I
Angus se acerca a la chica y yo me mantengo observando a distancia. Mi corazón late frenético y miro expectante cada uno de sus movimientos; con suma delicadeza toma el cuerpo de la chica en sus brazos, lo hace de una manera que pareciera que ella es alguien importante y a quién desea proteger, pero la verdad es que es todo lo contrario. Con ella en brazos se acerca a mí y la pone a mis pies, se queda hincado junto a ella, la admira por unos cuantos segundos y después sube lentamente su mirada hasta encontrarse con mis ojos.
— Salí desde temprano para poder hacerme de ella, es un regalo para ti.
— ¿Qué?
— Ayer me cautivó esa mirada que tenías mientras me veías matar, sé que lo deseas así que la traje aquí para complacerte —me ofrece su mano, la tomo y me hace hincarme frente a él.
— ¿Qué se supone que debo hacer con ella? —pregunto con cautela.
— Sé que lo sabes —con una sádica sonrisa me muestra su cuchillo, después lo pone en mi mano, mi corazón comienza a latir como loco y aunque siento emoción, el miedo se alza y sobrepone por encima de cualquier otra posible emoción.
— ¿Quieres que la mate?
— Por supuesto, para eso estás aquí ¿o no?
— ¡No!
— ¿No?
— No... yo...
— ¿No aceptaste venir conmigo porque deseas ser tan libre como yo?
— Sí, pero...
— No quiero escuchar ningún "pero" sé que deseas tomar su vida y bañarte en su sangre, y yo estoy cumpliendo tu deseo. Mátala.
Mis oídos comienzan a zumbar, siento que estoy sudando frío y mi corazón golpetea fuertemente retumbando con sus latidos sobre mis sienes. Miro el cuchillo en mis manos y lo aprieto con fuerza, mi mano está temblando al igual que todo mi cuerpo. Observo como hay manchas de sangre seca a lo largo de la hoja, no quiero imaginar cuantas vidas ha arrebatado con ese instrumento.
— Vamos... — se queda pensativo y me mira de manera interrogante—. Aun no sé cómo te llamas.
— Linney...
— Bien Linney, hazlo, no lo pienses tanto, toma su vida, sé que lo deseas —miro el rostro de la chica, se muestra tranquila debido al sueño en que está metida. No la conozco, no sé qué clase de persona es, no sé quién la está esperando, yo...
— N-no puedo —me pongo de pie retrocediendo varios metros.
Angus suspira con cansancio y me mira con enojo, cosa que hace que mi cuerpo comience a temblar aún más. Le veo caminar hacia mí, me encojo en mi sitió cuando se acerca, su mirada refleja su gran descontento hacia mi cobardía, se inclina sobre mí dejando que su pesada y profunda respiración caiga sobre mi boca, cierro los ojos completamente aterrada, casi siento que está por golpearme o algo más, pero simplemente arrebata el cuchillo de mi mano y se aleja.
Desde mi sitio, temblando como una hoja al viento y sintiendo unas terribles ganas de vomitar, le observo acercarse a la chica, hincarse por el lado de su cabeza e inclinarse sobre ella. Pone la punta de su cuchillo sobre su garganta y empuja un poco, tal vez el dolor hace que ella despierte, los primeros segundos parece completamente confundida, pero en cuanto ve donde y con quién está comienza a llorar y a gritar por su vida, sus ojos se encuentran con los míos y me mira de manera suplicante.
— ¡Ayúdame! ¡Por favor ayúdame! —Nos miramos fijamente, mi cuerpo tiembla, el martilleo de mi cabeza es tan intenso que siento que voy a desmayarme.
— Ya que no la quisiste tú... —Pongo mis ojos sobre los de Angus—, yo me quedaré con ella.
— ¿Qué vas a hacer?
— Lo que tú no fuiste capaz de hacer por supuesto.
— ¡No! —sigue gritando la chica mientras se remueve con violencia debajo de él.
— Necesito que guardes silencio por un momento que no me dejas escuchar muy bien —Dice calmadamente, pero como era de esperarse la chica no hace caso— ¡Guarda silencio o te cortaré la lengua y haré que te la tragues! —Grita tan fuerte y con una voz tan fría y terrorífica que hasta yo me estremezco. La pobre chica se muerde los labios para no soltar los sollozos—. Bien así está mejor —Sonriente Angus vuelve a poner su atención en mí—. Está chica se llama Elsa, tiene dieciocho años, es hija de una familia bastante adinerada, es la típica princesita caprichosa que siempre obtiene lo que quiere y yo odio a esa clase de personas. La elegí con mucho cuidado como un presente de bienvenida para ti, pero la has despreciado, ahora su muerte será más dolorosa —La cara de la chica se desfigura por el horror con cada palabra que sale de la boca de Angus—, y será tu culpa —Angus mantiene sus ojos fijos en los míos y no los desvía en ningún momento—. Espero que estés lista para que inicie el espectáculo —mira a la chica y sonríe—. Dime Elsa... ¿Le tienes miedo a la muerte? —La chica le mira fijo y después asiente levemente— ¡Dilo! ¿Le tienes miedo a la muerte?
— ¡Sí! —Chilla la chica completamente aterrada.
— Yo soy la muerte, dime... ¿Me temes?
— ¡Sí!
— Te llevaré al camino que conduce directo al infierno.
Y al decir aquello, Angus sonríe mientras eleva el cuchillo por sobre la cabeza y lo deja caer rápidamente sobre su cuello, pero mis ojos lo contemplan en cámara lenta; como entra el filo del cuchillo en la carne, como se entierra en esta con forme va abriéndose paso, como la sangre salpica y comienza a salir, como los ojos de la chica sobresalen de su cuenca ante el dolor y el terror de lo que está viviendo, su boca se inunda de sangre y comienza a ahogarse con ella, mira hacia mí con una expresión tan aterradora, que sé que nunca la he de olvidar.
Angus se pone de pie rápidamente y la toma en brazos, le veo caminar hacia el estanque y así sin más la deja caer al agua, abro los ojos con sorpresa al ver enormes peces con filosos dientes que comienzan a chapotear alrededor de la chica y pronto el agua queda completamente roja.
— Pirañas de las amazonas —Explica Angus con una enorme sonrisa llena de diversión—. Esperemos que haya estado muerta antes de caer al agua o de lo contrario, eso debió ser terriblemente doloroso. Pero ha sido muy divertido ¿no crees?
No contesto a su pregunta. ¿Es divertido? No lo sé, pero hay algo que me impide disfrutar plenamente de la función, tal vez la manera en que la chica me veía. Pero me ha parecido tan asqueroso ver como los mortales peces han comido la piel hasta dejar visible el hueso y ahora ha quedado el cadáver flotando en el agua ensangrentada.
— ¡Que maravillosa función! —Exclama caminando a mi lado, le miro y él arquea la ceja al ver que estoy llorando—. ¿Qué pasa contigo? —Doy unos cuantos pasos antes de reclinarme y vomitar todo el almuerzo, escucho las carcajadas de Angus detrás de mí—. ¿Ha sido demasiado para ti? —Pregunta cuando llega a mi lado, toma mi cabello y lo echa para atrás.
— Q-que... ¿¡Que fue todo eso!?
— Ya te lo dije... ¡Tú bienvenida! —Respirando entrecortadamente le miro a los ojos, en ellos no hay ni la más mínima pizca de duda ni remordimiento por lo que acaba de hacer.
Claro que no, ¿por qué lo habría? Él no es como yo...
Sus ojos... ese par de gemas verdes que muestran un tormentoso y profundo mar y nada de humanidad, esos son los ojos de Angus.
La persona con la que ahora vivo.
— ¡Bienvenida a mi infierno Linney!
— Y-yo... necesito lavarme la boca.
— Claro ve.
Con las piernas temblorosas me dirijo al interior de la cabaña, me encierro en el baño y me lavo la boca, me echo agua en el rostro y me miro en el espejo.
— Esto tiene que ser una pesadilla más. —Digo, me doy cuenta de que aun tiemblo sin poder evitarlo. Me dirijo a mi habitación y me tumbo sobre la cama, no puedo dejar de pensar en lo que acabo de presenciar, cada que cierro los ojos veo a la chica ahogándose con su sangre mientras me mira buscando ayuda. Suelto un sollozo y me abrazo en posición fetal. Esto no es una pesadilla más, es la vida real, yo estoy viviendo con un asesino.
¿Qué demonios estaba pensando?
He sobrepasado mi nivel de locura. No hay vuelta atrás.
Dejo de sollozar cuando escucho que la puerta se abre, unos cuantos pasos y pronto la cama se hunde, siento las manos de Angus acariciar mi espalda, contengo la respiración cuando se inclina hacia mí cubriendo mi cuerpo con el suyo.
— ¿Sigues llorando?
— Creo que después de todo sí fue demasiado para mí. —Logro decir.
— No me decepciones —Dice a mi oído haciendo que toda mi piel se erice—. No me hagas arrepentirme de haberte traído conmigo.
— ¿Por qué lo has hecho? —Cuestiono.
— Para hacerte alcanzar la libertad que tanto deseas.
Ante sus palabras me remuevo y me acomodo en la cama de modo que quedo debajo de sus brazos, nos miramos fijamente, nuevamente mis ojos viajan por toda la extensión de la cicatriz que marca su hermoso rostro.
— Angus...
— Dime.
— ¿Son verdad todas esas cosas que dicen de ti?
— Dicen muchas cosas sobre mí.
— ¿Y todas son ciertas?
— Te contestaré si primero me contestas tú algo.
— ¿Qué cosa?
— ¿A que le tienes miedo?
— A las arañas —Contesto de inmediato y Angus suelta una fuerte carcajada.
— ¿Arañas?
— Sí, las detesto, no puedo verlas o tenerlas muy cerca porque me pongo como loca.
— Ya veo, pero yo no me refería a eso sino a algo más fuerte, más profundo... — acaricia mi mejilla con sus nudillos—. Dime... ¿Qué es eso que tanto te aterra? —No necesito analizar la pregunta y mirándole fijo a sus enigmáticos ojos contesto.
— A perderme a mí misma. —Estira sus labios dejando ver una hermosa, pero demente sonrisa, se inclina lentamente acelerando considerablemente mi ritmo cardiaco.
— Maravilloso —Dice antes de dejar un suave beso en el puente de mi nariz— Sobre lo que has escuchado de mí, olvídate de todo eso.
— ¿Por qué? ¿No son ciertas?
— No... —Angus me sonríe, seguro yo tengo las mejillas coloradas, se pone de pie y camina hacia la puerta—. Soy peor de lo que dicen, ahora descansa que no tienes buena cara —Dice y desaparece detrás de la puerta.
II
El pequeño experimento que hice para ver la reacción de mi nueva inquilina fue un éxito, aunque el resultado no fue el que deseaba, sí fue el esperado.
— Ella se contiene demasiado. —Me digo entrando al cuarto de baño.
Me desvisto y entro a la ducha para refrescarme. Mientras el agua helada cae por mi cuerpo pienso en los ojos de Linney. Ella muestra la misma falta de cordura que yo. Si tan solo dejara de pensar y comenzara solamente a actuar dejándose llevar por sus más profundos y oscuros deseos... ¡Sería perfecta!
Salgo de la ducha y me miro al espejo; las gotas de agua resbalan por mi rostro, mi cabello mojado se pega a mi frente, con la mano lo alboroto un poco, miro la cicatriz que marca mi rostro y sonrío. Me enredo en una toalla y salgo del cuarto de baño, después me cambio y me siento en la cama a esperar la hermosa y oscura noche.
Mientras espero pienso en Linney, me emociona saber todo lo que puedo hacer con ella; quiero ensuciar su alma y romperla a pedazos, deseo desvanecer la tenue luz que le rodea.
Ella ahora es como un reto para mí.
— Esto será divertido.
Ella es como una muñequita de barro en mis manos, la moldearé a mi semejanza, destruiré su humanidad, me haré de su pureza y la ensuciaré con mi oscuridad, con solo verla a los ojos puedo saber que ella tiene todo lo necesario para ser mi otra mitad y yo me aprovecharé de ello, sacaré su máximo potencial y la convertiré en la mujer perfecta.
∞
Cuando por fin anochece me lleno de una tremenda excitación por los acontecimientos que se avecinan, me pongo de pie, me aseguro de traer mi hermoso cuchillo y salgo para dirigirme a mi habitación privada.
Entro y sonrío al ver mi hermoso santuario; hay una cama en medio con grilletes en las cuatro esquinas, estantes llenos de frascos con trofeos: los ojos derechos de mis víctimas. Camino hacia uno de los estantes y tomo un frasco vacío.
Sería un desperdicio guardar aquí esos hermosos ojos —Miro mi reflejo en el vidrio y sonrío—. Así que no me decepciones. —Guardo el frasco y salgo con dirección a su habitación.
I
"El suelo bajo mis pies es inestable, siento como si caminara sobre arenas movedizas en las que estoy por hundirme. Por encima de mí, cuelgan partes de cuerpos humanos que gotean sangre sobre mi cabeza. Camino sin saber a dónde voy, siento una terrible desolación en mi interior, todo es silencio y no puedo escuchar ni mi propia respiración.
De pronto a lo lejos veo el mutilado rostro de Alina que me mira acusadoramente por haberme ido con el asesino de Emma e Isamar. Me siento triste por su perdida, pero no siento remordimiento alguno. Ella estira su mano hacia mí, como si me diera una última oportunidad, doy un paso hacia ella, pero entonces unas blancas manos rodean mi cintura impidiéndome que siga mi camino.
— No irás a abandonarme ¿Verdad? –Susurran a en mi oído.
— Angus...
— Tu alma es igual de putrefacta que la mía... una vez dentro de esta oscuridad no puedes salir nunca más –Me estremezco al sentir su tibio aliento en mi cuello seguido de su lengua, cierro los ojos ante la placentera sensación.
Sus manos se deslizan de mi cintura a mis pechos y los acuna con las palmas de sus manos para acariciarlos suavemente, un leve gemido sale de mi garganta mientras él continúa masajeando mi cuello con su habilidosa lengua. Abro los ojos y me encuentro con los de Alina, me mira con desaprobación y decepción.
— No te hundas más –Susurra antes de desvanecerse"
Las caricias impartidas por Angus continúan encendiendo una llama en mi interior, siento sus húmedos labios deslizarse de mi cuello a mi estómago, después siento un leve peso que me desconcentra.
— Despierta.
— ¿Angus? —Abro los ojos y me encuentro con Angus mirándome atentamente, mis mejillas se tornan rojas al caer en cuenta de que estaba soñando con él, pero... — ¿Qué haces encima de mí?... Otra vez.
— Es cómodo –Dice con una gran sonrisa.
— Quítate por favor —Digo removiéndome debajo de él.
— ¿Despiertas de mal humor? Juraría por tu expresión que estabas teniendo un buen sueño.
— ¡Cállate y quítate de encima!
— Pero que escandalosa eres —Se queja quitándose de encima de mí
— ¿Qué hora es?
— Pasa de la media noche.
— ¿Por qué me has despertado?
— Ya es hora...
— ¿Para qué? –Pregunto sin entender.
— Para ir de cacería –Dice sonriendo con demencia y pasando su lengua por el extremo de su largo cuchillo.