Julie desvía la mirada y se dirige a Skyler.
—Tardaste demasiado. Al Jefe no le gustará saber que pierdes el tiempo.
—El ascensor se detuvo por un momento —responde Skyler a la defensiva.
— ¿Se detuvo o lo has detenido tú? —inquiere Julie.
Skyler la fulmina con la mirada.
—Son todos tuyos —dice Skyler y se retira.
Se lleva las manos al cuello como si se lo hubiera torcido. ¿Quién la ha dejado así?
—Rápido, síganme —nos dice Julie y empieza a caminar para guiarnos.
Seguimos a Julie, a Jay, por la recepción. El hotel tiene un estilo más veraniego, tropical, con mucha tecnología de la Elite y… ¿En qué diablos estoy pensando? ¿Qué pasa con Julie? Camina a paso veloz y usa zapatos de tacón. ¿En serio? La hacen verse demasiado imponente pero esa no es Julie. ¿Qué diablos le han hecho?
— ¿La conoces? —me pregunta Diamond tras dar un salto para sentarse en mi cabeza.
Asiento lentamente pero no me atrevo a decir nada. Antes de responder al interrogatorio, quiero saber qué le han hecho a Julie. Nos detenemos frente a las puertas dobles de una sala de conferencias. Algo que me sorprende es que Julie no lleva demasiada vigilancia consigo. Me hace sentir incluso aterrada.
Entramos a la sala de conferencias y Julie cierra las puertas detrás de nosotros.
—Siéntense —nos ordena.
De pronto se la ve tan madura que es aterrador.
Tomamos asiento y ella nos mira a cada uno por un par de segundos. Sheryl cierra con fuerza los puños por debajo de la mesa y no le quita de encima la vista. ¿Será que también sabe quién es Julie?
—Quiero ver la Pokebola Legendaria del Fuego —exige Julie.
—Antes, dinos quién eres tú —le responde James en el mismo tono exigente—. Sólo confiamos en Skyler.
¡Sí! ¡Sólo confiamos en Skyler!
—Mi nombre es Jay Jason —dice ella.
¡Mentira! ¡Su nombre es Julie!
—Skyler ha sido revocada de sus labores —nos informa.
—Es una pena pues sólo confiamos en ella —insiste James.
—Cierra la maldita boca y muéstrame la Pokebola Legendaria del Fuego —insiste Julie.
¿O Jay?
— ¿Qué estás haciendo aquí, Julie? —le pregunto.
—Cierra la maldita boca —me dice.
¿Será obra de ese líquido azul?
James termina por abrir un poco la solapa de su chaqueta para mostrarle a Julie la Pokebola. Ni bien la muestra, vuelve a ocultarla. Julie no está contenta.
—Pongan atención —nos dice y las luces de la sala de conferencias se apagan para que aparezca sobre la mesa circular el brillante mapa holográfico de la región—. Nosotros estamos aquí —dice Julie y señala el hotel con un lasser de color rojo—. Es una zona conocida como el Retiro para Entrenadores. La isla entera es territorio de Lucario —y es cierto, el pequeño Retiro está delimitado por rejas negras—. La torre que hay al centro de la isla se conoce como el Templo de Lucario — ¡Lo sabía! —. Al entrar, encontrarán cuatro niveles en la torre. Para subir nivel a nivel, tendrán que vencer en un desafío impuesto por Lucario. Él se encuentra en la esfera, en la parte superior —señala con el lasser—. Lucario es nocturno así que sería propicio atacar durante el día. Lucario es Pokemon acuático especial, pues no le afectan las técnicas regulares. Deben atacar agua con agua —miramos a Sheryl y ella asiente lentamente—. Una vez que lo hayan capturado, tendrán que salir al anillo que rodea la esfera. Ahí los estará esperando un helicóptero que los traerá de vuelta al hotel.
— ¿Cuándo saldremos? —pregunta Onyx.
—Mañana a primera hora —responde Julie—. El Jefe les recompensará bien cuando el trabajo esté…
— ¿Qué le hicieron a mi madre? ¿Tú le dijiste dónde estaba?
¡Cállate, Perla!
—Ni siquiera te conozco —insiste ella y continúa con lo suyo—. A partir de hoy, yo soy la encargada de la operación. Si necesitan cualquier cosa, deben preguntar por Jay en la recepción.
— ¿Quién golpeó a Skyler?
Es Onyx quien la interrumpe.
—Skyler se ha buscado el castigo —insiste Julie—. Ahora, váyanse —nos lanza la tarjeta dorada para abrir la puerta de nuestra suite.
¿Eso es todo?
Comenzamos a caminar hacia afuera de la sala de conferencias cuando Julie me toma por fuerza por el brazo y me estrella contra la pared. ¡Eso duele!
—No vuelvas a dirigirme la palabra, ¿entiendes? —Sisea y un nudo se forma en mi garganta aunque puede deberse a que su mano derecha presiona mi cuello—. Mantente al margen, ¿entiendes?
— ¡Suéltala!
Sheryl le da un fuerte empujón para hacer que Julie me suelte. Luego, me toma por los hombros y me mira fijamente a los ojos. ¿Qué diablos le pasa? Se supone que me odia.
— ¿Estás bien? —me pregunta en voz baja.
Asiento y ella me pone una mano en la espalda para hacerme avanzar.
Aunque estoy asustada de muerte, creo que me agrada saber lo mucho que le importo.