-Escúchame -
Dakota me hizo entrar en su habitación, sentarme en su hamaca en el cuarto, para que escuchara su nueva crisis.
- Todo esta planeado en el libro de la vida -
Tome un respiro- Estás hablando de la película -.
- Sí, pero tiene su verdad. Que nos mudásemos uno al lado del otro y nos convirtiéramos en mejores amigos, cuando, en realidad, ¡ni siquiera nos parecemos! -
Dakota está concentrada, se le nota en su ceño fruncido y en como camina de lado a lado. No es inusual en ella. Se pasa su vida leyendo o viendo ficción, y encontrando maneras en las que le afecte en su vida real.
Hice una mueca ante su punto, pues si somos diferentes, pero no creo que no hayamos podido ser amigos en cualquier otra circunstancia.
- No me vengas con esa mierda - la miré sorprendido de que supiera que estaba pensando con tan solo verme a la cara- se que piensas que seríamos amigos de todos modos, pero, oh, no Tyler, tienes ese - haciendo una mueca, señalo - porte -.
Me miré de arriba abajo. Tenía un pantalon negro, camiseta gris y vans negros. Estaba casual, ¿de que porte hablaba?
- Pensaba que los colores oscuros me quedaban bien - medio bromeé.
- Ese porte- se paró a unos centimetros de mi evaluándome. Señalándome con su dedo indice de arriba a abajo explicó - de "puedo tener lo que quiera porque soy hermoso" -
Solté una carcajada - No soy hermoso, Ko -.
-Sí, sí, claro, como sea, - movió sus manos, retomando la pasarela que estaba haciendo.- también está el factor de que tus amigos son unos idiotas. Bueno, todos excepto Tom, él es agradable -
- No dejes que Scott escuche eso - me burle, pero luego recordé que habíamos tenido una pequeña discusión, haciendo que borrara la sonrisa en mi rostros.
- Ni lo menciones. - Ko no sé dio cuenta de mi cambio de humor.- Como sea, creo que todo ya está escrito y es frustrante - suspiró con resignación. - Hay que aceptarlo - se tiró a su cama, que esta al lado de la hamaca.
Su cuarto era un color rosa pastel, su cama frente a la ventana que daba a mi casa con sábanas cremas, cortinas de madera, la hamaca en una esquina y una mesita de noche. Sus demas cosas en su closet, dándole un toque minimalista a la habitación.
- Yo creo que puedes cambiarlo - me encogí de hombros, volviendo al tema.
- Yo creo que está predestinado - contradijo.
- Creo - murmuré, frunciendo un poco el ceño. - que tenemos diferentes puntos de vista -
- Creo que es cierto - nos miramos a los ojos, nos quedamos en silencio, y unos segundos después estallamos en una carcajada.
Estar con Dakota, en su cuarto, me hacía relájarme. No había manera de estar mucho tiempo de mal humor alrededor de ella.
Cuando nos calamos, Dakota dio un largo suspiro y sonriendo, se dirigió hacia mi.
- ¿Y tu qué?- preguntó.
- ¿Yo qué? - le pregunté subiendo los pies a la malla de tela.
- He visto el carro de Calum afuera - eso me tomó desprevenido, tragué saliva fuertemente, no quería mentir.
-Sí... somos amigos - me encogí de hombros, para restarle importancia.
- ¿Fue por eso de la fiesta? - preguntó, mirando al techo, con total casualidad.
- ¿Qué? -
Mi pregunta casi de escucho apagada por mi saliva. No había manera de que Ko pudiese saber lo qué pasó esa noche. Iba a tener que explicarlo todo y a todos.
- Que te quedaste a dormir allá- me observó con el celo fruncido, confundida.
- Ah - traté de no suspirar, no sabe la verdad. - Ah sí eso, nos hicimos más íntimos después de eso - ¿íntimos? ¿Quién carajos a mi edad usa esa palabra?
- Oh vale - asintió. - Me gusta. Así podemos salir los tres -.
Se veía que estaba feliz por esa idea, y se sabía que yo estaba más que aterrado por ella.
- Fantástica idea - dije, pero ni siquera yo mismo supe si era sarcástico o no.
Pasada la noche me moví a mi cuarto a través de las ventanas conectadas. No era la primera vez, y ciertamente era más fácil que dar la vuelta hacia la entrada de mi casa. Cuando entré a mi habitación, y me dispuse a cerrar la ventana, Dakota estaba al otro lado, en su cuarto, observándome.
- Tarado - dijo.
- Idiota - contesté, con una sonrisa.
Dakota se me quedó observando, con esa mirada característica suya. Una mezcla entre puro amor y nostalgia, algo extraño en cualquier otra persona que no fuera ella.
- Te amo - me dijo, y entendí que no quería que se me olvidara, ni siquiera cuando pareciera que ya se olvida de mi, lo cual no deja que pase muy amenudo.
- Tambien te amo, tonta - le guiñé un ojo, y cerré la ventana junto con las persianas.
Me quité por fin la ropa de salir, me quedé solo en calzoncillos cómodo para una larga siesta, o eso sería hasta tener que levantarme mañana para ir a la escuela.
Scott no me había escrito, y no pretendía que lo hiciera, muchas veces puede ser muy obstinado, ni siquiera Tom había escrito algo, a sabiendas que necesitaba mi espacio.
Los chicos comenzaban a sospechar y era frustrante porque ni siquiera yo estaba seguro de que las sospechas fueran ciertas. No quería que las personas fueran señalándome como gay sin estar tan siquiera seguro de ello. Diablos, si lo fuera ya iría desnudo por ahí con la bandera en alto. Fácilmente me conformo con el termino bisexual. Más no estoy seguro de la relación con Calum, o de como lo tomarían los demás, esas demás personas las cuales sí me importan.
Me metí dentro de las sábanas de mi cama, sintiendo el abrazo de la calor. Me disponía a suspirar lentamente y caer rendido en la almohada de, cuando unos toques en la ventana me levantaron. Estaba acostumbrado, aveces Dakota venía a dormir conmigo cuando caía en sus depresiones, pero yo la vi hoy bien, así que me preocupé un poco cuando me levanté de la cama. Al mover las persianas, casi me echo hacia atrás de la sorpresa, era Calum parado ahí, con un rostro avergonzado. Fruncí el ceño y subí la ventana.
- ¿Estás bien? - le pregunté realmente consternado porque eran casi la media noche.
- ¿Puedo dormir contigo? - inconscientemente, me preguntó como un niño pequeño.
Miré su rostro en caso de un signo que me pudiese indicar que no se encontraba del todo cuerdo, pero estaba consciente.
- ¿Prometes no ser hormonal? Estoy más cansado de lo que quiero admitir - confesé, con el peso del día encima.
Calun asintió, le di el paso para que entrara por la ventana. Dirigiéndome a mi cama, sentí la ventana cerrar, y los ojos de Calum en mi espalda. Ya en la cama, y mirándolo, se quitó la ropa. Mi corazón iba a salirme por la garganta cuando se estaba quitando los pantalones. Había dicho que se controlara, pero ciertamente ni yo podía hacerlo bien. Simplemente se quedó en boxers, y entró a la cama conmigo. Extendí mis brazos cuando me di cuenta que quería caer en ellos, pues cuando entro se echó encima de mi de inmediato. Su cabeza descanzo en mi hombro izquierdo, su brazo izquierdo me reodeaba el abdomen, y mi brazo derecho terminó en un su espalda.
Miraba más allá de mi, miraba más allá de la pared y, entendí, que algo sucedía.
- ¿Qué pasa? - le pregunté por fin en un susurro para no espantarlo.
- Soy gay. Soy muy gay - me tensé un poco, pensando en palabras que pudieran reconfortarlo tanto como ayudarlo.
- No veo problema en eso. - admití.
- Mm. ¿Para ti está bien? - me mira a los ojos, desde abajo en mi pecho, y no puedo aguantar evitarle la mirada para lograr pensar claramente.
Le moví un mechon de cabello rizado de la frente. - Después que seas feliz - sonreí con los labios cerrados y besé su frente.
Cerré mis párpados, pues aunque quisiera seguir hablando, no daba para más. Abracé a Calum más fuerte en mis brazos, y dejé que sintiera mi aliento en su cabello y escuchara los leves latidos de mi corazón, para que supiera que estoy aquí.