Era 19 de agosto 1927, Nueva York no cedía al verano que se había tomado la ciudad. En MACUSA las cosas no habían parado y parecía que todos corrían para irse rápido.
Porpentina Goldstein no es de las personas que les gustará llamar la atención, pero con sus 6 o 7 años en el departamento de aurores, siempre había recibo al menos un saludo de sus colegas por su cumpleaños, hoy no había ocurrido.
Se dispuso a ordenar sus cosas, al menos en casa su hermana, que se había tomado el día libre, la estaría esperando con un pie de manzana o alguna de las exquisitas cosas que preparaba la rubia bruja.
Camino lento, en realidad no quería llegar a su casa, este día siempre se movía entre la nostalgia y la alegría. Su cumpleaños siempre era emocionante, o al menos Queenie siempre se esforzaba por hacerlo especial pero el recuerdo de sus padres era algo que aún empañaba el corazón de la auror y como ella creía, era con lo que debía aprender a vivir mejor cada día.
Pero un recuerdo feliz cruzó de vuelta por su cabeza, un joven magizoólogo a quien había visto hace algunos meses había prometido enviarle un regalo. Newton Scamander realizó un viaje veloz para visitar a Tina y Queenie en abril, unas semanas después del lanzamiento de su libro: "Animales fantásticos y dónde encontrarlos". Tina sonrió cuando tuvo el escrito en sus manos; un poco por la emoción de volver a verlo, otro tanto porque él había ocupado el título que sugirió y eso para ella significaba mucho. Ansiaba llegar a casa y ver que había traído las lechuzas que Newton mandaba intercaladamente, consideraba que tener una sola lechuza para los viajes transatlánticos era una forma de explotación y ella no protesto.
Llegó a la calle 24, el 679 oeste se imponía con sus rojizos ladrillos. Tina suspiró y entró, parecía que la señora Esposito tampoco estaba, ni su casera recordó su cumpleaños y subió las escaleras con el ceño fruncido.
Entró a su acogedor apartamento y colgó su abrigo en el perchero, miró a la cocina y Queenie no estaba, "esto era lo último que faltaba" pensó y se sentó en el sillón.
Paso un rato abrazada a un cojín cuando una lechuza golpeó su ventana, era Line, la lechuza más vieja del equipo de Newt, pero la más rápida en mover la correspondencia según los cálculos de Tina. Le abrió la ventana y mientras la lechuza entraba fue a buscar un tiesto de agua y algunas semillas.
Miró la pata del animal y un pedazo de pergamino estaba atado con una cinta roja. Lo cogió con cuidado, no tenía intenciones de lastimarla, aunque moría de ganas de leer ese pergamino, por ella lo hubiera arrancado.
"Querida Tina:
Perdón lo cortó del escrito, pero sigo en estas estúpidas giras por el libro, le ha ido muy bien por lo demás. Estoy en Francia, iré a un colegio de brujas: La Academia Beauxbatons.
Asumo que cuando Line llegué será tu cumpleaños, así que: Feliz cumpleaños Tina.
Te debo tu regalo, te comprare algo lindo en París cuando me detenga a descansar.
Un abrazo y que sea un bello día.
Cariños, Newt! ."
5 líneas y una promesa rota. En realidad no esperaba un gran regalo, le bastaba con una pluma de algún animal incluso con alguno de los garabatos que parecía querer dibujar Pickett junto a Newt.
Era definitivo este año, su cumpleaños había pasado absolutamente desapercibido.
Está respirando profundo para no llorar cuando alguien toco la puerta del departamento. Una pequeña esperanza se iluminó en el corazón de Tina, quizás era una broma pesada de Queenie, ¿Cómo todos iban a olvidar su cumpleaños? Abrió la puerta con algo de dudas y vió a Jacob, sudoroso y agitado, como si hubiera corrido hacía el apartamento.
– Wooh Tina, que gusto verte – Dijo el robusto hombre – ¡Feliz cumpleaños!.
La abrazó y eso disminuyó la ansiedad de la auror, si Jacob sabía que era su cumpleaños era claro que Queenie estaba planeando algo.
– Muchas gracias, Jacob – dijo la morena invitándolo a pasar.
– No te preocupes ando con prisa, se supone que es sorpresa – dijo algo avergonzado – pero Queenie me pidió que te hiciera un gran pastel y bueno creo que me excedí. Ahora no puedo traerlo hasta aquí, pensé que ella podría traerlo, con tu ya sabes. – Haciendo un gesto como si moviera una varita.
– jajaja. – Tina se sonrojó – No te preocupes, puedo ayudarte yo. ¿Sabes dónde está Queenie?
Jacob titubeó antes de responder – Se supone que debería haber vuelto de comprar tu regalo – dijo sonrojado.
– No eres muy bueno guardando secretos – dijo Tina. El hombre estaba sonrojado y ella lo tomó del brazo para aparecer en un callejón cercano a la pastelería de Jacob.
La pastelería estaba cerrada y el tráfico para las 7 de la tarde de Nueva York parecía ser más bajo del habitual, Tina no le dio más importancia a este asunto y cuando el panadero abrió la puerta ingresó rápidamente al lugar.
– Quiero verlo – dijo la auror, con una actitud mucho más afable y con un dejo de curiosidad, como una pequeña niña... de cumpleaños.
– Está en la trastienda, lo tengo en un carrito – dijo Jacob encogiéndose de hombro – era mi última opción en caso de no encontrar a Queenie. Lo traeré para acá.
– No te preocupes, si no te molesta, puedo verlo allá.–
– Sí, no hay problema – Jacob dejo caer una campana cuando su robusto cuerpo cruzaba la puerta, como queriendo pasar primero. Lo que Tina no sabía, es que ese sonido era la señal.
En la parte de atrás de la tienda un pastel de tres pisos con cobertura glaseada y el nombre de Tina en la parte superior estaba esperando por la auror. Tenía pequeños detalles de chocolate que simulaban ser varitas, por lo que Tina podía lograr imaginar.
– Jacob, eres un genio con la comida – dijo la bruja en su emoción.
– No es nada, lo que sea por mi cuñada. – Jacob la abrazo nuevamente y le deseo un feliz cumpleaños.
– Bueno, creo que es hora de llevar esto a casa. –
Jacob asintió, y carrito incluido, aparecieron en el apartamento Goldstein.
La sala que había abandonado hace media hora era muy distinta en la que habían aparecido, globos de color lila y celeste, Jazz sonando en la radio, corría un poco de aqua-alegre y algunas gaseosas, pequeños pastelitos con forma de animales y unos cuantos regalos en la chimenea. Tina miró asombrada, estaba en la sala esperándola Queenie, Margot, su compañera de oficina, Thomas, su aprendiz de auror y Percy, su partner de casos.
– Porpentina Goldstein, cómo crees que tu hermana va a olvidar tu cumpleaños – dijo Queenie cruzando los brazos jugueteando como si estuviera molesta.
– Eres la mejor hermana, lo sabías – respondió Tina con los ojos humedos de felicidad.
Los chicos se acercaron y comenzaron a abrazarla y felicitarla por su cumpleaños, Percy le pedía disculpas por haberla ignorado durante la investigación del día, pero le explico a Tina que era muy malo guardando secretos.
Estuvieron un rato riendo y conversando de MACUSA, de las leyes, a ninguno parecía molestarle la presencia de un no-maj y sabían que era un secreto su relación con Queenie. Esa noche estaba solo el círculo de confianza de las Goldstein.
– Queenie, ¿cómo pudiste hacer esto sin que yo me diera cuenta? – preguntó la auror después de un rato.
– Yo no lo hice – respondió la joven bruja. Tina quedó perpleja, no esperaba esa respuesta y miró a Jacob, él le respondió moviendo la cabeza de lado a lado en negación.
– ¿Entonces? . – Tina se encogió de hombros sin entender nada.
– Ese es tu segundo regalo – dijo Queenie quien sacó una vieja y sucia maleta debajo de la pequeña mesa de la cocina. Golpeo tres veces sobre ella y se abrió.
– ¡Oh por las barbas de Merlín! - Tina llevó ambas manos a su boca para cubrir su expresión de asombro. Queenie y los demás comenzaron a reír en una suerte de risa nerviosa.
Newton Scamander había salido de la maleta, algo tambaleante y un poco nervioso. Vestía de manera casual, un pantalón café y una camisa blanca, llevaba en sus manos un ramo de flores y un alargado paquete envuelto en papel café.
– ¡Feliz Cumpleaños! – alcanzó a decir el magizoólogo cuando Tina corrió a sus brazos.
– Pero ... y tu gira y no estabas en Francia, la lechuza, Line. – Tina estaba desconcertada, no estaba segura siquiera de estar despierta y seguía preguntado muchas cosas a la vez.
Newt la alejo un poco para poder mirarla a los ojos y le dijo
– Te dije que tendrías tu regalo. – y la acercó en un abrazo hacia su pecho.
Todos miraban la dulce escena y a Tina se le escapaban las lágrimas por las mejillas sin que ella pudiera darse cuenta. Newt le entregó las flores, un ramo de pequeñas margaritas que había plantado en su maleta y el paquete. La auror puso sus oscuros ojos en el paquete y como una pequeña niña en navidad destruyó el papel, dentro había una cadenilla delgada con un punto de luz, algo sencillo pero muy bello, como Tina pensaba Newt.
– Newt, no debiste. – Tina ya no aguantaba las lágrimas de felicidad y Newt se acercó para besar su cabeza.
La fiesta terminó, todos estaban muy felices por Porpentina y su fiesta sorpresa. Sus amigos le desearon nuevamente lo mejor y se retiraron, era viernes así que no se verían hasta el lunes, a menos que pasara algo urgente.
Queenie dejó a Jacob en la puerta y se fue a su habitación entre risas, finalmente Newt y Tina estaban solos sentados en el sofá.
– ¿cómo? - preguntó Tina.
– ¿cómo qué? – Newt le devolvió la respuesta, algo inseguro y mirando al suelo.
– ¿cómo organizaste esto, cómo se te ocurrió?, por qué lo hiciste. – Eran muchas las preguntas y eso aumentaba la timidez de Scamander a nuevos niveles.
– Yo.... bueno, yo te dije que te daría un regalo para tu cumpleaños – respondió temeroso el mago.
– Esto es más que un regalo, Newt, esto fue ¡genial!. – Tina lo abrazo nuevamente – Debo admitir que tuve mucha pena cuando leí tu carta en la tarde, esperaba tu regalo y con todos fingiendo que no les importaba mi cumpleaños.– se detuvo.
– Lo siento, no fue esa la intención, pero tus amigos no son muy buenos guardando secretos. Excepto Queenie, es la mejor. – Newton rió pensando en los meses de planificación.
– Pero, ¿cómo se te ocurrió ? – Tina estaba intrigada y miraba atenta a Newt, quien cada cierto rato baja la mirada.
– ¿Recuerdas las últimas dos noches que nos quedamos conversando en el cobertizo? – Tina asintió y Newt siguió hablando – Me dijiste que último cumpleaños en el que fuiste completamente feliz, fue cuando tus padres estaban vivos y de eso han pasado más de 15 años. Creí que merecías una gran celebración. Una gran celebración, para una gran mujer.
Esta vez fue Newt quien la envolvió en sus brazos y apoyó la cabeza de la bruja contra su pecho. Tina levantó la cabeza y posó sus labios en los del mago, cuando se les acabó el aire se separaron lentamente y siguieron abrazados.
– Creo que me besaste más cuando vine en abril - dijo riendo Newton.
– Jajaja, no te aproveches Scamander – respondió Tina y le sonrió de vuelta – ¿cuándo partes de nuevo?
– No lo sé, pedí unos dias, quedaron de enviarme un mensaje de la editorial. Recuerdas lo que dijo Queenie, soy tu regalo de cumpleaños – dijo pavoneándose como erumpent en celo – Falta solo una cosa
– ¿Hay más? – preguntó Tina, desconcertada.
Newton la miró, en un esfuerzo por no demostrar que temblaba y comenzó diciendo:
– Yo se que es difícil, ni siquiera estamos en el mismo continente... pero podemos mejorar eso verdad. – Tina asintió y el prosiguió – Porpentina Goldstein... Tina, ¿aceptarías ser mi novia?
– Por supuesto que quiero, sí. – Se volvieron a besar, cuando un pequeño grito de felicidad se escuchó desde el pasillo, claramente Queenie los llevaba espiando hacía mucho tiempo, pero eso no importo. Ambos se miraron y rieron.
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NOTA:
Holaaaa!! Este es un nuevo trabajo y la idea es ir subiendo one-shot de esta bella pareja.
No les aseguro cada cuánto porque seguiré escribiendo en Newtina for ever, pero probablemente vaya alternado.
Un abrazo y gracias por leer!!!!!