Estas ahí, intacta, inmóvil, ajena.
Fragilidad y belleza en un balance perfecto.
Delicada, bonita.
Como tus ojos cafés,
o aquel atardecer que contemplé ayer.
Supieras que cuando ríes el tiempo se congela por un instante,
y todas las cosas malas que pudieran estar pasando en el mundo,
tan solo se detienen,
y los ángeles bajan,
y te escuchan, te admiran.
Porque eres casi tan pura como ellos,
porque tienes magia danzando alrededor de ti,
tu simpleza airea paz y tranquilidad,
y que calle el viento,
y que la primavera guarde sus flores,
y que los ojos de todo ser presente se posen en ti, niña bonita.
Porque eres solo tú,
y no hace falta nada más.