Viene la chica corriendo, preguntando por él mientras dice:
—Ha tenido que estar aquí. Me ha llamado, diciendome que aquí estaba.
—Sí, ayer estuvo aquí. — Respondo asustado.
—Lo sabía. No sé por qué tengo tan mala suerte. ¿Adivinas donde estaba mientras tanto? Yendo a su casa.
La mala suerte la acompaña, pero su valor le impide rendirse.
Repito: Querida desconocida, te admiro.