Todas las palabras no dichas
Promesas rotas
Llore por tanto tiempo
Desperdicie mucho tiempo
Debería haber visto las señales
Ahora se que he hecho mal
Supongo que te quise demasiado
Y mirando atrás, estoy seguro
Te quise demasiado
Supongo que te quise demasiado. -Wanted You More, Lady Antebellum
Tiffany
Sentada en la tina, prácticamente congelándome y escuchando solo las gotas de la llave cayendo volví a recordar a Taeyeon besando a esa china.
Recordé como me besaba a mí, cuando su mirada solo se enfocaba en mí y en mis labios, ahora estaban en otra chica, una chica increíblemente mejor que yo y una chica que en verdad sabía lo que hacía.
Acomode mi frente entre mis rodillas y llore en silencio. Detestaba tanto toda mi vida desde que saque a Taeyeon de ella y no tenía a nadie más a quien culpar que a mí misma.
¿Tan poco me amaba?
-No es sobre amor, Tiffany. -Limpie mi nariz escuchando a Hyoyeon a través del teléfono. -Ella es así, no sabe manejar el dolor. Debe estar pasándola igual de mal que tú.
Solté una risa y negué con la cabeza.
-Tú no la viste, no viste como beso a esa chica.
- ¿A qué chica?
- ¡A la china! Esa...Victoria. -al recordar la altura y la belleza sobre natural de esa chica sentí deseos de llorar y preguntarme porque nunca me convertí en una mariposa, seguía siendo una estúpida oruga. Y una gorda. -Como sea, yo...
-Victoria solo bromea con Taeyeon, ella es súper heterosexual. Hablamos de penes y cosas así. -Solté una risa y limpie el rastro de mis lágrimas. -Debes estar calmada e ignorarla.
- ¿Cómo?-mire la ventana y vi a Bora llegando. Me recosté lentamente en la pared y sentí un apretón en el pecho, y no era por Bora. - ¿Como la ignoro si sigue siendo como un imán para mí?
-No caigas en su juego, juega mejor. -Pongo los ojos en blanco porque simplemente es imposible que yo cambiara el juego. -Taeyeon sigue queriéndote, solo no le des el placer de lucir mal. Se más fuerte.
-Sabes que no soy fuerte. -Hyoyeon no lo negó y lo agradecí. Podía tener mucha fe en mi pero sabía que entre Taeyeon y yo, solo saldría una ganadora y no era la rubia. -Hasta luego, Hyoyeon.
Me chequee en el espejo y trate de disimular el desastre que soy cuando lloro y luego baje a abrir la puerta.
-Hola. -Bora me sonrió y luego me beso en la mejilla alterándome un poco más. Podía contar con una mano todas las veces en que nos habíamos besado enserio. - ¿Estas bien? ¿Estuviste llorando?
-No, el shampoo me cayó en los ojos...yo...-me encogí de hombros y la invite a pasar. -Mamá dejo un poco de sushi...
-Oh, cariño. Solo vengo de pasada. -Pestañe demasiado lento porque al parecer, eso preocupo a Bora. - ¿Segura que todo está en orden?
-No, no lo está. Estoy cansada que sigas viéndome como a una estúpida niña. ¿Por qué no me besas?
No era como que yo deseara sus besos, pero necesitaba la distracción de ellos. Necesitaba seguir probando si en verdad podía olvidar a Taeyeon de esa manera.
Bora de seguro lo tomo como un desafío, porque en cosa de segundos me beso enserio, finalmente enserio, apasionado y sin miedo. Igual de rápido termine recostada en el sofá y con ella arrodillada entre mis piernas. La mire tratando de controlar mi respiración, traía su traje de oficina que le quedaba muy bien, pero jamás pensé que se vería mejor hasta ese momento; cuando comenzó a sacárselo.
Puse mis manos en sus caderas y vi cuando desabotono hasta el último botón y se quitó la camisa. Sonreí porque ya no sentía miedo, no como cuando estaba con Taeyeon y el miedo y la emoción me dominaban impidiéndome hacer algo.
Me senté y pase mis labios por su clavícula, bajando por sus pechos y terminando en su abdomen. Sus dedos se enredaron rápidamente en mi cabello y mis manos bajaron por su espalda hasta los bolsillos traseros de su pantalón.
-Fany...-rápidamente levante mí vista de sus pechos y me encontré con sus ojos. -Déjame hacer esto.
Quite mis manos de su cuerpo y ella acomodo sus dedos en el borde de mi vestido y solo me acomode dejando que me lo quitara. Su piel contra la mía se sentía casi perfecto, así que no cuestione, no compare, solo deje que besara todo lo que quisiera.
Bueno, casi todo.
Cuando sus dedos se enredaron en mis bragas mi corazón se aceleró y una voz en mi cabeza gritaba que no.
-No. -dije en voz alta. -No aun.
- ¿Qué?-obviamente la negación no le gusto y no la culpaba. Habíamos avanzado lo suficiente como para detenernos justo ahí. - ¿Por qué no?
-Quiero que sea...más especial. Mucho más que hacerlo en un sofá.
-Seguro que sí. -rápidamente se levantó del sofá y comenzó a buscar su ropa. Estaba molesta y eso me molesto. - ¿Que tal difícil es olvidar a esa zorra?
Tal vez ella lo susurro bajo por la molestia, pero muy en el fondo estaba segura que quería que la escuchara.
-Sigo siendo virgen. -en el momento en que lo dije ella me miro a los ojos. -No debo olvidar a Taeyeon porque jamás llego tan lejos.
Sorprendida le quedaba chico.
-Pero...ella se acuesta con todas. -de repente sentí que la pena volvía a mi así que tome mi vestido y rápidamente me lo puse. -Tiffany, lo siento, yo creí que tu...
-Bueno, no. -me levante y camine rápidamente hasta la puerta. -Gracias por la visita, que tengas un buen día.
-Cariño. -Ella intento tocar mi mejilla pero di un paso atrás. -Lo siento, no quería presionarte pero parecía que sabias lo que hacías.
Cuando dijo eso la mire directo a los ojos y ¡Dios, ella no me creía!
El resto no fue muy agradable, solo la eche de mi casa y volví a mi cuarto. Desesperada marque el número de Key y en cosa de segundos trepo mi ventana a pesar de que le insistí que no lo hiciera.
Le conté todo, había elegido ocultarle todo lo que Taeyeon estaba haciendo porque me había costado mucho que ellos dos se llevaran y no quisiera que Key la odiara otra vez pero cuando le conté todo, no pareció furioso.
-Fóllatela. -escupí el yogurt que estaba tomando y lo mire dudosa. - ¿Qué? Le cambiaras todo el maldito juego, ella se convertirá en tu cachorrita.
- ¿Es enserio? Estamos hablando de Taeyeon, solo mírala. Ella es la que se...
Dude en decirlo pero Key me golpeo levemente en la cabeza.
-Se las folla, sí. Es casi obvio que ella es la que lleva las riendas, pero confía en mi plan.
- Key, no funcionara. No tengo idea que hacer con una mujer desnuda frente a mí.
-Usar la lengua, los dedos, tu entrepierna. Es algo primitivo si naciste lesbiana. -puse los ojos en blanco y el me quito el yogurt. -Hazlo tres veces. La primera vez déjala que crea que ella manda, tu eres la niñita que le regalo todo. La segunda vez involúcrate solo un poco más, demuéstrale que estas aprendiendo y la tercera vez, maneja tú. Tú vas a follártela, con todos los demonios y luego, desaparece de su vida. Te buscara y volverá rogando a tus pies.
-No puedo, demonios. ¡Me conoces! Yo quiero...-me abrace a mí misma y mire la foto enmarcada en la que Taeyeon besaba mi mejilla y yo apretaba los ojos debido a la risa poco contenible que Taeyeon me provocaba. -Yo quiero hacer el amor con ella, quiero pasar el resto de mi vida sintiéndome amada por ella, pero ya es tarde.
Cubrí mi rostro para que Key no me viera llorando, pero de todas formas se sentó a mi lado y me abrazo con fuerza. Sin decir nada por varios minutos hasta que me tranquilice.
-Nunca es demasiado tarde, deja esto en mis manos. Yo arrastrare a esa perra directo a tus pies.
- Key, no hagas nada. -Me acomode en su pecho y suspire. -Puedo con esto.
Obviamente no me creyó mucho, pero yo estaba segura de que podría con eso. Al menos podía resistir, no me imaginaba haciéndole daño a propósito, Jessica estaba equivocada. Si yo había lastimado a Taeyeon fue sin querer hacerlo y definitivamente, fue solo una consecuencia de todos los secretos que ella me ocultaba.
Jamás podría lastimarla después de todo lo que paso.
Intente dormir entre las lágrimas y toda la pena que se estaba manifestando tan cruelmente en mí, pero no tuve el sueño que quería, porque en unas horas llego mamá gritando que María la esposa de Leo, finalmente, había dado a luz.
Llevaba varias semanas de más y muchos estábamos asustados, pero el bebé venia y emocionada por ella y mi futura sobrina; fui a la clínica. Aunque hace más de 3 meses no veía a Leo. Cometí el terrible error de recordar que fue lo que intento hacerle a Taeyeon, lo recordé justo antes de llegar a la clínica y verlo.
Yo había arruinado todo, si, pero aun no enfrentaba a Leo así que cuando cruce la puerta lo encare frente a mamá.
-Eres una vergüenza. -lo empuje muchas veces y mamá de inmediato llamo a Chung-Hee para que nos separara. - ¡Me das asco!
- ¡Basta, Fany! -mamá me sujeto con fuerza y la mire a los ojos. - ¿De qué estás hablando?
- ¡Tu correcto hijo es un monstruo! -mire a Leo que solo soltó una risa desinteresada. Lo odie un poco más. - ¡Dile lo que le hiciste!
-La homosexualidad te volvió estúpida.
-Tu heterosexualidad te hizo un violador entonces. -Chung-Hee y mamá miraron con sorpresa a Leo que cambio considerablemente de color. -Diles Leo, como intentaste aprovecharte de una chica.
- ¿Es cierto, Leo? -mamá se cubrió la boca sin poder creerlo. -Tú eres un buen hombre... ¿Cómo pudiste?
-Mamá, fue cuando tenía 18 años, estaba ebrio yo no quería en verdad...
-Asqueroso. -lo empuje nuevamente. -Mereces sufrir por lo que le hiciste.
- ¡No seas dramática! Ni siquiera alcance a hacerle algo.
-No era necesario para dañarla de otra manera.
Mamá asintió hacia mí y se alejó notablemente de Leo, ya ni siquiera lo miraba y me sentí a gusto.
- ¿Qué chica fue?
Leo me frunció el ceño y se encogió de hombros como si no fuera tan importante.
-Taeyeon Kim.
Estaba por golpearlo nuevamente. Hablaba con tanto desprecio sobre ella, como si fuera cualquiera, no una mujer que merecía respeto.
Mi furia estaba tan incontrolable que cuando di un paso adelante y mamá me detuvo casi la empujo, pero mamá hizo algo más increíble.
Le dio una cachetada a Leo.
-Más te vale que le hayas pedido perdón...
- ¿Tú le pediste perdón por golpearla? Por favor, no seas cínica. Esa maldita no merece más de lo que tiene.
- ¿Y tú sí? -Chung-Hee intervino y Leo dio un paso atrás. - ¿Quién te crees que eres?
-Estaba ebrio, Chung-Hee. Ya les dije...
-Entonces sobrio le pedirás perdón o no quiero volver a verte en mi casa.
Leo sostuvo la respiración y miro a mamá esperando que lo defendiera. Ella no lo hizo. Luego me miro a mí, soportando un montón de groserías que estoy segura deseaba decirme y después solo se giró y camino hasta la ventana en donde se podían ver a los bebes recién nacidos.
Estaba a punto de llorar al ver la fiereza de mis dos padres al momento de defender a Taeyeon una vez más, a pesar de todo lo que había pasado entre ella y yo aún podía ver el lado protector de Chung-Hee y más, el lado protector de Mamá.
Cuando digería eso, mamá puso su mano en mi hombro e intento sonreírme.
-Tranquila. -Asentí rápidamente y limpie las lágrimas de mi rostro. - ¿Por qué no me contaste antes?
-No lo sabía hace mucho. -ella asintió y me tomo de la cintura mientras caminábamos hacia el vidrio. -No puedo creer que haya hecho eso.
-Ni yo, cariño. Estoy muy decepcionada, pero resolveremos eso después. Ahora debemos ver lo único bueno que ha hecho Leo.
Ambas reímos y miramos por el vidrio. No necesite que me apuntaran a mi sobrina, porque la vi de inmediato. Una pequeña muñequita de rosado que tenía sus pequeñas manitos echas puños y movía energéticamente sus pies y miraba a sus lados. Era la única despierta.
Vi de reojo como Chung-Hee cargaba a Michelle en sus brazos y les apuntaba a la bebé, mamá hacia lo mismo pero con Joseph, y yo mire a Leo muy a lo lejos, aun mirando a su hija, no sonreía pero si era todo lo que miraba.
Al igual que ha Taeyeon, quería odiarlo. Pero era mi hermano mayor, siempre estaba ahí para defenderme, al igual que Keith. Siempre estuvieron a mi lado y sabía que lo que Leo había hecho estuvo mal, incluso aunque fuera hace mucho tiempo atrás; el aun no le pedía perdón a Taeyeon.
Pero no podía odiarlo.
Seguí mirándolo hasta que el me miro, lucio molesto por varios segundos antes de pegar su nariz al vidrio y hacerme reír. Cuando me vio riendo él se unió y lo vi escribiendo en su teléfono, segundos después tuve que tomar el mío y leer su mensaje.
Le pediré perdón solo si tú me perdonas.
Levante mi mirada hacia él y asentí.
Horas después, pude cargar a la pequeña Juliete en mis brazos por primera vez. Jamás olvidaría ese momento, ella era tan frágil y tan hermosa, por largos minutos no pude separarme de ella ni mover mi mano porque su pequeña mano envolvía mi dedo índice y lo apretaba a veces.
Envuelta en sus lentas respiraciones camine por el lugar, no podía pensar en nada más que en Juliete y lo emocionada que estaba por verla crecer y ser su tía. Pero había algo que, secretamente, me emocionaba más. Lo supe cuando vi, en una camilla, a una mujer abrazando a su bebé recién nacido y a otra besándola en la frente sin soltar su mano.
Las mire varios segundos en los que sonreían y lloraban con ese pequeño ser entre ambas. En ese momento se acabó toda la paz interna, absolutamente todo se acabó cuando recordé que ya casi no habían probabilidades de que ese fuera mi futuro, no después de perder a Taeyeon.
No sé cuánto tiempo estuve ahí pero María llego a mi lado y cargo a Juliete y mamá puso sus manos en mis mejillas.
Había sido una semana agridulce y lo peor era que, solo era la primera de 5 meses. Pero yo daría la vuelta en ese estúpido juego de venganza. Tenía mucho porque vengarme también.
゜・☁️゜・ 。 ❄️゜ ゜・
He estado girando por un tiempo
Con un par de mujeres a mi lado
Tengo pecados en mi mente
Bebiendo el vino tinto
He estado sentado aquí por años
Arrancando páginas ¿Cómo es que llegué a desvanecerme? —Bloodstream, Ed Sheeran
Taeyeon
Esa noche no cerré los ojos en ningún minuto, ni siquiera después de escuchar a Victoria llegar a su último orgasmo y dormirse entre mis sabanas.
¿Cómo pude hacer eso? ¿Cómo demonios pude vivir haciendo eso por más de 5 años?
Ya no podía, estaba claro. No podía acostarme con alguien a quien no amaba, a quien no deseaba de todas las maneras posibles. Antes de siquiera empezar comenzaba a arrepentirme porque el sabor de los labios de Victoria era distinto, la manera en que ella me tocaba también era distinta y si buscaba las cosas parecidas, tampoco funcionaban porque no solo mi cuerpo lo sabía, mi mente lo sabía, mi alma y mi corazón; toda yo sabía que ella no era Tiffany y que ninguna otra mujer lo seria jamás.
Cuando oí los leves ronquidos de Victoria hundí mi rostro en la almohada y llore en silencio. Extrañaba tanto a Tiffany y mis intentos de olvidarla y lastimarla solo me hacían sentir más vacía y peor que eso, me hizo descubrir que realmente siempre estuve vacía, incluso cuando creía que estaba bien con mi manera de vivir.
La única vez que el vacío se lleno fue cuando tenía a Tiffany a mi lado.
Espere hasta que el sol se hizo paso en mi departamento y me levante rápidamente. Me puse mi ropa interior y escuche un leve gemido de Victoria despertando.
— ¿A dónde vas con tanta prisa, Qīn'ài de? —trate de ignorar el escalofrió que recorrió mi espalda y la mire. —Aún es temprano.
—Debes irte, Victoria. —cuando lo dije pareció no creerme porque soltó una risa y negó con la cabeza. —Es enserio.
Su rostro cambio considerablemente y sentí un poco de miedo. Más aun cuando arrojo las sabanas y se levantó completamente desnuda. Desvié la mirada de su cuerpo y seguí vistiéndome a toda velocidad.
—No sabes con quien estás jugando, Taeyeon. —iba a enfrentarla pero se puso frente a mi empujándome con fuerza de regreso a la cama. Mi estado impactado no me permitió responder hasta que ella volvió a sentarse sobre mí. —Ahora eres mía.
— ¿Qué?—la mire más asustada que de costumbre. —Solo lo hicimos.
—Y no volverás a hacérselo a nadie más.
Solté una risa e intente sacármela de encima, pero envolvió sus brazos alrededor de mi cuello y se pegó más contra mí.
—Escucha, cariño. Podría ser millonaria si me pagaran por todas las veces que una chica ha creído que puede ser la última en mi largo listado de cogidas.
—No, amor. Yo no soy otra más. Estas muy equivocada si crees que soy la clase de chica que puedes cogerte y dejar.
Abrí la boca para intentar reclamar pero ella se impulsó en sus rodillas y dejo sus pechos frente a mi rostro.
—Escucha, Victoria. Creí que solo querías probar que tal y...
—Probé y me gusto, ya te lo dije. Ahora eres mía.
Después de eso, prácticamente fui violada por esa china que de la nada dejo de ser juguetona e indomable, ahora era manipuladora y sin duda ya me había reclamado como suya.
Dios. ¿Por qué me hiciste tan buena en la cama?
Agradecí que horas más tarde la chica muriera de hambre y que en mi departamento hubiera menos comida que en un agujero de ratas, solo así decidió comer algo que en verdad la alimentara, ya ni siquiera sentía mi entrepierna, pero de todos modos me vestí nuevamente y tome las llaves del departamento y de la moto y escape.
Como siempre, en el primer piso me encontré con Heechul.
— ¿Finalmente el diablo viene por ti?—mire a mis espaldas esperando no ser seguida y Heechul me sostuvo haciéndome gritar. — ¿Que te sucede?
—Me cogí a la chica equivocada. Ahora dice que soy suya.
— ¿Ok...?—sentí un portazo a mis espaldas y nuevamente grite. Pero era Hyoyeon. —Cariño, ven.
— ¿Para qué?—Hyoyeon aparte de cargar esa barriga, cargaba también unas grandes ojeras. —Yo creo que ahora podríamos intentar dormir luego de espectáculo lésbico de anoche.
—No le digas a Tiffany. —Cuando dije eso, Hyoyeon me miro sorprendida. —Por favor, no lo hagas.
—Debería hacerlo ¿No quieres eso? ¿Lastimarla?
—Estaba equivocada. ¿Sí? Solo la quiero de vuelta y...
— ¿Qué?—la voz de Victoria me hizo temblar y rápidamente poner mi espalda contra el pecho de Heechul y dejar a Hyoyeon cuidándome de frente. — ¿A quién quieres de vuelta?
— ¡Demonios, Victoria! Empiezas a asustarme con esos gritos de la nada.
—Te vas a arrepentir, Taeyeon. Ni se te ocurra acercarte a esa chica. —mire a Heechul por encima del hombro porque en verdad no era momento para su risa burlesca. —Ahora volvamos a la cama.
— ¡No!—Victoria me frunció el ceño y salí de mi escondite para enfrentarla. —Mira mi maldito dedo, soy soltera y no tengo que obedecerle a una idiota que cree que coger es sinónimo de matrimonio.
No lo vi venir, pero su mano se envolvió en mi cuello y acerco su boca a mi oído.
—No quieres romperle el corazón a la hija menor de Song Jae Rim, créeme que no quieres a la mafia china contra ti. —mi sangre se helo e intente pedir ayuda a los chicos pero ellos seguían riendo creyendo que solo era una común escena de celos. —No quieres eso, amor. Yo tampoco.
— ¿Me estas amenazando?—me soltó y paso sus manos por mi cintura para terminar en mi trasero. —Estas en Norteamérica, zorra.
—Cariño, esa boca. —me dio un topón rápido en los labios y me sonrió con ese rostro angelical que ocultaba al mismísimo diablo. —Solo te muestro ambos lados de la balanza. Tú decides hacia qué lado quieres que se incline.
Definitivamente me cogí a la chica equivocada.
—Esto no va a funcionar, Victoria. Entiéndelo, te mereces a alguien mejor. —ella solo soltó una risa y negó con la cabeza buscando mis labios nuevamente. —Demonios, solo tienes 23 años.
Casi sentí deseos de llorar al darme cuenta del maldito problema en el que me había metido y más aún al darme cuenta de que la chica era inflexible De todas maneras, volvió a su departamento y yo me quede con mis amigos, aun asustada.
— ¿La mafia china? Demonios, dicen que es peor que la maldita mafia italiana. —Le fruncí el ceño a Hyoyeon que seguía leyendo sobre los Song en Google. —Y son muy millonarios.
—Podrían matarme de las maneras más adineradas posibles. Con balas de oro y dinamita llena de diamantes o ahogándome en petróleo. —recibí la cerveza que Heechul me estiro. —Creo que no están tomándose muy enserio el tema. Es la maldita mafia.
—Bueno, tengo un amigo que es cirujano, podría operar tu nariz y hacer unos retoques en tus mejillas y, si, terminarías luciendo como Janice Dickinson. No te reconocerían.
Lo considere. Pero demonios, amaba mi rostro.
—Necesito complacer a esta chica para que no haga un drama de aquellos, no quiero lidiar con ella mucho tiempo. Necesita cogerse a alguien y joderle la vida a esa persona.
—Estas en esta posición única y exclusivamente por tu culpa. —Hyoyeon se levantó solo para ponerse de pie frente a mí. —Amas a Tiffany ¿Por qué la lastimas?
— ¡Porque ella no ha vuelto a mí!—los dos guardaron silencio y cubrí mis ojos con mi antebrazo. —No soy la maldita villana, dijo que prácticamente nunca me amo, jamás me busco y demonios, yo solo la quería de vuelta.
— ¿Muy en el fondo?
—No, Heechul. Está a flor de piel, todo.
No me di cuenta de que estaba llorando hasta que ambos me abrazaron siendo perfectamente lo que habían sido por años; mis hermanos. Mis hermanos que hacían incesto cada vez que podían.
Malditos.
Aun así, independiente del llanto y todo planeamos muy bien cómo me iba a deshacer de Victoria sin tener que lidiar con su asesina familia, porque Hyoyeon sabía muy bien que si los Song eran mafiosos y conservadores; lo último que querrían era a una hija lesbiana.
En el estacionamiento me encontré con Luna y Sulli que charlaban felizmente junto a las motos y al verme sonrieron felices. Ellas tal vez eran parte de alguna mafia extranjera también. Demonios, nunca se sabe. Tenía a malditas potencias mundiales en mi contra.
—Fue una noche muy interesante ¿No?—asentí sonriendo y ambas miraron hacia donde venía Victoria. —Ella está de muy buen humor.
—Yo también lo estoy. —Me gire a verla y estire mis brazos y mi sonrisa lo más que pude. —Ven aquí, cariño. —Victoria se permitió lucir sorprendida pero de todos modos corrió hasta mí y me beso, yo la bese aún más duro y luego bese sus mejillas muchas veces. —Dios, eres tan deliciosa.
— ¡Tae!—dijo sonrojándose y dejando que yo besara su mejilla izquierda. —No hagas que quiera quedarme, debo ir a clases.
Lo sabía.
—Oh. ¿No quieres quedarte conmigo?—Luna y Sulli se miraron solo una vez antes de subir a la moto e irse. —Creí que querías estar todo el tiempo conmigo.
—Claro que eso quiero, cariño. Pero debemos ir a clases. —Me cruce de brazos y fingí molestia. —Lo que sea que quieras hacer podemos hacerlo ahí también.
Sonreí sin querer hacerlo, esa chica si no fuera una maldita loca mafiosa, sería muy entretenido pasar el rato con ella. Además hacia una cosa muy especial con su lengua que te transportaba a otra dimensión.
—Está bien, cariño. —subí a la moto y ella subió detrás de mí, ahora sus manos eran más rápidas que la última vez, se detuvieron en mis muslos y se deslizaron hasta mi entre pierna. — ¿No iríamos a clases?
—Aún hay tiempo.
Demonios, ¿Por qué me excitaba esa loca?
Fingí que no la escuche y acelere rumbo a la universidad. El plan para deshacerme de ella era muy simple. Seria todo lo contrario a lo que era, me haría pésima en la cama, seria celosa de todos y no la dejaría respirar. Tendría que dejarme, y si era necesario; dejaría de bañarme y depilarme.
En el estacionamiento, Victoria comenzó a arreglar sus zapatos mientras yo estacionaba mejor pero no podía distraerme de lo que acababa de ver. Tiffany estaba recostada contra un auto y deslizando con habilidad sus dedos por su teléfono.
Ignorando los quejidos de Victoria respecto a su clase de ciencias contemple lo que era Tiffany en toda su magnificencia y al verla solo pensé en las estaciones que pasamos. Fines de verano en donde disfrute mucho de verla en bikini o largos vestidos hasta el suelo, con su cabello siempre húmedo y sus rizos definidos brillando, luego todo el otoño en el cual me enseño que sí, existían vestidos para todas las estaciones y ella podía hacer magia con ellos, un par de bufandas y gorras coloridas y para finalizar, vi el principio del invierno que aun recordaba en especial la noche en que me dejo y aun traía mi vestido rosa pálido.
Demonios, jamás me lo devolvió.
Como fuese, la bienvenida primavera le queda perfecta. Llevaba unos ajustados shorts bordados y de color blanco que se enmarcaban muy bien a la nueva figura curvilínea que consiguió en mi ausencia y se ganó mi mejor sonrisa cuando la vi con un crop top del mismo color. Por sus hombros caía una enorme túnica florida que flotaba por el viento lo que me hacía pensar que Tiffany no era humana, debía ser una criatura maravillosa, una ninfa o algo así.
— ¿Por qué la miras? —di un leve salto cuando el acento chino invadió mi audición y mato mi momento de admiración. —No me gusta ese jueguito turbio de tu venganza, solo lo haces para mantenerla en tu vida, pero se acabó. —Victoria miro a Tiffany y camino hasta ella. Corrí rápidamente pero llegue un poco tarde. —Tranquila, rubia. Taeyeon se mantendrá lejos de ti, más ahora que me tiene a mí en su cama.
¿Qué podía hacer en esa situación? ¿Negar todo para que Victoria llamara a su papi y el me llenara el pecho de plomo? O ¿Seguirle el juego a Victoria y arruinar las cosas con Tiffany un poco más?
Sus ojos se pusieron en mí y me estremecí porque tendría que hacerlo, tendría que seguir a Victoria porque la chica era peligrosa, yo estaba en problemas y no metería a Tiffany en ellos.
Pero antes de hablar, Tiffany soltó una risa y guardo su celular.
—Oh vaya, me parece genial. Alguien debe sacar mi olor de esas sabanas. —diciéndole eso a Victoria siguió para verme a mí. —Por cierto, envié una caja con los vestidos que me diste y con esos incómodos anillos con los que casi me pediste matrimonio hace unos días.
Abrí la boca indignada y recibí una sonrisita de Tiffany y el ceño fruncido de Victoria.
— ¿Tú le pediste matrimonio?
— ¡Claro que no! Solo significaban que quería pasar el resto de mi vida con ella. —Victoria puso los ojos en blanco y yo apunte a Tiffany que disfrutaba el momento. — ¿Quién eres?
— ¡Ey! —Victoria me separo de ella y la apunto con su dedo. —Me encargare de que este alejada de ti porque obviamente tiene problemas mentales.
—Obviamente.
Le fruncí el ceño a Tiffany por confirmar la errónea teoría de Victoria.
—Tú preocúpate de seguir lejos. —Tiffany le asintió sin mucha importancia. Casi quería gritarle por no reaccionar. —O te arrepentirás.
Tiffany la miro a los ojos y yo jale a Victoria de la muñeca y le susurre muy despacio pero muy molesta.
—Puedes amenazarme todo lo que quieras pero enserio estarás jodida si la amenazas a ella.
—Si no quieres que cumpla mis amenazas...córtala ahora.
Mordí mis labios y me gire a ver a Tiffany, me levantaba las cejas y sonreía sin entender el grado de peligrosidad que tenía Victoria en sus venas.
—No me tenías que enviar nada, pudiste arrojar todo a la basura, no hay nada que quisiera conservar de esto.
Ante la mención de sus propias palabras soltó una risa y se encogió de hombros.
—Dios, hasta siento un poco de lastima por ti. —cuando dijo eso trague todas mis palabras. Esta no era Tiffany. —Ya supéralo, Taeyeon.
De seguro iba a balbucear alguna estupidez pero me quede mirando como Tiffany sonría feliz y casi se lanzaba sobre los brazos de su nueva novia que acababa de llegar y...la besaba.
La besaba enserio.
Desde que Victoria se convirtió en una lunática, su presencia siempre fue una molestia pero en ese momento agradecí que me tomara del brazo y me arrastrara de ahí.
Solo quería llorar y matar a Bora para bañarme en su sangre mientras estuviese tibia.
Aun así atrape el momento en que Tiffany me miro aun besándose con esa idiota, así que le levante mi dedo pulgar y lo pase por mi cuello antes de apuntar a Bora.
— ¡Un baile! —Victoria salto como una de esas niñas ricas a las que les regalan un Ferrari para su cumpleaños 16. Simplemente no entendía porque me acosté con ella. —En China jamás pude postular a ser reina de un baile.
Siguió saltando y hacia que su cabello se deslizara una y otra vez por sus pechos, y entendí porque me acosté con ella.
— ¿Por qué no? Estoy segura que hubieras asesinado a la competencia. —ella me frunció el ceño y trate de arreglar el caos. —Digo, solo mírate. Eres condenadamente sexy, nadie podría competir con esta belleza.
La tome de la cintura y la bese muchas veces en la mejilla.
—Bueno, papá jamás me dejaba hacer estas cosas. Mucha exposición, decía.
—Oh, pero ahora estamos en América. Puedes hacer lo que quieras. —la bese una vez más en la mejilla y susurre en su oído mientras tocaba su trasero. —Ya te cogiste a una chica ¿Qué puede ser peor?
Eso al parecer la emociono porque de inmediato se anotó para candidata de Reina del Baile de Bienvenida, y no podía anotarse sin anotar a su Rey.
— ¿Es enserio? —mire una vez más a la nerd de lentes enormes que asentía sin dejar de masticar su chicle. —La maldita Elizabeth no necesito un pene para ser Reina, no mates su vibra.
—Lo siento, Taeyeon. Son las reglas, dos candidatos; una reina y un rey o nada.
Puse los ojos en blanco y mire de reojo a Victoria abrazándose a sí misma. La chica enserio quería ser Reina y por mas loca que fuera, no podía negarle eso. Era una malcriada, sí, pero de todos modos quería darle eso.
—Siempre se puede destruir el sistema. —tome el megáfono del escritorio del centro de candidatos y lo encendí poniéndolo sobre mi boca. — ¡Atención, compañeros de Northwestern!
Eran las 10 de la mañana, ya todos estaban en el campus y al verme llamando la atención de ese modo, de inmediato quisieron saber que diría después. Así que respondían a coro.
—No sé ustedes, pero yo no soy una persona de seguir las reglas. —todos rieron y asintieron sabiéndolo, era increíble como todos ya sabían cómo era y ¡En una semana! —Así que miren a nuestra querida...—baje el megáfono y me dirigí a la chica de las candidaturas, que también era la vocera del cuerpo estudiantil. — ¿Cómo te llamas?
—Am, yo...soy Annie.
— ¡Annie! —grite por el megáfono. —Annie acaba de informarme que las candidaturas son solo para chicas y chicos. —hice un puchero y todos abuchearon a Annie. —Todos sabemos cuán importante es la inclusión ¿No? —asintieron. —Bien, todos conocemos de historia. Todos sabemos que hubo un tiempo en que los hombres creían que podíamos diferenciarnos por nuestro color, que los blancos eran mejores. —Los abucheos se unieron y le lance un beso a una de las chicas de mi grupo de Arte, una adorable chica de color. — ¿Pero que creen? ¡Escuchen Black & White del Rey del Pop! Malditos racistas, el color no importa.
—Dios, no puedo creerlo. —Annie se cubrió los ojos y susurro bajo entre el apoyo que me daba mi público. —Ya suelta eso, me meterás en problemas.
— ¡Y luego! Las mujeres no teníamos derecho a votar, pero aun así, mientras los hombres iban a la guerra ¡Éramos nosotras quienes manteníamos al mundo! ¡Who Run The World!
— ¡Girls!
Las chicas levantaron sus puños celebrándome y yo levante el mío.
—Dios, ahora metiste a Beyoncé en esto.
Hice callar a Annie levantando mi dedo índice y seguí.
—Inclusión, mis amigos y amigas. Todos somos iguales, y por eso pongo de ejemplo a músicos porque todos sentimos la música de la misma manera. —nuevamente los asentimientos, pero esta vez no mire a la multitud; mire a Tiffany, muy en el fondo y mirándome. —Agradezco cada día que todos seamos diferentes y que al mismo tiempo, valgamos lo mismo. Agradezco poder decidir a quién amar y que muchos entiendan que no te hace inferior ser un hombre y amar a otro hombre o ser una chica y amar a otra chica. Todos somos iguales y durante este Baile de Bienvenida no les negare que sus candidatos puedan ser Reyes y Reinas, pero también déjenos ser solo Reinas, o solo Reyes.
Hubo muchos susurros después de eso, muchas miradas molestas y otras a favor, pero seguía mirando a Tiffany y ella seguía mirándome a mí, no quería que ese momento acabara porque fue tan neutral, sin odio ni amor, solo estaba viéndola y ella me veía a mí, estaba viendo mi mundo sin duda, esta guerra acabaría y esos anillos si serian de compromiso.
Sonreí para mí misma y acerque el megáfono a mi boca una vez más.
— ¡Entonces! ¿Van a dejar que alguien más les diga que pueden y que no pueden ser? Porque yo no, yo creo que nuestras diferencias nos hagan Reinas y Reyes. ¡Que nos dejen elegir! —levante mi mano y muchísimas se me unieron con gritos de apoyo y una curiosa barra que me pedía postular para presidenta del cuerpo estudiantil. —No chicos, solo lo del baile por ahora.
Rieron y deje el megáfono en su lugar. Las celebraciones no acabaron y vi a Victoria llorando antes de abrazarme.
—Nunca nadie había hecho tanto por mí. —quise golpearme por hacerme aún más encantadora pero no me arrepentía. Sabía que estaba bien lo que había hecho. —Eres increíble.
—Sí, y creo que seriamos muy buenas reinas del Baile de Bienvenida.
Esa misma tarde, el tema de la inclusión salió flote en la asamblea y mis palabras fueron ley. Habría candidatos de la comunidad LGBT. Al caminar por los pasillos me sentí muy a gusto conmigo misma, no solo por las felicitaciones de todos con los que me topaba, el gran gusto fue encontrarme a Tiffany sola en el estacionamiento.
—Fue un muy buen discurso. —asentí mientras pensaba en que decir, pero estaba sin palabras. No pensé que ella me hablaría. —Tienes mucho que aportar, eres una voz que es escuchada. Todo el tiempo que pierdes arruinando mi vida, podrías usarlo en eso.
—Tiffany, yo...—iba a decirle cuanto me arrepentía de esa amenaza y todo lo que pasaba realmente con Victoria pero ella me detuvo. —Puedo explicártelo...
—No me debes explicaciones, Taeyeon. Pero por favor. Solo aléjate, yo estoy bien con Bora y tú con la china.
—No, Tiffany. Sobre eso. —la tome de los hombros y la escondí junto a dos autos enormes, mire a todos lados para que Victoria no nos atrapara. —Victoria está loca, pero de la manera peligrosa.
—No me importa, Taeyeon. Es tu problema. Por cierto, tienes mi voto, Reina del Baile.
No me dejo alcanzarla y subió rápidamente a su auto y paso por mi lado sin siquiera mirarme, pero antes de salir por completo del estacionamiento, dio en reversa directo hacia mí. Solté una risa porque, demonios no, ella no me arrollaría.
Cuando vi la patente tan cerca como para leer los números, comencé a dudar.
Di varios pasos atrás y termine cayendo sobre mi trasero y con la patente a escasos centímetros de mi nariz ella frenó. Respire agitada debido al susto pero aun así grite.
— ¡Estas demente! ¡No puedes arrollarme, aun no te he quitado esa condenada virginidad!
La vi sacando la mano por la ventanilla y levantar su dedo del medio antes de acelerar hacia adelante y perderse del estacionamiento. Sonreí porque sabía que esto solo estaba empezando y que Tiffany estaba haciéndolo mejor.
* Qīn'ài de (亲爱的) "Cariño" en chino.
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