You make me wanna Die

By Musaai18

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Él, era una persona que lo tenía todo, pero a la vez no tenía nada. A los veintitrés años tenía una gran empr... More

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By Musaai18

  Muy temprano en la mañana Connor había recibido una llamada de su padre. Después de hablar durante cinco minutos, o mejor dicho, después de que Hank hablara durante cinco minuto, Connor tiró el teléfono contra la cama, deseaba hacerlo contra la pared para que se rompiera o tener que escuchar más a su padre.

Él se había enterado de que Connor había hablado por teléfono con Jennifer la noche anterior y volvió a amenazarlo. Detestaba cada vez más que su padre se metiera todo el tiempo en su vida, pero detestaba mucho más que se metiera con Jennifer.

-No podemos hacer mucho con respecto a las llamadas, Connor – eran las doce de la noche y Connor le había pedido a Charlie se fuera urgente a hablar

-Pero si pudiste bloquear los mensajes algo podemos hacer con las llamadas – se sentía frustrado. Unas horas atrás Jenni le había mandado un mensaje y él no había podido contestarle, Charlie le había aconsejado que no lo hiciera.

-Es más complicado, Connor – a Charlie no le gustaba verlo así, quería resolverle el problema pero no había nada que pudiera hacer en ese momento

-¿Hasta cuándo voy a estar sin mandarle mensajes?

-Es preferible que esperes hasta mañana a la noche, Hank se dio cuenta de lo que instalamos en tu teléfono y creo que lo desbloqueó, pero voy a conectarlo de vuelta mañana. Por lo pronto es mejor que no hablen por teléfono – Connor golpeó la pared con fuerza y Charlie se mantuvo callado, si le decía que no hiciera eso, Connor lo iba a volver a hacer y más fuerte, era muy terco.

-¿O sea, tengo que esperar hasta mañana para poder hablar con Jennifer? – su amigo asintió y trató en lo posible de dejar su expresión neutra – gracias Charlie, voy a dormir – Charlie asintió en respuesta y lo dejó solo en la habitación.

Se dio un corto baño para tratar de calmar sus nervios pero no ayudó como él deseaba. No sabía por qué se enojaba tanto por no poder hablar con su amiga, tal vez porque le hacía bien hablar con ella, siempre lograba sacarle una sonrisa, siempre lo hacía reír sin importar su estado de ánimo. Se acostó en la cama y suspiró, el día siguiente iba a pasar muy lento, tenía que esperar hasta la noche para poder hablar con Jennifer... se quedó con esa fea sensación antes de quedarse dormido.

-¿Segura que vas a estar bien sola? – Rose estaba preocupada por dejar a Jennifer sola toda la mañana.

No sabía por qué sus padres la obligaban a ir a ver a sus tíos si hacía años que habían perdido el contacto. Pero los padres de ella siempre decían que la familia era lo más importante, no quería que su amiga tuviese que soportar esa incómoda situación mucho tiempo, y esperaba ella tampoco soportarlo mucho tiempo. Paul tenía que ir con ella porque era el que conocía mejor el lugar, él ya había viajado y además conocía también a los tíos de Rose.

-Tranquila Rose, voy a recorrer un poco, tengo con qué entretenerme – le brillaron los ojos al recordar la cámara que Paul le había prestado – cuanto antes te vayas, más temprano vas a volver y vamos a poder ver los detalles de esta noche – le guiñó un ojo y Rose le sonrió, le dio un gran abrazo.

-Te quiero muchísimo, Jenn – le besó la mejilla y corrió a la camioneta que ya estaba en marcha.

Antes de salir de la habitación del hotel tomó una cartera mediana y metió algunas cosas, la billetera con algo de dinero, el celular, un abrigo por si acaso y por supuesto, la cámara de Paul. Salió de la habitación con una gran sonrisa, estaba ansiosa por poner más fotos en esa cámara.

Caminó por una estrecha calle hecha de piedras de un color un poco extraño que oscilaba entre el gris y el negro, pero no llegaba a ser ninguno de los dos. Las casas no eran demasiado altas, había alguna que otra con dos plantas, pero todas tenían un jardín, ya fuese delantero o trasero. Jennifer adoraba las casas con jardines, le gustaba pensar en un futuro, con sus hijos, corriendo por el jardín trasero cubierto de pasto, una sonrisa se escapó de sus labios. Siguió caminando y la calle comenzaba a hacerse más ancha, algunos taxis pasaron y pocos autos personales, ella pensaba que en temporada ese lugar seguro estaba repleto. Su teléfono comenzó a vibrar en la cartera y se detuvo para rebuscar entre las cosas, su celular había quedado en el fondo. Al ver el nombre en la pantalla sonrió, pero luego recordó que el día anterior no le había contestado y respondió un poco enojada.

-Hola – quería agregar algo más, pero quería que Connor supiera que estaba enojada

-Hola Jenni – al escuchar su voz, como por arte de magia su enojo se desvaneció. ¿cómo podía provocar eso en ella? Lo que era querer mucho a un amigo.

-Hola Connor –hablo un poco más animada – ¿Cómo estás? – encontró un banco de piedra en una pequeña plazoleta y se sentó, dejando el bolso sobre sus piernas.

-Estoy bien...

-¿Qué pasa?- él no se había dado cuenta de cómo ella lo había tratado cuando lo atendió, se notaba que estaba distraído.

-¿Qué pasa de qué? – preguntó un poco confundido

-A vos que te pasa. ¿Algo anda mal?

-No Jenni, todo está bien – ella frunció el ceño, él no sonaba para nada convencido.

-¿Qué pasa, Connor? – preguntó esta vez más suave, la rudeza no funcionaba con él.

-Estoy cansado, Jenni – susurró muy despacio – muy cansado

-¿Mucho trabajo?

-Sí, algo así. Más del debido – lo cierto era que él no debería estar hablando con ella, pero no se había podido resistir a llamarla. Quería escuchar su voz, quería que le sacara una sonrisa – necesitaba hablar con vos, quería pedirte perdón por no contestarte ayer

-No te preocupes, Connor... seguro estabas muy cansado y en cuanto llegaste a tu casa caíste rendido en la cama. Aunque debo decirte que me dormí muy triste

-Lo siento mucho... - se estaba disculpando por saber que se había acostado triste por su culpa, pero también porque le estaba ocultando la verdad. No podía decirle que su padre no quería que fuesen amigos y lo estaba amenazando con ella, no quería perderla.

-Tranquilo, solo estaba jugando – se encogió de hombros, no quería que él se sintiera mal por su culpa.

-Tampoco dormí bien anoche – admitió en un susurro y ella sonrió levemente, era como si ellos estuviesen conectados.

-¿Cómo esta Jess? – fue lo único que se le ocurrió para salir de la situación, no quería que siguieran hablando de la mala noche que habían pasado ambos. Además de estar mal por él, tampoco podía dejar de pensar en el sueño con Ethan, pero quería olvidarse de eso.

-Ansiosa, falta muy poco para su fiesta de graduación, me está volviendo loco –Jennifer lo escuchó sonreír y ella no pudo evitar sonreír, cuando hablaban de Jessica la sonrisa de Connor era enorme, orgullo de hermano suponía ella.

-¡Eso es estupendo!

-Lo es... ella está muy feliz y yo también lo estoy. Es mi orgullo – Jennifer asintió, lo sabía perfectamente.

-Se nota en tu voz, Connor – soltó una pequeña risa y él rio también

-Jenni – dijo de repente, luego de un corto silencio.

- ¿Qué pasa, Connor?

-Hace un rato estuve hablando con Jessica, y ella tuvo una idea

-¿Qué idea? – Jennifer se acomodó en el banco, la voz de Connor sonaba prometedora y eso la emocionaba.

-Mi hermana quiere que te invite oficialmente a su fiesta de graduación. Espero que puedas venir, creo que la gira ya va a terminar para entonces

-¿En serio? – preguntó emocionada y una gran sonrisa se dibujó en su rostro

-Sí, muy en serio. Me gustaría ver tu sonrisa en este momento – ella se rio, contagiándolo también.

-Es enorme – le aseguró y Connor rio un poco más. Jennifer escuchó una tercera voz y se quedó en silencio, no podía escuchar quién hablaba.

-Ya tengo que irme, Jenni. Realmente espero que puedas venir a la fiesta de mi hermana

-Va a ser todo un placer. Te quiero Connor

-Te quiero Jenni.

Jennifer cortó y se quedó mirando el teléfono unos segundos. Jessica las había invitado a su fiesta de graduación y eso la hacía muy feliz, no iba a faltar, esperaba que Connor le pasara luego el día exacto porque ella había olvidado preguntarle. Guardó el teléfono en su cartera y al levantar la vista se sorprendió al ver lo que había frente a ella, se levantó de un salto y entró en la pequeña tienda.

-Connor, te dije que no era recomendable que hablaras por teléfono con ella – Charlie había entrado en el momento justo para encontrar a Connor hablando con Jennifer, no quería que él tuviese problemas con Hank porque sabía lo difícil que podía ser su jefe.

-Necesitaba hablar con ella, Charlie. No le contesté el mensaje ayer y me sentí culpable, si Hank se entera va a darme otro sermón

-Puede cumplir sus promesas, Connor. No quiero que te pase nada y creo que vos no queres que nada le pase a tu amiga

-Nada le va a pasar, Charlie, yo me voy a encargar de cuidarla

-¿Y cómo vas a hace eso si estás acá y ella en Argentina? No protegemos a los que queremos solo con la mente

-Lo sé, Charlie. Hank no va a enterarse, está en una reunión muy importante y lo que menos le importa es lo que yo estoy haciendo, tome precauciones

-Está bien, Connor, si vos decís. Pero hasta lo noche no hables con ella, voy a instalar de nuevo el programa pero solo van a ser mensajes, ¿puede ser?

-Gracias Charlie – su amigo asintió y salió de la habitación. Connor sonrió, no importaba que Charlie lo hubiese regañado, escuchar a Jennifer le había sacado una sonrisa y eso era lo que quería.

Ese día no iba a trabajar en la oficina, iba a hacerlo desde la casa porque no tenía muchas ganas de salir. Quería ir a buscar a Jessica a la universidad y llevarla a comer, para contarle que Jennifer había aceptado la invitación, no sabía por qué se sentía tan feliz, pero cuando hablaba con su amiga era como hablar con su hermana, eso lo asustaba, pero también le gustaba. Jennifer era como su segunda hermana.

-¿Cómo te fue con tu tía? – a la hora del almuerzo, Rose y Jennifer fueron a comer a un restaurante, acompañadas por Paul. Pero él se quedó afuera con uno de los hombres que había contratado como seguridad por si acaso.

-Fue terrible, Jenn, menos mal que no fuiste. Mi tía se la pasó criticándome, criticando mi ropa, mi música, lo que hago, todo. Incluso cansó a Paul que me pidió que por favor nos fuéramos, estuvo más irritable de lo normal

-Siento que hayas tenido que ir – Rose se encogió de hombros

-Al menos ya me saqué eso de encima, si no lo hacía mis padres iban a enojarse y no quiero que eso pase

-Lo sé, Rose. Pero ahora tenemos que concentrarnos en lo importante

-Sí – volvió el entusiasmo a la voz de su mejor amiga y eso le encantó – manos a la obra.

Jennifer se duchó luego del concierto, el cuerpo le dolía muchísimo porque ese día en la mañana había caminado muchísimo y en la tarde había acompañado a Rose a muchos lados, porque tenía que conseguir ropa zapatos y accesorios para esa noche, y además para calmar sus ganas de comprar cosas. Se colocó el pijama y bostezó. Se acostó en la cama e intentó dormir, los ojos le pesaban mucho pero no conseguía conciliar el sueño. Sonrió al recordar el lugar en el que había entrado en la mañana, era el lugar más hermoso que había visto en su vida.

Se levantó de la cama y después de colocarse una campera y las zapatillas, salió de la habitación. El hotel era un desierto, era la una de la mañana y ella era la única persona merodeando por el lugar. Caminó por los pasillos hasta llegar a la cafetería que se encontraba cerrada, se acercó a una mesa, donde había vasos y dos jarras con agua, se sirvió un poco y la tomó lentamente ¿por qué no podía dormir ahora? El cansancio que sentía era mucho, pero aun así su cabeza no dejaba de dar vueltas sobre algunos temas.

Dejó el vaso sobre la mesa y volvió a su habitación, cuando estaba por entrar vio que la puerta de la habitación de Paul se cerraba. Tomó su bolso rápidamente y se dirigió a la habitación del manager de su mejor amiga, tocó la puerta y luego de unos segundos Paul le abrió la puerta algo sorprendido. Jennifer contuvo una risa, Paul se veía muy gracioso. Estaba acostumbrada a verlo de traje y siempre bien presentado, era raro verlo con una camisa azul gastada y unos pantalones grises que ya no estaban en el mercado, y ni hablar de su cabello que se encontraba completamente despeinado.

-¿Pasó algo Jennifer? – preguntó un poco preocupado. Era la segunda noche consecutiva que ella se aparecía en su habitación tan tarde, esperaba que no le fuese a devolver la cámara porque iba a prestársela otro día.

-¿Puedo pasar? – miró el interior de su habitación y luego la miró a ella, Jennifer lo miraba impaciente con una dulce sonrisa y finalmente le abrió la puerta.

-¿Pasó algo Jenn? – preguntó nuevamente y ella negó con la cabeza

- Quiero mostrarte algo – dijo más que emocionada, se acercó a la cama y miró a Paul nuevamente -¿puedo?

-Sí, por favor – ella sonrió y apoyó su bolso sobre su regazo, hurgó entre sus cosas y cuando dio con lo que buscaba miró al manager- te va a sorprender, bueno, a mí me sorprendió muchísimo

-¿Qué es? – se sentó a su lado intentando ver lo que llevaba en el bolso que lo iba a sorprender tanto.

-¿Estás listo? – la ansiedad lo estaba volviendo loco, odiaba que le hicieran eso. Asintió rápidamente y ella sonrió todavía más emocionada.

Paul se sorprendió mucho al ver lo que ella sacó del bolso. En una mano sostuvo una pila de fotos, y en la otra mano sostuvo un pequeño tubo negro, entrecerró los ojos y tomo las fotos. Comenzó a verlas una a una, lentamente. Eran las fotos que Jennifer había sacado en la cabaña radial donde habían ido el día anterior, también había algunas fotos sacadas ese mismo día mientras él acompañó a Rose a la casa de sus tíos.

-No puedo creerlo – susurró sorprendido, no había muchos lugares que revelaran esas fotos y Jennifer lo había encontrado.

-Te dije que iba a encontrar un lugar donde comprar el rollo – le colocó el tubito negro en la mano y sonrió- te lo debo, porque literalmente gasté tu rollo, algunas fotos que estaban ahí no son mías, así que quiero que te las quedes.

Las tomó y comenzó a verlas separando las suyas de las de Paul, él la miraba en silencio, tenía tantas ganas de besarla. Ella había logrado algo en él, algo que solo una persona había logrado pero la había dejado ir. En qué estaba pensando.

-No era necesario que lo hicieras

-Sí, si era – respondió ella sin sacar la vista de las fotos que separaba en dos pilas diferentes, obviamente la suya era más grande

-¿En dónde lo conseguiste?

-Te sorprendería lo que puede hacer uno si busca – se rio levemente y terminó de colocar las fotos de Paul en la pila, eran como mucho veinte.

-Jennifer – Paul le agarró con delicadeza una mano y ella lo miró- enserio esto no era necesario – intentó devolverle el rollo, pero ella sacó rápidamente su mano y se levantó tomando sus fotos.

-Eso no es todo – de su bolso sacó otros dos rollos más, Paul abrió los ojos sorprendido- me hicieron un buen precio por los tres

-Eso debió salir una fortuna

-Tranquilo, no tanto como crees – ella sonrió y guardó las fotos en el bolso- quédatelos, sé que no hay muchos lugares donde puedas conseguirlos, considéralo un regalo

-¿Un regalo por qué?

-Por tu cumpleaños – Paul soltó una risa y negó con la cabeza

-Faltan muchos meses para mi cumpleaños

-Bueno yo ya te hice mi regaño – le guiñó un ojo y se dirigió a la salida.

-Espera. Si voy a quedarme con los rollos, voy a poner una condición

-¿Cuál?

-Mostrame tus fotos – Jennifer lo miró confundida y él extendió la mano para que ella se las diera, las sacó de su bolso y se las entregó. La miró una a una con detenimiento y luego de verlas todas se las devolvió, pero se quedó con una en la mano- quiero que me regales esta foto – Jennifer la miró, era una foto donde aparecía ella sonriendo la había sacado ese día en uno de los caminos que había recorrido y le había gustado el paisaje. Jennifer no entendía a qué iba todo eso- si no me das esta foto, te devuelvo los rollos

-Seguro, no hay problema, es una de las que menos me gustó – Paul sonrió y miró la foto

-Yo creo que te ves hermosa – ella se encogió de hombros y sonrió otra vez -Gracias – susurró Paul mirándola a los ojos.

Dejó la foto sobre el escritorio y se acercó a ella, sin darle tiempo a reaccionar colocó su mano en la mejilla de Jennifer y dejó su rostro muy cerca del de ella, sus respiraciones se entrelazaron, Jennifer no podía moverse.

Él no dejaba de mirarla, buscando aceptación en sus ojos para besarla, pero Jennifer apenas podía parpadear, sus labios estaba entreabiertos y la boca se le estaba secando por completo, quería salir de ese lugar. No sentía nada por Paul, había aprendido a quererlo porque pasaban mucho tiempo juntos en esos pocos días, Jennifer nunca se imaginó que eso iba a pasar, sabía que Paul estaba enamorado de Rose.

-Jennifer – susurró rozándole los labios. Si no reaccionaba en ese momento él iba a besarla y todo iba a complicarse mucho.

Jennifer tomó nuevamente el control de su cuerpo y posó su mano sobre la de Paul, él la miró e intentó besarla, pero ella corrió un poco la cara y la besó en la comisura de los labios.

-No Paul – susurró y cerró los ojos, se separó de él unos centímetros y se tomó la cabeza con las manos- esto no está bien, vos y yo... - se quedó callada no sabía cómo continuar- yo creí que Rose era la que te gustaba... - no sabía qué hacer en ese momento, nunca en sus sueños más remotos imaginó una situación así.

-Vos misma lo dijiste Jenn, me gustaba. Es que, desde que apareciste, lograste comprarme con tus sonrisas y tus bromas, sos una persona encantadora y carismática, llamas la atención de cualquiera que se cruce en tu camino

-Esto está muy mal Paul, esto no está para nada bien – Jennifer se sentía culpable aunque no había hecho nada. Sabía que aunque Rose no lo admitía sentía cosas muy fuertes por Paul.

-¿Por qué? ¿Estas con otra persona?

-¿Qué? No – respondió mientras le daba la espalda e intentaba normalizar su respiración, tenía que salir urgente de ese lugar. Había sido una mala idea ir.

-¿Entonces cuál es el problema? ¿Rose?

-No – Jennifer se giró para mirarlo nuevamente, lo miró directo a los ojos- El problema es que yo no siento nada por vos. Te quiero, pero solo como mi amigo, no puedo verte como otra cosa. Y no me malinterpretes, sos un chico encantador y muy lindo, pero en mi vida ahora no hay espacio para romances, y además si Rose se entera... - pero no pudo terminar porque Paul la cortó

-El problema acá es Rose. No quieras negarlo, aunque sintieras algo por mí, no lo dirías, porque Rose no quiere que estemos juntos, y lo entiendo – Jennifer lo miró confundida, estaba dando a entender que ella sentía algo por él.

-Paul – él la miró, estaba muy enojado se notaba en sus ojos y en la expresiones de su cara- vamos a hablar como dos adultos, ¿está bien? – Paul asintió. Jennifer se sentó en la cama, lo miró, él le daba la espalda y espero unos minutos hasta que él se acercó a la cama y se sentó también, a un metro de distancia, lo cual Jennifer agradeció- no sé qué fue lo que te hice entender, pero lo siento. Yo tuve algo con una persona que me hizo mucho daño, fue hace un tiempo pero por el momento todo lo que sea relaciones de parejas lo quiero lejos. Además... hay una historia entre Rose y vos que no me están contando, algo que los dos ocultan, no sé quién le hizo daño a quien, pero si no resuelven eso vos no vas a poder estar con nadie en ningún momento, y lo mismo ella. Entre nosotros no va a pasar nada, Paul, de eso estoy segura y no es solo por Rose, es por mí.

Paul se quedó en silencio más tiempo del que Jennifer esperaba, se miraba las manos entrelazadas sobre su regazo, ella no comprendía que era lo que pasaba, él no estaba enamorado de ella, sino de Rose, tal vez él se sentía confundido o ella le había dado una señal que él interpretó mal. Jennifer esperó a que él le contestara, quería dejar las cosas bien claras, sin malos entendidos ni rencores.

-Lo siento –dijo finalmente con una voz muy débil. Ella se sintió fatal, pero tenía que aclararle las cosas, ahora todo iba a cambiar entre ellos- no sé qué fue lo que me paso, creo que sentía que a vos te pasaba algo conmigo y la desesperación de olvidarme de Rose, es algo que me vuelve loco – por fin miró a Jennifer a los ojos- es horrible enamorarse y dejar ir a esa persona. Es por eso que la peleo también, quiero que ella me quiera, pero también quiero que me odie, porque si me odia no va a seguir enamorada de mí, y eso es lo que merezco por dañarla. Rose para mí es un amor imposible, ahora y para siempre es un amor imposible.

-Paul – ella dudó, pero finalmente colocó su mano en el hombro de él- ¿Qué le hiciste? ¿Qué fue tan malo?

-Lo siento otra vez, te pido perdón y me siento muy avergonzado por lo que pasó – Jennifer asintió, tampoco iba a averiguar ese día lo que había pasado entre ellos, pero Paul siempre le daba más información que Rose.

-Tranquilo, ya quedó en el pasado – se levantó y agarró con fuerza la correa de su bolso. Quería saber de una vez por todas lo que había pasado, pero nunca podía averiguar toda la verdad.

-Gracias – le sonrió y ella salió de la habitación. Esperaba que ese pequeño incidente no cambiara las cosas entre ellos, pero la pregunta que le carcomía la cabeza era, ¿tenía que contarle a Rose?


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