Mi corazón no había latido tan rápido en mucho tiempo. En varias ocasiones le pedí al conductor del taxi que tratara de ir lo más rápido posible… pero me parecía que íbamos cada vez más y más lento. Las palmas de las manos me sudaban y mis nervios me llevaban a imaginar lo peor…
Llegamos al hospital, pagué sin esperar el cambio y corrí hasta la recepción. Pregunté por Grace Monroe y me enviaron al quinto piso. Cuidados intensivos. Llegué a la habitación de Grace jadeando pues había tomado las escaleras.
Me acerqué a ella y la vi dormida. No sabía cuántos cables y tubos tenía por todo el cuerpo, pero sabía que la hacían lucir frágil y, para nada, lo que es ella. Me senté junto a su camilla y tomé su mano, estaba caliente y muy amarilla, así como toda ella.
- Grace… - fue lo único que pude decir, pues las lágrimas no me dejaron seguir
- Por Dios Abigail… - oí que decía. Su voz era débil y muy ronca
- ¡Grace…!
- ¿estas llorando?
- No – solté y reí mientras más lágrimas salían sin control
- No llores… aún no muero – sonrió y se incorporó –. Dios, le pedí a Karen que no te alarmara – bufó
- Ya me conoces… - reímos - ¿Qué sucedió?
- Tuve una reacción alérgica a la nueva medicina… no fue grave
- Sí lo fue, Grace. - dijo el doctor entrando a la habitación – Tu debes ser Abigail…
- Sí… amm… soy la amiga de Grace – me levanté y tomé su mano
- Debes dejar de decir que no es grave Grace… ¿podemos hablar un momento? – me preguntó
- Por favor… no finjan que no estoy aquí, sé que voy a morir Josh, así que no tienes nada que ocultarme – interrumpió Grace
El doctor suspiró y cedió ante Grace.
- Está bien. Grace recibió un nuevo tratamiento el día de ayer, explícitamente le dije que debía evitar las carnes y los lácteos por, al menos, una semana… parece que no obedeció, como siempre; nos dijo que comió pizza… Las contraindicaciones y una toxina en su organismo generaron que su hígado se “retorciera” y generara el vómito excesivo, lo que hizo que su páncreas por poco colapsara… - miré a Grace y ella torcía los ojos sin mirarnos
- No me dijiste nada de esto Grace… no te hubiese comprado comida italiana, lo sabes.
- Ese es el problema. Ella sabe que…
- Que no hables como si no estuviera presente. – dijo Grace. El doctor suspiró
- No te gusta seguir indicaciones Grace… estamos tratando de ayudarte y tú no nos dejas…
- ¡No voy a dejar que el cáncer me quite más placeres de la vida! ¿no lo entiendes?
Para ese momento, yo era un extra en esta película. Esos dos tenían una relación más que la de médico – paciente.
- No quiero perderte en menos de lo que se puede…
- Ya deberías haberlo aceptado, Josh…
- Grace…
- Abi… - ella me llamó – perdona que no te lo había dicho… también voy a tener que estar aquí un tiempo. Pero… - me interrumpió antes de hablar – no llames a mamá… no aún.
- Bien… Doc…
- Se llama Josh – me interrumpió Grace
- Hablemos afuera. ¿Quieres? – dijo él ignorando por completo la mirada de odio que Grace le lanzaba
- Ya vengo – le dije a ella
- Ajá… - respondió cruzándose de brazos
Salimos de la habitación y Josh cerró la puerta una vez salimos.
- Grace muestra un comportamiento típico para su edad y su estado… Parece haber aceptado que está enferma, pero… - Josh se detuvo y trató de respirar mejor
- Es muy rebelde… lo sé – reí por lo bajo
- Necesito de tu ayuda. Quiero ayudarla, pero ella no deja que sea yo quien lo haga.
- ¿Qué necesitamos? – él levantó la vista y vi en sus ojos un brillo de agradecimiento y miedo al mismo tiempo
- Ella ha empeorado… no sé si ya te lo dijo, pero sus citas ahora van a ser semanales
Algo dentro de mí se retorció. Tenía miedo, no quería perderla y ella no se había tomado la molestias de decirme algo tan importante como este cambio en sus visitas al hospital.
- Te voy a pasar una lista de alimentos estrictos para su dieta. Necesito que me ayudes a ayudarla… ¿Puedes?
- No tiene que preguntarlo
Le pasé mi correo al doctor y volví a entrar a la habitación. Grace estaba sentada en la camilla y su pecho subía y bajaba arrítmicamente... ella estaba llorando.