Trust - Justin Bieber

By 7Nerea

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"Si quieres lo mejor para nosotros, tengo lo mejor para nosotros. Debemos aprender a confiar." More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42 - FINAL
Trailer #1 · Catch
Trailer #2 · Hurt You
Segunda Temporada » PRÓLOGO
Capítulo 1 · Miradas
Capítulo 2 · Lo nuestro
Capítulo 3 · Preocupación
Capítulo 4 · Preguntas
Capítulo 5 · Celos
Capítulo 6 · Hailey
Capítulo 7 · Roces
Capítulo 8 · Desaparición
Capítulo 9 · ¿Dónde está?
Capítulo 10 · Impotencia
Capítulo 11 · Juntos
Capítulo 12 · Alissa
Capítulo 13 · Cara a cara
Capítulo 14 · El poder de una canción
Capítulo 15 · ¿Fe en la iglesia?
Capítulo 16 · La gira está cancelada
Capítulo 17 • Noticias
Capítulo 18 · 10.000 hours
Capítulo 19 · Interrogatorio

Capítulo 4

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By 7Nerea

"Era la oveja negra de mi familia."

Carrie's Point of View.

Frené en un semáforo porque había cambiado al color rojo y apreté mis manos al volante haciendo que mis nudillos se quedaran blancos por la fuerza que había empleado al agarrarlo. Miré para ambos lados de la calle y por un momento me quedé absorta mirando a las personas que había caminando por la acera. Algunos iban con niños pequeños, otros iban en pareja e incluso había quiénes caminaban solos con un libro entre sus manos.

Había echado de menos estar de vuelta en la ciudad, lo había necesitado cómo una persona necesita el oxígeno para poder vivir. Eché la cabeza hacia atrás y cerré los ojos. Sonreí cuando la imagen de mi hermano Carl llegó a mi mente; él había sido una de las personas que más había extrañado durante mis viajes. Pero fue necesario alejarme de todo y de todos.

"Tus sobrinos no te han importado nunca, ¿vas a venir ahora a ganarte el título de la mejor tía del mundo?"

"¿Estuviste en el 5º cumpleaños de Roman? ¿En el 7º de Charlie? ¿Y en el 9º de Ava? No, porque si te importaran hubieras venido a sus celebraciones en vez de irte de viaje a disfrutar la vida según tú. E incluso antes preferiste a Oliver."

"¿Llamaste para ver cómo estaban esas noches que mis hijos se pusieron enfermos? ¿Te importó cómo se sentían su primer día de colegio? ¿Llamaste para preocuparte un poco por su estado o si te echaban de menos? No, no lo hiciste, Carrie. Fueron algunos de los momentos de sus vidas en los que tú no estuviste presente porque estabas ocupada en otras cosas."

Mi respiración comenzó a dificultarse y tragué saliva intentando no volver a caer. Odiaba que mi familia fuera tan dramática, ellos nunca se habían puesto en mi piel. Y mucho menos ellos habían vivido lo que yo viví los últimos tres años. El hecho de que mi familia viviera unida a Dios había sido un punto a su favor para marginarme, yo lo sabía. Porque yo nunca había creído en Dios. La fe para mí no existía.

No encajaba en este puzle al que ellos llamaban familia.

Mis padres... Ellos eran la viva estampa de familia feliz con estabilidad, habían superado mil obstáculos juntos y seguían juntos a pesar de todo.

Mi hermano Carl y Laura, felizmente casados y con tres hijos.

Mi hermano Rich y Alaina, también felizmente casados y con una hija.

Y finalmente, quedaba yo. Avergonzándoles a cada momento por mí forma de ser. Sola y deprimida. Era la oveja negra de mi familia.

El sonido del claxon me sacó de mis pensamientos y miré al semáforo que estaba ya, en color verde.

- Jodidos impacientes. –Gruñí mirando por el espejo retrovisor y me di cuenta que el coche que había detrás de mí hacía espavientos con sus manos al ver que no me movía.

Pisé el acelerador y volví a perderme en el tráfico de la ciudad de New York. Subí el volumen a la radio para evitar pensar lo que me quedaba de camino al hotel y el presentador de la emisora que había puesta presentó la canción que iba a sonar segundos después.

Where are Ü now – Justin Bieber, Skrillex & Diplo.

El inicio de la canción ya me había arrancado una sonrisa. Supe que Justin se llevaba demasiado bien con mi hermano pero no hasta el punto de convivir con ellos día a día. Haber conocido a aquel chico en la casa de Carl había despertado a mis hormonas, estaban por los aires cada vez que se acercaba a mí y podía sentir lo mismo por su parte. Y para qué negarlo, me gustaba eso.

I gave you the key when the door wasn't open, just admit it
see I gave you faith turned your doubt in to hoping, can't deny it
now I'm all alone and my joys turned to moping

Me moví en el asiento tarareando el ritmo de aquella canción que se había metido en mi pensamiento, igual que él.

- Maldito seas, Bieber. –Reí inconscientemente y humedecí mis labios intentando incorporarme a la próxima calle sin ser arrollada por los coches que decidían no frenar para cederme el paso.

Tell me here, where are you now that I need you? where are you now?
where are you now that I need ya?

Finalmente, llegué al hotel en el que me hospedaba y saqué mis pertenencias con ayuda de un guardia de seguridad que había en la puerta. Había optado por quedarme aquí porque sabía que quedarme en casa de mis padres iba a ser un error. Los quería demasiado pero estaban siempre a la defensiva conmigo; también Laura me había ofrecido quedarme en casa con ellos cuando le llamé para avisarle que estaba de vuelta en New York. Pero conocía a mi hermano Carl y por suerte después de la comida que tuvimos, elegí de la forma correcta. No hubiera aguantado ni un día en su casa con tanta discusión.

Subí hasta la planta dónde se encontraba mi habitación después de firmar algunos papeles en recepción y abrí la puerta quedándome sorprendida, New York era la ciudad que más amaba y sus vistas desde aquí eran increíbles.

Una alfombra marrón con formas de flores decoraba el suelo. Dejé las maletas detrás de mí y observé toda la estancia. Una cama de matrimonio estaba en el centro de la habitación, con un nórdico blanco y cojines de color dorado sobre ella. En el fondo, había un sofá y un escritorio junto a la gran ventana con vistas a los rascacielos de la ciudad.

Moví un poco las cortinas para apreciar la belleza que tenía New York. Nunca me cansaba de admirar los paisajes porque me transmitían más paz que incluso las personas de mí alrededor.

Dos puertas comunicaban a los extremos de la cama y entré por la más cercana a mí, un jacuzzi estaba junto a una ventana que te permitía disfrutar de nuevo de la ciudad de New York mientras te dabas un baño. Ladeé mi cabeza y me fijé en el pasillo con un mueble de color negro y un espejo.

Me quité la ropa sin pensarlo para darme un baño, me apetecía relajarme antes de ir a cenar. Cuando el jacuzzi estuvo listo me sumergí en el agua repleta de espuma. Si me preguntaban por el paraíso, les diría que estaba dentro de él ahora mismo.

"¿Te gusta lo que estás viendo, Carrie?"

"¿Cometerías un pecado conmigo?"

Mordí mi labio recordando las palabras de Justin y las mías en el parque mientras apoyaba mi pierna en uno de los bordes del jacuzzi y pasaba mis manos con el jabón impregnándose poco a poco en mi piel. Desde que lo había dejado con Oliver no había estado tan cerca de alguien que me revolucionara internamente como Justin lo había hecho durante todo el día de hoy.

Y eso era lo peor, que sucedió en un solo día.

Lo único que había en mi vida desde la ruptura con mi primera y única pareja eran hombres viajando por mi cama cuando a mí se me antojaba y la idea parecía loca pero era la única forma de ser más fuerte y no sentir. Quizás así, todos mis sentimientos estaban controlados y la única atracción que sentía era física.

Mis ojos se posaron sobre mi piel, admirando las gotas de agua que resbalaban por mis brazos; suspiré y miré a través del cristal evitando no derrumbarme de nuevo. Echaba de menos a Oliver y convencerme de que estaba bien era una vil y estúpida mentira, porque no lo estaba. Y menos cuándo la soledad venía a visitarme al interior de las cuatro paredes de mi habitación.

"Para ser quién tú tanto querías, te ha dejado y nos ha terminado dando la razón".

Carl había tenido la razón desde el principio, siempre me lo advirtió y yo estuve ciega. Jodidamente enamorada. Quizás si le hubiera hecho caso, esto no habría pasado. Me sentía culpable.

Dejé el juego de llaves sobre el mueble de mi casa cuando llegué de la universidad, por suerte estaría toda la tarde sola en casa porque mis padres iban a una conferencia a la Iglesia Hillsong. Pero para mi sorpresa, escuché las voces de Carl y Rich y me extrañé porque no esperaba su visita. Mis hermanos estaban sentados en el chaise longue negro del salón con una copa en sus manos.

- Carrie, ¿dónde vas? –La voz de Carl me estremeció por su dureza y pensé en cosas que pude haber hecho mal. Pero no había nada, que yo supiera.

- A mi cuarto, tengo cosas que hacer... -Dije quieta bajo el umbral de la puerta subiendo y bajando la cremallera de mi chaqueta, nerviosa por lo que me esperaba-. ¿Sucede algo?

- Solo queremos hablar contigo ahora que papá y mamá no están. –Intervino mi hermano Rich cruzándose de brazos-. Siéntate aquí a nuestro lado. –Palmeó un hueco del sillón invitándome a sentarme en medio de ambos.

- Vale... -Sonreí aún cabizbaja, les miré que no cambiaban de postura. Seguían serios y ni siquiera me habían recibido con un beso en la mejilla, así que opté por hacerlo yo sin recibir nada de su parte-. ¿Qué pasa? Pensaba que estaríais con mamá y papá. –Les miré intentando buscar el problema en su mirada.

- No, ellos pueden dar la conferencia sin problema. –Dijo Carl y bebió de la copa que tenía entre su mano para dejarla sobre la mesa de cristal-. ¿Te has echado novio? –Dijo alzando una ceja y le miré extrañada.

- ¿Qué? No, Carl, claro que no... -Murmuré-. ¿De dónde sacas ese invento? –No sé por qué pregunté por eso, porque sabía perfectamente que no era ningún invento.

- ¿Estás segura? –Dijo Rich-. No nos mientas, hermanita. –Acarició mi espalda-. Sabes que puedes tener confianza con nosotros. Somos tus hermanos.

- Lo sé... -Dije sonriendo a la vez que colocaba un mechón de mi pelo por detrás de la oreja-. Bueno, estoy conociendo a un chico. –Admití y miré que Carl puso sus ojos en blanco.

- Lo sabía, te he visto con él esta mañana en el Starbucks del centro comercial cuando fui con Laura de compras. ¿Te diviertes saltándote las clases? –Confesó con enfado en su voz.

- ¿Qué? ¿Estabas allí? –Murmuré mirando mis deportivas blancas, no era capaz de mirarle a la cara, él era distinto a Rich en todos los sentidos.

- Sí, pero ahora respóndeme. ¿Por qué te saltas las clases? –Su voz enviaba escalofríos por toda mi columna vertebral. Odiaba que se enfadara conmigo.

- No... -Miré a Rich que tenía el mismo semblante que Carl-. Yo no me he saltado las clases, la profesora no ha venido y decidimos ir a desayunar. –Me encogí de hombros, mintiendo en todo momento porque sí me había saltado las clases.

- ¿Y quién es él? –Preguntó Rich mirando a Carl.

- Que nos cuente ella... -Me señaló Carl con una sonrisa forzada, sabía que no le gustaba lo que había visto.

- Uhm... Se llama Oliver y trabaja de ayudante de esa profesora en mi facultad. -Una sonrisa emocionada salió de mi boca mirando a mis hermanos, pero cuando vi sus reacciones la borré de mi rostro.

- ¿Qué? Es increíble esto. –Rich se levantó pasando sus manos por su pelo frustrado-. ¿Papá y mamá lo saben? ¿Ya se lo has presentado?

No supe que decir, porque no, no se lo había presentado a mis padres y sabía que si lo hacía estaba en problemas. Aunque menos de los que ahora tenía porque temía más a mis hermanos -sobre todo a Carl- que a mis propios padres.

- No... Pero lo haré pronto, cuando estemos todos juntos. -Dije ilusionada.

- ¿Cuántos años tiene? -Preguntó mi hermano mirándome desde su altura bebiendo de su copa.

- Oh pu-pues... -Un nudo comenzó a formarse en mi garganta-. Tiene 30. -Solté finalmente.

Rich casi escupe la bebida y me miró boquiabierto, buscando alguna palabra qué decir. Sin embargo, Carl era quién verdaderamente me importaba. Él había sido toda la vida mi predilección y era la única persona de la que esperaba su aprobación.

- No lo concibo... -Susurró Rich dando vueltas alrededor de la mesa.

- No me gusta para ti. Eso es todo lo que te tengo que decir, Carrie. –Dijo Carl levantándose y saliendo de allí dejándome con la palabra en la boca.

Y ese fue su primer aviso entre miles de los que vendrían después.

Salí del baño envolviendo mi cuerpo en una minúscula toalla blanca que tapaba lo justo y necesario. Me frené ante las maletas y decidí sacar unos vaqueros cortos junto a una camiseta de tirantes, no me apetecía vestirme de otra forma. Quería ir cómoda. Cepillé mi pelo y lo sequé con el secador para hacerme una cola alta y que no me molestara.

Cerré la puerta y caminé mirando el teléfono. Así me entretenía un poco durante la cena.

De: Carl.

Tía Carrie, soy Ava.

No te olvides mañana de venir con nosotros a ver películas.

Sonreí con ternura y le contesté, sin duda iba a estar distraída en estos días.

Para: Carl.

No me olvidaré pero ahora la tía Carrie te ordena que dejes de usar el teléfono y vayas a dormir, Ava.

Pulsé el botón para llamar al ascensor y miré las pantuflas que llevaba sobre mis pies hasta que una voz bastante conocida resonó en el pasillo.

- Vaya, creo que la vida está llena de casualidades y hemos venido a parar al mismo hotel... -Justin apareció por la puerta que comunicaba a las escaleras y le miré sorprendida, sin embargo, sonreí al verlo.

- ¿Qué haces aquí? –Le miré extrañada a la vez que guardaba el iPhone en el bolsillo de mi pantalón.

- Lo mismo que tú, Carrie. –Dijo como si fuera lo más normal del mundo, pero sabía que quería el nombre de mi hotel para venir aquí-. Ahora voy a cenar.

- ¿Me estás acosando, Bieber? –Puse mis brazos en la cintura dedicándole una mirada seria, sabía que lo había pillado. No tenía por qué mentirme más.

- ¿Yo? ¿Acosándote? Ha sido una casualidad, eso es todo. –Justin se acercó a mí y no le importa estar a escasos centímetros, nuestros ojos se mantienen la mirada y sonrío interiormente.

- ¿Casualidad? No te creo, que seas Justin Bieber no te da el derecho de perseguir a cada chica que te gusta al lugar dónde se hospeda. –Agarré sus mejillas, evitando que evadiera mi mirada y pasé mi lengua por mis labios, humedeciéndolos y también provocándole.

Porque me gustaba hacerlo.

El ascensor se abrió y entré dejándole ahí parado con cara de desconcierto, me pegué en el lado de la pared que tenía los botones para bajar a la planta baja. Pulsé el botón y Justin reaccionó entrando antes de que la puerta se cerrara en sus narices.

- ¿Por qué no bajas andando como antes de verme? –Miré sus brazos y los músculos de su pecho se marcaban bajo la tela gris de su camiseta- ¿Tanto me has echado de menos? –Le miré lamiendo mis labios de nuevo.

- He cambiado de opinión, Carrie. –Se acercó a mí, apoyando sus manos en la pared a ambos lados de mi cabeza-. Ahora quiero bajar contigo.

- Me queda claro... -Sonrío ante su atenta mirada, divirtiéndome a pesar de la cercanía de nuestros cuerpos-. Así que, ¿te has decidido a pecar conmigo, Bieber? –Murmuro acercándome a su boca, rozando mis labios con los suyos.

- Creo que es lo que llevas pidiéndome desde que nos hemos conocido, ¿no crees que hay que poner una solución? –Justin sonríe pegando su cuerpo con el mío y jadeo por el roce.

- Uhm... Mi hermanito se puede enfadar si se entera de que has pecado conmigo... -Muerdo mi labio inferior y una pequeña risa se escapa de mi garganta.

- Carl no tiene por qué enterarse de lo que hacemos. –Justin roza sus labios con los míos y vuelvo a apartarme antes de que termine asaltando mi boca-. A menos que tú le cuentes todo lo que haces a sus espaldas...

- A mi hermano no le importa lo que yo hago... -Miro hacia un lado y me doy cuenta que Justin tiene pulsado el botón para detener el ascensor.

Sonrío y agarro la tela de su camiseta para atraerlo a mí, Justin no se niega y nuestros cuerpos terminan por acortar la poca distancia que nos separaba. Sentí su miembro duro rozarse con mi zona baja y reprimí un jadeo.

- ¿Por qué lo haces? –Chasqueo mi lengua-. Tengo hambre ahora mismo y la gente estará esperando... -Vuelvo a coger sus mejillas con mis dedos y paso mi lengua por sus labios. Haciendo que su cuerpo reaccione con un gemido a lo que hice.

- El hambre y la gente pueden irse al diablo. –Acerca sus labios a los míos, intentando besarme pero muevo mi cabeza con diversión, dejándole con las ganas.

- ¿Tu novia no te satisface, Bieber? –Murmuro divertida, humedezco mis labios y veo que Justin intenta acercarse a mí para besarme. No me lo pasaba tan bien con alguien cómo lo estaba haciendo ahora con Justin. Me gustaba y no me importaba en lo más mínimo que fuera amigo de mi hermano. Al revés, eso me excitaba aún más.

Justin jadea al sentir mi pierna rozar la zona de su entrepierna y lo acerqué a mí. Sonrío divertida cuando lo miro a los ojos y Justin termina besando mis labios sin pensárselo dos veces, uniéndolos en un beso lleno de fuerza e intensidad. Gimo sobre sus labios al sentir de nuevo su miembro rozarse contra mí y doy acceso a su lengua para que se adentre en mi boca.

Rodeo su cuello profundizando el beso, nuestras lenguas entrelazadas comienzan a hacer magia y una sensación de calor envuelve todo mi cuerpo queriendo terminar con eso que habíamos empezado. Me separo un poco al escuchar el movimiento del ascensor volver a bajar y me sirve para recuperarme.

- Bieber, lo mejor es salir de aquí, no quiero terminar atrapada. –Lamí mis labios sintiendo su sabor impregnado en ellos y me doy cuenta que están hinchados por el beso. Al igual que los suyos.

- Vamos a mi habitación... -Dijo cogiéndome de la mano y pulsó el botón de la planta en la que se encontraba hospedado. Su pecho sube y baja con la respiración entrecortada.

- No, ni hablar. –Murmuré rodeándole su cuello con mis brazos y me pego a su cuerpo, Justin no pierde el tiempo en bajar sus manos hacia mi trasero dándole un apretón con sus grandes manos-. Lo primero es la comida, tengo hambre y no puedo esperar.

- Carrie... -Aclara su garganta y mira hacia abajo-. ¿Me vas a dejar así?

Río divertida y no me da tiempo a contestar ya que las puertas se abren y unas siete personas están esperando a entrar con un semblante serio –supongo que cansados por esperar-. Se quedan viéndonos extrañados y aprieto mis labios en una fina línea para evitar que vean lo hinchados que estaban. Justin se pega más hacia mí, para que las personas no puedan ver la erección que había crecido bajo sus pantalones y sonrío en su cuello.

- No tiene ni pizca de gracia. –Murmura con voz ronca rodeando mi cintura con su brazo.

- ¿Van a bajar ustedes? –Una voz masculina nos llama la atención y Justin se gira para asentir- ¿Podrían darle al botón? –Pregunta y Justin mira que estamos prácticamente sobre el panel de los botones y pulsa con su dedo-. Gracias. –Le dice.

- De nada. –Responde y vuelve a dirigir su mirada hacia mí-. No pienses que esto se va a quedar así. –Susurra en mi oído.

- Créeme que no lo pienso, Bieber. –Mis ojos se dirigen a su cuello y deslizo mi lengua por él con diversión, su cuerpo se tensa y aprieta su agarre en mi cintura-. ¿Te encuentras mal? –Murmuro preocupada y muerdo su zona más sensible mirando a las personas que habían detrás de él, algunas estaban concentradas en su teléfono y otras cuchicheaban al oído.

- Carrie... -Justin gime en mi oído y sonrío por su reacción-. Estás siendo muy mala...

- Uhm, me encanta portarme mal. –Digo y cuando levanto la mirada me doy cuenta que tiene un pendiente en su oreja. Oh, Bieber, eres demasiado sexy. El ascensor se abre y continúan entrando más personas en su camino haciendo que nos peguemos más aún.

- Tendrías que haberme hecho caso y haber ido a mi habitación. –Justin me mira y muerdo mi labio mientras bajo mi mano hacia su entrepierna, sintiendo aún su erección.

- ¿Vas a ir así a cenar? –Asiente tragando saliva y me río porque sé que está nervioso por mi próximo movimiento.

El sonido del ascensor indicando que se ha parado nos saca de nuestra burbuja y las puertas se abren. Me separo de Justin cuando la gente empieza a salir de allí.

- Hoy en día la juventud no tiene educación... -Escucho la voz de una señora salir de allí con otro hombre y alzo la ceja.

Justin se ríe al escucharla y pasa su brazo por mis hombros para atraerme a él.- ¿Cenaremos en el restaurante?

- ¿Quién te ha dicho que yo voy a ir contigo a cenar, Bieber? –Le pregunto mirando el hall del hotel, hay demasiadas personas allí-. Voy a ir a por comida basura al McDonald's.

- Está bien, te acompañaré al McDonald's. –Me dice y me suelto de su agarre.

- ¿No vas a dejar de acosarme? –Dije sonriendo y mi mirada se dirigió hacia una de sus manos que acomodaba el bulto de su pantalón de forma que no le incomodara y reí por lo bajo.

- No te estoy acosando y si así fuera, no te veo quejarte por eso. –Guiñó su ojo y niego con la cabeza riendo ante sus palabras.

Justin se ofreció a llevar su coche así que terminamos subidos en su Mercedes Jeep de color negro en busca de un McDonald's para cenar juntos.

- ¿Has probado a tener sexo en este coche? –Sonreí sacando mis pies de las pantuflas y los apoyé sobre sus piernas. Moviendo mis dedos por la zona de su entrepierna.

Me miró de reojo.- Lo compré hace poco, aún no me ha dado tiempo. –Una de sus manos apartó mis piernas de aquel lugar que le molestaba y decidí quitarlas de encima entre risas.- Deja de jugar, Carrie. O pararé el coche para estrenarlo contigo.

Sonreí por sus palabras.- Conduce tranquilo, Bieber. No quiero que tengamos ningún accidente.

Miré su pelo rubio platino que caía hacia un lado de su cara, sus pendientes en las orejas, sus músculos marcados en sus brazos llenos de tatuajes y sus manos me hacían tener pensamientos impuros. Me fijé en sus dedos sobre el volante y mordí mi labio inferior. Revolucionaba mis hormonas a grandes escalas.

Dios mío, Bieber, me ibas a volver loca.

Llegamos al McDonald's y cuando cogimos dos menús para llevar, salimos de allí para volver al hotel. El cielo ya estaba oscuro y las luces de los rascacielos era todo lo que se podía ver.

- ¿Vienes a mi habitación? –Ladeé mi cabeza cuando las puertas del ascensor se abrieron en mi planta.

Sonreí porque Justin me siguió sin mediar ninguna palabra. Saqué las llaves de mi bolsillo mientras él se ofrecía a cargar mi bolsa del McDonald's. Abrí la puerta y dejé que entrara primero para después cerrar la puerta.

- Te han dado una habitación con buenas vistas... –Justin abrió las cortinas y se sentó sobre el sofá admirando la ciudad de noche.

- No me puedo quejar. –Me encogí de hombros.

Me senté a su lado y Justin ya había empezado a desenvolver la hamburguesa que se había comprado para comenzar a comérsela. Mi estómago rugió al verlo, así que procedí a hacer lo mismo.

- ¿Cuánto tiempo estarás aquí? –Me miró tragando el bocado que había dado a su hamburguesa.

- No lo sé, pero seguro que bastante tiempo. –Bebí un trago de mi Coca-Cola-. ¿Por qué?

- Curiosidad. –Mordió una patata tras untarla en el kétchup.

- Eres demasiado curioso. –Murmuré con una sonrisa-. ¿Mañana irás a casa de mi hermano?

Justin asintió.- Charlie y Ava quieren enseñarme una coreografía. ¿Y tú?

- Sí, mis sobrinos quieren que vaya a ver maratón de películas por la noche con ellos. –Dije cogiendo una patata del cartón en el que venían para darle un mordisco.

Sonrió.- Nunca se cansan de hacer cosas.

- Lo sé y quiero aprovechar el tiempo con ellos... -Susurré.

- ¿Lo dices por lo que te dijo tu hermano? –Asentí formando una mueca en mis labios y bajé la mirada jugando con el envoltorio de la hamburguesa entre mis dedos-. No le hagas caso, cuando nos enfadamos decimos cosas incoherentes.

- No, al contrario. Cuando nos enfadamos decimos cosas que realmente pensamos y no nos atrevemos a decir de otro modo. –Le apunté con el dedo índice.

- Deberíais aprender a controlaros un poco.

- Ni hablar. –Puse mis ojos en blanco-. No comparto algunos pensamientos con Carl y no voy a callarme por eso. Odio que esté en la Iglesia la mayor parte de sus días, no hay nada que hacer ahí.

- Es su obligación como pastor, Carrie. –Sonrió y di un chasquido con la lengua.

Terminamos de cenar y tiré toda la basura en una papelera que había en el baño. Salí de allí y Justin continuaba bebiendo de su Coca-Cola en el sofá, se había quitado las zapatillas y estaba con las piernas estiradas.

- ¿Estás muy cómodo, no? –Murmuré sentándome encima de él quitándole la bebida de una vez para dejarla en el escritorio de al lado.

- Ahora diría que estoy mejor. –Susurró agarrándome de la muñeca para echarme sobre él-. ¿Debería comenzar mi castigo por lo que has hecho en el ascensor? –Su aliento chocó en mis labios mientras sus manos masajeaban mi cintura.

- Uhm, no lo sé... -Pasé mi mano por su pelo que se esparcía por el sofá-. ¿Tan malo eres? –Le miré a sus ojos color miel y rocé mis labios con los suyos, cayendo en la tentación de nuevo.

Iba a ser mi perdición.

- Cuando me dejan con las ganas sí... -Sus manos apretaron mi trasero hacia su zona baja y jadeé de nuevo. Enganché su labio inferior y tiré de él con mis dientes.

- Me encantas, Bieber... -Susurré pasando mis manos por debajo de la tela de su camiseta y no tardó en incorporarse al ver mis intenciones, dejándome sentada sobre él con las piernas rodeando su cintura.

Quité su camiseta lanzándola al suelo y pude apreciar todos los tatuajes de su pecho y brazos con más facilidad. Rodeé su cuello con mis brazos y besé sus labios, volviendo a devorarlos. Gemí cuando me atrajo hacia él, sus manos se habían colado por el interior de mi camiseta sin perder el tiempo y acariciaron mi espalda.

- ¿Seguro que no te importará o mi hermano Carl te detiene? –Le hablé al oído, mordiéndole el lóbulo de su oreja.

- Al contrario, la idea me vuelve loco. Será un placer estar en el infierno junto a ti. –Justin habló con voz ronca y me cogió de la barbilla para asaltar mi boca, besándome intensamente.

Pero Bieber, tu cuerpo era ese infierno en dónde yo quería arder.

Se levantó del sofá conmigo en brazos y me pegó a la pared con fuerza, mis piernas seguían entrelazadas en su cintura para sostenerme mejor. Justin me había quitado la camiseta de tirantes y me expuso en sujetador frente a él, sus ojos admiraban mi cuerpo y no pude descifrar sus pensamientos en medio de la tenue luz; mis dedos se enredaron en su pelo, tirando de él y provocándole un gemido que me hizo sonreír en el momento que nos apartamos para recuperar el aliento. Bieber, lo que me estabas provocando. Entonces comenzó a acariciar el contorno de mis labios con su dedo pulgar, examinándolos y acabando con mi poca paciencia por querer volver a sentir sus labios en mi boca.

- ¿Tienes prisa? –Murmuró cerca de mis labios, rozándolos y notando su respiración mezclarse con la mía.

- Demasiada si se trata de ti. –Contesté con rapidez, buscando besarle pero se apartó. Supuse que estaba vengándose por lo que le hice en el ascensor. Pero a estas alturas quería golpearle porque necesitaba crear un final en esta escena que estábamos montando en mi habitación; porque me tenía en llamas, estaba ardiendo con su toque y solo acabábamos de empezar.

No me hizo sufrir demasiado, sentí sus labios impactar con los míos y volví a perderme en ellos. Saboreando cada rincón, aprovechando el momento cómo si del último se tratara. Mis hormonas se revolucionaron por todo mi cuerpo. Todos mis sentidos se habían vuelto débiles frente a Justin.

Nos deseábamos y no había quién nos frenara.

___________

¡Buenas noches! Sé que me vais a matar por la parte dónde la he dejado. 🔥

Espero que os guste la historia hasta el momento. Habéis conocido ya un poco la historia de Carrie y lo que piensa pero iréis conociendo más conforme avancen los capítulos.

Respecto a Oliver, también sabréis sobre él a partir del próximo capítulo. 🌸

¿Qué os ha parecido el capítulo? Dejadme opiniones. ♥️

Gracias a todas por vuestros comentarios y votos.

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