Un camino de piedras

By LGreenWriter

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Adaptación Clexa de un fic Swanqueen también escrito por mi AU: Clarke Griffin trabaja para asuntos sociales... More

Sus ojos color esmeralda
A través de la ventana
Muñeca Rota
Podrido por dentro
Esta es mi lucha
El santo
Cristales rotos
Esto solo es el principio
Empezar de cero
Cumpliendo sueños
Distancia
Reencuentro
No me abandones
Tu felicidad
Siempre fue ella
Despertar
Bienvenida a casa
Junto a ti
El fin del camino
No es más que el principio

Un camino de piedras

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By LGreenWriter

Hacía ya rato que Lexa no escuchaba nada al otro lado de la puerta de Clarke, ¿Se habría dormido? No entendía por qué había huido así tras corresponder a su beso. Era cierto que se había precipitado y se había dejado llevar por un impulso, seguramente incitado por el vino y las imperiosas ganas de sentirla a su lado tras un año de ausencia, pero estaba convencida de que Clarke sentía lo mismo y en esos momentos, al otro lado de esa puerta cerrada por primera vez desde que se conocían, Lexa estaba confusa y tremendamente dolida, necesitaba hablar con Clarke, entender qué había ocurrido y sobre todo saber si Clarke sentía lo mismo que ella, si también se le aceleraba el corazón, le hervían las entrañas y se le congelaba el aliento, necesitaba saber si Clarke la amaba pues solo el amor podía explicar cómo se sentía en esos momentos, la certeza de estar completamente enamorada de la rubia la golpeó y quiso llorar, impotente y sintiéndose estúpida. Tendría que haberlo sabido, las señales estaban ahí y no quiso verlas, no quiso entender por qué solo Clarke podía calmarla, por qué desde el primer día su mirada, su sonrisa se convirtió en una necesidad para ella, por qué solo dormía sin pesadillas en sus brazos... Sentada contra la puerta de esa habitación donde se habían apagado tantos miedos en el pasado, Lexa lloraba al pensar en Tyler, en lo injusto que era no poder amarlo como a Clarke, el muchacho era bueno con ella, la trataba como a una reina y le hacía feliz siempre que podía, era detallista y generoso, confundió amor con soledad y cariño, ahora lo sabía y se sentía culpable.

Agotada por el largo viaje, con los ojos rojos e hinchados por su silencioso llanto y su interior cargado de dudas, se levantó y se acostó en su cama, durmiéndose al instante sin saber que Clarke no había pegado ojo, atenta a sus movimientos desde la puerta de su habitación, con el corazón desbocado y la mente llena de horror. Con los dedos en sus labios, acariciándolos mientras las lágrimas caían silenciosas por sus mejillas. Lexa le había besado, su niña, la misma que tenía una vida lejos de ahí, la misma que tenía un hombre que la esperaba, la misma por la que no dormía, a la que amaba con todo su ser y se suponía que era inalcanzable.

Como un avispero, su mente colapsada por todos los pensamientos que intentaba desechar, no quería hablar con ella de ese beso, no le daría importancia y si Lexa la abordaba lo más sensato sería apartar el tema y olvidarlo. La castaña era joven, impulsiva y seguramente estaría confundida, y ella a sus treinta y un años no podía permitirse perder la cabeza por una muchacha de diecinueve quien a ojos de todos era semejante a una hija. Sin duda una relación con ella no tenía pies ni cabeza, era un camino de piedras, con más tropiezos que alegrías, era mucho mejor dejarlo pasar antes de que fuese a más puesto que Lexa sería feliz con Tyler si se olvidaba de ese desliz, aunque ella no tuviese salida, aunque ella estuviese perdida pues en cuanto la castaña besó sus labios certificó que Clarke le pertenecía, lo haría siempre, la amaría en silencio y la apartaría de ella para que fuese feliz.

Se metió en la cama y no pudo dormir, no pudo apartar sus dedos de sus labios, memorizando cada segundo de ese beso que su castaña le había regalado sabiendo que sería el único que recibiría de ella, el primero y el último, no pudo dormir mirando al techo y llorando, sabiendo que a la mañana siguiente tendría que enfrentarse a la peor situación de su vida, enfrentarse a Lexa y decirle que no había significado nada ese beso, mentirle ya que los labios de la castaña sobre los suyos había sido lo mejor que le había pasado en la vida.

A la mañana siguiente Lexa despertó con el agradable olor a tortitas que llegaba de la cocina, Clarke estaba preparando el desayuno y aunque no tenía nada de hambre se levantó de un salto para ir al encuentro de la rubia, necesitaba hablar con ella o su mente estallaría. Entró en la cocina y la encontró preparándole un plato, café y zumo, concentrada en su labor. Se quedó quieta un instante contemplándola con la boca seca y el corazón desbocado, nunca antes se había fijado pero ver a Clarke concentrada en tareas comunes le parecía fascinante, le parecía la mujer más bella del mundo. Los ojos aguamarina de la rubia se posaron en los suyos y le regaló una sonrisa que consiguió derretirla por completo ¿Cómo no se había dado cuenta antes de cuáles eran sus auténticos sentimientos por ella? Eran más que evidentes y ella no se había percatado.

-Supongo que tendrás hambre, he preparado tortitas para todo un regimiento

-Gracias Clarke, pero no tengo mucha hambre, quiero hablar de anoche por favor

-¿De anoche? Creo que no hace falta hablar nada Lexa, te dejaste llevar por el vino y ya está, yo no pienso en ello así que tú tampoco deberías

-¿Pretendes fingir que no pasó nada?

-No fingiré nada Lexa, no pasó nada y ya, déjalo estar

Lexa iba a replicar pero conocía bien a Clarke, sabía cuando daba por zanjada una conversación y que si intentaba seguirla solo conseguiría enfadarla, así que se sentó con ella a desayunar, ya abordaría el tema más tarde pues no terminaba de creer lo que Clarke le había dicho. Si no había significado nada ella no habría huido justo después de corresponder a su beso.

El día pasó lento, sin que ocurriese nada en especial. Clarke se marchó a trabajar y Lexa aprovechó para pasear y visitar a Anya y Gustus, que la recibieron con grandes muestras de alegría y cariño, también visitó a Raven y se tomó un chocolate con ella, como solía hacer antes de marcharse y volvió a casa para intentar abordar a Clarke una vez más, cuando entró en la cocina, vio que Clarke había terminado de preparar la cena y que no había abierto vino, un hecho que le pareció curioso ya que la rubia siempre cenaba con esa bebida.

-¿Hoy no tomamos vino?

-No, y no empieces Lexa, te conozco y sé bien que vienes dispuesta a hablar cuando te he dicho que no hay nada de lo que hablar, no pasó nada

-Sí pasó, te besé y tú me besaste, luego saliste corriendo, creo que es algo de lo que debemos hablar

-No pasó nada y si vuelves a sacar el tema me voy a enfadar, desde que conseguí tu custodia no he tenido que enfadarme contigo Lexa, no empecemos ahora

-No lo entiendo Clarke, siempre me has ayudado cuando algo me confundía, cuando algo me asustaba estabas ahí, ahora estoy más asustada que nunca, más confundida que nunca y tú me dejas de lado, no lo entiendo, solo quiero saber si te sientes como yo

-Lo único que debes saber Lexa es que hay un buen chico esperándote en Inglaterra y que yo solo soy una madre para ti, nunca habrá algo más que una relación fraternal entre nosotras y el beso que me diste para mí no existe y para ti debería ser igual

-Pero sí existe, igual que existen las emociones que provocó ese beso Clarke

Con un golpe sobre la mesa que la sobre saltó y dando por zanjada la conversación con un grito, Lexa enmudeció pues nunca había visto a Clarke así, tan enfadada, furiosa y sobre todo tan vulnerable, decidió no volver a hablar del asunto si ella no quería aunque no podía olvidarlo, estaba grabado en su mente, en su alma y cada uno de sus recuerdos, el leve contacto de los labios de Clarke la había lanzado a un barranco y ya no tenía escapatoria.

Lo que se suponía que tenían que ser unos meses de felicidad y dicha junto a Clarke en casa, se convirtió en un infierno. La rubia evitaba estar con ella durante todo el día, las pocas horas que coincidían apenas le hablaba, solo con algún monosílabo, su pequeña tradición de sentarse junto a la chimenea había quedado cancelada y Clarke siempre se encerraba en su habitación después de cenar, las muestras de cariño habían desaparecido por completo y Lexa se sentía dolida por ello. Sabía que Clarke se estaba torturando por el beso, esa era la razón por la que intentaba no estar cerca, no quería enfadarse y gritarle nuevamente, no quería despertar fantasmas del pasado.

Lexa se cansó de su actitud, se cansó de llorar sin saber muy bien por qué, de torturar su mente con algo que jamás pasaría, se cansó de esperar a que Clarke le diese una señal de que era posible algo entre ellas, que le incitara a arriesgarse por ella, esa señal nunca llegó y sí lo hizo el día en el que volvía a Inglaterra. Esa despedida fue distinta a la anterior, Clarke seguía distante con ella, le deseó suerte en el nuevo año, le hizo prometer que mantendrían el contacto y que sería feliz, el abrazo que le regalo fue frío, el beso sobre su frente distante y Lexa se rindió, iba a quedarse con Tyler y olvidaría que amaba a Clarke Griffin, era lo más sensato.

Clarke la vio desaparecer nuevamente y suspiró, para acto seguido echarse a llorar y marcharse de ahí. Se había portado como una idiota pero era necesario, Lexa tenía que vivir, tenía que olvidar esos sentimientos confusos que creía tener, en Inglaterra junto a su novio volvería a ser la misma y sería feliz, por mucho que Clarke muriese por dentro sabía que había hecho lo correcto, había hecho lo que debía para que su niña tuviese una vida plena.

Lexa llegó a su apartamento agotada, había llorado todo el vuelo sin poder alejar a Clarke de su cabeza, luchando con sus sentimientos y decidiendo que la olvidaría, que estar lejos de ella un año entero tenía que ayudarla a olvidar. Solo fue un beso y había desequilibrado su interior como un huracán.

Nada más entrar y dejar la maleta se asustó al ver a Tyler, no lo esperaba para nada. Su novio la abrazó y besó con pasión, riendo alegre por tenerla nuevamente con él. Su entusiasmo y recibimiento le hizo sonreír, Tyler era la mejor opción, Clarke debía salir de su mente cuanto antes.

Se puso al día con él, riendo con algunas de sus ocurrencias, creando un ambiente agradable y recibiendo elogios por parte de su novio que conseguían ruborizarla, le recriminó que usara la llave de emergencia de su apartamento que le había dado para entrar y asustarla, lo que provocó en él una carcajada y en ella una sonrisa, quería a Tyler, lo quería de verdad.

Sentada entre sus brazos, descansando un poco del viaje y dormitando sobre su pecho, la despertó de pronto el sonido de su teléfono móvil, nadie solía llamarla, solo Tyler y este estaba con ella en ese momento.

Contestó la llamada medio dormida y curiosa, sin saber que esa llamada iba a cambiarlo todo para siempre.

-Lexa Woods, ¿Quién llama?

-Lexa... Soy Anya

-¿Anya? Sabes que llamarme al móvil es carísimo ¿Verdad?

-Lexa... ha ocurrido algo y no puedo contártelo por teléfono, Raven no quería que te lo dijera pero creo que debes saberlo...

-Anya me estás asustando ¿Qué pasa?

-Es Clarke...

-¿Qué pasa con Clarke?

-Está en el hospital, se está muriendo Lexa.

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