El colchón se hundió a mi lado, podía sentir su tacto brusco y demandante por toda la extensión de mi brazo derecho, aun por encima de la gruesa cobija que cubría mi cuerpo. Había estado llorando toda la noche y me sentía patético por ello. Pero el dolor que sentía cada vez que no lo veía cruzar la puerta de mi habitación como hacía tiempo lo hacía me orillaba a entrar en un incesante llanto, hasta quedar dormido.
Él me movía insistente, queriendo despertarme, yo sabía lo que su cuerpo necesitaba, pero tampoco lo quería, no ahora, no de esta forma. No iba a dar señales de estar despierto por mas que él lo intentara.
— Vamos HoSeokie, despierta. Te necesito.
Me removí incomodo en el colchón sin poder evitarlo, sus palabras me eran hirientes en muchos sentidos. ¿Qué me necesitaba decía? ¡Claro que lo hacía! Yo igual necesitaba de él, de su cariño, de su amor, su incondicionalidad, su personalidad fría y sarcástica, a juego con la mía. Necesitaba absolutamente todo. Pero sobretodo necesitaba volver a sentir que podía confiar en él.
Se apartó un poco de mí y volteo mi cuerpo para que quedara acostado sobre mi espalda. Abrí mis ojos por la sorpresa y la brusquedad con la que lo hizo.
— HoSeok, quiero hacerlo—. su voz sonó vacía, y en sus ojos ya no existía el brillo intenso de antes, ese en el cual podía jurar se encontraban los fragmentos más hermosos de todas las memorias que teníamos juntos. Momentos que me hacía revivir con solo mirar sus bellos orbes oscuros.
Lo observe intensamente, buscando rastro de esa mirada. Pero no encontré nada.
Era como perderse en la inmensidad de un agujero negro. Su galaxia había desaparecido y su alma corrompida se había encargado de tragarse todas esas estrellas, las había mandado a un vacío inexistente y si lo permitía, esa fuerza de gravedad en su interior me tragaría.
Negué con la cabeza su petición.
—No te pregunte si querías o no hacerlo—. su fría voz caló hasta mis huesos.
— Por favor, hoy no quiero—. suplique.
— ¿Te crees que me importa un poco tu opinión? No me hagas hacerlo a la fuerza.
Me sentía intimidado, sabía que sería capaz de obligarme. Pero no era propio de mí dejarme hacer cosas que yo no deseaba.
— YoonGi. Por favor—. lo tome de las mejillas y lo atraje hacia mí—. Solo por favor, hoy no.
Bese sus labios con delicadeza, ninguno profundizo ese pequeño y suave beso. Y aun así pude darme cuenta de que sus labios sabían diferente. Licor.
Últimamente bebía mucho y yo odiaba que lo hiciera. Se separó de mí y salió de mi cama. Quito sus prendas y las doblo antes de dejarlas en una silla de la habitación. Fue hasta mi armario y saco una playera holgada, la deslizo por su perfecto torso. Incluso tenía ropa suya en mi cuarto.
Se acostó a mi lado y me abrazo con fuerza. Cole mi rostro entre su cuello y su hombro. Todo había vuelto a ser perfecto. Él había respetado mi decisión, se había metido a mi cama para dormir y me abrazaba como si fuera lo más preciado para él. Me había sentido feliz, todo estaba bien, todo. Pero yo no quería seguir oliendo esa fragancia más. No quería otra prueba de ello. Pero ahí estaba.
Él olía al perfume de otro. Y eso me estaba destruyendo.