Hacía un frío horrible, menos cinco grados si no mal recuerdo.
Íbamos a ir al cine, yo esperaba tirado en el sofá y entonces saliste.
—Pensé que habías quemado eso.
—Yo igual pero la encontré entre mis cosas. –dijiste mientras olías el suéter.
—¿Y por qué lo usas?.
—B-bueno es el más abrigado que encontré. –tartamudeaste.
Me levante y fui hasta ti, baje la parte del hombro derecho y mordí tu piel.
—Eres mío, ¿entendido?.
Asentiste con la cabeza varias veces pero sabía, en el fondo que si importar cuanto te marcará, seguirías pensando en él.