Con la bolsa de las colaciones en la mano y la otra en actitud de "exijo una explicación", Esteban no se movía de la puerta.
- Fue un accidente, -explicó apresuradamente Sofía - me lo encontré en la piscina y me vio
- Y qué hacías en la piscina
- Tenía ganas de fumar
- Tienes que dejar ese maldito vicio...
- No esperabas que me quedara toda la mañana encerrada, ¿o sí?
- No, pero un poquito más de discreción no hubiese estado mal. No ha pasado ni un día ¿y ya tengo a Sergei metido en nuestra pieza?
- Tampoco es que fuera a buscarlo, estaba ahí, ni siquiera lo había visto
- Disculpen - interrumpió Sergei, mostrando su muñeca esposada - Me encantaría seguir escuchando su pelea de enamorados, pero tengo cosas mejores que hacer. ¿Será que me puedo ir ya?
Esteban señaló, asombrado, las esposas
- ¿Y por qué diablos está esposado?
- Porque estoy aquí contra mi voluntad, ¿no es evidente? - respondió Sergei, y Sofía trató de explicar
- Octavio le hizo creer que la idea de traerlo para arrestar a su padre fue mía. Le mostró un audio parcial de nuestra conversación, y aunque ya le puse el audio completo, y he tratado de explicarle que venimos por Octavio y no por Ivanov, Sergei no quiere escuchar razones. No tuve otra opción que obligarlo a venir.
- Ya veo.
Esteban se dio cuenta de que Sergei aún no sabía sobre la muerte de Ivanov y calló, mirándolo.
- ... Esto está muy mal - sentenció, acercándose y sentándose en la cama que estaba frente a ellos.
Se quedaron los tres en silencio un momento. Esteban, con la vista fija en las esposas que ataban las manos de Sergei y Sofía. Ella, mirándolos a ambos, sin saber bien qué hacer, y Sergei mirando a Sofía con un gesto de reproche.
- Bueno... No nos queda más alternativa. Sergei, comprendo que debes estar odiándonos ahora mismo, pero necesitamos que nos ayudes.
- ¿Que yo qué? - dijo él, sorprendido - ¿Ustedes quieren que YO los ayude? ¿Después de todo lo que ha pasado?
- Sí, eso mismo. Por si no te has dado cuenta aún, Octavio es peligroso, no sólo para ti sino para mucha gente
- No estoy tan seguro de eso
- Sofía, ya que estás en plan de decirle la verdad, ¿por qué no terminas de decirle todo?
Sofía tomó aire y miró al suelo, buscando valor. Esteban se dio cuenta de lo mucho que le costaba y tomó la palabra por ella
- No hay forma bonita de decir esto. Sergei, lo lamento, pero tu padre está muerto. Lleva muchos años muerto y tenemos razones para creer que Octavio fue quien lo ejecutó.
Sergei se quedó sin aire.
- No es cierto. No es cierto.
Buscó a Sofía con la mirada, como esperando que ella negara la información, pero sólo encontró la confirmación de la noticia en sus ojos compasivos. Hizo el ademán de pararse , obligando a Sofía a pararse junto a él también, pero luego se dio cuenta que le temblaban las piernas y se tuvo que sentar nuevamente. Sofía trató de tomar sus manos, que se movían sin concierto, pero Sergei no se lo permitió y acabó por ocultar la cara, apoyándola en la mano que le quedaba libre.
Fue un largo momento, porque Sergei lloraba sin consuelo, pero en silencio, acostumbrado tal vez a reprimir el llanto. Sofía, que no era buena consolando a la gente y considerando que Sergei se rehusaba que lo tocase, se limitó a mirarlo, conmovida, tratando de no llorar también. Esteban esperó que el minuto del duelo se hiciera menos intenso y continuó, bajando un poco el volumen de su voz
- No lo sabíamos. Yo me enteré ayer y le avisé a Sofía, pero tú ya habías abordado el avión. Si hubiésemos tenido la información antes, jamás hubiésemos permitido que viajaras solo con Octavio. ... Lo lamento.
Sergei trató de recomponerse y secó su rostro. Se quedó un minuto más, absorbiendo la noticia. Finalmente tomó aire y preguntó
- Cómo te enteraste. Y por qué piensas que Octavio está involucrado
- Encontraron su cuerpo en una fosa común. Siempre habíamos sospechado que estaba muerto, pues no se supo más de él desde el tiroteo de gran marcha de Buenos Aires, pero no habiendo un cuerpo no podíamos asegurarlo. Creemos que Octavio está involucrado porque estaba de encubierto en esa misma época en Buenos Aires y porque, a diferencia de los otros muertos en esa marcha, tu padre murió de un disparo a quemarropa. Fue ejecutado.
Sergei frunció el ceño y se quedó meditando un momento. Luego, negando con la cabeza, preguntó
- Pero si Octavio estaba de policía encubierto, lo esperable es que lo hubiese arrestado para someterlo a juicio, ¿por qué iba a arriesgar su carrera asesinándolo?
Esteban iba a hablar, pero Sofía le indicó con un gesto que ella tomaría la palabra esta vez.
- ¿Recuerdas que te dije que el hermano de Octavio murió en un atentado provocado por el FRI? ... Bueno, la información que circulaba en el momento era que tu padre había sido el autor intelectual del hecho.
- Entonces... todos estos años...
- Sí. Todos estos años. - dijo Esteban, sin completar lo evidente.
Sergei bajó la mirada, agobiado, pero luego, asaltado por una idea, preguntó
- Y ustedes, desde cuándo saben lo de Octavio
Nadie dijo nada por un minuto.
- Ya veo - dijo Sergei, mirándolos reprobatoriamente a ambos.
- No podíamos decírtelo - dijo Esteban, pero Sergei levantó su mano, en señal de que se detuviera
- Me siento en el centro de una vorágine de mentiras. ¿Hay algo más que deba saber?
Esteban miró a Sofía y tratando de relajar los ánimos y poner a Sergei de su lado, le dijo
- De hecho... sí hay algo más. Qué dices, pichoncita, ¿le contamos?
Sofía negó con la cabeza apresuradamente, pensando que ése no era el mejor momento, pero en vista de que Esteban parecía decidido a hablar, tragó saliva y, batiendo el índice entre ella y Esteban, balbuceó
- Esteban y yo... Nosotros no...
Sergei no pudo contener su asombro
- Ustedes no qué, ¡¿no son novios?!
Ambos negaron con la cabeza y Esteban agregó, divertido
- No sé si te fijaste, pero hay dos camas en esta habitación.
- Ah, no, lo siento - dijo Sergei, poniéndose de pie - Es mucha información para procesar, y todo lo que puedo pensar ahora es que me han estado mintiendo muy descaradamente en muchas cosas durante mucho tiempo y hasta donde veo, sin ningún motivo justificado. Sofía, quítame las esposas.
- No se las quites, Sofía
- Sofía, quítamelas ya. Necesito estar solo.
- No puedes irte de aquí en ese estado. Octavio se dará cuenta de que algo te pasa y no sabemos qué intenciones tiene contigo. - dijo ella
- ¡Qué intenciones va a tener! Me quiere hacer lo mismo que hizo con mi padre, ¿no es obvio?
- Por qué estás tan seguro - preguntó Esteban
- Porque ya me habló de ir a una marcha donde supuestamente me encontraré con mi padre.
Esteban y Sofía se miraron sorprendidos
- Cuándo es esa marcha
- La próxima semana. ¿Las esposas, por favor?
- Espera Sergei, tenemos que ponernos de acuerdo.
- Yo no tengo nada que acordar con ustedes. Me largo. - dijo, caminando hacia la puerta, arrastrando a Sofía con él.
Esteban empezó a reclamar desde su sitio, agitando los brazos.
- Claro. Eso. Lárgate. Déjalo Sofía. Que se vaya. Que Octavio quede impune y que siga tratando de matar gente. O mejor, que Octavio lo vea en el hotel y lo despache aquí mismo. ¡O no! Mejor aún, que se entere que estamos aquí y que lo tome de rehén.
- ¿Y qué esperas que haga yo? ¿Que me quede muy tranquilo fingiendo que no sé nada? ¿Durmiendo en la misma habitación con el que probablemente es el asesino de mi padre?
- ¡Claro que no! Al menos no todo eso... Fingir que no sabes nada sería, de hecho, muy buena idea
- Esteban, es muy peligroso. Lo mejor es que llevemos a Sergei directo al aeropuerto, lejos de Octavio
- Sí. Bien. Para que cuando lo eche de menos se de cuenta de que ha huido y empiece a preguntarse por qué. Y que cuando piense que la única razón lógica por la cual Sergei se ha ido sin avisarle es porque sabe la verdad, empiece a buscarlo. Y no para conversar. Sí. Llevémoslo. Tomemos ese riesgo. Que arranque.
Se quedaron los tres en silencio. Luego de un rato en que ninguno dijo nada, Sergei le mostró las esposas a Sofía y le dijo
- No me iré. Esteban tiene razón. - y luego, mirándolo a él - Lo siento. No estoy acostumbrado a que me digan la verdad.
Los tres sonrieron disimuladamente. Sofía removió las esposas y todos volvieron a sentarse. Esteban suspiró profundamente y luego sentenció, con resignación.
- No debimos dejar que vinieras, bajo ningun escenario; fue un error. Vamos a intentar por todos los medios que puedas devolverte hoy mismo a Santiago, pero hay que buscar una excusa que Octavio pueda creer. Ya luego llevaremos a Octavio a juicio y trataremos de comprobar si efectivamente fue él quien jaló del gatillo.
- No - dijo Sergei - Voy a colaborar. La única manera de verificar que Octavio es un asesino es dejando que trate de matarme. Si no me hace nada, al menos sabremos para qué me trajo.
- No, no - se apresuró Sofía - Esteban tiene razón, es demasiado riesgoso.
- Lo riesgoso es dejar que vaya a juicio en Chile y luego no encontremos pruebas que lo incriminen - insistió Sergei - Es mi padre el que ha muerto. No sé si fue él quien ideó lo de ese atentado que mató al hermano de Octavio, pero no merecía morir así, sin un juicio que comprobase su culpabilidad, traicionado. Mi padre era un buen hombre y yo lo amaba. Tengo derecho a saber qué pasó y a hacerle justicia. Y lamentablemente, no hay otra manera.
Se quedaron nuevamente en silencio, hasta que Esteban levantó la cara, iluminado por una idea
- Tal vez sí haya otra manera...