Narra Juan
Y ahí nos encontrábamos nosotros, mirándonos sin saber exactamente qué decir. De repente el soltó un suspiro y me tomó de la mano, abrió la boca un par de veces, pero no dijo nada.
-Lo siento-dijo al fin luego de unos minutos-no quise comportarme como lo hice, es solo que...-se detuvo desviando la mirada de mi rostro-e-es solo que creí que estabas jugando conmigo; c-creí que volverías con ella después de todo lo que hemos pasado-pasé mi mano por su mentón haciendo que me mirase.
-No seas tonto, Martín-le dediqué una pequeña sonrisa-te he perdido una vez, ¿por qué te perdería una vez más?-sentí como mis mejillas comenzaban a arder haciendo que desvíe la mirada hacia el suelo, sentí que Martín apretaba un poco mi mano. Luego de los segundos más largos de mi vida, me tomó del mentón y, antes de que pudiera siquiera mirarlo, me besó; necesitaba la calidez y el sabor de sus labios, realmente lo necesitaba. Se separó luego de unos minutos dedicándome una pequeña sonrisa. Realmente lo necesitaba junto a mi nuevamente, necesitaba volver a sentir su calidez.
Nos tomamos unos minutos para hablar de lo que había pasado estos últimos días y lo que ha pasado. Luego de hablar, decidimos salir de aquel cuarto, al abrir la puerta nos encontramos con Cande y Mio, quienes retrocedieron al vernos. Solté una carcajada al verlas así; han pasado siete años y no han cambiado ni un poco, cada vez que tienen la oportunidad de espiarnos lo hacen sin ningún tipo de vergüenza.
Decidimos marcharnos de allí eso de las tres de la tarde, las chicas no me dejaban marcharme sin antes cerciorarse bien que estaríamos bien; a veces creo que se comporta como una madre o una hermana mayor. Cuando salimos, Martín me llevó a la casa de su madre, donde él se estaba quedando unos días. Una vez que llegamos a la casa de mi suegra, él me llevó a la que era su habitación y, sin previo aviso, me tomó en brazos y me llevo hasta el cuarto que compartíamos, me acostó en la cama, para luego acostarse a mi lado, le dirigí la mirada recibiendo de él una pequeña sonrisa, mientras cruzaba su brazo por mi cintura.
-Realmente extrañaba estar así con él-pensé acercándome a él, para luego besarlo, Martín no tardó en corresponder e intensificar el beso en cuestión de segundos. No pasó mucho hasta que tuve su cuerpo sobre el mio.
-Lo que mas he extrañado de estar contigo, es el momento en el que te demuestro cuanto te amo-dijo haciendo que mi rostro comenzara a arder, él me dedicó una sonrisa para, acto seguido, volver a ocupar su boca con la mía. No tardó mucho en separarse de mi boca para centrarse en mi cuello, logrando hacerme soltar un par de suspiros.
-E-espera, estamos en la casa de tu madre-intenté en vano separarlo de mí, solo conseguí que sostuviera mis muñecas por encima de mi cabeza-M-Martín, p-por favor, no podré verle la cara a tu madre por la mañana-se separó de mi y me miró soltando un suspiro.
-Relájate, ¿sí? Ella no se enterará de nada-desvié la mirada dubitativo-, y si tanto te preocupa, gime solo para que yo lo escuche-ahora siento que me desmayaré por la sangre agolpada en mi cabeza; ¿cómo puede decir algo como eso y no inmutarse? Realmente lo envidio, yo no podría siquiera pensar algo como eso, mi cara me delataría.
-E-está bien, s-solo espero que no nos escuche-cerré los ojos por unos instantes con la intención de distraer mi mente, pero se me olvidó de golpe donde me encontraba cuando comenzó a tocarme.
Desperté por la luz que entraba por la ventana, me sentía realmente cansado, pero aún así me levanté, tomé algunas prendas de la cómoda de Martín, para luego dirigirme al baño. Luego de ducharme, volví al cuarto de Martín, él ya se encontraba despierto así que me miró cuando entré al cuarto, por mi parte, me senté en la cama a su lado.
-Mi ropa te queda algo grande-soltó una pequeña risa.
-Oye, no te rías de mí, necesitaba tomar una ducha y no tenía ropa que ponerme-me crucé de brazos, él volvió a reír para luego rodear mi cintura.
-No te enojes-puso su mentón en mi hombro-realmente me gusta como te queda mi ropa. A pesar de que pasaron años te sigue quedando grande mi ropa-por tercera vez soltó una pequeña risa-te ves realmente lindo, Juan-dicho esto me besó en la mejilla, se levantó de la cama y salió del cuarto dejándome solo. Comencé a inspeccionar el cuarto con la mirada; nada había cambiado desde la última vez que estuve acá, todas fotos y los posters seguían en donde estuvieron siempre. De repente, escuché mi celular sonar irrumpiendo en el silencio que había en el cuarto, lo tomé y miré la pantalla, en esta aparecía el nombre de Sol.
-No me deja tranquilo nunca-suspiré tirando el celular en el escritorio en el que estaba en un principio, pero el dichoso aparato no dejó de sonar.
Pasados unos minutos comenzó a irritarme, así que lo tomé y contesté recibiendo como respuesta un par de sollozos de mi ex novia; aún no entiendo como no comprende el hecho de que no quiero estar con ella.
-¿Por qué no dejas de llorar y dices que quieres de una vez?-dije para luego suspirar.
-L-lo siento-escuché como tomaba una bocanada de aire, para luego exhalarla-q-quisiera que hablemos, no quiero que lo nuestro termine-nuevamente con el mismo tema, pareciera que esto no va a terminar nunca.
-Escucha, te he perdonado varias cosas desde que empezamos a salir, me has mentido de todas las maneras posible solo para que sintiera pena por ti y me alejara de los demás; te he perdonado que no me dejaras ver a mi padre por meses solo porque tú no te sentías bien, pero no te perdonaré una infidelidad. Te mofaste en mi cara por última vez, no dejaré que pase de nuevo-de repente sentí como Martín cruzaba sus brazos por mi cintura abrazándome por detrás haciéndome sonreír instantáneamente-ya deja de molestar de una vez, ¿quieres?-escuché un suspiro del otro lado de la línea.
-Esto no terminará así, ¿entendiste? He pasado más tiempo contigo que Martín, él no tiene el derecho de tenerte-su voz cambió de repente, esta dejo de sonar angustiada para pasar a sonar algo así con una mezcla de frustración y enojo-ya verá que cuando él te deje aquí tirado nuevamente volverás a mi-dicho esto cortó la comunicación, solté un suspiro pesado de resignación; como sospechaba las cosas no terminarán hasta que le hable de frente, no se rendirá hasta tenerme como idiota a sus pies.
-¿Era ella?-la voz de Martín hizo que saliera de mis pensamientos.
-Sí y parece que va a seguir metiéndose en el medio para arruinar nuestra relación-le contesté algo desanimado; quisiera poder estar con Martín tranquilo, sin tener que preocuparme porque ella se meta en el medio.
-Anímate, ¿sí? No dejaré que nos separe tan fácilmente-sonreí como un idiota al escuchar aquellas palabras-no te preocupes tanto, no va a pasar lo que pasó la última vez-asentí sintiéndome aliviado.
Luego de aquella conversación, decidimos pasar algo de tiempo en su cuarto jugando con la consola que usábamos cuando éramos niños. Luego de almorzar, decidimos volver al departamento de Martín, ya que no me sentía muy cómodo quedándome en la casa de mi suegra. Cuando llegamos a la casa de Martín, me dirigí directamente al cuarto que compartíamos para tomar algo de mi ropa para poder cambiarme. Una vez que me puse mi ropa, tomé la de Martín y bajé para ponerla a lavar, sentí unas manos tomarme la cintura haciéndome sonreír. De repente, sonó mi celular rompiendo nuestra pequeña burbuja de felicidad, solté un pequeño suspiro y saqué mi celular, volví a suspirar cuando vi el nombre de Sol en la pantalla.
-No contestes-dijo Martín sacándome el celular de la mano-no tiene porque molestarnos-cortó la llamada y me devolvió el aparato-despreocúpate, ¿sí? No dejaré que se interponga entre nosotros de nuevo. No volverá a hacerme dudar de ti, menos ahora que sé perfectamente sus intenciones-exhalé aliviado; al menos ahora no tengo que preocuparme si Sol aparece de la nada y Martín me ve con ella.
Lo que quedaba del día nos la pasamos acostados en el sillón viendo películas y hablando de banalidades sin mucho sentido, cada tanto mi celular nos interrumpía avisándome que Sol pretendía tratar de darme lástima del otro lado de la línea. Las primeras veces simplemente me limitaba a ignorar el aparato, pero luego de un par de llamadas de ella ya no podía tolerar su insistencia.
-¿Cómo puede ser posible que no se canse de llamar?-bufó Martín tan harto de ella como yo, me limité a apagar el dichoso aparato por un par de horas-debería dejar de insistir, no dejaré que ella vuelva a arruinar lo nuestro y tampoco le voy a dar el gusto de dejarte ir, no seré tan idiota esta vez-mi cara comenzó a arder al tiempo que una sonrisa estúpida aparecía en mi rostro.
-yo tampoco pienso tirar a la basura todo lo que pasamos solo por ella-bajé la mirada un poco avergonzado por lo que iba a decir-no te volvería a cambiar por ella, Sol no vale lo que vales tu-sentí que tomaba mi mano y luego sentí como me besaba en la mejilla.
Realmente no volvería a cambiarlo por Sol, él realmente cuida de mi y vela por mi felicidad, sin contar que nunca haría algo como lo que hizo Sol. Martín cuidará bien de mí.
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Muy buenas~ aquí vengo con el nuevo capitulo. Lamento haber tardado tanto en traer el nuevo capitulo, esta vez no tengo excusa, simplemente no he tenido ni tiempo, ni ganas, ni inspiración para poder seguir con el capitulo. Me he tomado unas vacaciones, por así decirlo. Espero que sepan disculpar las demoras. Se les agradecen muchísimo los votos y comentarios.