La mansión de los padres de Phoebe es más impresionante de lo que te puedes imaginar, ya entiendo porqué tanto ella como Lucy decidieron estudiar arquitectura, la casa tiene un diseño arquitectónico que te impresiona desde que la ves. A pesar de ser de noche, llama a la atención. No es la mansión más grande del mundo, pero el terreno debe ser uno de los más grandes.
Cuenta con aeropuerto privado, helipuerto, canchas de tenis, fútbol, baloncesto, volleyball, lago, una piscina olímpica, una piscina sencilla y cuatro enormes almacenes. Obviamente no es que he visto todo esto, es de noche y acabamos de llegar; Phoebe me ha contado un poco durante el vuelo, por cierto, estuve nervioso ya que es la primera vez que vuelo en helicóptero.
Los padres de Phoebe han sido muy agradables, en este momento estamos en la sala de estar hablando de todo un poco. Yo siempre he sido muy conversador, pero me siento un poco tímido en esta situación.
Mis intenciones con Phoebe son las mejores, de verdad la quiero, pero siento que cada vez que su padre me mira lo hace como si yo tuviera un gran letrero en la frente con la frase soy un vividor. Lo sé, son exageraciones mías, pero así lo siento.
Después de hablar al rededor de dos horas, felicitar a Phoebe, pues llegamos casi a la media noche, cantarle cumpleaños feliz y convencerla de esperar a la mañana para recibir sus regalos; también relaté cómo fue mi travesía al olvidar mi teléfono móvil y mi portafolios en el trabajo motivo por el cual nos retrasamos, una vez más. Terminé la historia con un necesito descansar urgentemente o me dormiré en este sofá y por fin nos despedimos de mi adorable suegra y la mirada acusadora de mi suegro.
Ya en la habitación me sentí más tranquilo, sobre todo después de tomar un baño. Me preparaba para subir a la gran cama de la habitación que me asignaron, que se ve de lo más cómoda, cuando tocan a la puerta y me dirijo hacia ella.
—¿Quién es? —pregunto antes de abrir.
—Caperucita Roja —contesta Phoebe con voz graciosa del otro lado de la puerta y me apresuro a abrir.
Observo a Phoebe en un hermoso y corto pijama rojo de seda, la miro de abajo a arriba y finalizo en esos hermosos ojos verdes que tanto me gustan.
—¿No te advirtió tu abuelita sobre el lobo? —pregunto sin dejar de mirar sus ojos.
—Sí, pero soy muy curiosa y aún así vine —contesta ella con voz sensual.
—Phoebe, estamos en casa de tus padres, no me hables con ese tono —musito un tanto excitado.
—¿Phoebe? —cuestiona ella sin dejar de mirarme —, pensé que era caperucita, señor lobo.
Su voz es más sensual y sus manos bajan por los botones del pijama, desabotona los primeros dos y mi mirada se va justo a sus pechos. Al ver que la observo continúa desabotonando hasta que puedo ver su ombligo.
Ryan, estás en casa de tus suegros, respira, cálmate, contrólate. Mi subconsciente trata de ser razonable, pero mis hormonas están ganando la partida.
—¿No me va a invitar a pasar, señor lobo? —Al mismo tiempo que pregunta, desabotona la parte de arriba del pijama, dándome una vista completa de sus hermosos pechos.
Perdió mi subconsciente y sin pensarlo dos veces la beso con pasión al mismo tiempo que la levanto del suelo por su pequeña cintura mientras ella se enrolla al rededor de mí con sus piernas. Cierro la puerta de la habitación y apoyo su espalda contra ella.
—Mmmmm, no soy la única que está arriba —dice con esa voz tan sensual que me está volviendo loco.
—¿Ves lo que provocas, caperucita? —Le digo entre besos.
—Precisamente lo que quería, señor lobo —contesta con esa voz sensual ¡si que sabe cómo provocarme!
—Provocaste al lobo —digo entre entre besos, ella jadea y la llevo hasta la cama para continuar devorando a mi preciosa caperucita roja.
La dejo en tendida en la cama para contemplar sus preciosos senos desnudos, tienen el tamaño perfecto, son blancos con esa pequeña aureola rosa que los recubre ; delicados como lo es ella, caben en mis manos perfectamente y no dudo en tocarlos hasta sentir como sus pezones crecen ante mi tacto. Quito su parte inferior del pijama y me encuentro con una ropa interior también roja y totalmente sexy.
—¿Esto fue planeado? —inquiero totalmente excitado.
—Para nada señor lobo, solo se me ocurrió venir —contesta manteniendo el papel de caperucita.
Su mirada se encuentra con la mía y sus ojos me piden anhelantes que continúe; así lo hago y me deshago de su ropa interior dejándola totalmente expuesta delante de mí.
Es más preciosa de esta forma sin duda alguna, me siento tan afortunado de estar en esta posición con una mujer tan bella por dentro como por fuera. Toco todo su cuerpo con mis manos mientras ella me deja saber con unos gemidos suaves que lo está disfrutando. Vuelvo a besarla y me deshago de mi ropa de dormir, quedando expuesto delante de ella, su cara es indescriptible al contemplarme y se ruboriza.
—Ryan, debo confesarte que esta es mi primera vez en estas circunstancias...soy virgen —Tapa su rostro y lo destapa una y otra vez, quizás tratando de ocultar su nerviosismo.
—Eres virgen, tenía ese presentimiento —admito sincero mientras le sonrío.
Ya salimos de los papeles de lobo y caperucita. Me recuesto a su lado y después de observar su maravilloso cuerpo virgen, me siento en la cama.
—Phoebe, ¿cómo has imaginado que sería tu primera vez? —inquiero.
Ella se queda en silencio por unos segundos, pero finalmente contesta.
—Me he imaginado tantos posibles escenarios, que lo único que en realidad deseo, es que me digas cada cosa que quieras que haga detalladamente, pues también quiero complacerte —declara —; quiero que me hables y que pueda disfrutar de mi primera experiencia cada vez que la recuerde, pero a la vez, pueda hacerte disfrutar a ti esta noche y al recordarlo —concluye.
—¿Estás segura? —cuestiono aún más excitado por su declaración —, ¿no quieres pétalos de rosas, sábanas de seda, velas aromáticas, música romántica, un lugar especial o específico? —puntualizo —. Quiero que sepas que mis preguntas son específicas porque mi intención es hacer realidad tu deseo tal y como lo has imaginado, darte la noche perfecta, para que tu recuerdo también sea perfecto —aseguro.
Vuelve a hacer silencio, pero esta vez deja su posición y se sienta a mi lado en la cama.
—Para mí cualquier lugar será especial y cualquier recuerdo será perfecto, si es contigo, Ryan —declara.
Esas palabras desatan cualquier nudo de duda que aún quedara en mí y me precipito hasta sus labios devorando su boca. Complazco su petición, me pongo de pie y le hago señas para que se levante, voy hasta el gran espejo que hay en el vestidor de la habitación con ella de la mano. La pongo frente al espejo, me coloco detrás de ella y la observo a través del espejo.
—Mírate Phoebe —le pido —, mira tu cuerpo, lo hermosa que eres desnuda. Te voy a tocar y quiero que lo veas todo a través del espejo, después me vas a tocar a mí y yo miraré, tal y como lo harás tú; después te tocarás y ambos vamos a mirar todo por este espejo que desde ya es cómplice de nuestra pasión y de nuestra primera noche juntos. Después volveremos a la cama, donde planeo besar cada parte de tu hermoso cuerpo hasta descubrir tus puntos sensibles y luego tú harás lo mismo con mi cuerpo. Finalmente nos uniremos de la forma física más sublime en la que pueden unirse un hombre y una mujer, cuando penetre tu húmedo sexo con el mío rígido —concluyo besándola dispuesto a darle la mejor noche de su vida y también de la mía.
—Te amo, Phoebe —susurro contra sus labios. Es la primera vez que me enamoro, que le digo lo que siento y ha sido lo más real que ha salido de mis labios.
—Yo también te amo, Ryan —susurra con su voz excitada y su mirada tentadora a través del espejo.