Quizá es él.
Me aclaré la garganta ante el suave empujón de mi manager, provocando que volviera a escuchar todas las voces.
- Puedes venir aquí, no muerdo -replicó divertido.
Me aclaré la garganta mientras me regía mentalmente por lo poco profesional que estaba quedando.
- Si, disculpa.
Acabamos haciendo las fotos, todo tipo de poses que nos pedían, hasta que alguien escuchó mis suplicas internas y me mandaron a ponerme el siguiente conjunto de ropa.
Cerré la puerta con la cara roja, provocando la risa de mi manager mientras el de vestuario de Dior me cambiaba.
- ¡Es guapísimo!
- Se te nota en la cara.
- ¡A ti también!
- Bueno, es guapo. Pero parece que tú si tienes oportunidades... aunque a mi me gustaría atarle a la cama, bajar mi boca hasta su...
- Vale, vale, vale -interrumpí con una risa.- admito que también se me ha pasado por la cabeza.
- Es interesante, pero nos reclama vestuario.
Mi cuerpo se congeló cuando escuché su voz divertida por el pasillo.
- Oh Dios mio, me ha escuchado. Nakia, me ha escuchado.
- Por lo menos le ha parecido interesante.
Le golpeé suavemente el hombro.
- Voy a disculparme.
- ¡Deberías dejarlo!
Pero ya estaba corriendo por el pasillo mientras ignoraba las voces de mi manager. Vi como le estaban sentando en una silla mientras colocaban la mía detrás.
- Sebastian, lo siento mucho, ha sido muy poco profesional. -dije poniéndome en frente.
- Ha sido divertido, tranquila.
¿Sólo eso tenía que decirme? Me sentía dolida.
- Pero puedes volver a disculparte esta noche, si quieres cenar conmigo.
Abrí la boca y balbuceé, provocando que me mirara divertido.
- Si claro, todas las noches que quieras.
Y fueron muchas.