Es un placer de ser tu esclav...

By Michelle0201

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Un placer de ser tu esclava.
Aviso
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 4 segunda parte
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17 primera parte
Capitulo 17 segunda parte
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21 ♥
Capitulo 22 ♥
Capitulo 23 ♥
Capitulo 24 primera parte ♥
Capitulo 24 segunda parte ♥
capitulo 25♥
Capitulo 26 ♥
Capitulo 27 ♥
Capitulo 28 ♥
Capitulo 29 ♥
Capitulo 30 <3
Capitulo 31 ❤

Capitulo 12

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By Michelle0201

 -Y bien ________, dinos… ¿Te declaras culpable de haber besado a Justin Bieber?- la castaña escupió todo el jugo de calabaza que estaba bebiendo, el cual tuvo la gentileza de caer sobre el bienaventurado Mike, quién estaba sentado enfrente de ella.

- ¡Oye! ¡Fíjate a dónde apuntas! Mi amor, ¿estás bien?- preguntó Steph preocupada por su novio al tiempo que lo limpiaba con una servilleta.

- ¿Y bien? ¿No me piensas contestar?- preguntó Vannesa al lado izquierdo de la Premio Anual quién comenzó a cobrar un color rojo en sus mejillas que delataba su nerviosismo o tal vez ira por saberse el blanco de semejante interrogante.

- ¿Qué…por qué me preguntas eso?- balbuceó.

- Por cómo se tocaron. Vamos, si esa ha sido la primera vez que se manosean yo soy hada madrina.

- Obviamente, esa no ha sido la primera vez que “fraternizan”- agregó Ashley al otro lado de su inseparable amiga.

- ¡¿Es verdad eso?! ¡¡¿Has estado fraternizando con el enemigo?!!- inquirió Jaden furioso, cuyo arrebato le provocó que el jugo que estaba bebiendo se le escapara por los orificios de su nariz pecosa. Empezó a toser y el pelo-azabache le dio unas cuantas palmas en la espalda para que se tranquilizara mientras que las señoritas se reían por el espectáculo. 

Una vez que el pelirrojo recuperó su compostura los ojos se volvieron a centrar en la castaña.

- ¿Es verdad eso, _______?- insistió Mike con suma calma pero taladrando con sus ojos esmeralda a su amiga, quién permaneció confusa por unos segundos antes de recordar las palabras de su idioma. 

- ¡Bieber y yo somos totalmente incompatibles!- intentó evadir la pregunta con un estamento sincero.

- Nadie te ha preguntado si son compatibles o no, solamente si se han besado…- observó Vannesa perspicazmente. 

“Y ¿ésta desde cuando es perspicaz?” pensó ________ antes de decidir que no le quedaba más opción que mentir si no quería terminar asesinada por dos pares de ojos (uno verdes y otro azules) que la miraban detenidamente.

- Por supuesto que no he tenido nada con Bieber más que peleas. Ya me tenía harta con sus insultos y humillaciones y decidí darle un poco de su propia medicina, ¿tan difícil es eso de entender?- para el término de su declaración su voz ya sonaba demasiado borde por lo que ninguno de los presentes se atrevió a contradecirla. Aunque la rubia la contemplaba divertida y conciente de lo caradura que era su amiga.

El resto del día transcurrió en un suspiro. Los cuatro amigos pasearon por los jardines de la secundaria aprovechando los últimos rayos de sol que por un largo período se verían sojuzgados por los estragos de un invierno que en Canadá solía prolongarse más de lo común. 

Afortunadamente, ________ no tuvo que toparse con Justin en todo el día y, mejor aún, el conocimiento de la causa de aquello la satisfacía, pues sabía muy bien que el chico debía estar cumpliendo un fastidioso castigo por haberse paseado en paños menores por el castillo. Finalmente, la noche se convirtió para la Premio Anual en un indicio que le advertía de que pronto tendría que encontrarse con su colega en la privacidad de su Sala Común. Cuando entró en ella notó con alivio que él todavía no había vuelto puesto que el living estaba en su mayoría a oscuras, sino fuera por la tenue luz del atardecer que se filtraba por la ventana. Fue derechito hacia su cuarto y creyó óptimo caer en un temprano sueño para recuperar fuerzas y deshacerse de la tensión que la dominaba. Después de todo, la noche anterior sí que había sido agitada.

Se cambió el uniforme por su pijama corto de seda negra con finos tirantes, el cual era su preferido por la suavidad de la tela y el vuelo de la prenda que le daba la impresión de estar casi desnuda. Se cercioró de trancar la cerradura de su puerta por si las dudas antes de recostarse en su cama mientras se hundía en las tinieblas pensando en el mar de felicitaciones que había recibido por su jugarreta de la mañana. Sin embargo, muchas de esas congratulaciones no se justificaban por lo que ella hubiese querido: la humillación de Justin. Contrariamente, muchas de sus compañeras de curso y también menores le habían agradecido el hecho de haberles revelado uno de las “maravillas del mundo”. Por otra parte, los hombres parecían haberse tomado muy en serio sus facultades como masajista, ya que obtuvo varias propuestas que no le hicieron mucha gracia y a las que ella contestaba amenazando con estropear algunas partes sensibles de sus cuerpo. Con el correr de los minutos y la evaporación de sus pensamientos, fue cayendo en el esperado dormitar que la relajó debajo de sus sábanas.

Para ese entonces, Justin volvía de su tortuosa detención: limpiar el baño de las mujeres a mano y sin ninguna ayuda. Refunfuñando desde el mismísimo instante de abandonar la oficina del director, había moldeado un odio en crecimiento por la castaña que alimentaba su sed de venganza. Cuando entró a la Sala Común de Premios Anuales no pensó siquiera en darse una ducha para quitarse el hedor del maldito y apestoso lavado abandonado pues tenía una sola idea en mente. Dirigió sus pasos con decisión hacia al dormitorio de su colega a medida que apretaba los puños y guardaba en su rostro aquella misma expresión de rabia que le había durado todo el día. Trató de girar con sutileza el picaporte pero al ver que estaba puesto el cerrojo empuñó la copia de la llave de la puerta, con lo cual la cerradura cedió y él pudo entrar sin ningún tipo de restricción. 

El rubio caminó de puntillas hasta la cama de la castaña cuya profunda respiración le indicó que estaba plácidamente dormida. Una sonrisa maquiavélica fue curvando sus labios y sus ojos centellearon con un brillo nunca antes visto, ni siquiera en él. Se inclinó despacio y tomó la sábana que cubría a ________ para deslizarla despacio con el fin de que ella no sintiera ninguno de sus movimientos, lo cual resultó magníficamente. A medida que el cuerpo de la castaña se iba revelando, él sintió una nueva urgencia por abalanzarse sobre ella, pero no para maltratarla como había planeado, más bien para revivir los placeres de la noche anterior.

Quedó estático por unos segundos, discurriendo la mejor forma de actuar pero cuando vio cómo ella se retorcía sumida en su sueño y murmuraba un nombre demasiado parecido al suyo se apresuró a quitarse su camisa y rodearla con sus brazos y piernas sobre la cama aunque sin realmente tocarla. 

Contempló su rostro y sus labios, que mantenía contorsionados en una mueca de placer. Sonrío satisfecho consigo mismo pues supo que ella estaba soñando cosas cochinas y que él era el protagonista de aquellos sueños. Después de oír escapar nuevamente su nombre de los labios de la chica no se resistió más y besó sus labios con delicadeza. Ella correspondió automáticamente, todavía inmersa en su dormitar ajetreado. Sin embargo, cuando el cuerpo de Justin cayó enteramente sobre el de ella sin perder tiempo para empezar a recorrer sus curvas con las manos, los ojos marrones se dispararon pasmados al sentir que esas sensaciones antes soñadas se transformaban en realidad.

- ¡¡Bieber!!¿Qué rayos…?- se vio interrumpida por la boca del chico. Intentó forcejear pero no pudo contra las caricias desesperadas del Rubio. Cuando se sintió libre para hablar puesto que los labios ámbar habían descendido por su cuello hasta sus pechos, dijo- Esto es violación, Bieber- aunque sus manos revolviendo la cabellera rubia desacreditaba sus palabras. Gimió pero igualmente su cabeza siguió trabajando para encontrar una forma de salirse de esa situación hasta que un olor desagradable penetró sus fosas nasales.- ¿Qué es ese olor? 

Eso pareció surtir efecto ya que el rubio detuvo los besos que en ese momento esparcía por el abdomen de la castaña, habiendo levantado el pijama de seda. 

- Es culpa tuya, Levine. Me mandaron a lavar el maldito baño de las mujeres.- con eso Hermione río causando que las antiguas ganas asesinas renacieran en el rubio.- No sé de que te ríes. ¿Se puede saber por qué me hiciste semejante putada? 

Entonces, la castaña recuperó su rigidez y de un empujón se quitó al chico de encima, cayendo éste a su lado en el colchón. Los ojos marrones se clavaron con severidad en los mieles, los que le devolvían la misma mirada de rencor.

- ¡¡Me engañaste, cretino!! ¿Qué esperabas que hiciera? ¿Quedarme sentada de brazos cruzados habiendo sufrido la humillación de acostarme contigo por una apuesta que YO gané?

- ¡¿Humillación?! ¡Vamos! No seas hipócrita. Deseaste lo que pasó tanto como yo.

- ¡Mentira! ¡¡Jamás lo hubiera hecho sino fuera porque me mentiste!!

- ¡¡Por supuesto que sí!! ¡¡¿Acaso no habíamos estado a punto de acostarnos dos veces anteriores a la de anoche?!!

- ¡¡Bieber!! ¡¡Sal de mi cama!!- gritó ella desaforadamente. 

- ¡¡¡Me debes una!!! ¡¡¡Una grande!!! 

- ¡¡¡Yo no te debo nada!!! No puedo creer que creas tener la razón. ¡¡¡Eres un bastardo traidor!!!

De un movimiento brusco, Justin tomó la muñeca de la castaña atrayendo su cuerpo al de él. 

- No me provoques, _______.

- ¡¿Me vas a pegar?! ¿Serías tan cobarde?- como respuesta sólo recibió un beso violento que casi le lastima los labios por la fuerza que el rubio usó para abrir paso a su lengua. Ella volvió a forcejear pero flaqueó nuevamente y otra vez estaban besándose con pasión, deseando explorar más y más hasta que ya no quedara ningún rincón por ser explorado. ________ deslizo sus manos por su cuello hasta entrelazarse entre los cabellos rubios pero cuando quiso empujar sus cuerpos hacia el colchón en una posición horizontal él la soltó con la misma brusquedad con que la había tomado y se levantó de la cama de un salto.

- Ojo por ojo, Levine. Humillación en público por humillación en público. ¡Estás avisada!

Sin más, el agarró su camisa del piso y salió del dormitorio, dejando a una castaña acostada totalmente abatida y confusa con miles de sentimientos encontrados y unos ojos acuosos que contenían las lágrimas a duras tientas.

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