No pensé en lo que hice. Simplemente abracé por los hombros a ese extraño y lo besé como si no hubiera un mañana. Vi una pequeña luz de oportunidad para molestar a Logan y la utilicé sin importar los resultados.
Estaba harta de su actitud y de sus cambios de humor. Cansada de que me lance señales contradictorias. Finge todo el maldito tiempo. Actúa como si fuera que le importo y al segundo me ignora como si no existo. Es ese comportamiento el que me decepciona. Voy a volverme demente si continúa así. Va a destruirme.
La rabia se instala en mi pecho. Quiero gritar. Por un lado quiero aceptar mis sentimientos. Confesar que me encuentro enamorada. Por otra parte solo deseo ver fijamente a esos ojos azules para revelar que lo aborrezco. Lo odio por hacerme sentir tantas cosas.
¿Por qué le gusta herirme? ¿Por qué le gusta hacerme sentir tan insignificante? ¿Por qué dice que soy suya cuando en realidad no lo soy? ¿Por qué tuve que enamorarme? ¿Por qué soy tan masoquista? ¿Por qué me hago falsas esperanzas con alguien que jamás me va a querer?
Tengo que olvidarlo, dejarlo ir, alejarme y huir de Logan.
El beso se siente frío, desagradable, vacío y sé que el extraño entiende lo que estoy haciendo porque me abraza con firmeza. Mueve sus labios contra los míos con avidez. Me siento asqueada por permitir que introduzca su lengua. Trata de que nuestro inocente beso se torne caliente y prohibido frente a Logan. Con nervios me dejo guiar. Mis manos temblorosas se pierden por el cabello de la persona que me abraza con ímpetu por la cintura. Me sujeta con seguridad contra su cuerpo.
De pronto la absurda idea de lo que hago me hace entrar en razón. Esta venganza que surgió sin pensarla con claridad me parece ilógica. Soy yo quien ahora actúa como una niña infantil. Soy patética. ¿Creí que sentiría celos? Como si eso fuera a suceder.
Cuando la respiración me falla, me alejo. Tengo un par de oscuros ojos llenos de satisfacción que me observan fijamente. El desconocido del que ni siquiera sé el nombre tiene una sonrisa pervertida y maliciosa dibujada en sus labios.
Puedo sentir sus manos aferrarme con más fuerza mientras su miembro duro se aprieta contra mi vientre. Despego mi cuerpo del suyo. Me deja apartar. No sé qué quiere decirme con esa juguetona mirada, pero no quiero tampoco interpretarla.
Doy media vuelta para mirar a Logan y entonces me doy cuenta de que ha desaparecido. Solo estamos su enemigo y yo. Mi vista viaja más allá y solo puedo ver a Landon riendo con un grupo de chicos a los cuales tampoco reconozco. No le importó mi comportamiento. Le da igual.
—Si lo has hecho por represalia hacia ese maldito hijo de puta, entonces estoy feliz de que me hayas utilizado. —Al escucharlo, giro para verlo.
Puede que ese chico sea el enemigo de Logan, pero no me gusta que hable así. Sus palabras me hacen recordar a mi madre. Una vez me dijo que la venganza no era buena, sea cual sea el motivo, esta terminaba perjudicando aún más a las personas.
—¿Eres su nueva conquista? —La voz del extraño me hace volver a la realidad. Titubeo. Desvío la mirada. Le doy la espalda.
—Debo irme. —Antes de que pueda contestar me marcho. Me dirijo al único lugar en que creo que estará, pero me equivoqué al pensar que Logan estaría en donde estacionó su auto.
Una punzada de dolor y desconsuelo me llega hasta el corazón. Siento mis lágrimas agolparse en mis ojos. Me rodeo entre mis brazos para protegerme. No está y mucho menos su auto. Me abandonó. Logan Lisboa me ha dejado en este espantoso lugar. No sé cómo volveré a casa.
Estoy con la vista perdida en donde se supone que debería estar su auto, pero allí no hay nada. Las lágrimas contenidas resbalan por mi mejilla. Un sollozo sale de lo más profundo de mi garganta. Estoy destrozada. Esto es lo último que imaginé que haría. Dejarme.
—¿Julieta? —Me giro. La voz de Landon suena insegura—. ¿Estás bien? —Miento. Asiento con la cabeza—. ¿Buscas a Logan? —Su pregunta me sorprende. ¿No se ha ido?
—Sí, ¿sabes dónde está? —pregunto y asiente.
Aunque me siento mal por enterarme de que tal vez sea la número veintitrés como dijo aquella chica, no me importa. Solo quiero encontrarlo. No quiero que me deje en este sitio.
—Está en la casa —apunta con su dedo pulgar a su espalda sin dejar de mirarme. Sonríe, pero no puedo corresponder. Me siento tonta por necesitar a Logan luego de toda esta situación—. ¿Por qué llorabas?
Lo sigo cuando me hace señas. Seco mis lágrimas. Camino detrás de él. No quiero contestar. Me quedo callada y lo escucho reír suavemente. Lo miro de reojo mientras sigo caminando a pocos pasos de él.
—Lo entiendo. Si no me lo quieres decir. Está bien.
Agradezco que no me presione. Seguimos un poco más hasta que estamos en la puerta de la casa vieja. Antes de entrar ya puedo escuchar la música elevada que estalla con furia. Landon me mira y solo me avisa que está en el fondo. Vuelvo a asentir y lo veo alejarse corriendo hacia el circuito de carreras.
Respiro hondo. Junto coraje, fuerzas y entro.
—Buenas noches, cariño. ¿Buscas diversión? Puedo cogerte como nadie lo ha hecho, solo ven conmigo. Te haré correr las veces que desees.
Ignoro al chico pelirrojo que se ha metido frente a mí. Sin demostrar duda paso por su lado y sigo mi camino. Un asqueroso olor llega a mis fosas nasales. La música que suena en las bocinas es rock. Ese rock bruto, pesado.
Lo veo entonces. Esta sentado en un pequeño muro de ladrillo. La chica de antes se encuentra en su regazo. Ella tiene las manos alrededor de su cuello. Sonríe alegremente mientras hablan de lo que no soy capaz de escuchar. Estoy lejos.
Los celos se acumulan en mi pecho. Él no sonríe, no dice nada, tampoco la abraza por la cintura. Simplemente bebe la cerveza que sujeta en su mano. La chica se acerca coquetamente rozando sus labios sobre su mejilla, pero él la ignora.
Siento ganas de gritar de felicidad. No la desea. Pero vuelvo a la realidad y me doy cuenta de que sigue ella sentada donde yo quisiera estar.
Mi alma está dañada. Me sigo hiriendo como una patética y estúpida idiota. Lo peor de todo es que me quedo allí, con los pies pegados al suelo, observando cómo esa chica coquetea con él.
Sé que a Logan le importa una mierda. Le gusta que las chicas estén detrás de su persona. La dejará en cualquier momento como lo hace con todas o eso es lo que estoy implorando.
Siento que mi respiración falla cuando sus ojos azules me están mirando desde donde está. Su rostro inexpresivo, tenso, serio, rabioso. Me mira y no desvía la vista. Trato de contener la mirada, pero no puedo.
La chica se gira para descubrir qué es lo que llama la atención a Logan y entonces se da cuenta. Me observa y le enfada saber que no tiene su atención. Es por eso por lo que sujeta el rostro de Logan y lo besa. Él una vez más se lo permite. No puedo creerlo.
¿Qué mierda sucede conmigo? Me giro y me alejo saliendo de la casa. No quiero volver a verlo, no quiero saber nada más. Esto se terminó. Se terminó para siempre. Nunca más lo buscaré. ¡Nunca más! Camino entre los autos estacionados cuando me siento impulsada hacia atrás. Él me sujeta de la muñeca con fuerza.
—Julieta. —Su forma de decir mi nombre eriza mis vellos. No quiero girarme—. ¿Dónde crees que vas?
—Lejos de ti. —Mi voz es apagada. Muevo la muñeca. Su cuerpo se aproxima peligrosamente.
—¿Cómo pretendes volver a tu casa?
—N-No es tu jodido problema —contesto indiferente.
Suspira. Lo estoy enfadando. Intento nuevamente escapar y lo logro. Eso creo hasta que sus brazos me envuelven. Mi espalda pegada a su torso. Su boca está en mi cuello. Su respiración caliente golpea contra mi piel. Cierro los ojos. Me doy cuenta de que mis lágrimas se deslizan por mis mejillas. Ya no soy capaz de contener mi desgracia.
—Logan...
—No te dejaré ir. ¿No te das cuenta de que estamos lejos de la ciudad?
Esto es el colmo. ¿De nuevo quiere parecer preocupado? ¿De nuevo intenta confundirme? ¿No piensa decir nada porque besé a su enemigo? ¿No va a reprocharme? Y otra cosa, sé perfectamente que estamos lejos.
—Julieta.
—¡Julieta nada! —Me alejo de golpe. Me giro y lo miro fijamente. Se mantiene en silencio—. No quiero que te preocupes por mí, sé perfectamente que no te importo. ¿Puedes por favor llamar un taxi? Quiero irme.
—Ningún taxi vendrá por ti. Este lugar no es muy conocido.
—Logan, quiero irme a casa. —Da un paso hacia mí—. ¡No! — digo dando un paso hacia atrás. Se detiene y observa cada uno de mis movimientos. Por primera vez me doy cuenta de que no sabe qué hacer para que no me aleje—. ¿Por qué, Logan? Solo dime... ¿Por qué me tratas de esta manera tan dura? Me lastimas.
—Julieta, yo... —Niega con la cabeza y desliza su mano por su oscuro cabello. Lo despeina. La frustración es notable en su rostro. Sus ojos azules arden. Está enfadado otra vez—. No te dejaré ir. ¡Mierda!
—No me puedes dar una simple respuesta.
—¿Qué demonios quieres? ¿De qué te ríes?
¿Qué está diciendo? No me estoy riendo. ¡Está loco!
Una carcajada suena detrás de mí. Me giro y me encuentro con su enemigo, con el extraño al que besé. Me quedo de piedra cuando se acerca y me rodea con sus brazos para abrazarme con fuerza.
—Ella es mía —gruñe.
Miro hacia Logan. Está rabioso. Su mandíbula tensa. Su respiración agitada. Puedo notar su pecho subir y bajar. Sus nudillos blancos por la fuerza que ejerce al cerrar sus puños.
—No te metas donde no te llaman, Marcos —sisea. Mi sangre se congela. Jamás lo había visto de esta manera—. ¡Suéltala ahora mismo! —ruge enfurecido y siento una punzada de felicidad. ¿Celos?
Intento averiguarlo de una manera peligrosa. Miro al tal Marcos y susurró:
—Llévame a casa.
Eso lo crispa. No se lo estoy pidiendo a él, sino a Marcos. Una sonrisa triunfadora se dibuja en los labios del extraño. Deja de mirarme para mirar hacia donde está Logan. Yo sin embargo no quiero hacerlo. Solo me concentro en tener la vista sobre la remera azul de Marcos.
—Julieta... —protesta Logan.
Marcos deja de abrazarme. Entrelaza nuestras manos y comenzamos a caminar alejándonos. Siento dolor, pero es lo que yo quería.
Alejarme de Logan. Lo estoy haciendo. Debería estar feliz por eso. Pero ¿por qué me siento vacía? Antes de que me dé cuenta mi mano no está sujeta a la de Marcos.
Él se encuentra en el suelo. Se toca la nariz mientras gime de dolor. Logan lo ha golpeado. Me giro, pero ni siquiera lo veo venir.
De pronto unos labios agresivos y calientes reclaman los míos con furia. ¡Logan me está besando! Desde aquel maldito sábado me estuvo tentando. Tanto lo esperé y ahora está sucediendo.
Mi respiración se agita y antes de darme cuenta estoy rodeándolo por el cuello con mis brazos. Lo correspondo.
Nosotros nos estamos besando.