-¿Estás listo?
Alec estaba sentado en su cama, abrazando sus rodillas, el rostro apoyado en ellas, sus ojos -tras las gafas- cerrados. Incluso en su condición, cerrar los ojos se sentía bien, como alejarse de la realidad, como ignorar lo que estaba ocurriendo. No ver las malas decisiones que estaba tomando.
-Me iré al infierno -fue todo lo que dijo.
Isabelle resopló. -No seas tonto -la escuchó y la sintió acercarse y abrazarlo-. No te irás al infierno, tú eres la persona más buena que yo conozco.
Alec rió, sin humor. -¿Bueno? Alguien bueno no hace lo que yo estoy a punto de hacer. No debería...
Casi podía imaginar a Izzy frunciendo los labios. -Escucha, tú no le debes nada a los subterráneos. Si este es el brujo más poderoso, no hay otra opción...
-Realmente no sé si vale la pena, Izzy.
-Sí la vale -su hermana ya sonaba molesta-. No digas tonterías, Alec. Vas a ir y lo vas a lograr. Vas a demostrarle al mundo que puedes, que no te rendiste...
Se interrumpió cuando la inconfundible energía de un portal comenzó a abrirse.
Alec suspiró y se levantó. Buscó sus cosas. -Hora de irse. Volveré el fin de semana, ya sabes que decirle a mis papás.
-Espera, ¿está haciendo un portal para ti desde el otro lado? ¿te quedarás día y noche con él? No, yo pensé que... Alec, no... ¿Cuál es su precio?
Pero Alec no tenía tiempo, el portal ya estaba casi listo, Magnus seguro escuchaba del otro lado.
-Sí, me quedaré de lunes a viernes con él, tengo que estar disponible siempre, como un buen aprendiz -su sonrisa torcida era una burla, ellos sabían la verdad-. Recuerda que mis papás no saben -eso lo susurró-, guarda el secreto. Volveré el sábado. Y sobre el precio, tú y yo sabemos quien lo pagará realmente.
Después de eso, cruzó el portal.
* * *
Magnus vio a Alexander Lightwood cruzar el portal y su corazón se encogió.
Maldito sentimentalismo, en lo que te mete, Magnus.
Alec ni siquiera se tambaleó, parecía un cazador cualquiera. Excepto por las gafas y la forma en que se centraba en las personas.
-Buenos días -Alec era educado, al menos.
-Bienvenido, mi aprendiz -Magnus intentó bromear, sobre todo para él mismo.
-Gracias, ah... ¿maestro? No sé cómo funciona esto -Alexander incluso se ruborizó.
Magnus quiso no ver eso adorable. -Sólo dime Magnus. ¿Estás listo?
-Sí, ¿por dónde comenzamos?.
No tengo idea, quiso decir Magnus, nunca he tenido aprendices.
-Te mostraré la habitación que ocuparás estas semanas. ¿Necesitas que...uh...te dé la mano o algo?
* * *
Alec mordió el interior de su mejilla para no gritarle que no era un inútil. Pero después lo pensó mejor, si quería lograrlo era un buen paso...
Soltó el aire que retenía. Pasó sus bolsas a un sólo brazo y extendió su otra mano. -Tal vez sólo una vez, si me muestras todo...después lo haré por mi cuenta. Memorizo rápido.
Cuando sintió la mano de Magnus en la suya...algo sucedió.
CONTINUARÁ...
¡Leí sus hipótesis del secreto de Alec! Me sorprenden sus ideas 😂😂 algunas están muy locas, otras no tanto 🙊
Como dije, esta semana maratón aquí y en Radio Amor ❤