Raras veces era vista una escena como la que estaba ocurriendo en este momento.
Dos bandos de bestias de distintos amos de territorio chocando en una dura batalla por la supremacía. Aunque tal cosa ocurría, siempre sucedía en pequeñas escalas, y no en una magnitud de cientos.
Solo que el que poseía cientos de bestias era un solo bando. Mientras el otro apenas llegaba a un número cercano de cincuenta.
Este pequeño grupo de bestias no era otra que los súbditos de Alpha, luchando en una feroz batalla contra un enemigo y su descomunal número.
Tanto los cielos y la tierra temblaban ante la carga de estas bestias.
Sus rugidos llenaban todo el lugar, haciendo que este temblara. Pero junto a él también se escuchaba los rugidos y gritos de miseria de aquellos que caían.
En los cielos, las bestias voladoras eran atravesadas por lanzas de energía las cuales surgían de dos mundos.
Aquellos que eran demasiados débiles, al recibir estos ataques explotaban en una niebla de sangre. Creando una escena extremadamente sangrienta. Pero no se detuvo ahí, cuando las lanzas de energía los hacia explotar, estas seguían hacia las bestias que se encontraban tras la primera, quitando la vida de aquellos que se encontraban en su camino. Algunas también explotaban, otras que eran más fuertes terminaban por ser perforados, abriéndoles una enorme herida mortal, de la cual grandes cantidades de sangre brotaban, inclusive sus entrañas eran expulsadas cuando sus estómagos fueron destruidos.
Algunos recibían estos ataques en sus miembros, e inevitablemente terminaban por perderlos. Sus cabezas también explotaban al recibir el impacto de las lanzas de energía.
Esta escena de carnicería comparada a los ataques y las muertes causadas por el halcón de rayos, podría considerarse misericordioso, o demasiado débil.
Los rayos brotaban del cuerpo del halcón junto a los relámpagos, y por encima de él, las nubes comenzaron a volverse negras, y de ellas el rugido de los rayos y relámpagos hacían eco en el cielo, respondiendo a los generados por el halcón.
Pronto, el cielo se dividió en dos partes.
Por un lado estaban las nubes de tormentas, cargadas de una explosiva energía furiosa, siendo su centro el halcón y los dos mundos. Al otro lado estaba el mar de bestias voladoras, las cuales rugían y gritaban sus intenciones asesinas.
A pesar de ver a sus camaradas caer, estas bestias voladoras no se detuvieron en lo más mínimo, arremetían sin miedo a perder sus vidas en un intento de destrozar al halcón y los dos mundos con sus garras y colmillos.
Entre este mar de bestias voladoras, también estaban algunos especiales. Aquellos que poseían la fuerza de los atributos de la naturaleza en sus cuerpos.
El poder del viento, junto al de las llamas y rayos también fue emitido en ataques por muchas de estas bestias. Pero su fuerza no era para nada comparable a los dos mundos y el halcón, aun a pesar de ser un número mayor a ellos.
Viendo como estas bestias voladoras no temían a la muerte. El halcón soltó un grito. Al hacerlo, extendió sus alas hacia los cielos. En ese instante las nubes de tormenta rugieron, enviando rayos y truenos hacia él.
El cuerpo del halcón comenzó a ser impactado por decenas de rayos y truenos, como si estuviera recibiendo un castigo celestial. Pero sus gritos no eran de dolor.
En cambio, fueron unos cargados de energía y furia. Los cuales solo aumentaban por cada impacto que recibía.
Tras decenas de rayos y truenos después, los cielos se calmaron.
Pero el halcón siguió gritando, todo su cuerpo ahora estaba adornado por cadenas de rayos, los cuales se movían como dragones por todo su cuerpo dándole una apariencia divina.
Alpha en todo momento se encontraba viendo lo que estaba sucediendo en esta batalla.
Cuando vio como el halcón de rayos convocaba las nubes de tormenta, no pudo evitar recordar la primera vez que lo vio.
La escena de ese día fue increíble.
Hace tiempo, nubes de tormenta eléctrica habían llegado al valle. Azotando a este con sus poderosos rayos, y haciendo rugir los cielos con sus truenos.
Cuando esto sucedió, un grito emergió por encima de una de las más altas montañas de la cordillera. Este grito era algo muy familiar para Alpha.
Como era la primera vez que sucedía, Alpha no pudo evitar reprimir su curiosidad. Por esta razón envió su conciencia a investigar este extraño sonido familiar.
Cuando su conciencia llego hacia la fuente de este grito, allí pudo ver un enorme halcón grisáceo. Gritando y luchando contra los rayos y truenos de los cielos.
Su cuerpo de igual manera estaba recubierto por ellos, sus ojos poseían un enorme grado de orgullo. Que cuando vio a estas nubes de tormenta rápidamente sus ojos se volvieron fríos. Como si ni pudiera aceptar su existencia.
Cuando Alpha lo vio, a él y a su mirada. Pudo entender su significado.
El halcón claramente quería demostrar su superioridad. Como si el deseara ser el único y supremo en los cielos con el poder de los rayos y el trueno.
Por ello, al ver a estas nubes de tormenta no pudo reprimirse y comenzó una batalla.
¿Pero cómo una simple bestia podría superar a los mismos cielos, a la misma naturaleza siendo tan débil?.
Los cielos claramente se volvieron furiosos al ver como alguien trataba de interponerse y retar su voluntad. La voluntad de esta arremetió contra el halcón, enviando sus ráfagas de poderosos vientos junto a los rayos y truenos contra él.
No temiéndolos, el halcón también comenzó su ataque.
Tras una hora, ya no pudiendo soportar. EL halcón fue aplastado en una inevitable derrota.
Su cuerpo a pesar de también poseer el elemento del rayo, no pudo soportar constantemente estos ataques extremadamente poderosos. Por ello su cuerpo casi fue calcinado por ellos.
De esta manera, cayó medio muerto hacia el suelo.
Al caer, rodo por un tiempo hasta detenerse.
Alpha vio todo esto hasta el final. Y cuando su conciencia llego a no más de unos cinco metros del halcón, pudo ver que su mirada de orgullo y desafiante no había desaparecido en lo más mínimo. En cambio esta intención se volvió aún más fuerte.
En su mirada había unas claras palabras. "Un día seré mucho más fuerte, ese día te arrebatare el trono."
Al verlo, no pudo evitar sentir un poco de admiración. Y su deseo de tenerlo como súbdito alcanzo un nivel increíble.
En ese momento, él se revelo frente a este halcón. Y cuando él lo vio, no pareció estar sorprendido. Y simplemente cruzo miradas con Alpha.
Esto hizo que la evaluación de este halcón, dentro de Alpha solo aumentara.
No pudiendo retener mas su deseo. Alpha hablo. Su voz fue divina a un grado aterrador. Libero gran parte de su fuerza en este momento haciendo que todo a su alrededor temblara, inclusive los rayos y truenos en los cielos parecieron calmarse.
El halcón al ver esto, mostro una mirada de sorpresa.
"Se mi súbdito. Yo puedo darte la fuerza y hacerte el gobernador de los cielos. Espero que seas lo suficientemente sabio como para ver esta oportunidad y no desperdiciarla."
Cuando las palabras de Alpha llegaron al oído el halcón, estas retumbaron en su interior. Hubo un poco de duda, pero solo fue momentánea.
"Entonces este es mi destino. Entonces lo aceptare."
El halcón hablo con telepatía y contesto a Alpha. Su voz era un poco apagada, claramente estaba muy herido. Pero había una clara decisión en ellas.
Alpha sonrió por dentro.
Con ello, desde la cueva donde estaba, libero una hebra de energía que viajo a toda velocidad hacia la ubicación del halcón. Entrando a su cuerpo sin dificultad.
Cuando el halcón sintió esta hebra de energía, sus ojos se abrieron con ferocidad y soltó un poderoso grito.
Su cuerpo antes chamuscado comenzó a curarse a gran velocidad. Solo para luego estar cubierto por un capullo.
En ese momento, un mensaje apareció frente a los ojos de Alpha.
Halcón divino de rayos joven se ha convertido en su súbdito.
Entrando en modo evolución.
Datos desconocidos hasta la finalización de la evolución.
...
..
.
La imagen del halcón cubierto por una capa de cadenas de rayos era una escena fantástica. Cuando las bestias enemigas lo vieron en su estado actual, no pudieron evitar temblar en su interior.
Pero eso no fue nada comparado al shock que recibieron las bestias, no solo voladoras, sino las terrestres con el poder del rayo en ellos. Sus cuerpos temblaron y sintieron como su soberano había aparecido.
Con un grito del halcón, las nubes de tormenta en los cielos, que antes eran arrogantes e indomables temblaron. Luego de eso comenzaron a crecer, expandiéndose y cubriéndolo todo.
Las bestias con el atributo rayo, al escuchar el grito del halcón pronto comenzaron a aullar y rugir, cuando de manera salvaje comenzaron a atacar a sus antiguos compañeros.
Las nubes de tormenta tampoco quedaron atrás.
El grito del halcón fue como una orden hacia él, escuchándolo. Las nubes de tormenta rugieron con el sonido de los rayos y truenos. Azotando su furia contra no solo las bestias voladoras, inclusive las bestias en la tierra no se salvaron de sus ataques.
Todos a excepción de los súbditos de Alpha miraron sorprendidos y con horror. Mucho más aun los miembros de la tribu.
El chamán de la tribu no pudo evitar exclamar cuando vio al halcón en tal forma.
Antes no pudo identificarlo. Pero ahora, si lo hizo.
"Una bestia divina. Desde un principio no nos trataron como una amenaza la cual requería que usaran su verdadera fuerza. Jajaja, de verdad no somos nada ante ellos. Lord de los lobos, Alpha, ¿cuan fuerte eres como para someter a una bestia divina y se convierta en tu súbdito?"
El chamán anciano se rio hacia sí mismo con desprecio al pensar tal cosa.
No pudo evitar pensar, si la mejor opción fue que hubieran aceptado servir a Alpha como sus súbditos.
¿Acaso eso no hubiera sido mejor que ser un objeto de aniquilación de ellos?
Tan solo sus súbditos tenían este grado de fuerza monstruosa, como sería Alpha si verdaderamente se mostrara. ¿Cuan poderoso seria?, ¿siquiera habría algo o alguien que lo pudiera retener?
Tales pensamientos dejaron en conflicto al chaman anciano.
Y mientras él pensaba en esto, la batalla apenas había comenzado.
Con la revuelta de las bestias de atributo trueno, las filas enemigas habían entrado en un gran caos. A pesar de que estas bestias no eran muchas, su fuerza era más que suficiente para crear una pequeña perturbación.
El gigante también se sintió sorprendido al ver al Halcón. Desde el principio pensó que era extraño que una sola bestia voladora enemiga se enfrentara contra las cientos suyas.
Para hacer tal cosa, su fuerza sin duda debía ser aterradora.
Aun cuando recibía la ayuda de los dos mundos. No creía que una bestia común representara peligro.
Cuando descubrió que el halcón era una bestia divina, pero aun joven. Se sintió un poco perturbado.
Las bestias divinas eran extremadamente raras, pocas de ellas habían aparecido desde la antigüedad en el valle. Y su fuerza de adultos era extremadamente aterrador.
Para suerte de los amos de territorio y los ancestrales, tales bestias divinas nunca les prestaron atención. Pocas eran la que se atrevían a realizar una masacre sin sentido.
Usualmente solo permanecía un corto periodo de tiempo antes de irse.
Y cada vez que aparecían, los ancestrales solo podían permanecer escondidos sin atreverse a salir y probar la suerte de incurrir a su furia. Por cualquier motivo desconocido.
Las bestias divinas eran arrogantes, y siempre que fijaran un objetivo sin importar cuál. Darían todo para alcanzarlo.
A excepción de eso, la mayor parte eran completamente indiferentes a otras cosas.
Pero ahora, una bestia divina apareció. Aunque era joven, su fuerza aún era aterradora. Pero eso no fue lo que más asusto al gigante.
Lo que de verdad lo dejo aterrorizado es que esta bestia divina era súbdito de otra bestia.
Las bestias divinas nunca se rebajarían ante otros y servirles, aunque la otra parte sea innumerables veces más fuerte, aun así no lo harían. Todas eran orgullosas a un grado aterrador.
¿Qué habrá hecho Alpha para poder conseguir que tal bestia divina lo aceptara como su señor?
No podía siquiera imaginarlo.
Pero eso no fue todo.
Esos nueve lobos, junto a los nueve mundos. La fuerza de cada uno estaba a la par de una joven bestia divina, No. Inclusive las superaban, y su apariencia no parecía estar lejos de apenas unos cachorros.
Viendo como sus súbditos morían, junto al halcón, y los nueve lobos que a su pensar todos eran bestias divinas. El gigante no pudo evitar resoplar.
Él debía tomar acción personalmente en esta batalla, era eso. O ver morir a todos sus súbditos.
Sin perder más tiempo, el gigante rugió. Levantando su pie derecho cargo hacia el suelo con gran fuerza impactando contra él.
Un terremoto se formó, el temblor recorrió toda el área, haciendo que el suelo se agrietara y grandes picos de piedra y tierra surgieran. Perforando hacia los cielos.