Dios no te prohíbe divertirte

By LauEsMeVa

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Muchas personas piensan que por el solo hecho de seguir a Dios ya no podrás divertirte, que para seguirlo tie... More

Dios no te quita diversión
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Horarios
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Nota
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
¿epilogo?
Epilogo

Capítulo 21

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By LauEsMeVa

Abrí los ojos de a poco, realmente no deseaba abrirlos pero huir de la realidad no me ayudaría en lo absoluto.

Matt se encontraba sentado en la esquina de la cama, estaba perdido en sus pensamientos; la preocupación era demasiado notable en su rostro, considerando que con frecuencia él era una persona muy alegre y tranquila, por lo que supe que mi marche iba en serio.

- ¿Estás bien?—pregunté temiendo su respuesta.

- ¿Cómo estás tú? Me asustaste—dijo acercándose para retirarme algunos cabellos que estaban en mi rostro.

- Bien, aunque algo enojada ¡No puedo creer que mi hermano quiera regresar!—agregué exaltándome un poco, solo un poco.

- Te acompañaré, puedo avisar en el trabajo—Matt trabajaba como diseñador gráfico en una empresa, había terminado la universidad dos años después de que yo ingresara; era mayor que yo por solo tres años, aunque para tener veintitrés años era una persona muy madura. Nos habíamos conocido cuando yo me encontraba llorando en uno de los bancos de la universidad, apenas era mi primera semana y el caro emocional que llevaba me pesaba demasiado, había dejado de ser sarcástica y extrovertida debido al dolor que llevaba dentro; nadie más se había acercado a preguntar que ocurría, salvo, claramente, él.

*Flashback*

- ¿Puedo sentarme?—preguntó una voz varonil, levanté la mirada encontrándome con unos ojos miel, eran tan dulces como está.

- ¿Para qué quieres sentarte?—pregunté a la defensiva.

- Para hablar—respondió encogiéndose de hombros y sonriendo—además eres linda ¿por qué no habría de querer sentarme a tu lado?—agregó levantando sus cejas cafés, las cuales combinaban a la perfección con su cabello oscuro.

- Vaya ¿Ya coqueteando? De acuerdo, seré buena contigo y te permitiré el asombroso placer de sentarte—dije abriéndole espacio, sin darme cuenta, había dejado de llorar.

*Fin flashback*

- Sería de gran ayuda—admití rogando mentalmente por su compañía, probablemente sin él se me haría más difícil volver.

- Bien—dijo dándome un beso en la frente—salimos en la noche, la verdad no sé por qué tu hermano tiene tanta prisa.

No le respondí, salí de la cama y lo llevé, agarrado de la mano, hasta la cocina. Tomamos un desayuno poco saludable, algo que me animaba en demasía y eso él lo sabía y por eso lo había preparado. Evitamos totalmente el tema del viaje, incluso cuando estábamos empacando, solo bromeábamos y hacíamos planes para la tarde, así hacíamos algo divertido antes de irnos.

Antes de salir a caminar Matt llamó al trabajo para avisar que debía salir de emergencia por una emergencia familiar, no me gustó para nada que tuviese que mentir pero reclamarle implicaría que se quedará y la verdad iba a necesitar de su compañía. Decidimos salir a caminar al parque. Ninguno hablaba, simplemente disfrutábamos de la compañía del otro. Pensaba en cómo sería volver, ya me había acostumbrado al ambiente español y no estaba segura de querer regresar a México y golpearme con una muralla de recuerdos, sin dejar de lado el reencuentro con algunas personas. De pronto una canción, no, una alabanza me sacó de mis pensamientos. Tu diestra, de tan solo escucharla me entraban ganas de llorar. Tenía deseos de ir a cantar, además la iglesia no se encontraba lejos por lo que le sonreí a Matt pero el solo me miró como si estuviese loca.

- ¿Qué pasó?

- Vamos—dije frenando la marcha, él se encontraba aún más confundido—a la iglesia, apúrate Matt, quiero cantar.

- ¿Me piensas dejar sordo?—dijo sonriente mientras me seguía--¿Qué hice para merecer está tortura?—agregó con fingido dramatismo.

- Cállate o conocerás lo que es tortura—respondí con el mismo drama.

Comencé a correr hasta que llegué a la iglesia, la canción seguía por lo que me concentré en cantar. Sentí cuando Matt llegó a mi lado, su respiración era tan agitada que parecía un toro enojado. Tomó mi mano y la levantó al cielo, fue ahí donde empezó a cantar.

Nos quedamos hasta que finalizó el servicio y corrimos de vuelta al departamento para buscar las maletas e ir a encontrarnos con Chris al aeropuerto. Lo más probable es que haya empacado mis cosas, aunque como había arreglado algunas cosas con Matt (las que tenía en su casa) pues no veía necesario llevar más ropa. Tenía bastantes prendas en el departamento de Matt pues la mayoría del tiempo me la pasaba allí.

- De verdad necesitas más ejercicio ¡Prácticamente te estás muriendo!—me burlé mirando cómo se apoyaba en la puerta de la entrada para respirar un poco.

- No—respondió antes de tragar saliva, el pobre estaba exhausto y no sabía ocultarlo para nada—Primero que nada, amo ser flaco así que no iré a un gimnasio aunque no tenga nada de músculos y segundo, tu eres una máquina, creo que no eres humana Elizabeth, solo un robot correría así—añadió incorporándose y poniendo las manos en la cintura, parecía que en cualquier momento se desmayaría. Solo me limite a reír y a negar con la cabeza.

Le serví un vaso con agua antes de ir a la habitación por las maletas. Tomé mi mochila y después saqué el equipaje pesado de Matt, el cual parecía más de una chica. Yo solo empaqué algunas prendas pero él casi empacó todo el closet.

Llegué a la cocina donde se encontraba tomando algunos pasa bocas para comer camino al aeropuerto. Digamos que el estómago de ese hombre no se llenaba nunca.

- Ey, linda—dijo guiñando un ojo cuando entré a la cocina—me dejaste exhausto.

- No lo noté, de ahora en adelante saldremos todos los días a trotar, quieras o no—reí—aunque admito que me encanta que no tengas músculos, tengo más fuerza que tú y te puedo cargar sin problema.

- De acuerdo, cárgame entonces—creía que no lo haría pero también sabía que me estaba retando y yo amaba los retos así que me puse de espaldas y le permití subir en caballito—Dios ¿soy tan liviano? De ahora en adelante tú serás mi transporte—sí, Matt era maduro, pero a veces parecía más un niño.

De apoco comencé a sentirme nerviosa, caí en cuenta que en unas horas estaría enfrentándome al mi vida pasada, si, vida pasada, había iniciado de cero luego de las terapias y no pensaba volver atrás, solo Dios sabe lo que me costó salir del fondo en el que estaba, Matt apretó mi mano en una muestra de apoyo. Cuando vimos a Chris se veía radiante, me enojé ya que no había tenido en cuenta para nada mi opinión para el viaje. Trató de acercarse pero lo ignoré y me fui hacia una de las cafeterías del aeropuerto dejándolo solo con Matt. Vi desde el lugar en el que estaba que ambos intercambiaban palabras, mi hermano se veía preocupado pero mi novio mantenía una compostura tranquila, fue ahí cuando me perdí observándolo. Sus ojos color miel que cada vez que los veía simplemente me derretía, su cabello oscuro ya le llegaba casi a los ojos por lo que a cada momento estaba retirándoselo del rostro, sus dedos largos y delgados, a veces bromeo diciéndole que necesita relleno, es demasiado delgado a pesar de que coma no engorda ni un poco y eso que come más que mi hermano y yo juntos, y eso ya es decir mucho. Hoy llevaba una camisa negra con unos jeans y una chaqueta de jean también, se veía realmente adorable, no podía despegar la vista de él, sus labios se movían con tranquilidad y dulzura, no sabía que le estaba diciendo a mi hermano y en realidad no me interesaba en ese momento, solo quería seguir ¿contemplándolo se puede decir? Solo le puedo pedir a Dios que nos permita llevar a cabo los planes que tenemos. Hace poco de tres semanas me había propuesto que viviéramos juntos, y lo estaba considerando, solo quería estar segura, quiero seguir el plan de Dios por lo que esperaré un tiempo para saber si es lo correcto o no. No se deben tomar decisiones apresuradas porque las mejores cosas de la vida vienen a paso lento y los mejores momentos cuando no se espera nada.

Matt caminó hasta donde yo estaba y me sonrió con su típica sonrisa de tranquilidad. Me dio un corto beso en los labios y pidió un café mientras se alzaba los pantalones, el genio olvidó ponerse el cinturón por millonésima vez.

- Ya hablé con tu hermano—dijo en cuanto se sentó, tomó un sorbo del café—creo que te tranquilizará saber la razón por la que regresan.

- ¿Si? Bueno confío en ti—sonreí mirando sus labios, el superior estaba un poco sucio de café—tienes café—le señalé.

- Oh, gracias---respondió limpiándose—que haría sin esta caballera que tengo—bromeó.

Pude notar que mi hermano se acercaba a nosotros pero antes de sentarse pidió, al igual que Matt, un café. Se le veía más tranquilo, se podría decir que hasta su sonrisa se había ampliado más.

- Lamento haber hecho esto de último momento pero un amigo que tuve en la universidad se casa y me pidió ser su padrino—explicó con alegría, tanta que me sentí mal por haberme enojado y haberlo ignorado momentos antes—y también te invitaron Elizabeth, no pude decir que no—agregó con pena, borrando un poco su radiante sonrisa.

- No te preocupes—le di una sonrisa, tal vez un poco forzada pero pretender darle una real sería una completa mentira—me imagino que estaremos todas las vacaciones por lo que me alegro que trajeras mi equipaje.

- Gracias, eres la mejor—dijo abrazándome.

Minutos después llamaron para que abordáramos. Tomé mis auriculares y puse tu diestra, quería solo escuchar música para mi padre, quería sumergirme por completo en su presencia. Sabía que Él me acompañaría en este proceso, además me había dado a Matt para apoyarme también en él. No estaba sola, sabía que sería doloroso pero Dios está conmigo por tanto no hay nada que temer, absolutamente nada. Tomé la mano de Matt y le sonreí para posteriormente besar su mejilla, hice lo mismo con mi hermano y luego los abracé a ambos, yo me encontraba sentada en el medio por lo que se encontraban a mi merced. Chris se limpió la mejilla mientras que Matt me devolvió el beso pero en los labios. 

 Me recosté en su hombro y en cuestión de segundos o quizás minutos me quedé dormida no sin antes orar, nunca sin antes orar. 

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