Elsa decidió responder primero la otra pregunta. "Estoy buscando a Regina Mills, también conocida como la Reina Malvada." El silencio que produjo tal declaración fue terrible, la tensión era palpable.
Emma se irguió cuan alta era y dio un paso beligerante al frente, ocultando en parte a Regina. "Acá no existe ninguna Reina Malvada." Espetó furiosa. David se acercó por el otro lado, entre los dos ocultaron completamente a Regina de Elsa.
"¿Por qué buscás a Regina?" Le tocó el turno a Charming de interrogar a la joven con malos modos. Regina había salvado a su mujer y era la otra madre de sus nietos, no iba a dejar que nada ni nadie volviera a lastimarla.
Regina sintió un calorcito crecer en su interior al ver a padre e hija protegiéndola con ferocidad, a los rubios se habían sumado Snow y Henry, formando un muro Charming frente a ella. "Eso no es de su incumbencia." La escuchó responder con toda la majestuosidad de una reina, no podía explicar el motivo, pero la chica le simpatizaba. Padre e hija explotaron de indignación ante la respuesta de la reinita, la Alcaldesa dio un paso al frente y se abrió lugar entre Emma y David para pasar delante de ellos y tender los brazos para evitar que se abalanzaran sobre Elsa.
"¡Ya basta!" Ordenó Regina para que sus policías dejen de hacer escándalo, cuando lo consiguió, clavó la mirada en Elsa. "Yo soy Regina Mills. ¿Por qué me estás buscando?"
A Elsa se le iluminó la cara, enderezó la columna y volvió a refregarse las manos con nerviosismo, tragó saliva y tomando aire declaró a las apuradas.
"Regina, soy tu hija."