¿El fin? Corrigiendo

By DEGC123

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"Nunca imagine que este sería el fin" "Nunca imagine que el mundo terminaría de esta manera" "Me divertía el... More

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By DEGC123

"-¡Ana!- desesperada.

Perdí a la niña.

Están corriendo hacía mi. No tengo hacía donde ir, donde esconderme y no se si la pequeña esta bien.

-Elizabeth - susurran, mi piel se eriza. Los susurros se van alejando y se detienen cuando logró alcanzarlos.

Los pasos de alguien corriendo, hacía mi por la espalda, resonan en toda la habitación y el piso de madera. Volteó y Ana corre a mi, me alcanza y la empujó antes de que logré morderme.

Me acorralan, mis piernas no responden y..."

Me despierto y lo primero que veo es a Krista mirándome desconcertada.

-¿Estas bien?- me senté asintiendo -Que bueno que despiertas, las cosas no están del todo bien...- Krista me dio una botella y se sentó sobre el cómodo colchón en exhibición.

-¿Dónde esta Ana?- recorrí la gran tienda con la mirada antes de que el agua pasará por mi garganta, fue tan refrescante sentir el agua fría en mi boca completamente seca.

-Esta jugando con Gio, pobre niño...- la chica estaba viendo al piso. -Valeria se fue con Mariela, ambas dijeron que no quería estar aquí; Daniel y Armando fueron con ellas para convencerlas de regresar...- rodeé los ojos. No sabía que era lo que pasaba por la cabeza de Daniel. -Diego se fue con sus amigos y los niños.- se detuvo un momento a pensar y después reír -tal vez los llevaron a comer, al parque de diversiones o al cine para distraerlos- no pude evitar reír ¿A dónde se los había llevado?. El día anterior, los niños se la habían pasado durmiendo, solo despertaban para volver a llorar hasta el cansancio. -¿Esta todo bien?- preguntó después de algunos minutos y asentí.

-¿Por qué?-

-Esta mañana que desperté, vine a ver que estuvieras bien...- Había decidido quedarme en una cama al otro extremo de la tienda, lejos de todos. -Diego estaba sentado en ese sillón, estaba pensativo y cuando saludé él sonrió, me pidió con un gesto amable que no hiciera ruido para que no despertaras - estaba muy sorprendida y cerré los ojos al sentir una punzada en las cienes, aún no lograba procesar todo lo que, amablemente, Samanta dijo. -el normalmente es frío en sus expresiones pero ayer, especialmente, se veía descompuesto y aún así fue amable por eso me sorprendió y te lo estoy diciendo.- asentí -También me pidió que cuando despertarás te dijera que no te movieras de aquí, dijo que tenía algo importante que platicar contigo.- hablaba pausadamente, como si no creyera que había pasado. -Entre ustedes ¿Hay... algo?- negué. Me levanté de la cama y comencé a ponerme los tenis.

-¿Y Vanessa? ¿Carlos?- cambié de tema en lo que me ponía la sudadera.

-Están consiguiendo comida - comencé a caminar hacía donde, creía, estaba Ana. -¿Vas a algún lado?- me siguió.

-Si, buscaré lo mismo y conseguiré ropa para Ana -

-Hola - saludaron los dos niños que jugaban. Tomé los zapatos de Ana, me acerqué a ella y la cargué, comenzó a reír.

-Adiós pequeño - dije y comencé a caminar a la salida.

-Elizabeth - me llamó -¿Qué le digo a Diego?-

-Cuando regresé hablamos -

-Ve con cuidado - salí casi corriendo con la niña en brazos.

No quería que Krista siguiera preguntando y no quería seguir aquí cuando Diego volviera. Lo había evitado desde la noche anterior cuando, según él, estaba pálida y parecía que me desmayaría.

----

-No me despedí de Gio - dijo Ana mientras le ponía el segundo zapato -¿A que hora vamos a regresar?- levanté los hombros.

-No se, debemos conseguir ropa, zapatos y comida...- volteé a ver la calle. Todo estaba en silencio, el único sonido aparte de nuestras palabras era el silbido del aire. -Primero debemos encontrar una tienda - susurré para mi con pesadez. Me levanté, tomé su mano y comenzamos a caminar.

Había autos estacionados, podía ver las llaves brillar y maldecía el no saber manejar. Eso me facilitaría muchas cosas.

----

-Tengo sed - Ana se quejó y comencé a entrar en pánico. Había sido impulsiva y no había pensado bien.

Me estaba comportando como una adolescente insensata y había huido para no conversar con Diego, si, mi mentalidad de adolescente había salido a relucir y había hecho de las suyas.

Divise las opciones que tenía. Todas las casas estaban abandonadas, en pésimo estado y con un aire peligroso.

-Vamos a esa - Nos acercamos a la que, a mi parecer, era más confiable que cualquiera de las otras.

Rodeé la casa e intenté entrar por la puerta y ventanas bajas pero fue inútil, todo estaba cerrado. Posiblemente alguien la habitaba y eso la hacía segura.

-Adentro debe ser seguro - me acerqué a un árbol con el tronco torcido, era alto y una de las ramas estaba cerca de una ventana semi abierta.

Después de considerar todas las opciones a mi alcance, que claramente no eran muchas, decidí entrar.

-Ven, hay que subir - estiro los brazos, la cargué y comencé a intentar subir. Esperaba que adentro hubiera algo que valiera la pena, para trepar por un árbol y exponernos a que el dueño nos descubriera.

Un estruendo hizo que detuviera mi labor y volteé. Un zombie se había caído entre un par de botes de aluminio, ocasionando un gran escándalo y que Ana gritará asustada.

-Ana, silencio - Entre las dos intentamos hacerla alcanzar la rama, nos faltaba muy poco, casi nada... y caímos.

Me di un golpe en la cabeza, me mareé y todo dio vueltas un momento. El zombie acercándose, Ana llorando no muy lejos de mi.

El zombie se dejo caer a solo unos centímetros de mi, intentaba alcanzarme. Me alejé lo más que pude, estaba muy mareada.

Alguien se acercó, apuntando con un arma. No podía saber si era a mi o al zombie, se dejo de mover.

Cerré los ojos con fuerza me deje caer en el piso. Estaba muy aturdida.

"Cae lejos, pero antes de que pueda a correr ellos se acercan a mi. Están por todos lados, no hay salida, me acorralan y..."

Volví a abrir los ojos. Me senté y acerqué a Ana.

-¿Estas bien?- pregunto el tercero. Lo vi y asentí. -¿Cómo te llamas? ¿Te duele algo?- negué y volteó a ver a Ana bajo mis brazos. -Pequeña ¿Tú?-

-No - Dejé a Ana y comencé a levantarme con la ayuda de ese chico.

-¿Cómo te llamas?- preguntó una vez más. Me sentía desconcertada, como si me hubieran despertado de una larga siesta.

-Elizabeth ¿Me desmaye?- pregunté. Examinando el rostro del chico, su piel era del color de la porcelana, tenía ojos pequeños y labios delgados.

-Nonono, se cayeron del árbol, te golpeaste en la cabeza y cerraste los ojos un momento pero no... ¿Te duele algo?- asentí un momento.

-Me duele la cabeza - Ana me tomó de la mano. -Debemos irnos - dije después de unos segundos para romper el contacto visual.

-Pero tengo sed - se quejó Ana y presioné su mano un poco. Esperaba que no dijera que teníamos la intención de entrar a su casa. -Lo siento...- dijo más bajito -también tengo hambre -

-Ana - la volteé a ver un momento y sentía mis mejillas calentarse un poco. Pedí al cielo que no dijera de más, sería muy vergonzoso.

-¿Vives lejos?- preguntó después de reír levemente y asentí. Si, ya nos habíamos alejado bastante. Hubieron ruidos provenientes del callejón detrás del jardín. Del mismo de donde salió el primer zombie.

----

Comenzaba a creer que había sido una mala idea. Aceptar comida de extraños no siempre fue confiable.

-¿Te sientes mejor?- preguntó mientras picaba vegetales y me volteaba a ver ocasionalmente.

Me quería ir pero mi mente y edad estaban haciéndome una mala jugada, otra vez, no podía pensar bien. El chico era apuesto, amable, parecía buen sujeto y no quería ser grosera pero tenía algún tipo de mal presentimiento.

Se acercó con un par de platos, los puso frente a mi y tomé las manos de Ana levemente antes de echar un vistazo a la comida.

-¿Es una broma?- el chico se sentó frente a nosotras con una sonrisa y otro plato. Las verduras estaban perfectamente acomodadas.

-Estudiaba para ser chef, hago esto todos los días. Amo hacerlo y no me perdonaría que mi última comida fuera algo aberrante - levanté los hombros y seguía dudando. -No tiene veneno - rió un poco, con un tenedor tomó un vegetal de cada plato y se lo llevo a la boca.

----

Comenzó a llover.

-Nos tenemos que ir. Gracias por la comida. - me quité la sudadera y se la puse a Ana.

-Espera ¿Tienen a donde ir?- asentí -Te vas a mojar y muy probablemente enfermes, puedes esperar a que la lluvia terminé. No es seguro salir ahora - tampoco creía muy seguro quedarnos en su casa -Confía un poco, no las mataré -

Después de haberme debatido internamente, acepte quedarme un par de horas. En lo que la lluvia cesaba.

-¿Cómo te llamas?- me entregó una sudadera y me la puse.

-Augusto - me deje caer en el sofá. -Es bueno que no confíes en nadie - suspiro antes de sentarse y me erizó la piel.

-¿Por qué?- negó y sonrió amargamente.

-La verdad, no quiero decirlo y no creo que sea agradable de escuchar - se detuvo -¿Cuál es tu nombre?-

-Elizabeth - contesté segundos más tarde.

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Mis ojos se estaban cerrando, moría de sueño y tenía mucho frío. La lluvia había cesado hasta muy entrada la noche y no me quedo de otra más que esperar a que amaneciera.

Pero para nada quería dormir. La poca confianza que pude haber tenido en él se desvaneció.

-Me tengo que ir - dije en cuanto la calle estuvo alumbrada y me levanté del sillón con Ana en los brazos.

-¿Quieres que te acompañe?- negué.

-No, solo necesito que me abras la puerta -

Llegué al sitio donde le había puesto los zapatos a Ana. Nos sentamos a descansar un poco. Debía pensar, podía regresar o seguir mi camino.

-No tengo un camino que seguir - escuché el rechinar de unas llantas y un fuerte golpe.

Me puse de pie y volteé. Una gran camioneta negra había golpeado a un zombie y este se estaba poniendo de pie, con el cuello roto y doblado a la mitad. Comenzó a acercarse rápidamente a la camioneta.

Ana me abrazó y le tapé la boca levemente para que no hiciera algún ruido. Dentro del vehículo no parecía haber nadie.

No se había percatado de nuestra presencia y debía irme, debía dar media vuelta y huir antes de que mi situación se complicará pero tenía curiosidad por saber quien estaba ahí adentro.

El zombie volteo hacía nosotras justo en el momento que alguien levanto la cabeza, alguien que usaba una sudadera negra y capucha.

Di media vuelta y comenzamos a correr. Huyendo del zombie y de quien sea que estuviera en el vehículo.

Entramos en una calle y un fuerte sonido se escuchó a lo lejos. El sonido de un disparo.

Resbalamos y choqué con un zombie.

Cayo encima de mi y Ana gritó. Intenté levantarme rápidamente y empujar al zombie lejos.

El callejón estaba lleno de sangre mezclada con agua por todas partes, en las paredes, el piso y cualquier objeto en el.

De las escaleras de emergencia a ambos lados de los grandes edificios, escurrían gotas de agua.

Me acerqué al zombie, seguía en el piso sacudiéndose con insistencia pero no se podía levantar.

Lo volteé y tenía las manos esposadas. Era como el que "tenía" Samanta.

Cargué a Ana, nos habíamos mojado y nuestras vestimentas tenían manchas de sangre.

-Tengo miedo - asentí. Yo también lo tenía y, por alguna razón, presentía que algo muy malo pasaría.

-Cállate, sea lo que veas no hagas ruido. - la volteé a ver un momento y asintió. -Si nos separamos escóndete en algún auto o debajo de uno, no te vayas de ahí, yo regresaré por ti ¿Entendido?- asintió. -No importa cuanto me tardé, regresaré - Quería ser precavida.

Caminé por callejón pegada en la pared. En tonto vestido de Ana era muy estorboso.

-¡Ahhh!- volteé hacía donde Ana veía.

Un zombie, en el intentó de alcanzarnos, se lanzó por la escalera desde un piso muy alto. Seguí caminando antes de que tocará el suelo.

Alguien apareció frente a mi y me detuvo, el miedo comenzó a crecer en mi interior y Ana paso sus pequeño brazos por mi cuello.

-¡Hey! ¿Estas bien? ¿Qué paso?- El chico, Augusto, estaba frente a mi. Viendo mi ropa y la de Ana manchada de sangre. -Escuché el auto, maté al zombie y te vi correr hacía acá - el miedo fue reemplazado por desconfianza.

-Y ¿La camioneta?- pregunté despacio, viendo hacía todas partes. Entre cada casa, calle y auto abandonado.

-El sujeto estaba infectado, perdió el control de su vehículo y murió - se oía convincente. -Quería ayudarlo pero era tarde -

-Creí que...- respiré hondo, tal vez estaba siendo paranoica. -Tengo que buscar ropa -

-Podemos volver a mi casa, podemos ver que te queda y...-

-No - lo interrumpí de forma abrupta pero no podía dejarme llevar solo por su apariencia, tenía que pensar bien en cada detalle. -Debo irme -

-Te acompaño, estoy solo. Eres la primera persona con la que habló en mucho tiempo y un poco de ayuda no nos vendría mal - "Un poco de ayuda no nos vendría mal" Sonreí irónicamente, esas jodidas palabras...

-Haz lo que quieras - dejé a la niña en el suelo, tomé su mano y comenzamos a caminar.

--------

Entramos a una guardería. Había encontrado ropa perfecta para Ana y un uniforme deportivo de maestra para mi, me quedaba grande pero era lo que había.

Augusto cargaba a Ana y pasamos frente a un salón, con una ventana grande y cerrada. Ambos nos detuvimos.

Los pequeños mesa-bancos, útiles escolares y demás cosas estaban destrozadas; el estampado infantil de las paredes estaba manchado y salpicado de sangre. Era una imagen de terror y triste.

-Ay mierda - Al final del salón, cerca de la puerta había un pequeño cuerpo tirado.

Comenzó a moverse y levantarse. Era un pequeño zombie, el uniforme escolar tenía manchas de sangre y polvo, piel negra y podrida, ojos saltones y delgado, casi, sin poder caminar. No era más grande que Ana y... suspire...

-Ven - Augusto puso su mano sobre mi espalda. No dije nada y seguí caminando.

-¿Qué hay ahí?- preguntó la niña desde el hombro del chico. Habían estado jugando y Ana había terminado sobre su hombro al haber intentado correr.

-Nada - Salimos del lugar.

--------

-¿Es tu hermana?- negué y vi a la niña. No, no teníamos ningún parecido físico. Su piel era muy morena, su cabello chino y esponjado, cachetes grandes, ojos bonitos...

-No, definitivamente no - dije en voz alta. Yo era una chica más sencilla y común...

--------

Augusto se había perdido de mi vista y estaba muy cerca de la plaza, no me importo, realmente.

Nos detuvimos frente a una tienda de bicicletas. No sabía si debía regresar...

De entre los exhibidores salió un zombie y comenzó a golpear el vidrio frente a nosotras. La puerta no estaba cerrada pero solo se abría empujando.

-Elizabeth - resonó en mi cabeza y cerré los ojos con frustración. Por un momento, considere la idea de correr.

Volteé y Diego se bajo de la camioneta de sus amigos sin detenerse. No iba muy rápido pero él no se espero a que el vehículo se detuviera.

-Diego - Ana corrió a él. La cargó y después la subió a la camioneta.

-Hola - saludé mientras se acercaba a mi sin detenerse. Retrocedí hasta que sentí el cristal en mi espalda.

-¿Hola? ¿Dónde estuviste? Krista y yo no pudimos dormir en toda la noche - "¡Wow! Tranquilo"

-No pude volver antes - el rechinar de la puerta llamó nuestra atención. El zombie estaba en la puerta, golpeando el cristal. Provocando que la puerta se cerrará y abriera levemente.

-Vamos - tomó mi mano, tuvo la intención de llevarnos hacía el auto pero Augusto se acercó.

-Oye ¿Quién es él?- sonreía pero estaba pálido, como si hubiera visto un fantasma... Que irónico.

-Diego -su sonrisa se borró, abrió los ojos y se quedó congelado. -¿Tú?-

-¿Estas bien?- toqué su hombro después de que pasaron unos minutos y no contestó, pareció regresar a la realidad.

-Si - quitó mi mano de su hombro pero no me soltó, al contrario la sujeto entre sus dos manos. -No me siento bien - me sonrió y le devolví el gesto.

Diego paso su brazo por mis hombros y me acercó hacía si. Fue tan incomodo, molesto y estúpido, Augusto soltó mi mano.

-Creo que debo regresar, me tranquiliza saber que ya no están solas-

-Si, ya están bien - dijo Diego y me sentí tan estúpida, sin creer lo que estaba pasando. Le di un leve golpe con el brazo, no se por que lo hice y estaba segura que me arrepentiría.

-¿Estas seguro?- asintió -Te ves muy mal - rió un poco, como si hubiera algo gracioso en mis palabras -un amigo sabe un poco de medicina, podrías verlo... parece que te desmayaras. Ayer me ayudaste supongo que puedo hacer lo mismo por ti - dudo un momento y volteó a ver al rededor, asintió -Sube - me hice para un lado para que subiera a la camioneta.

-Hola Elizabeth - saludó Samanta desde el asiento del conductor. Le sonreí y levante un poco la mano. Me sentía nerviosa y por eso estaba teniendo otro tipo de actitud, también estaba molesta y me enojaba más sentirme así por que no tenía claro el motivo.

-Llévalo con Armando - le dijo Diego y cerró la puerta -nosotros tenemos que buscar algo - dijo a través del cristal.

-¿Qué?- el auto arrancó y se alejó. -No hay nada que debamos buscar - metí las manos en los bolsillos.

-No, pero debemos hablar -

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Hola :D Espero que estén teniendo un buen día <3 Espero, también, que les guste el capítulo de hoy.

Si es así no olviden comentar su parte favorita y votar. Cualquier tipo de comentarios son bienvenidos siempre y cuando sean con respeto.

Este capítulo es, especialmente dedicado a:

@ludmiladiaz44 Gracias por el apoyo que le has dado a ¿El fin? desde que fue publicada, espero que te guste el capítulo.

Con amor, DEGC

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