Un hombre y una mujer, los 2 vestidos con uniformes militares de camuflaje. Uno era un hombre de una complexión delgada pero bien tonificada; su cabeza estaba completamente rapada por lo que su calvicie era muy notoria, con una piel blanca algo bronceada. Por otro lado, la mujer a su lado tenía un laceo cabello rubio con unos hermosos ojos celestes; tenía a su vez una figura bien proporcionada que quedaba demasiado atlética para sus delicados rasgos faciales, al igual que su compañero su piel era blanca un poco bronceada.
Ambos con un fusil Barret M82 semiautomático; apuntando a un objetivo fijo con su mirada telescópica desde el tejado de un edificio. Estaban recostados boca abajo con su dedo índice rozando el gatillo del arma; estaban preparados para disparar en cualquier momento.
<<El objetivo está saliendo ahora del callejón, al parecer la mujer que está con él se encargó del grupo de zombies. Esperen la señal>> Resonó una masculina y gruesa voz proveniente de la pequeña radio que colgaba de sus oídos.
A través de la mirilla telescópica ambos francotiradores apuntaron a la salida del callejón; efectivamente el castaño y la chica de cabellera oscura salieron sanos y salvos, no parecía que acabasen de enfrentar muertos vivientes por la tranquilidad de sus expresiones.
Parecían hablar de algo por los movimientos de sus labios, pero fuese como fuese, su único objetivo era matar al chico de cabellera castaña. En dado caso si la mujer que estaba a su lado interfería, también tendrían que encargarse de ella.
-Mira que enviar a 2 francotiradores de élite a por un chiquillo como él, esto parece un tipo de broma o algo así- Expresó el francotirador masculino a un lado de la hermosa rubia.
-Aún así, los jefes se veían muy preocupados por ésto. Debemos tomárnoslo en serio- Contestó fríamente la rubia mientras acomodaba un poco el apunte del arma.
<<Disparen, ahora>> Expresó la voz que provenía de la radio. Los 2 francotiradores sin mediar palabra presionaron el gatillo y 2 balas de calibre 50 salieron disparadas directamente al cráneo del joven castaño que entablaba una conversación con la chica a su lado.
Ambas balas atravesaron su cabeza y su cráneo se vio completamente destrozado por la potencia que ambas tenían al impactar. Su cuerpo medio decapitado cayó inerte al suelo violentamente. La mujer a su lado miró atónita la escena, sin poder creérselo sus ojos se abrieron como platos.
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Jayden aún seguía pensativo por todo lo que había pasado hasta ahora. De un momento a otro su vida normal dio un cambio de 180° y ahora se encontraba en medio de un apocalipsis zombie como las películas a las que estaba acostumbrado a ver. Una parte dentro de él quería creer que esto era solo un sueño, o una broma pesada creada por algún programa de televisión. Pero era obvio que todo eso eran sentimientos infantiles para no aceptar la realidad.
Fuera ya del callejón, Reina se dio la vuelta y quedó cara a cara con Jayden. Éste la miró algo confundido y de repente Reina empezó a hablar.
-¿Ves ese lugar de ahí?- Dijo la susodicha señalando con su dedo índice a su costado derecho; ahí yacía un taller en un estado deplorable, la cortina de hierro que daba hacia el interior estaba abollada en medio, como si una fuerte masa hubiese chocado contra ésta.
-Ese era el taller de un amigo, dejé mi moto ahí arreglándose antes de que todo ésto empezara. Creo que podemos entrar a buscarla y largarnos de esta ciudad. ¿Qué te parece?- Concluyó la pelinegra con una evidente emoción en sus palabras.
-Ohh.. no parece una mala idea. Pero yo manejaré-
-¡¿Qué?! ¡Ni hablar! ¡Es mi moto!-
-¡Shh! ¡No alces la voz idiota!-
-Ah sí.. lo siento- Dijo con un tono de arrepentimiento la susodicha mientras se encogía de hombros - Pero es mi moto y yo manejaré, ¿entendido?-
-Sí sí, como sea. Solo vamos, este lugar me pone nerv- Antes de que pudiera terminar la frase, un pequeño dolor punzante recorrió su cabeza de lado a lado. De repente dejó de sentir y su consciencia se esfumó, no supo nada más a partir de ahí.
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-Objetivo eliminado con éxito- Declararon ambos soldados al unísono al haber completado la misión con éxito. O al menos eso pasaría de no ser porque 10 segundos después de haberle disparado, el chico se levantaría del suelo con su cabeza intacta. Miró directamente hacia ellos que permanecían en una posición baja recostados sobre el tejado del agrietado edificio.
-¡¿Qué?! ¡Es imposible! ¡Vi como le volamos la cabeza!- Refutó en voz alta el francotirador masculino mientras se levantó de la sorpresa casi involuntariamente. -¡Helena esto tiene que ser una broma!
Por otro lado, Helena aún recostada a su lado mantenía su fría expresión mientras miraba directamente los ojos del castaño con la mirilla telescópica del francotirador; por ende se topó con unos grisáceos ojos repletos de unas ganas de matar inmensas, lo peor es que miraba directamente hacia ellos, sabía que estaban allí. (Así que por eso los viejos estaban tan preocupados..).
-Creo que hemos liberado a una especie de bestia..- Dijo Helena mientras se levantaba del suelo. Mantenía su fusil sujetado por ambas manos a la altura de su estómago, aunque esta apenas hacía esfuerzo de sostenerlo porque el mismo estaba amarrado con una correa a su espalda.
-Santiago, lo mejor es que nos marchemos antes de que esa cosa se acerque a nosotros- Recitó la hermosa rubia a la par que se volteaba para mirar a su compañero. -¿Santiago?-
Los ojos de la rubia quedaron como platos cuando vio el decapitado cuerpo de su amigo colapsar boca abajo en el suelo. La sangre no dejaba de desbordarse por su cuello, creando un enorme charco de sangre a su alrededor que llegó hasta la planta de los zapatos de la rubia.
-¡¡¡Santiago!!!- Cuando se agachó al inerte cuerpo de su amigo, notó varios trozos de piel rosada, al igual que trozos de huesos triturados cerca del lugar del impacto. Pequeñas masas de algo rosado recubierto de sangre estaban esparcidos alrededor, era una escena grotesca y asquerosa de ver para cualquiera.
Ni para un soldado entrenado como Helena era fácil de soportar. Sin poder aguantar más, vomitó una.. dos.. hasta tres veces sobre el mismo lugar mientras lágrimas brotaban de sus delicados ojos.
-Ese maldito, no pudo haber sido él.. él está lejos de este edificio.. ¿verdad?- Dicho eso mientras secaba sus lágrimas con el guante de su mano derecha, se daba la vuelta para mirar directamente hacia donde estaba la persona que se supone era su objetivo.
Y efectivamente ahí estaba. En ese caso no había explicación para lo que había sucedido. O eso creyó a primera vista, había algo que no cuadraba en él. Algo era diferente.
-¡Su brazo derecho no está!- Una Helena completamente aterrada no dejaba de mirar en dirección del muchacho. La única conclusión a la que podía llegar en ese momento era...
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Su consciencia se había desvanecido. Ahora solo había oscuridad, una oscuridad que lo carcomía y lo sumergía cada vez más.
Jayden había muerto.
O eso era lo que le sucedería a una persona normal en caso de haber recibido un disparo en la cabeza. La hermosa pelinegra a su lado miraba estupefacta como el antes inerte cuerpo de Jayden ahora mismo se estaba levantando del suelo con una expresión en blanco. Los que antes eran unos hermosos ojos verdes, ahora eran completamente grises, ojos que no reflejaban emoción alguna.
Reina no sabía que hacer en ese momento, pero había algo que le quedaba bastante claro. Definitivamente Jayden no era humano.
-Hah..- Un gruñido en voz baja salió de los labios de Jayden. Parecía estar mirando al tejado de un edificio a la cercanía. Reina por simple curiosidad miró hacia donde él estaba mirando; y ahí lo notó.
Podía divisar una figura humanoide mirando hacia acá. Al principió pensó que se trataba de un zombie, pero notando el rifle colgando sobre su pecho de inmediato se dio de cuenta de que fue él el que disparó.
-Jayden, no sé que sucede pero es mejor que nos vayamos..- Con una inútil esperanza de que entrara de nuevo en si, recitó Reina con la voz algo temblorosa.
-¿Jayden?- Al no tener respuesta, se volteó para mirar de nuevo al amigo que acababa de hacer. La hermosa chica más tarde se arrepentiría de hacer tal cosa, pues lo que vería a continuación la dejó completamente en Shock -¿Jay...den..?-
El castaño se auto-mutiló el brazo derecho arrancándoselo con la mano izquierda. Un chorro de sangre salió de su hombro que mancharía por completo el pavimento a su lado, salpicando un poco al pantalón de Reina.
Luego de eso, se perfiló y dio un paso con su pies derecho hacia delante. Flexionó su brazo izquierdo hacia atrás y giró un poco su torso, para luego enviar como una bala su brazo derecho hacia el rostro del hombre sobre el edificio. La fuerza del lanzamiento fue tal, que Reina lo perdió de vista casi de inmediato, el brazo cortaba el aire a su paso.
Apenas le dio tiempo a reaccionar; el brazo al entrar en contacto con el rostro del hombre, causaría una asquerosa explosión de carne, huesos y materia cerebral. Cuando Reina se volteó a ver nuevamente el edificio, notó otra figura más de pie. Por la distancia que había se le dificultaba diferenciar su género, pero por el busto que sobresalía de su pecho probablemente era una mujer.
La mujer acomodó el fusil que tenía sobre su pecho y sin tomar precauciones apuntó hacia Jayden que permanecía inmóvil mirando hacia esa dirección. Se recostó sobre el tejado manteniendo la misma posición y de inmediato una bala atravesó el pecho de Jayden, dejando un agujero de considerable tamaño.
Debido al disparo, Jayden apenas retrocedió un paso; sangre brotaba del agujero mientras su vista permanecía fija en la mujer del edificio. Su brazo había reaparecido y el agujero causado por la bala del francotirador ya no estaba. Habían desaparecido como por arte de magia sin dejar rastro; solo un agujero en la camiseta blanca que dejaba ver los pectorales del castaño.
El chico sonrió y de repente empezó a reír. Era una risa típica de un psicópata de película. Era una risa que helaría la sangre a cualquiera con solo escucharla. Era una risa que alertaba peligro a cualquiera que la escuchara..