Elisse
Estoy castigada y tengo prohibido salir con Blaine un mes, pero ha valido totalmente la pena el castigo. Mi cuerpo se ha encargado de recordarme mi despertar sexual con esas marcas que me quedaron en los pechos a causa de sus mordidas y succiones o el dolor que todavía siento en los muslos. No me importaba en lo absoluto.
Solo podía pensar en lo que pasó, fantaseaba con la idea de volver a hacerlo mientras empujaba el carrito del supermercado dejando de escuchar a mi mamá, quien se ha acercado al refrigerador para decidir qué yogurt se va a llevar. Sin embargo, al sentir el frío sobre mi mejilla izquierda me sobresalté de inmediato. Mike me ha puesto un pescado helado en la cara y yo no pude evitar propiciarle un golpe por asustarme de esa manera.
—¡Mike! ¿Qué rayos fue eso?
No pudo evitar reír al ver mi reacción, ahora que ya tiene mi atención ha decidido regresar el pescado al contenedor.
—¡Hey! ¿Cómo estás? Anoche te busqué para llevarte a tu casa pero no pude encontrarte.
—Ah sí... Me fui temprano. —Le miento, jugueteando con un mechón de mi cabello—. La fiesta me aburrió.
—Lo creo.
Michael me miraba de una manera muy extraña, como si supiera que estoy mintiendo. Pero no puedo decirle que me fui de la fiesta para perder mi virginidad con Blaine, aunque sé que no le habla a Nick y que no va a ir corriendo a contarle, no sé porque no puedo ser honesta con él y decirle que lo que dicen es verdad, que estoy saliendo con el quarterback.
—Ahmm... Te vi platicar con Blaine. —Mike finalmente habla al respecto—. No sabía que eran amigos. Digo, ¿acaso eso no es como una traición hacia Nick?
El que Mike mencionara su nombre me puso aún más nerviosa. ¿Por qué mi mamá no me ha pedido que vaya con ella? Ni siquiera se ha dado cuenta de que me ha dejado unos metros atrás, está mucho más concentrada en tachar las cosas de su lista de compras.
—¿Traición por cruzar unas cuantas palabras con él?
—Es tu mejor amigo.
—También es tu mejor amigo. —Le recuerdo—. Y las últimas semanas te has paseado con Blaine frente a Nicholas para hacerlo enojar más.
—¿Quién? ¿Yo? —Lo miré con seriedad—. De acuerdo sí. Pero lo de tu relación con Blaine...
—Sabes que siempre inventan cosas, como ese rumor del trío que decían de nosotros.
Mi mamá por fin se ha dado cuenta que no estoy con ella, apenas nuestras miradas se cruzaron saludó a lo lejos a Mike agitando la mano, regresando a lo suyo con sus compras.
—En fin, te veo luego en la escuela.
Tenía que escaparme de Mike antes de que siguiera con lo de los rumores que andan corriendo sobre mi relación con Blaine. Sin embargo, apenas avancé unos cuantos metros, detuve el carrito cuando me di cuenta de que nunca mencionó la palabra «rumor», fue directo al grano con lo de «mi relación con Blaine». ¿Acaso Michael sabe más de lo que aparenta? Quizás nos vio besarnos en la fiesta o tal vez a Blaine se le ha escapado decirle que estamos saliendo ahora que son tan amigos.
¿Por qué mantener un secreto a veces resulta tan complicado?
Nick
Llevaba poco más de media hora esperando, sentado en la acera afuera de la casa de los Wilkinson, no pude hablar con ella anoche y necesitaba hacerlo ahora. Pero no está en casa y tampoco ha respondido mis llamadas ni mis mensajes.
Me puse de pie dispuesto a irme, pero me bastó caminar unos cuantos pasos para darme cuenta de que ahí viene en el auto con su madre. Esperé paciente a que Edith estacionara su auto y apenas Elisse bajó del sedán rojo me acerqué a ella para abrazarla con fuerza, realmente necesitaba a mi mejor amiga.
—Hey, ¿qué pasó?
Cuando nos separamos Elisse tomó mi mejilla con la mano derecha, mirándome con preocupación.
—¿Estás bien?
—Austin y mi mamá discutieron y de alguna u otra forma terminé involucrado. Austin no se saca de la cabeza la puta ide... —Elisse me pone el dedo índice sobre los labios, había olvidado que su mamá está cerca y que los Wilkinson odian las malas palabras—. No se saca la idea de que soy un bueno para nada, ¿lo peor? Olivia no hizo nada para defenderme. No veo la hora para largarme de ese lugar, te lo juro.
—Tranquilo Nick, ven, vayamos adentro.
Caminé unos cuantos pasos y choqué contra su madre, tirando las compras del supermercado. Me agaché para ayudar a Edith a recoger todo y fue entonces que tomé algunas bolsas para entrar a su casa, caminando hacia la cocina en dónde dejé las compras sobre la mesa.
—Gracias Nicholas. —Me dijo Edith colocando su mano sobre mi hombro—. ¿Van al jardín?
—Sí, ya volvemos.
Elisse me toma de la mano y me lleva hacia la puerta que daba hacia el jardín trasero de su casa. Nos sentamos en el mismo lugar de siempre, ella con las piernas doblemente cruzadas y yo tomé ambas piernas con mis brazos, sin mirarla.
—Te juro que en cuanto tenga la primera oportunidad me voy a ir de ahí. Ya no soporto a Austin, a Olivia y a sus novios.
—La única manera de que salgas de ahí y le calles la boca a tu hermano es yendo a la universidad. Sé que no quieres hacerlo porque no te ves como abogado o médico o lo que sea. Pero seguro que debe haber algo en lo que te intereses.
—Elisse vine hasta acá para que me distraigas, ahorita no necesito escuchar eso de la universidad.
—De acuerdo, bien. ¿Entonces qué quieres hacer?
Me recosté en el césped húmedo, mirando hacia el cielo en silencio. ¡No tenía ni puta idea de lo que quiero hacer! Le acabo de decir que he venido para distraerme, no tengo ningún plan en específico, sólo quería salir de mi casa. No quería pasar la tarde ahí escuchando sus discusiones y después, cuando llegara el novio de mamá a cenar con nosotros como la falsa familia que somos, aparentar que me agrada hasta que decidiera largarse.
—Oh... Creo que no te conté. —Elisse rompió con el silencio—. ¡Ya tengo permiso de conducir!
—¿En serio te lo dieron? ¡Pero conduces horrible!
Elisse me propició un golpe en el hombro, sonriendo después.
—Pues ya lo tengo.
—¿Y qué esperas para sacarme a dar una vuelta en tu auto?
—Estoy castigada.
—¿Por?
—Llegar tarde. —Menciona, esbozando una sonrisa—. ¿Sabes? Es muy raro que mi mamá no se haya puesto pesada con tu visita. Creí que me iba a tener encerrada sin ver a nadie, creo que en serio le agradas.
—Entonces si le agrado, seguro que te va a dejar salir a dar una vuelta conmigo. Anda, vamos.
Me puse de pie, sacudiendo el césped de mis jeans y ofreciéndole después la mano a Elisse para ayudarla a levantarse. Caminamos juntos hacia adentro de la casa, con dirección a la cocina, en dónde Elisse ahora tenía la labor de conseguir que le prestaran el auto.
—¿Prometes regresar antes de la cena? —Le pregunta su mamá.
—Lo prometo.
—¿Nicholas te quedas a cenar? —Cuestiona, sin quitar la vista de la zanahoria que estaba cortando en rodajas—. Para saber si pongo un plato extra en la mesa.
—Lo más seguro señora Wilkinson.
—Bien, con cuidado. No se vayan demasiado lejos.
Edith le dio permiso de tomar las llaves a Elisse y ella me miró de inmediato esperando a que saliera de la cocina. Le cedí el paso y salimos juntos de la casa, Elisse ahora hablaba sin parar del día que tuvo que tomar su examen de conducir y de lo nerviosa que la ponía su instructor. Después, cuando estuvimos en el auto, no perdió el tiempo para presumirme su permiso, ¡se veía tan tierna en la foto!
Me abroché el cinturón y me acerqué al radio, Your love de The Outfield comenzó a sonar en el momento en el que ella echó a andar el auto, mostrándome que esta vez conducía un poco mejor que aquella la última vez que la vi hacerlo.
—Hace rato vi a Mike. —Me dice, sin quitar la vista de en frente—. Me puso un pescado helado en la mejilla.
—¿Por qué?
—No tengo ni idea...
La pantalla de su teléfono se iluminó. No pude evitar darme cuenta de que decía: «Blaine llamando...» ¡¿Blaine?! ¿Será el mismo Blaine en el que estoy pensando?
—Blaine te está llamando.
Tomé el teléfono pero ella actuó veloz, me tomó de la muñeca y agarró rápidamente su celular antes de que pudiera contestar, aventándolo a la parte trasera del auto, descuidando por completo el volante.
—¡Maldita sea Elisse! —Tomé el volante con la intención de direccionar el auto, Elisse quitó de inmediato mi mano izquierda del volante para tener el control de nuevo—. ¡Casi chocamos contra ese árbol!
—¿Por qué tomaste mi celular?
—Porque vienes conduciendo y no puedes contestar. ¿Quién ese ese Blaine que te puso así de histérica? ¿Es el mismo hijo de puta en el que pienso?
—¡No! Aghh... Es... Blaine es un chico que conocí en un curso de cocina.
Elisse retomó el control del automóvil, bajando la velocidad e intentando recobrar la calma que tenía antes de que el celular comenzara a sonar.
—Hipotéticamente hablando... —Elisse llama mi atención una vez más—. ¿Y si se tratara del Blaine que piensas?
—Hmm... Sería casi imposible. Blaine Parker es demasiado selectivo, siempre sale con porristas.
—¿Quieres decir que soy demasiado fea para él?
—No, no es eso. De hecho pienso que eres linda. —Confieso, bajando el volumen de la música—. Pero no eres su tipo, a él le gustan las chicas como Ava... Ya sabes a lo que me refiero.
—¿Y tú como sabes cuál es su tipo si ni siquiera le hablas?
—Porque he visto a las chicas con las que sale... Además, no lo sé, no los imagino. No... ¡Qué desagradable! Por favor, cambiemos de tema.
Elisse se mantuvo callada el resto del camino, incluso la sentí distante en el mall mientras le contaba sobre lo que hice el fin de semana pasado cuando acompañé a Jess a Santa Monica Pier. Intenté recapitular todo para saber en qué la he cagado para que estuviera tan cortante conmigo, ¿habrá sido lo que dije de Blaine? ¿Por qué se lo toma tan personal? Ambos solíamos burlarnos de ese mundo superficial al que pertenece e incluso molestábamos a Michael con eso.
—¿Estás enojada conmigo?
—Nope.
—¿Entonces por qué no hablas?
—Ahmm... Porque no tengo tema de conversación. Mejor cuéntame algo tú, de Jessica o Amanda o lo que sea.
Conocía esa expresión facial tan bien, está molesta. Por mi bien tenía que mantenerme al margen, cualquier palabra estúpida que saliera de mi boca podía hacer que esto terminara mal y he quedado con los Wilkinson para cenar su casa, no quería pasar un rato incómodo con ellos. Tenía que hacer a Elisse feliz de alguna manera. Lo primero que se me ocurrió fue la librería, la tomé de la mano y la hice entrar, le compraría ese libro de Stephen King que tanto quería, con el dinero que estaba empezando a ahorrar para comprar una nueva guitarra.