Fourteen days » yoonkook

By tranxbi

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« Hay una creencia estúpida que dice que si te pones la foto de tu crush por catorce días, en el día número q... More

Prólogo.
Día uno ♡
Día dos ♡
Día tres ♡
Día cuatro ♡
Día cinco ♡
Día seis ♡
Día siete ♡
Día ocho ♡
Día nueve ♡
Día once ♡
Día doce ♡
Día trece ♡
Día catorce ♡
♡ Epílogo ♡ (Parte 1)
♡ Epílogo ♡ (Parte 2 / Final)

Día diez ♡

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By tranxbi



10) Salid solo vosotros dos

×××××××

Al día siguiente, Jungkook fue al instituto, como siempre. El día anterior fue, sin duda, el mejor día de toda su vida. Incluso después de haber firmado los papeles del castigo, Yoongi le siguió hablando durante todo el camino hasta su casa. A decir verdad, Jungkook se avergonzó de sí mismo varías veces cuando quería reír o saltar en público por las cosas que Yoongi decía, pero a él no le importaba siquiera, ya que estaba en el cielo, y disfrutaría de todo el rato que pasase hablando con él.

Como no tenía química los jueves, no veía a Yoongi en clases, o siquiera en el cambio de estas, y esto de algún modo hizo que el ánimo de Jungkook se desplomase.

Pero, sin malentenderle, ya que Jungkook no estaba obsesionado con el mayor (estaba llegando a ese punto, pero no todavía), pero por lo que pasó el día anterior, se hizo más cercano a su hyung.


Necesitaba a Yoongi.

El dongsaeng necesitaba a su hyung.


Intentó buscarle en la cafetería, pero no estaba su mesa habitual, ni tampoco estaba Hoseok, Namjoon y Jin. No era raro que no estuvieran, pero justo tuvo que ser ese día cuando Jungkook quería verle la cara a Yoongi.

El resto del día, Jungkook estuvo malhumorado. No miraba a nadie dos veces, tampoco le hablaba nadie y su mirada se perdía en el espacio en la más mínima, como si estuviera esperando a que alguien de otro planeta llegara para llevarle y abducirle. Nadie parecía darse cuenta de su extraño comportamiento, aunque Tae sí llegó a divisarlo, pero entendía que él no podía hacer nada, ya que no sabía dónde podía estar Yoongi.

La campana que anunciaba el fin de las clases había sonado ya, y todos los estudiantes corrieron a sus casilleros como abejas ajetreadas, zumbando sobre cosas al azar y moviéndose de un lado a otro a un paso ligero, queriéndose ir a casa ya.

Jungkook se movió en un paso más lento, arrastrando sus zapatos con su cuerpo. Guardó todos sus libros en su casillero y lo cerró antes de dirigirse a la entrada del instituto.


Llamando a todos los estudiantes junior, todos los estudiantes junior de todas las clases, por favor, dirigíos al auditorio ahora. Repito, estudiantes junior, al auditorio, por favor. Gracias —el intercomunicador se apagó, haciendo que los junior se quejaran con molestia. Jungkook rodó los ojos y se dirigió al auditorio junto a la gran cantidad de gente que ya se dirigía a él.


Una vez que entró, fue arrastrado por Taehyung, que ya estaba allí, a los asientos de primera fila. Ambos se sentaron y Tae empezó a parlotear, sin importarle que Jungkook no estuviera escuchándole.

El director de la escuela se subió al escenario con un micrófono, y después de hacer una comprobación de sonido, saludó a todos los estudiantes.


La administración de la escuela ha decidido que en vez de hacer el habitual viaje al museo, ¡todos iréis de acampada! Ya lo hemos organizado todo y nadie tiene que preocuparse por el dinero a pagar, porque forma parte de lo que ya pagasteis al matricularos —todo el mundo comenzó a susurrar entre ellos, con sus ojos llenos de emoción o aburrimiento. El director levantó su mano, haciendo que todo el mundo se cayase—. Sin embargo, la comida y las bebidas no serán provistas por la escuela, ya que técnicamente, es un campamento. Todas las cosas que necesitáis llevar están apuntadas en los los folletos que serán distribuidos ahora mismo.
Jungkook miró el papel que había enfrente de él, y después de escanear la lista, pensó que no tendría que comprar nada aparte de la comida y la bebida. Se encogió de hombros y guardó el papel en su bolsillo.

— ¿Alguna pregunta? —preguntó el director. Una chica castaña que había al final levantó la mano.

— ¿Cuándo es la acampada? ¿Cuántos días va a durar? —los otros asintieron, estando de acuerdo con ella, ya que estaban interesados en los otros detalles que no había mencionado. El director le sonrió.

— Nos quedaremos una noche cerca del lago Jeonsunghan, que está a tres horas de distancia. El lugar de encuentro será aquí en la escuela a las 5 de la mañana en punto, y las personas encargadas nos llegarán allí. Y todo esto será mañana.

— ¡¿Mañana?! ¡¿En serio?! —exclamó Taehyung con los ojos muy abiertos. Jungkook estaba impresionado por la noticia tan repentina. Necesitaba irse a casa en ese mismo momento.

— Adiós, y ¡hasta mañana! Estad aquí antes de las cinco.


Jungkook y Tae se separaron después de esto. Taehyung necesitaba irse a casa inmediatamente, mientras que Jungkook tenía que comprar comida y bebida, ya que se acordó de que no vio nada en el frigorífico de su casa aparte de verduras y carne. Por lo tanto, fue al supermercado más cercano y dejó su mochila en los casilleros para equipajes. Entonces, cogió una cesta y se fue directo a la sección de patatas fritas.

Cogió al menos cinco bolsas de patatas sintéticas poco saludables (también llamadas patatas fritas) y bolsas de chicles y ositos de goma. Se imaginó que Tae llevaría muchas gominolas, así que no necesitaba comprarlas.

Buscó de antemano que los smores eran algo que era necesario llevar a una acampada, así que corrió para coger todo lo que necesitaba para hacerlos, que eran galletas, nubes de gominola y barrigas de chocolate. También cogió ramen y jjajangmyeom de preparado rápido, e incluso echó snack de algas marinas.

Ahora necesito las bebidas, claro que sí, se dijo a sí mismo y se fue dirección a dicha sección.

Mientras iba caminando hacia la estantería de las bebidas frescas, un chico con un pelo anaranjado pasó corriendo rápidamente, y Jungkook casi habría chocado con él si no hubiese tenido esos reflejos rápidos. El joven chico suspiró y continuó su camino.

¿Cojo bebidas gaseosas? Pero, eso haría que me doliera la barriga. No quiero dormir con un d9or de estómago, ugh. ¿Y leche de chocolate? ¿Y esta bebida de lichi? Tae dijo que estaba buena, pero yo quiero té también, o a lo mejor Oslo agua con gas. Bueno, ¿y si agua con gas con sabores? Bien, cogeré los zumos envasados, se dijo Jungkook, para nadie en particular, antes de coger suma de piña envasado de la estantería, poniéndolo encima de las otras bebidas que había nombrado mentalmente y que las había cogido hace rato.


Veo que la gente inteligente piensa parecido —Jungkook saltó al escuchar esa voz profunda desde atrás. Cuando se giró, suspiró y puso una mano en su pecho.

— Namjoon-sunbaenim...

— Juro por todos los dioses, quien sea que inventase esa palabra, es demasiado vergonzosa. No me llames así... —Namjoon arrugó la nariz y alzó una ceja.

Lo siento, hyung —Jungkook hizo una reverencia avergonzado.

Nah, no pasa nada. De todos modos, estás comprando para el camping, ¿no? —dijo el mayor apuntando a la cesta llena con comida y bebida.

— ¿Cómo lo has sabido?

— Nos mandaron un aviso el otro día, así que... —Namjoon dijo mientras rellenaba las estanterías de Pocari Sweat.
Jungkook se dio cuenta entonces de que Namjoon llevaba un uniforme, pero no cualquier uniforme, sino uno de los trabajadores de la tienda en la que estaban. Namjoon sintió que no paraba de mirarle y suspiró.

¿Te has parado apenas a preguntarte por qué no había séniors hoy en el instituto? —Jungkook intentó recordar lo que sucedió en el instituto y justo se fijó en el hecho de que era verdad que no había séniors, no era solo Yoongi y sus amigos los que faltaban. Todo tenía sentido. El menor asintió.

Todos los séniors han sido distribuidos a tiendas por un entrenamiento como trabajadores durante un día, por eso es que los otros están aquí —dijo y señaló a sus alrededores.

¿Otros? ¿No eres el único aquí? —Jungkook levantó una ceja.

Claro que nunca. Hoseok, Jin-hyung, Jackson y Yoongi-hyung también están aquí —rió Namjoon.

¿Y-Yoongi-hyung? —Jungkook casi se llevó la mano a su boca cuando se dio cuenta de lo que había dicho. Namjoon sonrió y se volvió a reír.

Está en el almacén. A mí me han asignado reponer los productos.

— ¿Y... y Hoseok-hyung? —preguntó, aunque realmente no le importaba dónde estuviera Hoseok. Solo quería aparentar que preguntaba por todos y no solo por Yoongi.

Él está de cajero. También hace alguna cosas por aquí.

— ¿Era él el chico del pelo naranja que estaba corriendo hace un rato?

— Sí, creo que era él porque es el único chico de pelos naranjas que hay por aquí —Namjoon juntó los labios y asintió.

Con razón me suena. Casi nos chocamos antes —asintió Jungkook.


De repente, un brazo pálido, frío y lleno de venas rodeó el hombro de Jungkook. Sintió a alguien en respirar sobre su cuello expuesto, y el menor tragó nerviosamente.


Oh, mira lo que ha arrastrado el gato, un conejito...

Mi conejito...

Yoongi le sonrió al chico, y aunque Jungkook fuera más alto que el mayor, el menor no pudo hacer nada más que sentirse intimidado y pequeño. Se sintió tan pequeño que de repente quiso enrollarse y doblarse formando una pequeña bolita y esconderse.


¿Qué pasa, Kook? —preguntó Yoongi, sacando a Jungkook de su trance. Se rascó la parte posterior de su cabeza y apuntó a la cesta que había a sus pies.

He tenido que venir a comprar cosas para el camping mañana...

— ¡¿Los juniors también vienen?! —los ojos de Yoongi se iluminaron.

¿"También"? —Jungkook levantó una ceja. Namjoon asintió.

Los séniors hemos sido los primeros en enterarnos, por esto te he preguntado, ¿verdad? También vamos de camping mañana.
Jungkook rió y bailó mentalmente, con todas las hormonas felices corriendo por su cuerpo. Estaba emocionado por lo que pudiera pasar al día siguiente, especialmente sabiendo que Yoongi también estaría allí.

Whoa, vas a llevar mucha comida —Yoongi empezó a hablar emocionado cuando se encorvó y miró lo que había dentro de la cesta.

E-estoy pensando en comprar comida también para casa —se inventó, sintiéndose totalmente avergonzado. Yoongi rió y le dio unas palmaditas en su hombro.

No pasa nada. Yo también podría llegar a tener ese apetito.

— Por cierto, ¿por qué estás aquí, de todos modos? —le cortó Namjoon, y cualquiera pudo haber escuchado el suspiro que soltó Jungkook, ya que le acababa de salvar de una buena. Yoongi chisqueó su lengua y señaló hacia atrás con los dedos.

El caraculo te está buscando. Ha dicho que deberías reponer los fideos de pollo en el pasillo nueve —Namjoon respondió quejándose frustrado antes de despedirse de los dos e irse, dejando a Jungkook con Yoongi.

¿N-no vas a volver a trabajar también? —preguntó el menor, cogiendo la cesta.
El mayor ver cuánto pesaba la cesta, así que cogió un carrito que acababa de ver a su lado y dicha cesta de Jungkook, poniéndola en el carrito de metal. Entonces, Yoongi actuó como si fuera el típico chico que abre las puertas de los coches, indicándole al menor que se metiera. Los ojos de Jungkook se abrieron.

¡¿Q-qué?! Pero hyung...

— No seas un aguafiestas y métete. No voy a dejar que te choques, estoy aquí. Confía en mí —dijo Yoongi con una voz suave antes de tenderle la mano.
Ojalá estuviera diciendo todas estas cosas en una situación, lugar y tiempo diferentes, pensó Jungkook mientras ponía su mano sobre la mano callosa pero suave de Yoongi. El mayor ayudó a Jungkook. A meterse, y una vez que se acomodó, volvió detrás del carrito y lo empujó para que se moviera.

Ahora, ¿adónde, capitán Kook! —preguntó Yoongi, poniendo la voz de un marinero, como Popeye. Jungkook se rió y le siguió el juego, usando sus manos como binoculares

A las ocho en punto, la sección de chocolates. Diríjanos, capitán Nyun~

— ¡Ay, ay, capitán! —Yoongi sonrió, y con un resoplo, empujó rápidamente el carrito para dirigirse a ese pasillo, con sus piernas delgadas trabajando bajo sus brazos. El baloncesto había hecho que tuviera un buen cuerpo, especialmente sus piernas. Llegaron al pasillo en menos de medio minuto, y una vez que estuvieron allí, Jungkook se puso como un niño. Empezó a girar la cabeza en círculos, y no paraba de salírsele saliva por la boca por todos los dulces que había alrededor suya. Parecía un chico dulce e inocente, demasiado precioso para este mundo cruel.

Vamos a ver lo que llevas, ¿vale? Te voy a cobrar, ven —dijo  mientras empujaba el carro hacia el vacío y cerrado cajero. Miró a su alrededor antes de coger la señal de 'siguiente comprador, por favor'. Le sonrió a Jungkook y sostuvo sus manos en el aire para que el mayor las cogiera.

¿Eh?

— Salta. Voy a cogerte —Yoongi rodó sus ojos. Jungkook se quedó de piedra.

¡¿Estás loco, hyung?! Soy más alto y seguramente también más pesado que tú...

— Estaba bromeando, por dios. Pero en serio, coge mi mano para que puedas apoyarte en el algo cuando bajes —Yoongi se rió con entusiasmo, haciendo que el corazón de Jungkook se agitase al sonido de su risa.
Hizo lo que le dijo Yoongi y comenzó a colocarlo todo enfrente de este, el mayor comprobando los alimentos tan rápido como podía sin cometer errores. También fue el que colocó estos alimentos en las bolsas, aunque no era al que le tocaba hacerlo, pero fue fácil de todos modos.

Como Yoongi insistió, se encontraron poco después de pie al lado de la parada de taxis de la tienda, esperando a uno de estos. Yoongi le dijo a Jungkook que no sería capaz de llevar todas las bolsas a casa si fuese a coger un bus, así que le aconsejó coger un taxi mejor.

Hacía un poco de frío y Jungkook pudo notarlo, pero sin embargo, parecía que saberlo era diferente a saberlo y estar preparado para ello. Habían pasado ya diez minutos desde que estaban fuera y Jungkook comenzó a temblar, cosa que no pasó desapercibida por el mayor.


Tienes frío, ¿verdad? —preguntó Yoongi, mirando hacia la nariz rojiza y suave del menor.

E-estoy bien. Estaré bien. Solo necesito una ducha caliente... ¡Oh! ¡Aquí! —levantó la mano al aire y se metió dentro del taxi, queriendo sentir el calor entrando en su cuerpo. Antes de que el taxi pudiera irse, Yoongi tocó con los nudillos en la ventanilla. El conductor la bajó y Yoongi metió la cabeza dentro.

Eh, ve directo a casa, ¿vale? —le dijo Yoongi, haciendo que Jungkook asintiera. Entonces, el mayor miró al conductor y se llevó dos dedos a los ojos, apuntando con ellos después a dicho conductor— Te estoy vigilando. No me importa quién seas o cuántos años tengas. Llévale a casa sano y salvo o te perseguiré por todo el mundo —dijo en un tono serio y firme antes de largarse.

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