El viernes como cada día a la hora de comer Lexa fue a la cafetería y se encontró con Clarke. No pudieron hablar mucho ya que Layla había contratado a una chica nueva y Clarke la estaba ayudando a hacerse con el trabajo en la cafetería. Lo poco que hablaron fue para que Clarke le explicara que la otra chica se había ido prácticamente de un día para otro y que por casualidad esa nueva chica, Harper creyó entender que se llamaba, había pasado hacía una semana pidiendo trabajo y que en cuanto la llamaron acudió rauda y veloz ya que no había encontrado nada más y necesitaba el trabajo.
A Lexa le dio un poco de rabia la situación porque quería hablar muchas cosas con Clarke, pero claro, el trabajo era el trabajo y total se iban a ver después, durante tarde, así que no pasaba nada.
A la tarde Lexa tenía que pasar primero por su casa ya que tenía que abastecerse en el supermercado con urgencia. Emily había sido invitada a otra fiesta de cumpleaños así que pasarían ambas a buscarla cuando ésta terminase.
Cuando Lexa hizo todo lo que tenía que hacer, se cambió y fue directa a casa de Clarke que la estaba esperando con ganas y nada más abrirle la puerta la saludo con un húmedo beso.
- Hola a ti también. – Dijo Lexa cuando Clarke la dejó respirar después del beso.
- Hola preciosa. – Contestó Clarke con una sonrisa mientras hacía entrar en casa a Lexa y cerraba la puerta.
- ¿A qué hora tienes que ir a buscar a la terremoto?
- Pues... en una hora o así. Estoy harta de tanta fiesta de cumpleaños. – Dijo Clarke.
- ¿Y eso? – Preguntó Lexa. – Seguro que Emily está encantada.
- Si, eso sin duda. Pero cada fiesta es un regalo y además cuando sea el cumpleaños de Emily tendremos que invitar también a esas niñas. Me voy a arruinar.
- No será para tanto. – Dijo Lexa.
- La de hoy era en un chiquipark. – Informó Clarke.
- Bueno... Barato no es pero seguro que se lo pasan genial.
- Si. Eso seguro. – Corroboró Clarke.
Después de unos segundos de silencio Lexa decidió aprovechar el momento para hablar de lo que llevaba queriendo hablar con Clarke desde el día anterior.
- Clarke... - Murmuró Lexa.
-¿Sí? – Dijo Clarke dándole le pie a decir lo que quisiera decir.
- Ayer... Ayer hablé con Anya.
- ¿En serio? ¿Fue a verte? – Preguntó Clarke.
- Si. Estaba esperándome cuando llegué a casa.
- ¿Y fue bien? – Preguntó Clarke al mismo tiempo que ponía una mano tranquilizadora sobre la rodilla de Lexa.
- Si. – Dijo Lexa y confirmándolo con un vehemente movimiento de cabeza por si no había quedado claro.
- Me alegro mucho. – Dijo Clarke.
- Me dijo que te lo había contado todo.
- Si, supongo. Me hablo del chico, James, creo que dijo que se llamaba. – Lexa se lo confirmó con un asentimiento con la cabeza. – Del embarazo, el aborto y la histerectomía.
- ¿Cómo no pude darme cuenta de nada? – Le preguntó Lexa a Clarke.
- Pues supongo que porque ella no dijo nada y no eres adivina ¿O lo eres?
- No. Pero me hubiera gustado estar ahí para ella. – Dijo Lexa tristemente. Porque sí, le daba mucha rabia no haberse enterado de nada y no haber podido estar en ese momento de la vida de su amiga sabiendo que la había necesitado aunque no se lo hubiera dicho.
- Lexa, estaba embarazada de solo dos meses, no es como si se le fuera a notar y pudieras pensar que estaba embarazada. Y si además tampoco tuvo nauseas o vómitos... ¿Cómo lo ibas a saber si ella no te dijo nada?
- Pero pude darme cuenta de que algo le pasaba ¿no? ¡Aunque no supiera el qué!
- Y te diste cuenta. – Le informó Clarke.
- ¿A sí? – Preguntó Lexa incrédula.
- Si. Me dijiste que ese verano la habías notado rara y distante.
- Ya pero...
- Ya pero ella no te dijo nada. Repito: no eres adivina. Ella no te lo contó y además no os visteis en todo el verano ¿Cómo ibas a saberlo? ¿Cómo ibas a ayudarla?
- Ya, pero me sabe muy mal. Me da mucha rabia. Y más cuando pienso que cuando yo la necesitaba ella siempre estaba ahí para mí. – Dijo Lexa enfadada.
- Ya, pero no todos somos iguales. Hay a gente que le cuesta más confiar sus problemas a los demás y dejarse ayudar. – Dijo Clarke. – Lo sé por experiencia.
- Pero tú siempre te has apoyado en Raven y Octavia.
- Si, pero no siempre he dejado que me ayudaran con mis problemas. Y mírame ahora, ni siquiera puedo tener una relación como una persona normal. – Dijo Clarke refiriéndose claramente a sus problemas en la intimidad.
- Hablando de eso... - Dijo Lexa con precaución.
- ¿Qué? – Preguntó Clarke.
Lexa sopesó que decir a continuación ya que no quería volver a molestar a Clarke, pero Clarke parecía abierta a escuchar lo que fuera a decir.
- Anya me ha dado una posible solución.
- ¿Anya? – Preguntó Clarke incrédula.
- Si. Por lo que me dijo, una amiga de una compañera suya de trabajo fue asaltada sexualmente.
- El mundo está lleno de hijos de puta. – Murmuró Clarke por lo bajo.
- Si. Te doy toda la razón. – Corroboró Lexa la afirmación de Clarke. – El caso es que me dijo que esta chica había ido a una asociación que ayuda a gente agredida sexualmente. Tienen grupos de apoyo, psicólogos, terapias... Podríamos ir a mirar. – Dijo Lexa.
- ¿Es gratis? – Preguntó Clarke.
- Ni idea. Supongo que sí. O que habrá cosas que si y cosas que no. Por ir, preguntar y que nos expliquen no perdemos nada ¿no?
- No. No lo hacemos.
- Entonces... ¿Quieres que vayamos mañana? Abren todos los días de lunes a viernes por la mañana y por la tarde y el sábado a la mañana. Y no queda lejos de aquí.
- ¿Y qué hago con Emily? No la voy a llevar allí. Es pequeña pero no tonta.
- No se... Podemos dejarla con sus tías ¿no?
- Si. Vale. Les preguntaré. – Dijo Clarke a la vez que cogía el teléfono y les mandaba un mensaje a sus amigas para saber si se podían hacer cargo de la pequeña un rato al día siguiente por la mañana.
Cuando Clarke dejó el teléfono Lexa aprovechó el momento para juntar sus labios con los de la rubia y fundirse en un tierno beso.
- Te quiero. – Dijo Lexa cuando se separaron del beso.
- Y yo a ti. – Dijo Clarke dejándole una caricia en la mejilla. - ¿Vamos yendo? O se nos hará tarde.
- Vamos. – Dijo Lexa.
Clarke se cambió rápidamente, cogió sus cosas y fueron a buscar a la pequeña terremoto. Clarke esperaba que se lo hubiera pasado bien y hubiera gastado sus energías durante la fiesta así al llegar a casa podría pasar una velada tranquila con Lexa.
Lexa aprovechó el camino hacía el local donde se celebraba la fiesta de cumpleaños para plantearle la siguiente cosa a Clarke.
- Anya me propuso otra cosa.
- Vaya. ¿Está arrepentida de verdad, eh? – Dijo Clarke.
- Sí. La verdad es que sí. Mucho. – Le informó Lexa. – Al final tú tenías razón.
- ¿Yo? – Exclamó Clarke. - ¿En qué si puede saberse?
- Al final resulta que si que estaba celosa de Emily. O mejor dicho, de lo que tú tienes con Emily y ella ya no podrá tener.
- ¿Y quién ha dicho que no pueda tenerlo?
- Ella. Pero ya le dejé claro que el hecho de que no pueda tener hijos biológicos no significa que no pueda tenerlos.
- Exacto. – Afirmó Clarke.
- A veces es muy cabeza cuadrada.
- Sí, me había dado cuenta. – Dijo Clarke riendo.
- Pero es buena chica. Y aunque no lo parezca es muy sensible, aunque siempre se escuda detrás de esa bordería cuando le pasa algo y tienes que sacárselo a la fuerza.
- Si. Eso me suena de algo.
- ¿De qué? – Preguntó Lexa confundida.
- Hace falta que te recuerde cuando nos conocimos.
- Cierto. Fuiste un poco borde.
- Si. Lo sé. Y lo siento. Suerte que tú fuiste una pesada.
- Si, es cierto. Puedo llegar a ser muy pesada. – Confirmó Lexa.
- Y no te rindes fácilmente.
- No, si es algo que realmente quiero. – Dijo Lexa.
- ¿Y me quieres? – Pregunto Clarke.
- ¡Nah! Sólo un poquito. – Bromeó Lexa.
- Pues suerte que sólo es un poquito, si no... ¡No me quiero imaginar lo pesada que puedes llegar a ser! – Le siguió la broma Clarke.
Ambas soltaron una carcajada a la vez para después fundirse en un tierno besito.
- Te quiero. – Murmuró Clarke en los labios de Lexa.
- Te quiero. – Dijo también Lexa sobre los labios de la rubia.
- Bueno... al final no me has dicho que es lo otro que te ha propuesto Anya. – Lexa se lo explicó y una sonrisa asomó en los labios de Clarke. – A Emily seguro que le encanta.
- ¿Entonces querréis ir? – Preguntó Lexa.
- ¡Claro! – Confirmó Clarke.
- ¡Ya verás cuando se lo digamos a Emily! – Dijo Lexa.
- ¡Ah, no! Ni hablar. – Dijo Clarke.
- ¿Cómo que no? – Dijo Lexa sin creérselo.
- Será una sorpresa. Además si se lo decimos no dejará de dar el coñazo hasta que la llevemos.
Lexa soltó una carcajada cayendo en la cuenta de que Clarke seguramente tenía razón. Con esa terremoto inquieta seguro que algo nuevo la mantenía nerviosa hasta la fecha.
- Pues entonces será sorpresa. – Dijo Lexa.
- ¿Y cuándo podríamos ir? – Preguntó Clarke.
- Pues Anya trabaja un fin de semana al mes. Le preguntaré cuál es el próximo y te lo digo.
- Perfecto. – Dijo Clarke. – Aunque no es que tenga nada planificado.
- ¿No? – Preguntó Lexa.
- Nada más allá de pasarlos contigo. – Informó Clarke.
- Me gusta ese plan. – Le susurró Lexa al oído viendo como Clarke sonreía.
En ese momento el móvil de Clarke sonó. Era Octavia que le confirmó que podía dejar a la pequeña en casa mañana por la mañana sin problemas, pero que ya que venían, desayunaran con ellas.
- Era Octavia. – Informó Clarke a Lexa. – Dice que podemos dejar a Emily mañana sin problemas pero que vayamos a desayunar.
- Pues perfecto. Cuando terminéis me avisas y te paso a buscar. – Dijo Lexa.
- Yo pensé que hoy te quedarías a dormir. – Dijo Clarke haciendo un puchero y logrando que Lexa soltara una carcajada. – Podrías quedarte a dormir... después nos levantamos... y luego vamos las tres a desayunar con las locas de mis amigas. – Propuso Clarke con cara de no haber roto nunca un plato.
- Mmmmm. – Dijo Lexa a la vez que se llevaba una mano a la barbilla. – No parece un mal plan.
- Es el mejor. – Le informó Clarke, todavía con cara de niña buena.
- ¿Y a tus amigas no les importará? – Preguntó Lexa.
- No. Para nada. Estarán encantadas de interrogarte. – Informó Clarke riendo.
- Si me lo pintas así no creo que pueda decir que no.
- Pues no lo digas. Di que sí.
- Si. – Dijo Lexa simplemente.
- Felicidades. – Dijo Clarke. – Esa es la respuesta correcta.
- ¿Y tengo premio? – Preguntó Lexa divertida.
Clarke juntó sus labios con los de la castaña y perfiló los gruesos labios de Lexa con su lengua, y cuando está abrió la boca, aprovechó el momento para juntar su lengua con la de la castaña en un sensual baile. Cuando se estaba quedando sin aire se separó, no sin antes dejar un tironcito en el labio inferior de la castaña logrando escuchar ese gemido que tanto le gustaba.
- ¿Puede tener otro premio? – Dijo Lexa con la respiración entrecortada.
- Si te portas bien... puede que más tarde te dé más premios.
- Yo soy muy buena. – Ahora era el turno de poner cara de no haber roto nunca un plato a Lexa.
- Aja... Puede... Pero ahora hay un terremoto que ir a buscar.
- Vale. – Dijo Lexa haciendo un mohín y ganándose un pico rapidito como recompensa. "Bueno algo es algo" pensó divertida.
- Por cierto... ¿Anya y Luna han hablado?
- Pues ayer todavía no habían hablado, si no lo han hecho hoy... Pero no creo. Luna puede ser más cabezota que Anya cuando quiere.
- Pues a lo mejor deberías allanar tú el camino. – Propuso Clarke.
- ¿Por qué te preocupas tanto por Anya? – Preguntó Lexa logrando como respuesta un simple encogimiento de hombros por parte de Clarke. – La verdad es que no entiendo que quieras ayudarla después de lo que te dijo.
- Bueno... se disculpó ¿no? Y además... ella tampoco lo pasó bien...
- Esa no es razón para tratarte como lo hizo. – Cortó Lexa a Clarke.
- ¿Tu la has perdonado? – Preguntó entonces Clarke.
- Eh... Sí... - Dijo Lexa insegura.
- ¿Entonces por qué no puedo hacerlo yo? – Preguntó Clarke. – Está claro que no me gustó nada de lo que me dijo y que me dolió pero... se ha disculpado, está realmente arrepentida y además... entiendo por lo que pasó y la comprendo. – Dijo simplemente Clarke.
- A ella no la violaron, Clarke. No es lo mismo.
- No. Claro que no lo es. Pero puedo entender el miedo que debió sentir cuando supo que estaba embarazada, porque yo también lo tuve. Y puedo entender que le doliera perder, no solo a ese niño, sino también la posibilidad de tener más, porque si yo perdiera a Emily no se qué sería de mi.
- Eres demasiado buena Clarke. Te llamó puta en tu cara...
- Ella no sabía la verdad. – Cortó Clarke a Lexa.
- Da igual, no es muy normal ir llamando puta a la gente.
- Bueno... Yo la llamé gilipollas sin alma.
- ¿Cuándo? No me lo creo. – Dijo Lexa.
- Bueno se lo llamó ella misma y yo solo lo corroboré.
- Lo que decía eres demasiado buena.
- ¿Y? – Dijo Clarke. – Suficiente desalmado hay por el mundo. – Dijo Clarke sulfurada.
- Vale, vale. Tienes razón. – Dijo Lexa intentando apaciguar los ánimos.
- Si. La tengo. – Dijo Clarke haciéndose la chula. - ¿Hablarás con Luna?
- Hablaré con Luna. – Confirmó Lexa.
Clarke se acercó para volver a juntar sus labios con los de Lexa en un tierno beso.
- ¿Otro premio? – Preguntó Lexa.
- Si. Porque tú también eres buena.
Ambas se sonrieron y siguieron su camino, aunque se dieron cuenta de que prácticamente habían llegado a su destino. Entraron al local donde se celebraba la fiesta de cumpleaños y saludaron a los padres de la cumpleañera. Poco después un terremoto rubio se acercaba a ellas tirándose en los brazos de su madre primero y a los de Lexa después.
- ¿Te lo has pasado bien? – Le preguntó Clarke a la pequeña.
- Si. Mucho. – Dijo la niña con una sonrisa enorme.
- Pues ves a despedirte que ya nos vamos.
- Vale. – Dijo la pequeña desapareciendo como una exhalación.
Poco después las tres salían del local y se dirigían a casa de las dos rubias para cenar y acostarse.
- Mañana iremos a desayunar con las tías. – Informó Clarke a Emily.
- ¿Sí? ¡Qué bien! – Exclamó la pequeña.
- Y luego te quedarás un ratito con ellas ¿vale?
- ¿Por qué?
- Porque mami y Lexa tienen que ir a un sitio.
- Pero...
- Pero si te portas bien después tendrás una sorpresa. – Dijo Clarke cortando la réplica de la pequeña sabiendo que seguramente era que ella quería ir con ellas.
- ¿Qué sorpresa?
- Si te lo digo no es una sorpresa. – Dijo Clarke.
- Vale, está bien. – Aceptó la pequeña.
- Pero te has de portar bien. – Le recordó su madre.
- Si, si. Yo siempre me porto bien.
- Bueno, bueno... no sé yo. – Dijo Clarke divertida, aunque era verdad, casi siempre se portaba bien. – Y ahora a la cama.
- Solo si Lexa me lee un cuento. – Informó Emily de su petición.
- A mi no me mires. – Le dijo su madre. – Se lo tendrás que pedir a ella.
Y por supuesto, la niña sin ningún tipo de pudor, se acercó a Lexa.
- ¿Me lees un cuento para dormir?
- Claro. – Dijo Lexa divertida. – Pero primero te tendrás que lavar los dientes y ponerte el pijama.
- Vale. – Dijo la niña saliendo disparada hacía el baño.
Clarke aprovechó el momento de tranquilidad e intimidad para acercarse a Lexa y dejarle un tierno beso en los labios.
- Gracias. – Dijo Clarke.
- No hay de qué. – Dijo Lexa. – Ya sabes que no me importa, es más me gusta.
- Te quiero.
- Ya estoy lista. – Se oyó un grito desde la habitación de Emily.
- Y yo a ti. – Dijo Lexa dejando un rápido beso en los labios de Clarke antes de ir hacía la habitación de la pequeña.
Clarke aprovechó el momento para recoger las cosas de la cena y cuando terminó se acercó a la habitación de su hija encontrándose una bonita estampa: Lexa sentada en la cama con la niña tumbada en su regazo y abrazándola por la cintura. No pudo evitar emocionarse y sonreír ante la escena que veían sus ojos. Lexa sonrió cuando la vio y siguió contando el cuento. Emily levantó la vista y al ver a su madre en la puerta le hizo un gesto para que se acercara y Clarke se tumbó al otro lado de su hija, le dejó un beso en el pelo y se acurrucó contra ella.
Cuando la pequeña se quedó dormida y con cuidado de no despertarla ambas se levantaron y la dejaron arropada para dirigirse a la habitación de la rubia. Como ya venía siendo habitual, Clarke le dejó el mismo pijama que Lexa había usado las otras veces que se había quedado a dormir, no había duda, ese ya no era un pijama de Clarke, era de Lexa.
Cuando ambas se hubieron cambiado y lavado se acostaron acurrucaditas. Lexa boca arriba con la rubia apoyada en su hombro y abrazándose por la cintura mientras se dejaban tiernas caricias.
- ¿Estás nerviosa por lo de mañana? – Preguntó Lexa.
- Pues... no lo sé. – Dijo Clarke sinceramente. – Ahora mismo creo que no. Seguro que mañana me dará algo.
- ¿Sabes que estaré ahí, verdad?
- Lo sé. Y te lo agradezco enormemente. Te quiero mucho.
- Y yo más a ti. – Dijo Lexa.
- No me creo nada. – Dijo Clarke.
- Mmmm. ¿Lo dejamos en tablas? – Preguntó Lexa.
- Me parece una buena opción. Buenas noches Lexa. – Dijo Clarke.
- Buenas noches preciosa. – Dijo Lexa.
Después de eso se quedaron en silencio mientras entre tiernas caricias se quedaban dormidas.
A la mañana siguiente el terremoto Emily se encargó de despertarlas sin ninguna piedad para ir a desayunar a casa de las tías. Una vez las tres estuvieron cambiadas y listas se dirigieron hacia la casa de Raven y Octavia. Clarke se encargó de avisarlas de que ya iban para allá, sabiendo que era pronto para que esas dos estuvieran levantadas, por supuesto Raven puso el grito en el cielo por la temprana hora pero Clarke le dijo que si no le parecía bien que hablara con Emily y le hiciera entender que el fin de semana no hacía falta levantarse tan pronto. A lo que Raven le contestó que ese mismo día se encargaría.
Al llegar a casa de Octavia y Raven, Emily se encargó de dejar clara su presencia al otro lado de la puerta, picando insistentemente en el timbre.
- Vaya, vaya. ¿A quién tenemos aquí? – Dijo Raven nada más abrir la puerta y alzando en brazos a la rubia pequeña. – Si es la madrugadora de la familia. ¿Tú no sabes que el fin de semana uno se levanta muuuuy tarde? – Le preguntó mientras la llevaba al salón, dejando a Clarke y Lexa en la puerta que se tomaron la libertad de entrar y cerrarla.
- ¿Y tú no sabes que si madrugas tienes mucho más tiempo para jugar? – Le preguntó la pequeña.
- Vaya... La niña apunta maneras.
- ¡Raven! – Exclamó Clarke enfadada mientras su loca amiga se descojonaba.
En ese momento aparecía Octavia procedente del baño que dejo un beso en la cabeza de la pequeña, que todavía estaba en brazos de Raven, para después acercarse a saludar a Clarke y Lexa.
- ¿Qué ha hecho ahora Raven? – Preguntó Octavia que había oído el grito de Clarke desde el lavabo.
- Nada. – Se defendió la latina ganándose una cara de "no me creo nada" por parte de Octavia. – Emily ha dicho que si madrugas tienes más tiempo para jugar, y yo solo he dicho que apunta maneras. – Dijo mientras dejaba a la pequeña en el suelo otra vez.
Octavia se acercó a Raven y le dejó una colleja.
- ¿A qué te quedas sin jugar? – Le susurró Octavia al oído.
- ¿Qué? – Exclamó Raven. – No te atreverás.
- Ponme a prueba. – La amenazó Octavia.
Clarke y Lexa miraban la escena divertidas y Emily con cara de no entender nada.
- ¿Pero yo si puedo jugar, verdad? – Preguntó entonces Emily logrando una carcajada general.
- Claro que sí. – Le informó Octavia. – Aquí la única castigada es Raven.
- ¿Y por qué? – Preguntó Emily.
- Porqué... - Dijo Octavia sin saber muy bien que decir.
- Porqué no quería madrugar. – Dijo entonces su madre intentando que a nadie más se le escapara algún comentario fuera de tono. - ¿O ya no te acuerdas?
- Así que tía Raven está castigada ¿no? – Preguntó la pequeña.
- Exacto. – Corroboró Octavia.
- Pero... - Fue a protestar Raven.
- Si quieres que te levante el castigo te vas a tener que portar bien. – Le informó Octavia a Raven. – Así que tira a preparar el desayuno.
- Pero... - Volvió a decir Raven.
- Castigada ¿recuerdas? Prepáranos un rico desayuno y a lo mejor después te dejamos jugar ¿A que sí Emily?
- ¡Sí! – Exclamó la pequeña. – Yo quiero leche con cacao, cereales y croissants de chocolate.
- Y también quiero croissants. – Informó Clarke. – Y ya sabes cómo me gusta el café.
- Cabronas... - Murmuró Raven por lo bajo viendo como encima las otras se reían de ella.
- ¿A dicho algo? – Preguntó la pequeña.
- A preguntado que si algo más. – Dijo Octavia. – Ya sabes lo que yo quiero cielo. – Le informó. - ¿Y tu Lexa?
- Yo lo que me pongan. Tengo hambre. – Informó la castaña.
- Pues venga, tira. Y no te olvides del zumo de naranja.
Las tres se quedaron en sofá con Emily riéndose de la situación pero poco después Octavia se levantó para ayudar a su chica. Se acercó por detrás y la rodeó por la cintura para dejarle un tierno beso en el cuello.
- ¿Te ayudo? – Preguntó Octavia sin soltarla.
- Si, claro. Ahora ¿no? – Dijo Raven enfadada.
- Venga no te enfades. – Dijo Octavia divertida mientras le dejaba besos por el cuello y los hombros.
- No te enfades. – Se burló Raven imitando a Octavia.
- ¿Te estás burlando de mi? – Preguntó Octavia amenazadoramente mientras dejaba un brazo abrazando a Raven por la cintura y la otra mano empezaba a bajar metiéndose entre los pantalones y ropa interior de la latina.
- No empieces algo que no vas a terminar. – La amenazó Raven intentando soltarse del agarre de la castaña.
Octavia agarró más fuerte a Raven empotrándola contra la encimera mientras su mano llegaba a su destino y separando los pliegues de la castaña dirigía sus dedos directamente al centro de placer de la castaña para empezar a estimularlo con círculos lentos y desesperantes.
- O. – Se quejó Raven soltando un gemido.
Octavia continuaba a lo suyo, mientras seguía estimulando el clítoris de Raven dirigió dos de sus dedos al interior de la castaña haciendo que Raven tuviera que taparse la boca con una mano para no soltar un quejido que se oyera en la sala. Octavia empezó a bombear sus dedos con fuerza dentro de Raven mientras no dejaba de estimular el clítoris de la latina. Cuando notó que estaba cerca del clímax paró de golpe separándose de la latina.
- ¿Qué... haces...? – Se quejó Raven con la respiración entrecortada.
- Castigada ¿recuerdas? – Se burló Octavia.
- Capulla... - Murmuró Raven.
Octavia al oír el insulto le soltó un sonoro azote en el culo a Raven ganándose un grito por parte de Raven.
- ¿Se puede saber que estáis haciendo? – Grito Clarke desde el salón.
- Nada. – Dijo Octavia. – Esto ya casi está. – Informó a las del salón. – Venga termina rápido que esas tienen hambre.
- Termínalo tú. – Dijo Raven cabreada. – Voy al baño. – Dijo saliendo de la cocina.
Clarke y Lexa vieron como Raven salía disparada de la cocina hacía el baño. Seguida poco después de Octavia.
- No me lo puedo creer... - Murmuró Clarke.
- ¿Tú crees qué...? – Preguntó Lexa.
- Seguro. – Dijo Clarke.
Raven entró en el baño cerrando la puerta. Cuando se iba a poner a hacer lo que había ido a hacer al baño la puerta se abrió y se cerró, dejando a Octavia dentro.
- ¿No pensarás terminar sin mí, no? – Preguntó la morena acercándose a Raven amenazadoramente.
- Pues sí. Por lo visto no me sirves para eso. – Dijo Raven molesta. – Largo.
- Rae. – Dijo Octavia con calma. – Es un juego.
- A mi no me van este tipo de juegos Octavia. Ya te dije que no empezaras nada que no ibas a terminar.
- Pero...
- Pero nada. FUERA. – Gritó Raven.
Octavia haciendo caso omiso a la latina se acercó a ella para abalanzarse sobre sus labios pero Raven la cortó.
- ¿A ti te gustaría que te dejaran con la ganas? Déjame en paz O.
- No. Ahora voy a terminar lo que he empezado.
- ¿Y si ahora no quiero? – Dijo Raven.
- ¿En serio? – Dijo Octavia alzando las cejas. – Eso no te lo crees ni tú.
Y dicho esto se abalanzó otra vez sobre los labios de la latina de forma furiosa, esta vez sin ser apartada. Se fundieron en un furioso beso mientras Octavia volvía a meter una mano por el pantalón y la ropa interior de Raven y dirigirla hasta el húmedo y palpitante sexo de la latina, nada más llegar a su destino, separó los pliegues con sus dedos e introdujo de forma brusca dos dedos dentro del sexo de su compañera que soltó un gemido en su boca, empezó a bombear con ímpetu y a un ritmo frenético mientras que con el pulgar empezaba a estimular el clítoris. Un par de minutos después Raven se corría en la mano de Octavia soltando un fuerte quejido que fue acallado en los labios de Octavia. Las piernas de Raven fallaron pero Octavia aumento su agarre con su brazo alrededor de la cintura de la castaña.
- ¿Mejor? – Preguntó Octavia unos segundos después mientras sacaba la mano de dentro de la latina y la limpiaba con su lengua de forma erótica. – Sabes muy bien. – Informó Octavia.
Raven se separó un poco de Octavia con una sonrisa socarrona en los labios.
- ¿Qué? – Preguntó Octavia.
- Eres una blanda. – Dijo Raven riendo, separándose de Octavia y saliendo del baño.
- Serás... - El resto de la frase fue acallado al cerrarse la puerta del baño.
Cuando Raven llegó al salón ya no había nadie. Se encontró a las tres invitadas en la cocina desayunando.
- ¿Ya habéis terminado? – Preguntó Clarke divertida.
- Ajá. – Informó Raven.
- ¿Qué han terminado? – Preguntó Emily.
- De limpiar el baño. – Dijo Octavia entrando en ese momento en la cocina y sentándose para desayunar.
- ¿Estaba sucio? – Preguntó Emily.
- Uy sí. Ya sabes que Raven en un poco cerda. – Dijo Octavia haciendo reír a la pequeña y ganándose una mirada divertida de Raven.
- ¡Octavia! ¿Tú también? ¡Queréis hablar bien delante de la niña! – La riñó Clarke.
- Perdón. – Se disculpó Octavia.
Acabaron de desayunar tranquilamente y cuando terminaron Clarke y Lexa se marcharon hacía la asociación. Tenían suerte y quedaba bastante cerca de casa de Clarke así que si al final les gustaba y podían ayudar a Clarke les iba muy bien la ubicación. Se despidieron de Emily y de Octavia y Raven. Antes de irse Clarke les dejó a sus amigas que nada de "jugar" mientras la niña estuviera en casa.
- ¿Lista? – Preguntó Lexa cuando llegaron a la puerta del local de la asociación que les había dicho Anya.
- Si. – Dijo Clarke con algo de nerviosismo.
- Estaré contigo.
- Lo sé. – Dijo Clarke mientras le dejaba un beso en la mejilla a Lexa.
Entraron cogidas de la mano y se dirigieron a la chica que había en la recepción.
- Hola. – Saludó la chica. - ¿Os puedo ayudar en algo?
- Si. – Dijo Lexa sin soltar el agarre de la mano de Clarke notando los nervios de la rubia. – Nos gustaría que nos informarais acerca de la asociación.
- ¿Para ella? – Preguntó la chica señalando a Clarke.
- Si. – Afirmó Lexa.
- Vale. Esperad un momento voy a buscar a alguien. – Y dicho esto se fue hacia el interior del local.
Poco después la chica volvía con otra persona.
- Hola chicas. Me llamo Indra y soy una de las psicólogas del centro. – Se presentó la mujer.
- Hola, encanta. Lexa, y ella es Clarke. – Dijo Lexa ante el mutismo de Clarke.
- ¿Pasamos al despacho y os lo explico todo? – Preguntó Indra.
- Perfecto. – Dijo Lexa siguiendo a Indra y arrastrando a Clarke con ella. - ¿Estás bien? – Le susurró Lexa viendo el nerviosismo de Clarke, esta simplemente asintió.
Entraron en el pequeño despacho de Indra que las invitó a sentarse. Una vez las tres estuvieron sentadas Indra pasó a explicarles el trabajo del centro.
- En este centro contamos con asistencia legal, psicológica y social de forma totalmente gratuita para cualquier víctima de agresión sexual.
- ¿Aunque hayan pasado siete años? – Dijo en voz baja Clarke hablando por primera vez desde que habían entrado en la asociación.
- Por supuesto. – Dijo Indra fijando su mirada en Clarke. – No importa el tiempo si no se ha superado, nosotros intentaremos ayudarte con todos los medios a nuestro alcance.
- ¿Cómo? – Volvió a preguntar Clarke.
- Pues como he dicho trabajamos en tres áreas diferentes. En el ámbito legal asesoramos...
- Eso no lo necesito. – Dijo Clarke mirando a Lexa.
- Estoy terminando la carrera de derecho y en el buffet donde estoy haciendo prácticas nos ayudan con eso. – Dijo Lexa en resumen, ya que tampoco quería decir nada que desvelara mucho, ya que no sabía lo que Clarke quería contar o no.
- Oh, pues perfecto. Pues sigamos entonces. En el ámbito social y en caso de que sea necesario derivamos a las mujeres a otros servicios que puedan necesitar como médicos, psiquiatras, ayuda social de algún tipo... Contamos con una asistenta social, dos abogados y tres psicólogos. En el ámbito psicológico es donde más trabajamos y el más necesario. Contamos con terapias tanto individuales como grupales.
- Yo no quiero un grupo. – Informó Clarke.
- Los grupos de ayuda suelen ser de mucha ayuda para las mujeres, ya que pueden compartir su experiencia con gente que ha pasado por algo similar, pero también es verdad que muchas mujeres, sobre todo al principio de la terapia, no se ven capaces de hablarlo en grupo. Y a parte de los grupos de apoyo o el apoyo psicológico individual contamos con diferentes terapias que pueden ayudar a reforzar el apoyo psicológico. Las terapias siempre son grupales, y las hacemos dos sábados al mes, cada sábado se trabaja algo diferente, pueden ser sesiones donde se enseñen técnicas relajación, o métodos para controlar el estrés y la ansiedad, por poner algún ejemplo. En función de lo que cada mujer necesita se apunta a una sesión o no.
- Ya... Entiendo... - Dijo Clarke.
- Se que puede parecer mucho para el primer día. Pero por lo que veo ahora mismo a simple vista lo que más necesitas son las sesiones individuales ¿no?
- Si.
- Mira. Nosotras trabajamos en horario de mañana y tarde. Yo estoy por las tardes, mi compañera por las mañanas. Y siempre atendemos el mismo día a la misma hora porque si no sería complicado organizar las visitas. La visita es de una hora. ¿Qué horario te va bien?
- Tardes. Por la mañana trabajo.
- Por las tardes siempre está más lleno pero ahora mismo tengo un par de huecos. Déjame que mire. – Indra consultó su horario y dijo. – Mira, podría ser o bien los lunes a las tres o bien los martes a las cinco.
Clarke miró a Lexa indecisa.
- ¿Qué te parece los martes a las cinco? – Le dijo Lexa. – Seguro que Layla te deja salir antes y yo podría pasar a recoger a Emily y a las seis te pasaríamos las dos a buscar.
Clarke miró a Lexa e Indra alternativamente. Su cabeza no paraba de dar vueltas, sabía que era lo que necesitaba, lo que estaba buscando pero los nervios y el miedo también estaban presentes. Sintió un apretón en su mano por parte de Lexa y se dio cuenta de que la castaña no la había soltado ni un segundo desde que habían entrado, eso simple gesto le infundió todo el valor que necesitaba.
- Vale. El martes. – Dijo Clarke decidida, por Lexa, por ella, por Emily.
- Perfecto. Pues te apunto. ¿Sí?
- Si. – Confirmó Clarke.
Indra miró a Clarke y pese a que no había dicho gran cosa ya se había dado cuenta de que la chica que la acompañaba era su máximo apoyo y seguramente la que le había hecho dar el paso.
- Vale, listo. Entonces nos vemos este martes a las cinco.
- ¿Cuántas sesiones son? – Preguntó Clarke.
- Las que necesites. Una, veinte, cincuenta... No hay máximo ni mínimo. Empezaremos por eso y si después vemos que alguna otra actividad te puede ir bien lo hablaremos. Paso a paso ¿Vale? – Clarke simplemente asintió. – Perfecto. Ahora solo queda que dejes tus datos de contacto para abrir la ficha. Echo te dará los impresos.
- ¿Echo? – Preguntó Clarke.
- La chica que estaba en la entrada.
- Ah, vale.
Indra se levantó y acompañó a las chicas hasta la puerta estrechándoles la mano para despedirse.
- Hasta el martes Clarke. – Dijo Indra.
- Hasta el martes. – Se despidió Clarke.
Cuando salieron Echo les dio los impresos, nada del otro mundo: datos personales y de contacto, de la seguridad social... Cuanto Clarke terminó de rellenarlos se los entregaron a Echo y salieron después de despedirse de la chica.
Caminaron en silencio hasta una plaza que había allí cerca y Lexa llevó a Clarke hasta un banco para sentarse.
- ¿Estás bien? – Le preguntó Lexa a Clarke.
- Si.
- ¿Seguro?
- Seguro. Estaba muy nerviosa al principio pero es lo que estábamos buscando ¿no?
- Si. – Dijo Lexa. – Parece muy buena asociación. ¿Qué te ha parecido Indra?
- Parece que sabe lo que hace ¿no?
- Si, eso me ha parecido.
- Gracias.
- Deja de darme las gracias Clarke.
- No quiero. Gracias, gracias, gracias. ¿De verdad no te importa hacerte cargo de Emily?
- No. Para nada. Ya sabes que adoro a esa pequeña terremoto.
- Te quiero. – Dijo Clarke juntando sus labios con los de Lexa en un beso lleno de sentimiento.
- Te quiero. – Le contestó Lexa. - ¿Vamos a por la peque?
- Si. Vamos. Antes de que me la perviertan.
Y se levantaron y pusieron rumbo a casa de Octavia y Raven para recoger a la pequeña y pasar una entretenida tarde las tres juntas.
Nota: Bueno, bueno... aquí un capítulo largo, largo... creo que el más largo. Espero que os guste. Y como las Clexa parece que tienen para rato he decidido jugar un poco con Octaven... espero que no os importe, jajaja!